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SUPERTRAMP

2021

SUPERTRAMP

Año de publicación: 1970

Puntuación:

Puntuación:

1) Surely; 2) It's A Long Road; 3) Aubade/And I Am Not Like Other Birds Of Prey;

4) Words Unspoken; 5) Maybe I'm A Beggar; 6) Home Again; 7) Nothing To Show;

8) Shadow Song; 9) Try Again; 10) Surely (reprise).

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2021

Los humildes inicios de Supertramp nos muestran a un grupo con talento y ubicado ya en un punto intermedio entre el pop y el rock progresivo. En su fundación, tres eran los nombres principales como compositores de todo el material: Roger Hodgson, Rick Davies y Richard Palmer-James, este último únicamente como letrista, pues la música ya fue desde el principio tarea de los otros dos y Palmer-James tan solo participará en este debut. Este también fue el primer guitarrista del grupo, de tal manera que aquí Hodgson se dedicó a tocar el bajo y añadir algunos arreglos instrumentales diversos, pero mostrando ya una notable exquisitez porque la producción fue tarea también de la banda. El tono general del álbum es muy intimista, todavía no hay nada de esas explosiones de jovialidad de algunas de las canciones más célebres de la banda, aunque sí encontraremos momentos enérgicos que mostraban a unos chicos con ganas de lograr notoriedad.

 

Una bella melodía en tono folk es la carta de presentación de este álbum, pero ‘Surely’ dura tan solo medio minuto y habremos de esperar hasta el final para escucharla de forma completa. Así pues, justo a continuación de esa breve introducción comienza la imprevisible ‘It's A Long Road’, en la cual podemos disfrutar de las mejores virtudes de la banda al conjugar un apartado vocal expresivo con unos pasajes instrumentales en la mejor tradición de los grupos de rock progresivo, donde la percusión y el teclado toman el liderazgo. Ese lado progresivo lo vemos asomar también en ‘Maybe I'm A Beggar’, donde desarrollan un interesante apartado vocal pero los incisos instrumentales quedan más convencionales. Eso sí, teniendo paciencia podremos disfrutar de un memorable pasaje transcurridos poco más de cuatro minutos. En ‘Nothing To Show’ intentan imprimir una mayor energía pero tampoco se les ve muy cómodos en esos tempos rápidos, de tal manera que acaban sonando demasiado repetitivos por no poseer la ligereza suficiente para añadir variaciones con naturalidad.

 

La parte vocal más emotiva, rozando en algún momento lo demasiado edulcorado, llega en ‘Words Unspoken’, donde lo mejor sin embargo es su progresión vocal en las estrofas y luego esa sencilla pero memorable melodía de guitarra que precede al estribillo, que es de un lirismo absoluto. Cabe destacar también lo melódico que suena el bajo también, tocado por Hodgson en este álbum. Las limitaciones de la banda también se nos muestran y la primera sección de ‘Aubade/And I Am Not Like Other Birds Of Prey’ resulta de una lentitud exasperante. Después entra la sección rítmica y la sensación mejora un poco, si bien la composición en sí resulta bastante aburrida. Los doce minutos de ‘Try Again’ serían emocionantes si los aisláramos del resto del álbum, pero dentro del contexto tan solo deja la impresión de tratarse de un reciclaje de ideas que ya hemos visto implementadas a lo largo del álbum. Aparte, vuelven a demostrar que carecían de la técnica necesaria para conseguir que el crescendo comenzado a partir de los tres minutos llegue a deslumbrar, como también queda desaprovechado el incisivo solo de guitarra que añaden después. Pero el mayor error llega con el falso final que les lleva a añadir una coda bastante penosa hasta que llega el tramo final, donde por fin consiguen transmitir algo de energía.

 

La breve ‘Home Again’ es un sencillo descanso acústico sin mayor interés, que al menos no resulta aburrida como los cuatro minutos más recargados de florituras de la también relajada ‘Shadow Song’, mientras que la repetición final de ‘Surely’ tan solo sirve para que volvamos a escuchar lo mismo del principio y que luego lo repitan en modo instrumental, fallando de nuevo en el desarrollo posterior y desaprovechando así la carga emocional de esta composición. Toda esta mezcolanza de aciertos y errores típica de un grupo novel es lo que deja una sensación de irregularidad en este debut, que para 1970 tampoco resultaba ser una música impactante si pensamos en los pesos pesados del momento (Led Zeppelin, King Crimson…), pero que nos deja algunas hermosas melodías y por entonces podía transmitir unas buenas expectativas ante el futuro. Pero el futuro inmediato no iba a ser nada halagüeño.

INDELIBLY STAMPED

Año de publicación: 1971

Puntuación:

1) Your Poppa Don't Mind; 2) Travelled; 3) Rosie Had Everything Planned;

4) Remember; 5) Forever; 6) Potter; 7) Coming Home To See You;

8) Times Have Changed; 9) Friend In Need; 10) Aries.

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La continuación de su debut es toda una decepción cuando recordamos algunas bellas melodías y emocionantes pasajes que podíamos encontrar en el disco previo. Ya de por sí la portada era imposible que atrajera a nuevos compradores, mientras que la música nos muestra a un grupo sin rumbo cuando cualquiera que hubiera escuchado su álbum de debut hubiera tenido claro el camino que debían seguir. Es como si la salida del grupo de su primer guitarrista y letrista, Richard Palmer-James, les hubiera supuesto un golpe moral muy fuerte del que no podían recuperarse, a pesar de que la música siempre fue tarea de Davies y Hodgson.

 

El inicio del álbum ya nos avisa de que algo ha cambiado. El rock de bar de ‘Your Poppa Don't Mind’ es lo último que podríamos asociar con el nombre de Supertramp al ser un estilo vulgar del que se podían encontrar infinidad de ejemplos similares y mejores. Suena igual que aquello en que se convertirían los Lindisfarne tras su pelotazo inicial de sus dos primeros e interesantes álbumes. Todavía convencen menos en el estilo de big-band de ‘Remember’ o como baladistas de principios de los sesenta en la eterna ‘Forever’, todo elecciones equivocadas que avecinaban la debacle de la banda. En ‘Rosie Had Everything Planned’ no se les ocurre otra cosa que añadir un acordeón para intentar que no quede como un relleno agradable, quedando así desaprovechada una parte vocal que podría haber dado más de sí. Por otra parte, la discreta balada ‘Times Have Changed’ parece la precursora de aburridas composiciones similares que nos ofrecerán en su última etapa como grupo.

 

Cuando se acuerdan de las melodías originales y emotivas, como en ‘Travelled’, es cuando salen ganando y recuerdan al grupo talentoso que había asomado en el debut. Eso sí, se exceden en su tramo final con tanto “la, la, la, la, la”. También dejan una buena sensación en los deliciosos incisos instrumentales de ‘Friend In Need’, donde también consiguen una pegadiza parte vocal y queda así como lo mejor de este álbum. Tampoco está nada mal el ritmo de rock que aplican en ‘Potter’, aunque el apartado vocal como si Winthrop (el nuevo saxofonista y flautista del grupo) estuviera berreando no es lo que mejor encaja. En ‘Coming Home To See You’ realizan un tránsito desconcertante desde su primera sección calmada y contemplativa hasta la entrada de un ritmo de aires rockabilly que al menos resulta entretenido.

