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TELEVISION

MARQUEE MOON

Año de publicación: 1977

Puntuación:

Puntuación:

1) See No Evil; 2) Venus; 3) Friction; 4) Marquee Moon; 5) Elevation; 6) Guiding Light;

7) Prove It; 8) Torn Curtain.

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Dentro de la escena neoyorkina que aglutinaba a una amplia variedad de artistas (Ramones, Talking Heads, Blondie…) en torno al local de conciertos CBGB, Television fueron otra de las sensaciones del momento y su LP de debut es la prueba más palpable. Formados como un cuarteto de dos guitarras, bajo y batería, una de las características principales que presentan es el trabajo conjunto del dúo de guitarristas, compenetrándose a la perfección. Uno de ellos es también el líder, Tom Verlaine, cuyas iniciales forman el nombre de la banda aunque Verlaine no era su apellido real. Vista la rápida disolución de Television, el otro guitarrista debería haberse llamado Richard Rimbaud, pero se quedó con su apellido real, Lloyd. Entre ambos conforman el sonido modernizado de rock que ofrecían como grupo, secundados por una competente sección rítmica.

 

Los dos primeros temas parecen colocados estratégicamente al principio por sus cualidades más pop, presentando al mismo tiempo las cartas de la banda sobre la mesa, esto es, las guitarras en primer plano. Los solos de guitarra de Verlaine (o quizá sea Lloyd) demuestran también una impecable técnica. En particular, ‘See No Evil’ puede pasar a la perfección como pegadiza canción de power-pop. Más allá de esa definición se postula ‘Friction’ por su desquiciado comienzo mediante un riff como en espiral, que es su característica más notoria, además de ser uno de los temas más enérgicos del álbum. Aunque ‘Guiding Light’ suene más relajada, eso no le hace perder puntos porque les sirve para desarrollar también un ritmo de guitarra más melódico, además de poseer una interesante progresión de acordes en el estribillo. Más distendida resulta ‘Prove It’, de ameno ritmo que antecede a grupos de la New Wave como pudieran ser XTC. Lo mejor, como no podía ser de otra manera, es otro impresionante solo de guitarra que, por otra parte, posee un tono mucho más serio y por tanto contrasta bastante con esos aires joviales que encajan con su graciosa letra poética.

 

‘Elevation’ es todo un portento gracias a su épico estribillo, el mejor de todo el álbum (“Elevation, don't go to my head”), así como un espectacular solo de guitarra. Precisamente sus acordes de guitarra serían copiados pocos años después por los desconocidos Greg Kihn Band en su único éxito destacable, ‘The Breakup Song (They Don't Write 'Em)’. Aunque para épica absoluta, hemos de dirigirnos a la final ‘Torn Curtain’ (título también de una de las mejores películas del último Hitchcock). Su solemnidad basada en un ritmo lento pero constante, unido a un expresivo juego de guitarras y una emotiva parte vocal en el estribillo, conviertes esta canción en la despedida ideal.

 

Llegamos así al único tema del que no habíamos dicho nada, precisamente el mastodóntico ‘Marquee Moon’. Su característico riff en forma de bucle sirve de base rítmica y leitmotiv durante sus diez minutos de duración. Incluye una extensa sección instrumental central donde los protagonistas son Verlaine y Lloyd con sus guitarras, interactuando entre sí al estilo de como podía verse en esa época a Byrne y Harrison en las actuaciones en directo de Talking Heads, con la diferencia de que la sección rítmica de Television no puede competir con la pareja de Weymouth y Frantz. Este tema, que por algo da título al álbum, es también el que mejor define el contenido general y el que los diferencia de sus contemporáneos neoyorkinos, ya que ninguno de ellos se hubiera atrevido a incluir en un disco una pieza tan extensa.

 

Este histórico disco no tuvo casi repercusión en su país, pero en Europa fue diferente y tuvo unas ventas moderadas. En cualquier caso, ha servido de influencia o de fuente de inspiración para innumerables artistas que descubrieron aquí que se podía realizar un álbum de rock de guitarras al mismo tiempo comercial y experimental. Una lástima que una carrera que prometía tanto se truncara tan pronto tanto a nivel cualitativo como productivo.