 

La final ‘Aries’ es la composición más extensa y del álbum y por tanto debería ser la que demostrara el verdadero estado de forma del grupo. Por su comienzo podríamos decir sin dudar que es de lo mejor del disco, con un ritmo sinuoso y una flauta que nos hacen pensar en unos Jethro Tull acústicos, pero más de la mitad del tema es instrumental y Supertramp no demuestran todavía suficiente competencia técnica para estar desarrollando un mismo ritmo durante tanto tiempo. Esta mala impresión final, junto a la endeblez global de este álbum, pudieron transmitir la falsa idea de que Supertramp era un grupo sin ideas, que habían quedado agotadas en su debut y que ya no tenían nada más que decir. Esto les llevó a perder todo el apoyo financiero del que disfrutaban y hubieron de empezar casi desde cero. Afortunadamente, en su siguiente álbum demostrarán todo su potencial al completo.

CRIME OF THE CENTURY

Año de publicación: 1974

Puntuación:

1) School; 2) Bloody Well Right; 3) Hide In Your Shell; 4) Asylum; 5) Dreamer;

6) Rudy; 7) If Everyone Was Listening; 8) Crime Of The Century.

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La confianza en sí mismos de Roger Hodgson y Rick Davies hizo que retomaran el proyecto de Supertramp con nuevos músicos, consiguiendo una obra que, junto a Breakfast In America, conforma y configura la reputación de la banda en las siguientes décadas. Con Davies como jefe de los teclados y Hodgson de las guitarras, se hicieron con un baterista, un bajista y un saxofonista (el gracioso John Anthony Helliwell, que amenizará los conciertos) para conformar una formación de quinteto que se mantendrá estable en los años dorados del grupo hasta la marcha de Hodgson. En el apartado musical, el tándem de fundadores demuestra creatividad e inspiración a la hora de componer (la mitad de los temas para cada uno de ellos por separado), así como un sonido profesional y consistente al mejor nivel de las grandes bandas de la época, así como composiciones multiparte. Eso sí, la guitarra no puede pasar de su vertiente rítmica porque los solos no son el fuerte de Hodgson, pero saben aprovechar todas las virtudes y ventajas del grupo.

 

Una larga introducción de armónica es la presentación del álbum y de ‘School’, un maravilloso ejemplo de que el pop y el rock progresivo podían ir de la mano. Cuando entra la voz por primera vez, no es que hayamos salido de la incertidumbre de lo que ocurrirá con este tema. Supertramp saben jugar con la tensión musical y es mediante un inesperado chillido que entra la sección rítmica, aunque esto no es nada para el sensacional intermedio instrumental que ensalza de verdad la composición. En él vuelven a demostrar un dominio de la tensión y de la estructura musical, llegando a un deslumbrante solo de teclado de Davies. No menos inquietante resulta la introducción de ‘Bloody Well Right’, una canción de potentes estrofas que es de lo más rockero que Supertramp podían ofrecer (ojo a los acordes que suenan a los dos minutos y medio), pero que luego acaba decepcionando en su estribillo de ligero vodevil con el que se acaban explayando demasiado. Para los amantes del rock progresivo, aparte de ‘School’ hay que recomendarles encarecidamente ‘Crime Of The Century’, de soberbia estructura instrumental, memorables melodías vocales y una inolvidable segunda mitad donde se palpa una gran emoción a través del desarrollo instrumental que realizan alrededor de una sencilla pero efectiva línea de teclado.

 

Más clásica en su estructura y desarrollo (que no en su larga duración) como balada rock es ‘Asylum’, donde la gracia estriba en su letra sobre una persona que vive en un centro psiquiátrico y en el final en que simulan el descenso a la locura del protagonista bajo un entramado sonoro al estilo de ‘I Want You’ de los Beatles. ‘If Everyone Was Listening’ es también más discreta en su apartado vocal, pero cabe ensalzar su formidable acompañamiento instrumental de impecable ejecución. Una de las canciones más conocidas de Supertramp y por la que pueden ser justificadamente odiados es ‘Dreamer’, un pop exagerado en su jovialidad y con una letra sin sentido, con un Hodgson cantando como si fuera un Roger Waters disfrazado de payaso actuando ante niños. En primera instancia, la positiva ‘Hide In Your Shell’ parece otra sencilla pieza de simplonas melodías, pero consiguientes escuchas revelan sus sutilezas, pues la melodía desarrollada en las estrofas es más elaborada de lo que aparenta, así como su doble (¿triple?) estribillo que va tomando fuerza conforme avanza. Eso sí, la imitación del ulular del viento que se escucha de fondo en algunos momentos quizá podrían habérselo ahorrado.

 

La tragedia sobrevuela desde el catártico piano que nos presenta ‘Rudy’, un desgarrador canto de desesperanza ante la incapacidad de encontrar un sentido a la vida, cuando es algo a lo que no hay que buscarle sentido porque es una insignificancia dentro del devenir atemporal del universo. Esta excelente composición transita entre pasajes más relajados, otros de auténtica emoción y un magnífico crescendo que a partir de los cuatro minutos nos lleva a uno de los fragmentos más apasionantes de la discografía de Supertramp. En el último minuto todo se calma, con Mozart sonando brevemente por medio como quien no quiere la cosa. Una gran cantidad de ideas se nos muestran a lo largo del álbum, lo cual demuestra que la dupla Davies/Hodgson (saliendo ganador el primero) había apostado fuerte por su retorno y quería confirmarse como una fuerza musical relevante. Y consiguieron un relativo éxito de ventas a nivel mundial pero, aunque no sea su álbum más vendido, Crime Of The Century queda como el más prestigioso a nivel artístico.

2022

CRISIS? WHAT CRISIS?

Año de publicación: 1975

Puntuación:

1) Easy Does It; 2) Sister Moonshine; 3) Ain't Nobody But Me; 4) A Soapbox Opera;

5) Another Man's Woman; 6) Lady; 7) Poor Boy; 8) Just A Normal Day;

9) The Meaning; 10) Two Of Us.

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2022

Visto el considerable bajón creativo que volvieron a padecer, el título de este álbum parece una broma dirigida hacia ellos mismos. Si habían necesitado tres años para crear una sensacional obra como Crime Of The Century, quedó claro muy pronto que la rapidez en grabar la continuación no fue una buena idea. De hecho, este álbum podría encajar bien si lo hubieran publicado antes de Crime Of The Century, es decir, como paso previo para observar el cambio en el sonido que experimentaron después del fiasco de Indelibly Stamped. Como llega después, parece que es el resultado de quedar creativamente exhaustos tras publicar la mejor obra de su carrera. Las grandes melodías aparecen aquí de manera esporádica y los pasajes instrumentales suenan en muchos casos repetitivos o poco inspirados.