ADVENTURE

Año de publicación: 1978

Puntuación:

1) Glory; 2) Days; 3) Foxhole; 4) Careful; 5) Carried Away; 6) The Fire;

7) Ain't That Nothin'; 8) The Dream's Dream;

[BONUS TRACKS:] 9) Adventure; 10) Ain't That Nothin' (single version);

11) Glory (early version); 12) Ain't That Nothin' (instrumental).

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No tardaron nada en grabar la continuación de Marquee Moon y, por tanto, muy pronto emergieron los verdaderos problemas que tenía esta banda. De un lado, las tensiones internas que acabarían estallando, sobre todo por la fuerte adicción a las drogas de la mitad del cuarteto; del otro lado, la falta de originalidad de Verlaine a la hora de componer, pues él se erige como casi exclusivo compositor. Para empezar, la frescura inicial aquí ya se ha perdido y en algunos momentos solo dan la impresión de que buscan repetir ideas probadas para ver si vuelven a funcionar. Las melodías vocales son igualmente una asignatura pendiente, porque esta vez ni siquiera el acompañamiento instrumental ni la soberbia interacción de las guitarras de Lloyd y Verlaine consiguen salvar la situación.

 

Una idea adecuada sobre el contenido se puede extraer nada más escuchar ‘Glory’, puesto que parece un descarte de su álbum de debut. Curiosamente, en su versión inicial sonaba mejor, tal como podemos comprobar en el contenido adicional de la reedición en CD. Más clara se antoja ‘Ain't That Nothin'’, la cual bebe descaradamente del tema ‘Marquee Moon’ en su estructura, pero esta vez el riff principal no es ni la mitad de pegadizo y solo en los cambios de acordes que introducen, por ejemplo a los 48 segundos, es cuando se atisba algo de talento. La coda también resulta interesante por aparecer la siempre salvadora guitarra eléctrica que nos deja un sensacional solo. La versión en single (que puede encontrarse en los bonus tracks), deja incluso mejor sensación al tener una velocidad ligeramente incrementada.

 

Quién sabe si Mark Knopfler llegó a escuchar alguna vez ‘Days’, pero es curioso como la manera de cantar “Days” a coro es exactamente igual a como cantan los Dire Straits “Tonight” en ‘Lions’, la canción que cerraba su debut de ese mismo año 1978 aunque publicado unos meses después. Pero ‘Days’ es de lo mejor que encontraremos aquí, gracias a una cuidada parte de guitarra que rememora sus mejores logros gracias a esa precisa compenetración entre Verlaine y Lloyd. Pero son casos aislados. La guitarra de Verlaine, cuando vuela en solitario aunque sea en un segundo plano, es lo único que puede destacarse de ‘Careful’, ya que la parte vocal es bastante convencional. Y una balada como ‘Carried Away’ suena totalmente insulsa porque ni siquiera entra la guitarra a salvarla del letargo. Menos mal que el órgano se marca un agradable solo.

 

El sonido de guitarra más particular lo consiguen en ‘The Fire’, ya que Verlaine emplea un cuchillo como slide para crear un efecto bastante tétrico, aparte de un extraño teclado de los años cuarenta. Este tema recupera la descomunal épica de ‘Torn Curtain’, rematada luego en un memorable estribillo, el mejor de todo el disco. En cambio, ‘Foxhole’ está muy bien construida pero adolece de un estribillo a la altura, lo cual demuestra que la asignatura pendiente de Television eran los ganchos pop que se consiguen con un acertado estribillo. Durante más de seis minutos, ‘The Dream's Dream’ se desarrolla como un soso instrumental que solo cobra algo de vigor cuando ya ha transcurrido más de la mitad, aunque lo más aburrido llega al final, con un último minuto y medio que ciertamente podrían haberse ahorrado, ya que intentan obtener un sonido artístico que queda pueril.