 

El caso es que hay buenas ideas, pero no lo suficientemente trabajadas. De este modo, la acústica y rítmica ‘Sister Moonshine’ crea unas expectativas que no acaban de cumplirse, pero deja el camino pavimentado para el futuro éxito de ‘Give A Little Bit’. De manera análoga, la melodía de teclado del inicio de ‘Lady’ parece que augura la futura ‘The Logical Song’, aunque esta vez la aseveración es más velada y la canción se desarrolla simplemente bajo un inofensivo pop. Y es que parece algo recurrente, que se creen unas expectativas que acaban frustradas. La primera impresión que transmite la introspectiva ‘Easy Does It’ es muy buena, aunque luego va perdiendo fuelle al repetir continuamente la misma idea. La lograda ambientación de ‘Just A Normal Day’ nos puede hacer olvidar que carece de melodías, aunque no nos la pueden colar dos veces seguidas y en ‘The Meaning’ ya no cuela.

 

El marcado ritmo al estilo big-band de ‘Ain't Nobody But Me’ es bien vistoso y junto a la enrabietada parte vocal deja una buena impresión. El estribillo es demasiado suave y decepciona bastante, aunque mucho peor resulta el último minuto y medio, primero por el vodevil que nos meten y luego por el tramo final instrumental donde la guitarra no puede sonar más horrible. Los solos de guitarra no eran precisamente el fuerte de Hodgson, eso estaba bien claro. Muy lentamente avanza ‘A Soapbox Opera’, de tal manera que puede resultar exasperante, pero si la seguimos con atención nos deleitaremos con un emotivo estribillo y, sobrepasados los dos minutos, una animada parte donde por momentos muestra su lado enérgico. Todavía mejoran más en la siguiente ‘Another Man's Woman’, pues su pegadizo estribillo apoyado en unos potentes acordes de guitarra, todo dentro de una cuidada estructura, nos transporta a lo mejor que sabía hacer Supertramp. Sin embargo, su coda instrumental de dos minutos deja una sensación bastante mejorable, como si hubieran rellenado espacio de cualquier manera.

 

No es ninguna versión de los Beatles ‘Two Of Us’, pero bien podría haberlo sido porque parece una reescritura reducida de ‘Hide In Your Shell’. De manera análoga, ‘Lady’ no es más que relleno, con algún gancho por ahí suelto, cuyo último minuto y medio sirve de base para algunos de los incisos instrumentales que grabarán en su carrera. Aquí con poca gracia, claro. Por desgracia no acaba el relleno ahí precisamente, pues el jazz a la antigua de ‘Poor Boy’ no aporta nada interesante. Muchos problemas, demasiados, presenta este álbum que suponía dar varios pasos hacia atrás después del considerable avance de Crime Of The Century. Estos chicos necesitaban tiempo y seguro que tomaron nota del traspié sufrido.

EVEN IN THE QUIETEST MOMENTS...

Año de publicación: 1977

Puntuación:

1) Give A Little Bit; 2) Lover Boy; 3) Even In The Quietest Moments; 4) Downstream;

5) Babaji; 6) From Now On; 7) Fool's Overture.

Volvían a la senda del éxito, un relativo éxito, mediante este álbum que contenía la receta adecuada: alguna canción con gancho comercial y desarrollos instrumentales accesibles para todo el público, cuando el rock progresivo ya había decaído por excederse en la idea de ser lo más complejo posible. Porque lo que encontramos aquí en buena parte son piezas largas que requieren de habilidad y técnica suficiente con los instrumentos para mantener la consistencia, pero Supertramp nunca fueron virtuosos. Rick Davies todavía podría sorprender en algún solo, pero no vemos que se lance a por ello. Este y Roger Hodgson vuelven a repartirse casi al 50% las tareas de composición, aportando cada uno su propia remesa creativa, pues eso es una de las claves para que el álbum no suene monocorde. Se alternan las composiciones y así el primer tema es de Hodgson, el siguiente de Davies y así sucesivamente. En cualquier caso, la inspiración todavía no ha retornado aunque se haya mejorado respecto al álbum previo, de tal manera que la imagen de la contraportada sería más coherente que la portada respecto al contenido musical.

 

Una de esas pequeñas joyas pop que nos han regalado Supertramp a lo largo de su carrera es ‘Give A Little Bit’, basada en unos pegadizos acordes de guitarra acústica (que es tal como se nos muestra en el inicio) a los que luego se suma la sección rítmica y también añaden un solo instrumental de saxofón bien entretenido, como también lo es la coda. Una canción distendida y alegre que no tiene mayores pretensiones pero consigue eficientemente lo que se propone. Más seria pero igualmente con un estribillo pegadizo y un adictivo ritmo tenemos ‘Babaji’, que es también uno de los pocos puntos fuertes del álbum. Unos cantos de pájaros introducen la pieza que da título al álbum para avisarnos de que se trata de un tema sosegado y base acústica. Acaba resultando bastante soso si uno no se adentra en su ambientación, que no será fácil, aparte de que parece replicar la coda de ‘Give A Little Bit’ pero con un ritmo más lento. ‘Downstream’ es también una tranquila canción pero en este caso con los únicos ingredientes de piano y voz. Por supuesto está compuesta por Davies, pero pasa totalmente desapercibida.

 

El inicio de piano de ‘From Now On’ no es nada alentador al repetir una misma secuencia simplona, pero lo peor es la poca originalidad del apartado vocal, que suena hasta forzado, como si a Rick no le diera más de sí la voz para sonar convincente. Y volver a repetir la estructura para acabar con unos coros góspel es una de las peores decisiones que podían haber elegido. Una sencilla y jovial melodía de piano introduce también ‘Lover Boy’. El problema es que el desarrollo resulta demasiado simplón y repetitivo, a pesar de estar bien ejecutada instrumentalmente. Peor resulta cuando parece que se ha acabado, llegando a los cinco minutos, pero de repente lo retoman de nuevo y, al menos, aceleran el ritmo para que suene más interesante.

 

El título y los once minutos de duración de ‘Fool's Overture’ ya nos indican su carácter de suite diversa. Presenta un comienzo bastante difuso (hasta se escucha hablando a Winston Churchill) y no es hasta los tres minutos que entra un llamativo ritmo y empezamos a escuchar una vibrante melodía de sintetizadores como si se tratara de Jean-Michel Jarre. Luego entra una sección cantada que deja más bien indiferente, finiquitada en un inciso instrumental con el saxofón en primer plano. Lo que queda ya es menos interesante, sea por lo poco original que suena o por la repetición de ideas. En conjunto, no son once minutos de los que uno se quede con ganas de repetir. Como tampoco resulta este disco lo suficientemente llamativo ni original para dedicarle mucho tiempo. Por suerte la inspiración volverá a llamar a las puertas de este grupo para su siguiente y famosa entrega.

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BREAKFAST IN AMERICA

Año de publicación: 1979

Puntuación:

1) Gone Hollywood; 2) The Logical Song; 3) Goodbye Stranger; 4) Breakfast In America;

5) Oh Darling; 6) Take The Long Way Home; 7) Lord Is It Mine;

8) Just Another Nervous Wreck; 9) Casual Conversations; 10) Child Of Vision.

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Llegamos aquí al mayor éxito comercial de la historia de Supertramp, una obra de portada icónica y de contenido ideal para alimentar las ondas radiofónicas. El título no resultaba extraño porque los últimos álbumes habían ya sido grabados en Estados Unidos y era ya un segundo hogar para estos británicos. Nuevamente la composición vuelve a estar repartida entre Davies y Hodgson a partes iguales, si bien sale vencedor este último porque de él son los mejores temas del álbum, mientras que Davies se queda en un sonido que no es lo suficientemente complejo para que se quite la etiqueta de comercial, ni lo suficientemente comercial para que no introduzca alguna complejidad, pero nunca acertando en ese equilibrio como tampoco en la creación de melodías originales. No así Hodgson, quien destapa las esencias de su talento para dejarnos varias inolvidables melodías y al mismo tiempo desestabilizar el equilibrio de fuerzas con su compañero, algo que tendrá consecuencias futuras.

 

Una de las canciones más adictivas del cancionero de Supertramp es sin duda ‘Breakfast In America’, de ritmo cercano al vodevil bajo el que se desliza la pegadiza parte vocal en un desarrollo curioso porque parece que se va de más a menos, donde esos dulces “na, na na” que anteceden a la repetición de la misma estructura y que sirven de final producen un logrado contraste. Son pequeños detalles como esos los que delatan la genialidad, aunque solo sean destellos. No menos sobresaliente resulta ‘The Logical Song’, cuyo apartado vocal (una sencilla pero inteligentísima reflexión existencialista) contiene unas melodías imbatibles y a las que todo ser humano se habrá enganchado conforme las ha escuchado por primera vez en su vida. Las rimas de los versos y la musicalidad que consigue con ellas demuestran también mucha inteligencia, aunque no tanto la coda instrumental que puede resultar algo monótona en consiguientes escuchas. Pero la primera parte de la canción es pura gloria musical, sobre todo cuando se retoma la estrofa después del celestial estribillo, aparte de que contiene un gran solo de saxofón por la mitad, un instrumento con el cual resulta complicado brillar.

 

La brillante ‘Take The Long Way Home’, también de Hodgson, contiene todo lo que debe tener una gran composición: una intrigante introducción ambiental, una pegadiza armónica de entrada y una memorable parte vocal que se finiquita en un vibrante estribillo de emocionantes melodías (“There are times that you feel you're part of the scenery / All the greenery is comin' down, boy”). Los cambios de ritmo de ‘Gone Hollywood’ son los que le aportan cierto interés dentro de su tono intrigante bien adornado por el saxofón. Aparte, como inicio del álbum contiene una letra bastante sombría y pesimista en contraste con la portada humorística que tenemos en las manos. En cambio, la amena ‘Goodbye Stranger’ adolece de una simplicidad casi rayana en lo infantil, pues eso es lo que transmite el abuso del falsete. Sorprende encontrar al final un frenético solo de guitarra, aunque queda bastante sintético porque Hodgson nunca fue un virtuoso.

 

Y es que la mitad de este álbum es de un nivel mucho más flojo que la otra mitad tan esplendorosa. ‘Oh Darling’ es más convencional pero consiguen darle cierto gancho al apartado vocal, algo que no ocurre en la típica balada comercial de ‘Lord Is It Mine’, el relleno sin interés de ‘Just Another Nervous Wreck’ o la directamente aburrida ‘Casual Conversations’. Por el contrario, la atrayente introducción instrumental de ‘Child Of Vision’ transmite una inmejorable sensación y son precisamente los pasajes instrumentales (más de la mitad de su duración) los que engrandecen esta composición. El apartado vocal tiene cierto gancho aunque no llegue a niveles tan altos como en los mejores momentos del álbum, pero se lucen con los teclados a pesar de la sencillez de la ejecución y la entrada final del saxofón resulta muy acertada para que no haya monotonía. Con esta manera tan buena de acabar el álbum quizá se nos olviden los momentos tan flojos o irrelevantes que nos encontramos en algunos momentos, pero Breakfast In America queda como una obra comercial de las que vale la pena escuchar porque va mucho más allá de la mera complacencia y la mayoría de sus letras muestran inteligencia.

PARIS

Año de publicación: 1980

Puntuación:

CD I: 1) School; 2) Ain't Nobody But Me; 3) The Logical Song; 4) Bloody Well Right;

5) Breakfast In America; 6) You Started Laughing; 7) Hide In Your Shell; 8) From Now On.

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CD II: 1) Dreamer; 2) Rudy; 3) A Soapbox Opera; 4) Asylum; 5) Take The Long Way Home; 6) Fool's Overture; 7) Two Of Us; 8) Crime Of The Century.

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Para una banda con diez años de historia, una amplia colección de álbumes y canciones pegadizas bajo el brazo y que, aparte, había conseguido su mayor éxito de ventas recientemente, era casi una obligación publicar un álbum en directo, no solo desde un punto de vista comercial. Se eligió un concierto en París de noviembre de 1979, aunque no está reproducido íntegramente y tampoco está claro que todo lo incluido pertenezca a este concierto. En cualquier caso, estamos ante un grupo en la cresta de la ola y con una buena experiencia acumulada, lo cual es una garantía porque además el repertorio elegido puede tomarse como un greatest hits en directo, que es como decir un 2x1. ¿Y qué nos puede ofrecer en directo Supertramp? Pues la verdad que nada novedoso, puesto que no eran unos virtuosos y no podían ofrecer desarrollos instrumentales interesantes, aunque Davies y Helliwell se esfuerzan en ese sentido.

 

Así que casi puede decirse que este álbum es como un “grandes éxitos” en directo, siendo en buena parte una mera traslación de la ejecución equivalente en el estudio de grabación. De hecho, cuando no sale la ejecución tan clavada, suelen aparecer los problemas. Por ejemplo, se extienden demasiado con la insulsa coda de ‘Bloody Well Right’, o Davies no está fino como vocalista en ‘Rudy’, como si la voz se le resintiera en ese momento del concierto. Tan solo encontraremos una novedad y es una convencional balada algo pomposa: ‘You Started Laughing’. La interpretación de ‘Crime Of The Century’ sí recoge la fortaleza de la composición y los músicos saben transmitir toda la carga emocional con sus instrumentos (solo hay que fijarse en los momentos donde alargan las notas), lo cual sirve para acabar el álbum en el punto más alto al que podía llegar la banda. Curiosamente, al acabar este tema puede escucharse nuevamente la armónica de ‘School’, un error de montaje que no se sabe bien si está colocado ahí adrede. En definitiva, se trata de un álbum destinado a aprovechar el éxito masivo del grupo y demostrar que no eran flor de un día, sino un grupo experimentado y con un repertorio envidiable.

...FAMOUS LAST WORDS...

Año de publicación: 1982

Puntuación:

1) Crazy; 2) Put On Your Old Brown Shoes; 3) It's Raining Again; 4) Bonnie;

5) Know Who You Are; 6) My Kind Of Lady; 7) C'est Le Bon; 8) Waiting So Long;

9) Don't Leave Me Now.

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La tensión existente entre Hodgson y Davies tenía que explotar algún día y el éxito conseguido previamente no sirvió para suavizar posturas. Eso denota que tenían una verdadera visión artística, pues en otro caso se hubieran soportado para seguir aprovechando el tirón comercial de Supertramp, que el dinero suele ser un factor primordial. De hecho, cada vez más se apreciaban las diferencias entre las composiciones de uno u otro, no solo por quién desempeñaba el rol de vocalista en cada tema. Lo que sí seguían es con la inspiración en un punto alto, sobre todo Roger Hodgson, quien poseía mucha mayor soltura para conseguir melodías atrayentes que su colega. Por ello podríamos decir que Hodgson era el McCartney de la banda, pero esto significaría la necesidad de encontrar un equivalente Beatle de Davies que no es posible. A lo sumo, en este álbum Davies podía quedarse como un Billy Preston. Esta diferencia cualitativa la podemos comprobar en las composiciones de ambos, que son exactamente las de número impar para Roger Hodgson y las pares las de Rick Davies.