 

Como bien se advierte en el libreto, ‘Adventure’ es una simpática emulación del estilo de John Lee Hooker, un blues bailable pasado por el tamiz de la nueva ola neoyorquina que, comparado con el resto del álbum, sabe a gloria. Es bastante clarificador que, cuando tratan de sonar diferentes a lo que debería ser Television, es cuando más fácilmente obtienen un buen resultado. Y si seguir su camino artístico natural era llegar a un callejón sin salida, el apresurado final de la banda no debe suponer ninguna sorpresa. En el Reino Unido mejoraron las ventas e incluso llegaron a un meritorio séptimo puesto, pero estaba claro que el prestigio adquirido previamente, lo habían dilapidado con rapidez. Acababa así la trayectoria de este grupo que volvería a reunirse por sorpresa en los años noventa.

THE BLOW-UP

Año de publicación: 1982

Puntuación:

CD I: 1) The Blow-Up; 2) See No Evil; 3) Prove It; 4) Elevation; 5) I Don't Care;

6) Venus De Milo; 7) Foxhole; 8) Ain't That Nothin'; 9) Knockin' On Heaven's Door.

 

CD II: 1) Little Johnny Jewel; 2) Friction; 3) Marquee Moon; 4) Satisfaction.

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Este doble álbum recoge algunas actuaciones en directo de la última gira que realizaron en 1978, antes de la consiguiente disolución. En principio, repasando los títulos elegidos, parece que habrá novedades, pero en el fondo no lo son tanto. La mala calidad del sonido general no permite, en particular, apreciar con garantía el resultado de ‘The Blow-Up’, en teoría la principal novedad de este álbum. Recuerda en parte a esas canciones toscas y repletas de energía de la Velvet Underground en directo, pero en realidad es una versión de ‘Fire Engine’, perteneciente al álbum de debut de los 13th Floor Elevators. En cambio, ‘I Don't Care’ es de corte más pop y no acaba de encajar demasiado bien en el estilo de Television. Las otras dos novedades son sendas versiones de conocidas canciones. La primera de ellas ‘Knockin' On Heaven's Door’ de Bob Dylan, aquí al servicio del juego de guitarras de Television aunque la parte vocal deje un poco que desear. En la versión de ‘Satisfaction’ que cierra el doble álbum, Verlaine hace una imitación muy buena de Mick Jagger porque por momentos parece que estemos escuchando a este último. Por medio le meten una improvisación instrumental para practicar la distorsión y el feedback, que se note que estamos a finales de los setenta, aunque podrían habérselo ahorrado.

 

Del que era su álbum más reciente, Adventure, no encontraremos mucho material, menos incluso que el perteneciente a Marquee Moon, aunque esto era previsible. De todas maneras, el sonido más tosco quizá hasta favorece tanto a ‘Foxhole’ como a ‘Ain't That Nothin'’, que entrarían de esta manera en un terreno más propio de Neil Young & Crazy Horse. Encontramos una versión extendida del primer single que publicaron como Television, allá por 1975, que casi podríamos haberlo citado al principio, como otra novedad más. Se trata del extenso instrumental de quince minutos ‘Little Johnny Jewel’, que acaba sonando demasiado repetitivo, aunque después de un breve intermedio en el que van creando una fuerte tensión musical al rebajar el tono, llega a partir de los siete minutos y medio una espectacular sección donde las guitarras consiguen llegar a esa magia especial que poseían Lloyd y Verlaine cuando interactuaban.

 

En cualquier caso, lo mejor de este doble álbum es el poderío que alcanza ‘Marquee Moon’ en directo, totalmente excepcional a pesar de la calidad del sonido. Del mismo disco de debut, ‘Friction’ es equivalente a la versión de estudio, pero no hay que perderse el espectacular clímax al que llegan en la parte central instrumental. Y se intuye a la perfección que, de haber tenido una mejor calidad de sonido, seguro que en ‘Elevation’ hubieran conseguido un resultado para recordar. Pero esa deficiencia técnica es un lastre muy grande y la razón principal que obliga a dejar el álbum con una valoración de pasable pero sin llegar al nivel de recomendable. Aun así, es interesante conocerlo por mostrar ese lado más enérgico que tenía Television en directo respecto a las grabaciones de estudio.