 

Así, una atrayente parte vocal marca de la casa engancha desde el principio de ‘Crazy’, un tema que mantiene el buen nivel que llevaba la banda, si bien el tramo final se puede hacer demasiado largo para el oyente. En un entretenido boogie-pop se desenvuelve ‘Put On Your Old Brown Shoes’, aunque en los dos primeros minutos ya se ha dicho todo y acaba resultando algo repetitiva. Eso casi podría decirse también de ‘Bonnie’ (ambos temas de Davies), esto es, que en la mitad de su duración ya nos ha mostrado todo lo que debíamos conocer, si bien en este caso con un contraste muy marcado, ya que la primera mitad es de una honda emoción y conmovedora parte vocal, mientras que la segunda mitad es muy simplona y repetitiva. por otra parte, una canción de relleno como ‘My Kind Of Lady’, de estilo retro, suena agradable. Su elección para ser publicada también como single denota que Supertramp buscaban un camino demasiado fácil para llegar a amplias audiencias. De hecho, demuestra las carencias de Davies para conseguir algo al mismo tiempo atrayente y sutil.

 

En ese sentido, la canción más conocida del álbum es ‘It's Raining Again’, una ultrapegadiza composición que recoge varias acogedoras melodías de manera sucesiva y eso la convierte inmediatamente en un merecido éxito. Tan buenas vibraciones transmite que hasta resulta confortable el solo de saxofón del final y se pueden tolerar los coros infantiles. Cabe destacar también la gentil ‘C'est Le Bon’, que va creciendo conforme avanza y lo mejor es su estribillo, el cual también parece mejorar con cada nueva repetición. El timbre particular de la guitarra acústica y la voz con algo de efecto de Roger consiguen que la relajada ‘Know Who You Are’ se desenvuelva en una ambientación onírica.

 

El memorable piano de introducción de ‘Don't Leave Me Now’ puede tomarse como modelo para algunas canciones discotequeras de los noventa, muy devotas de conjuntar alguna melodía emotiva de piano con las bases rítmicas de moda. Pero aquí nos encontramos una canción de épica rock y gran emoción, aparte de demostrarnos que Hodgson había mejorado como guitarrista. Precisamente para encontrar potentes acordes rockeros, para lo que puede esperarse de Supertramp bajo esa definición, debemos dirigirnos a la incisiva ‘Waiting So Long’, donde probablemente se encuentre el mejor solo de guitarra de Hodgson con este grupo. Bueno, si es que se trata realmente de él, porque la composición es de Davies. En cualquier caso, ya no habrán más disputas en el seno del grupo porque Hodgson hará un Roger Waters (se marchará), dejando a Davies como amo y señor de Supertramp, pero unos Supertramp cuyo futuro estaba ya vendido porque habrán perdido a quien proporcionaba la brillantez melódica necesaria para destacar en el panorama musical. De todas formas, por separado ninguno conseguirá alcanzar el nivel que demostraron de manera conjunta. Ya que le hemos nombrado, lo vaticinó Roger Waters en una canción de Pink Floyd: “Together we stand, divided we fall”.

BROTHER WERE YOU BOUND

Año de publicación: 1985

Puntuación:

1) Cannonball; 2) Still In Love; 3) No Inbetween; 4) Better Days; 5) Brother Were You Bound; 6) Ever Open Door.

Una incógnita resultaban ser los Supertramp sin Hodgson, cuando no una causa perdida. Sin el miembro que aportaba ese toque de talento necesario para alcanzar el gancho pop, no daba la impresión de que Davies pudiera alzar la cabeza por sí mismo. Pero en este primer intento sí conseguirá alcanzar un resultado digno, aunque será algo que nunca volverá a lograr, ni tan solo acercarse al nivel aquí mostrado. Ni siquiera en directo. Sin embargo, en este primer álbum post-Hodgson parece que tenía una motivación adicional porque debía demostrarle a su excompañero que el grupo seguía siendo igual de bueno sin él. Reducidos oficialmente a un cuarteto, en el estudio se ayudan de algún guitarrista, llegando a contar en el tema que da título al álbum con la ayuda nada menos que de David Gilmour, quien por entonces estaría ya pensando en resucitar a Pink Floyd porque su carrera en solitario siempre había estado muerta.

 

El pegadizo piano de introducción de ‘Cannonball’ nos enseña pronto quién se ha quedado al mando de la banda. Su estilo progresivo era toda una proeza para el año 1985, incluyendo diferentes secciones, momentos de brillantez e interesantes incisos instrumentales. Posee una estructura imprevisible y, por ejemplo, cuando llevamos cuatro minutos y medio y ya pensamos que hemos escuchado todo lo que puede ofrecer esta composición, nos meten otro impactante inciso instrumental. Es evidente la transformación que había experimentado Supertramp, una opción mucho más sustanciosa que haberse desviado hacia el pop comercial e insulso al que se abocaron muchos grupos y artistas a mitad de los ochenta. Y es que la dificultad de Davies para alcanzar ese gancho pop que a Hodgson le salía con tanta naturalidad no es óbice para que consiga algunas piezas con cierta gracia como ‘Still In Love’. Lo que cabe esperar de esta nueva versión de Supertramp es algo sobrio y profesional como ‘No Inbetween’, pero al menos con una construcción atractiva que permite seguirla con interés a pesar de no contener melodías llamativas.

 

Los más de quince minutos de ‘Brother Were You Bound’ esconden una introducción demasiado larga de sonidos ambientales hasta que, transcurridos dos minutos, empezamos a escuchar un piano más definido y la voz desesperada de Davies. Luego transita por diferentes secciones, la mayoría interesantes. Llegando a los siete minutos aparece por sorpresa la vigorosa guitarra de David Gilmour para anunciar la llegada de una sección épica que en realidad suena igual que si hubieran repetido la sección final de ‘Rudy’ pero de manera más lenta. Hacia los diez minutos hay una falsa parada que da paso a una especie de danza céltica involuntaria, porque es a eso mismo a lo que suena la pegadiza melodía de sabor tradicional, hasta llegar a un tramo final donde Davies vuelve a un pop dinámico y pegadizo, dejando así una última buena sensación.

 

Lo que ya deja bastante indiferente es cuando se dedican a conseguir algo llamativo al oído pero bastante convencional como ‘Better Days’, que es como una nueva manera de intentar que no se eche de menos a Hodgson, algo imposible para los miembros que se quedaron en la banda. En cualquier caso, como Rick es el amo y señor de Supertramp, se deja una mediocre pieza de piano solo para finalizar su álbum: ‘Ever Open Door’, que es como ese momento en que podría hasta coger el micrófono y cantar una canción de Julio Iglesias porque no hay quien le tosa. Este dominio absoluto no presagiaba nada bueno para el futuro y, como veremos, las pocas ideas buenas que le quedaban a Davies ya serán todas aprovechadas aquí.

FREE AS A BIRD

Año de publicación: 1987

Puntuación:

1) It's Alright; 2) Not The Moment; 3) It Doesn't Matter; 4) Where I Stand;

5) Free As A Bird; 6) I'm Beggin' You; 7) You Never Can Tell With Friends;

8) Thing For You; 9) An Awful Thing To Waste.

Como si la constatación de que la carrera de Roger Hodgson en solitario era un desastre hubiera servido de bálsamo de tranquilidad para Rick Davies, o simplemente que en Brother Were You Bound ya desarrolló este las últimas ideas razonables que había en su mente, este nuevo álbum se convierte en la defunción artística de Supertramp. No porque sea el último de estudio, sino porque ya van a dejar de ser un grupo de música con gancho para pasar a ser un grupo del montón que solo podría servir como banda de acompañamiento de algún artista con ideas. Ni la incorporación de un nuevo guitarrista ni, por supuesto, la adición de más instrumentos de viento sirven de nada ante la bochornosa mediocridad de la música que nos ofrecen. Utilizar el nombre de Supertramp ya parecía un sacrilegio.

 

De hecho, es que en muchos momentos ni siquiera suenan a ellos mismos o a algo que nos pueda permitir establecer alguna conexión con su legado. Por ejemplo, nada más empezar, ‘It's Alright’ suena como si Santana se hubiera dirigido a la música vulgar de baile, es decir, con sus aires latinos. Pero ni siquiera tenemos aquí la guitarra de Carlos Santana para salvar el desaguisado y nos hemos de conformar con escuchar a Davies disfrutando de su teclado sin que le importen lo más mínimo sus oyentes. También escuchamos aires latinos en ‘An Awful Thing To Waste’, cuyo título parece ideal por lo horrorosa que suena (sobre todo esas voces huecas que van metiendo con calzador), una bochornosa pieza destinada a las pistas de baile pero que no se sostendría en ninguna discoteca.

 

Para que nos hagamos una idea de lo que significa este álbum, solo hemos de fijarnos en que canciones tan insulsas como ‘Not The Moment’, ‘Thing For You’ o ‘Free As A Bird’ quedan entre lo más decente, esto es, decente pero aburrido y convencional. Encontraremos muchos momentos que no pueden sino afligir a cualquier seguidor/a de la banda, pues resulta inconcebible que alguien pueda disfrutar de abominable morralla ochenterac como ‘Where I Stand’ o de los coros de ‘It Doesn't Matter’, que acaban resultando insoportables. Con cosas como ‘I'm Beggin' You’ parecen una imitación barata de Christopher Cross, mientras que ir de rollo big-band es también un craso error porque en ‘You Never Can Tell With Friends’ acaban sonando tan estruendosos y forzados que resultan molestos. Y bueno, la coda más vulgar no puede ser. Es casi todo el contenido de este álbum un despropósito. Lo único que vale la pena es observar a Georges Braque pintando en la portada, pero para eso podemos comprarnos una lámina de la portada y colgarla en algún sitio. En el disco no se ha de invertir ni un euro.

LIVE '88

Año de publicación: 1988

Puntuación:

1) You Started Laughing; 2) It's Alright; 3) Not The Moment; 4) Bloody Well Right;

5) Breakfast In America; 6) From Now On; 7) Free As A Bird; 8) Oh Darling;

9) Just Another Nervous Wreck; 10) The Logical Song; 11) I'm Your Hoochie Coochie Man; 12) Don't You Lie To Me (I Get Evil); 13) Crime Of The Century.

Visto el bajón de creatividad que había sufrido Rick Davies y del que nunca se iba a recuperar, la mejor opción para cumplir con las obligaciones contractuales será la publicación de álbumes en directo. Así pues, de la gira de presentación del lamentable Free As A Bird saldrá una selección de interpretaciones que conforman el presente disco, un documento sonoro sobre la decadencia formal de Supertramp. Si en el doble álbum Paris de 1980 tampoco entusiasmaban, aquí por momentos parecen un grupo diferente que toca canciones de Supertramp. No encontraremos nada de Brother Were You Bound, que es lo que hubiera interesado al aficionado medio por el reto que suponía trasladar al directo las mejores composiciones que allí se encontraban. Por fortuna interpretan solo tres canciones de Free As A Bird, que lógicamente están entre lo más flojo del repertorio seleccionado.

 

Lo que más llama la atención es ver cómo Davies se cobra venganza se su excompañero porque parece que intenta borrar sus huellas al máximo, aunque obviamente no puede prescindir de sus brillantes composiciones. Dos canciones tan icónicas como ‘Breakfast In America’ y ‘The Logical Song’, asociadas indisolublemente a la voz chillona de Hodgson, son aquí cantadas por el nuevo guitarrista que había entrado en el grupo, Hart. Lo que hace gracia es que su voz recuerde un poco a la de Hodgson, aunque también pudiera ser que estuviera intentando imitarla lo mejor posible para que los menos conocedores de la historia del grupo pensaran que se trataba del grupo de siempre al completo. Y ahí estaría la venganza de Davies. En cualquier caso, como aquí manda Rick, nos toca tragarnos canciones tan insustanciales de Breakfast In America como ‘Just Another Nervous Wreck’ o ‘Oh Darling’.

 

Vuelven a repetir en directo una canción que ya conocíamos de Paris, ‘You Started Laughing’, aquí en modo instrumental y a pesar de reducir su duración a menos de dos minutos sigue transmitiendo la misma indiferencia que ya conocíamos. Lo último que podíamos esperar de Supertramp es que se lanzaran a tocar canciones de blues, que es de lo más alejado que se le supone a esta banda, por lo cual no es una sorpresa que suenen vulgares como cualquier grupúsculo (‘I'm Your Hoochie Coochie Man’), si es que no llegan a avergonzar un poco como en ‘Don't You Lie To Me (I Get Evil)’. Pero bueno, siempre viene bien escuchar ‘Crime Of The Century’, pero eso no redime lo que es un penoso álbum en directo que nunca debió existir. Podríamos quedarnos aquí con la famosa frase de la película Casablanca: “Siempre nos quedará París”.

2023

SOME THINGS NEVER CHANGE

Año de publicación: 1997

Puntuación:

1) It's A Hard World; 2) You Win, I Lose; 3) Get Your Act Together; 4) Live To Love You;

5) Some Things Never Change; 6) Listen To Me Please; 7) Sooner Or Later;

8) Help Me Down That Road; 9) And The Light; 10) Give Me A Chance; 11) C'est What?;

12) Where There's A Will.

Supertramp Some Things Never Change.jpg

2023

El nombre de Supertramp ya estaba superado y más que amortizado, pero Rick Davies se empeñó en resucitarlo de nuevo para socavar todavía más la reputación de la banda. Las recopilaciones que se publicaron a principios de los noventa tuvieron un buen volumen de ventas y eso probablemente llevó a Davies a pensar que aún podía exprimir el tirón comercial de Supertramp, así que volvió a juntar una serie de composiciones conformadas en general por solos sin gracia, estribillos sin gancho y carencia de melodías originales. La ayuda puntual de su guitarrista le sirvió para grabar un par de canciones decentes, pero eso no sirve para sostener un álbum soso y descafeinado, alejado de la frescura melódica de los mejores logros de la banda. Eso sí, en España tuvo unas buenas ventas que confirmaban la buena imagen que todavía poseían en nuestro país.