TELEVISION

Año de publicación: 1992

Puntuación:

1) 1880 Or So; 2) Shane, She Wrote This; 3) In World; 4) Call Mr. Lee; 5) Rhyme;

6) No Glamour For Willi; 7) Beauty Trip; 8) The Rocket; 9) This Tune; 10) Mars.

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Llegaba en los noventa el (¿ansiado?) retorno de una banda imprescindible de finales de los setenta, tras aquel abrupto final que truncó cualquier conato de evolución que se correspondiera con las esperanzas albergadas tras la aparición de aquel portentoso Marquee Moon. La carrera en solitario de Tom Verlaine había pasado sin mayor pena ni gloria, aunque pueden encontrarse actuaciones varias de él durante los ochenta en los programas de televisión musicales de España, y del resto de miembros de Television mejor ni hablar. Pero el caso es que volvía a juntarse el mismo cuarteto de siempre, con Lloyd nuevamente acompañando a Verlaine, aunque la impresión que deja esta reunión es la misma que si fuera un nuevo disco de Tom en solitario. En el libreto del CD tienen el detalle de indicarnos quién hace los solos de guitarra en cada canción, aunque ya no encontraremos esa magia especial que transmitían en sus inicios.

 

Tampoco es que esté todo perdido, porque la experiencia es un grado y eso sirve para encontrar con facilidad canciones bien llevadas por el entramado de guitarras y un ritmo firme (‘In World’, ‘This Tune’), si bien no sobrepasan la etiqueta de previsible para lo que se puede esperar de un cuarteto de rock al uso. Solo cuando la guitarra consigue brillar un poco por encima de la media es cuando se consigue que los temas puedan sobresalir igualmente respecto a los sonidos más canónicos del rock (‘No Glamour For Willi’, ‘Shane, She Wrote This’). La sección rítmica más prominente de ‘Call Mr. Lee’ junto a algunas florituras del dúo de guitarras consiguen traer ecos de la mejor versión de la banda, así como el único arranque de experimentación con las guitarras en ‘The Rocket’, donde se mezclan la distorsión, la melodía y las atonalidades en un cóctel muy atractivo que únicamente adolece de una parte vocal poco elaborada.

 

En ‘Mars’ no se sabe bien si están imitando a los Bad Seeds y por eso Verlaine canta al estilo del primer Nick Cave. Pero bueno, el resultado no está mal aunque sea mucho menos original de lo que probablemente pretendían. Lo que es una lástima es que la guitarra de Tom no llegue a tomar un papel principal hasta la recta final y de manera tan breve. Lo que no se entiende bien es por qué Verlaine canta con un acento tan francés en ‘1880 Or So’, canción definida también por una repetitiva melodía pop interpretada por la guitarra. Siguiendo con el sorprendente afrancesamiento, la idea de ‘Rhyme’ de recitar al estilo de Brel mientras la guitarra va sonando sin estructura definida resulta extremadamente aburrida a partir de la segunda vez que se vuelve a escuchar. Y bueno, el humor de ‘Beauty Trip’ solo le hará gracia a Verlaine, porque para el resto de  mortales queda como una canción desenfadada pero bastante floja.

 

Esta reunión tardía demostraba que el espíritu de grupo se había perdido y que Television no era ya más que el nuevo nombre con el que Tom Verlaine había etiquetado a los músicos que le acompañaban. Que fueran exactamente sus compañeros de Television en los setenta se puede tomar como una casualidad. Aunque quede con la misma valoración que Adventure, sigue siendo un último paso hacia atrás de una banda que no debió volver a juntarse porque ya no tenía nada más que decir. Es una lástima que nunca volvieran ni siquiera a acercarse a la gloria de su debut.

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