 

En general, en el álbum buscan sonar amistosos, como por ejemplo en ‘Get Your Act Together’, porque es quizá la única baza que tienen para solicitar misericordia del oyente, es decir, caerle bien. Pero que eligieran algo tan soso como ‘You Win, I Lose’ como single de presentación del álbum ya es un indicador de que el grupo estaba completamente acabado. Es una canción estilo ‘Dreamer’ con la que pretende caer bien, pero dos décadas después ya suena a música ñoña para gente adulta, aunque tampoco es algo horroroso e incluso serviría de música de fondo para la hora del té. Deja indiferente y ya está. Pero parece que debemos dar las gracias porque canciones como esa o como ‘Help Me Down That Road’ transmitan indiferencia en vez de pavor. Incluso cuando escuchamos la estupenda introducción de ‘C'est What?’ con una enérgica guitarra incluida, la ilusión de encontrarnos con un gran tema progresivo se desvanece conforme avanza esta larga pieza de ocho minutos. De manera análoga, minuto y medio de introducción para ‘It's A Hard World’ solo puede servir para crear unas expectativas que nunca se van a cumplir, pues nos adentramos en un jazz-pop bien ejecutado instrumentalmente pero sin melodías interesantes. Llama la atención el cambio de ritmo hacia la mitad de sus casi diez minutos, pero tampoco progresa mucho más, salvo que se considere progreso la cansina repetición del título por parte de los coros.

 

En la canción que da título al álbum todo suena genérico y sin gracia, incluso Davies parece cantar sin ganas en algunos momentos y de nada sirve intentar mantener un ritmo inquietante. En cambio, en ‘Listen To Me Please’ cometen el error de querer ir de guays y enrollados cuando era evidente que así no podían conectar con las generaciones más jóvenes, mientras que el ritmo de ‘Live To Love You’ recuerda inmediatamente al de ‘Don't Answer Me’ de The Alan Parsons Project debido a las maracas, pero aquí se acaba el parecido y la canción de Supertramp se acaba sumergiendo en una mediocridad absoluta. Por otra parte, lo de cantar en modo recitado es ya un recurso baratero y humillante, sobre todo cuando pretenden acabar el álbum en modo himno mediante ‘Where There's A Will’, como también resulta desastrosa la bochornosa balada ‘And The Light’.

 

Las únicas canciones del álbum que merecen atención son ‘Sooner Or Later’ y ‘Give Me A Chance’, pues en ellas sí escuchamos por fin ritmos y melodías vocales con gancho, ¡hasta en el estribillo! Sin embargo, de los casi siete minutos de ‘Sooner Or Later’, más de la mitad los dedican a engarzar un solo sin inspiración tras otro, de tal manera que se lastra cualquier posibilidad de destacar la canción como una pequeña joya perdida entre los escombros de lo que una vez fueron Supertramp. Afortunadamente, eso no ocurre en ‘Give Me A Chance’ (la cual recuerda vagamente el estilo de ‘Ain't Nobody But Me’, de Crisis? What Crisis?) y nos consiguen deleitar por última vez en su carrera con una brillante composición pop a la que no le falta ni le sobra nada. Curiosamente, ambas canciones están cantadas por el guitarrista Mike Hart, que es también el coautor junto a Davies, lo cual significa que la inspiración de este último para la composición dejaba mucho que desear y de ahí que el último tramo de la discografía de Supertramp sea bastante deficiente.

IT WAS THE BEST OF TIMES

Año de publicación: 1999

Puntuación:

CD I: 1) It's A Hard World; 2) You Win, I Lose; 3) Listen To Me Please;

4) Ain't Nobody But Me; 5) Sooner Or Later; 6) Free As A Bird; 7) Cannonball;

8) From Now On; 9) Breakfast In America; 10) Give Me A Chance; 11) Rudy.

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CD II: 1) Downstream; 2) Another Man's Woman; 3) Take The Long Way Home;

4) Bloody Well Right; 5) The Logical Song; 6) Goodbye Stranger; 7) School;

8) And The Light; 9) Don't You Lie To Me (I Get Evil); 10) Crime Of The Century.

¿De verdad? A finales de los ochenta grabas el peor álbum de tu carrera y a continuación publicas un penoso álbum en directo, y luego vuelves a finales de los noventa y replicas la misma actitud. Esto ya es exprimir a la vaca que ya había quedado exprimida y moribunda, si entendemos la vaca como un simbolismo de la inspiración y la motivación. Supertramp ya no tienen nada que ofrecer y pocos fans de los buenos tiempos pueden quedar a estas alturas, pero a quién no le puede apetecer escuchar ‘The Logical Song’ o ‘Crime Of The Century’. Eso sí, una cosa es asistir a un concierto y otra muy diferente sentir la necesidad de escuchar esta versión descafeinada de la banda, sobre todo cuando interpretan la mitad del contenido de Some Things Never Change, como si estuvieran diciéndonos que confiaban plenamente en el potencial inexistente de ese álbum. Afortunadamente solo encontraremos una canción de Free As A Bird (la que le daba título) y por fin incluyen un tema de Brother Were You Bound, a diferencia de lo que habían acordado para Live '88, siendo así ‘Cannonball’ de lo más destacado del presente álbum.

 

Curiosamente es con una canción del último álbum, ‘Give Me A Chance’, lo mejor del concierto porque el repertorio de siempre les sale ya cansino y sin ganas. Los clásicos de su cancionero son los clásicos, pero tampoco consiguen ya entusiasmar con ellos. Por ejemplo, en ‘Rudy’, tanto en el puente de “He needs time” como en el estribillo, se aprecia una flagrante falta de efusividad que deshace la ambientación intimista de la versión de estudio. Incluso en el solo de teclado del intermedio instrumental de ‘School’ se aprecia una lentitud en la ejecución que causa aflicción por comprobar que la edad les pasaba factura. De manera análoga, la emoción que suscitan los primeros acordes de ‘The Logical Song’ quedan desfigurados por una parte vocal estándar (a la que le sobran los chillidos del final) y un solo de saxofón sin vida. En cualquier caso, de sus temas clásicos tan solo podríamos destacar ‘Breakfast In America’, ‘Rudy’ y ‘Take The Long Way Home’.

 

Vuelven a incluir en el repertorio ‘Ain't Nobody But Me’, quizá para reflejar el gusto que le habían cogido al blues en directo aunque su estribillo no tiene nada de blues. Pero al menos podemos escuchar un notable solo de guitarra, que en Supertramp ya es algo. No será el único momento, pues en la coda instrumental de ‘Another Man's Woman’ también hay lugar para el lucimiento del guitarrista. Y es que nuevamente encontraremos una versión del citado estilo (el blues), tal como ya ocurrió en el anterior álbum en directo, en este caso de ‘Don't You Lie To Me (I Get Evil)’, que deja la misma sensación de indiferencia que sus otras incursiones previas en el blues. Como vemos, un grupo que ya no entusiasma con sus mejores propuestas y que decepciona completamente con las nuevas, no tiene ningún futuro. Pero Rick Davies no se daba por aludido, claro.

IS EVERYBODY LISTENING?

Año de publicación: 2001

Puntuación:

1) School; 2) Bloody Well Right; 3) Hide In Your Shell; 4) Asylum; 5) Sister Moonshine;

6) Just A Normal Day; 7) Another Man's Woman; 8) Lady; 9) Dreamer; 10) Rudy;

11) If Everyone Was Listening; 12) Crime Of The Century.

Otro álbum en directo de Supertramp parecía ya una broma de mal gusto, pero en este caso se trata de un concierto de 1975 (aunque en el libreto se indica por error que es de 1976), de la gira de Crime Of The Century, lo cual significa que nos encontramos en la época de transformación de la banda hacia una identidad propia. Precisamente este álbum está interpretado íntegramente, incluso en el mismo orden que en el estudio. Por medio encontraremos cuatro canciones que formarían parte del entonces futuro Crisis? What Crisis? que empezarían a grabar unos meses después del concierto. Para una banda que necesitaba demostrar su potencial en el escenario y que era capaz de ejecutar unas piezas de solidez instrumental, se acaban ciñendo a replicar lo que se podía escuchar en el estudio, puesto que casi se estaban estrenando a nivel mundial tras el éxito cosechado, así que pocas novedades existen respecto a lo ya conocido y tampoco aciertan al añadir algo.

 

En cualquier caso, algo de inseguridad y de nervios tendrían cuando en el apartado vocal les falta fuerza y convicción, como también Davies se muestra poco vigoroso, por ejemplo, en el solo de teclado de ‘School’. A pesar de ser un fragmento original, la coda de ‘Bloody Well Right’ se la podrían haber ahorrado porque no aporta nada y acaban cansando sus coros en falsete, aunque al menos saben mantener la consistencia de piezas más densas y envolventes como ‘Asylum’. Por otra parte, le tiene que gustar mucho a uno el saxofón para no darle a la tecla de “Next” en la coda de ‘Sister Moonshine’, a lo cual no ayuda nada que a continuación llegue la lenta ‘Just A Normal Day’. Es por ello que, por contraste, ‘Another Man's Woman’ parezca una salvación por su estructura ascendente hasta llegar al pegadizo estribillo.

 

Dejar para el final ‘Crime Of The Century’ nunca puede fallar. De hecho, todos los conciertos de Supertramp acaban con esa canción porque probablemente intuyan desde hace tiempo que dejar una buena impresión final es lo único que puede conseguir que haya fans que sigan asistiendo a sus conciertos conforme han ido decayendo con el transcurso de los años. Este álbum está dirigido a los fans, para el resto no supone nada relevante respecto a las versiones de estudio, aunque se ha de reconocer su correcta ejecución y las innegables melodías pegadizas que aparecen.

SLOW MOTION

Año de publicación: 2002

Puntuación:

1) Slow Motion; 2) Little By Little; 3) Broken Hearted; 4) Over You;

5) Tenth Avenue Breakdown; 6) A Sting In The Tail; 7) Bee In Your Bonnet;

8) Goldrush; 9) Dead Man's Blues.

Nadie podía saber por qué volvía Rick Davies a la carga con un nuevo álbum bajo el nombre de Supertramp. O sea, sí que se puede entender desde un punto de vista empresarial porque si Roger Hodgson se había convertido en una irrelevancia en solitario, en el caso de Rick Davies hubiera sido peor de haber publicado un álbum bajo su nombre. De hecho, nunca publicará nada en solitario y podemos estarle agradecido por ello tras volver a escuchar otra pérdida de tiempo como Slow Motion. Así pues, aprovecha por última vez el poco tirón comercial que le quedaba a Supertramp para ofrecer su última colección de composiciones insignificantes. Hay una única sorpresa en el álbum y es encontrar una composición de sus inicios, ‘Goldrush’, que nunca llegaron a grabar y que aquí recupera Davies, motivo por el cual aparece el nombre de Richard Palmer-James (un miembro de los inicios que ya no estaba) en los créditos cuando todo lleva la firma de Rick.

 

Mantienen un equilibrio de sobriedad, seriedad y jovialidad en ‘Slow Motion’ que es lo único que la hace interesante, pues transcurre con fluidez y finaliza sin que nos hayamos dado cuenta, una sensación que hacía muchísimos años que no se podía experimentar con Supertramp. Pero este comienzo es un simple oasis en el desierto de vulgaridad por el que transita el álbum. De hecho (y como cabe esperar), la música está muy despersonalizada, tanto que, por ejemplo, ‘Little By Little’ podría pasar por una canción de Chris Rea. Pero en este ocaso de la banda al menos se agradecen temas de pop agradables aunque ya no recuerden a nada de lo que había definido su música, como ocurre también con ‘Goldrush’ (la composición de sus inicios), donde hasta podemos escuchar un solo de guitarra eléctrica. Una de las características de Supertramp es su gusto por sonar juguetones y aquí lo hacen en ‘Bee In Your Bonnet’, pero sin sonar forzados ni infantiles, sino algo mesurado que, paradójica e irremisiblemente, acaba siendo olvidado con rapidez.

 

Como cabe esperar, no faltan baladas pasables como ‘Sting In The Tail’, en la cual añaden la armónica de ‘Take The Long Way Home’, y otras previsibles amén de empalagosas como ‘Over You’. Por el contrario, ‘Broken Hearted’ es un vulgar rock&roll que intentan camuflar un poco con el ritmo juguetón del teclado. Pero esto parece más propio de grupo de tercera fila que toca en pubs los fines de semana. Para lo que están totalmente incapacitados es para grabar una canción de nueve minutos como ‘Tenth Avenue Breakdown’, donde los pasajes instrumentales son lo más genérico que uno se puede echar al cuerpo. Por si fuera poco, el apartado vocal es bien insulso y en general la canción ya ha dicho todo lo que tiene que decir en su primeros dos minutos, si no antes. No llega a ser tan insultante ‘Dead Man's Blues’, pero divaga sin rumbo durante sus ocho minutos sin que llegue a interesar lo más mínimo. Precisamente la pérdida de rumbo artístico es lo que debió haber disuadido a Rick Davies de continuar con el nombre de Supertramp desde Brother Were You Bound, que fue su primer y único acierto como líder. A partir de ahí, la nada creativa.

RECOPILATORIOS

THE VERY BEST OF SUPERTRAMP

Año de publicación: 1990

Supertramp parece el grupo ideal para una recopilación por la buena cantidad de melodías atrayentes que contienen sus mejores composiciones y por ello la presente recopilación obtuvo un buen volumen de ventas. No es casualidad que diez de los quince temas incluidos pertenezcan o a Crime Of The Century o a Breakfast In America, así que quizá sea más recomendable adquirir esos álbumes porque el resto de canciones aquí incluidas casi que las podemos escuchar todavía en las emisoras dedicadas a grandes éxitos. Como suele ocurrir con las recopilaciones de Supertramp, se obvian por completo sus dos primeros álbumes y eso es una lástima porque deja en el olvido algunas grandes composiciones de su debut. Así pues, la sensación que deja este disco es agridulce.

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