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SIOUXSIE AND THE BANSHEES

THE SCREAM

Año de publicación: 1978

Puntuación:

CD I: 1) Pure; 2) Jigsaw Feeling; 3) Overground; 4) Carcass; 5) Helter Skelter; 6) Mirage;

7) Metal Postcard (Mittageisen); 8) Nicotine Stain; 9) Suburban Relapse; 10) Switch.

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CD II: 1) Make Up To Break Up; 2) Love In A Void; 3) Mirage;

4) Metal Postcard (Mittageisen); 5) Suburban Relapse; 6) Hong Kong Garden;

7) Overground; 8) Carcass; 9) Helter Skelter; 10) Metal Postcard (Mittageisen);

11) Suburban Relapse; 12) The Staircase (Mystery); 13) Mirage; 14) Nicotine Stain;

15) Hong Kong Garden; 16) The Staircase (Mystery).

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Después de la aparición de los Sex Pistols, los británicos ya estaban más que preparados para cualquier obscenidad dentro del panorama musical, pero lo que no podrían esperarse dentro del movimiento punk es a grupos realmente buenos como The Adverts o, con mayor fortuna en su carrera, Siouxsie And The Banshees. Con una formación básica de cuarteto (guitarra, bajo, batería y cantante), tenían que demostrar mucho para no parecer un grupo más del montón, pero la imagen icónica y el singular canto de Siouxsie, junto a unas partes de guitarra poco complejas pero repletas de inventiva de John McKay, definieron desde un principio a esta banda, muy por encima de la morralla punk que se expandía muy rápido. Este debut es su gran entrada en el mundo de la música, quedando como uno de los mejores álbumes de la época. La edición Deluxe contiene un segundo disco repleto de demos, actuaciones en directo y singles de la época.

 

El aura de misterio mediante la que se envuelve Siouxsie se acrecenta con esa introducción al álbum titulada ‘Pure’, donde una guitarra aleatoria, sonidos industriales y la voz etérea de pesadilla de ella crean una ambientación inquietante hasta que llega la energía pulsante de ‘Jigwaw Feeling’, verdadera carta de presentación de la propuesta de punk gótico que dejaba entrever su sonido, aunque sin llegar a la grandeza de los temas siguientes. Más clarividente resulta la siguiente canción, puesto que la solemnidad establecida por el marcado ritmo de ‘Overground’ señala que estamos ante una banda muy por encima de la vulgaridad punk del momento. Más adelante, en ‘Metal Postcard (Mittageisen)’, el ritmo se vuelve marcial y contenido para que Siouxsie active todo su poderío vocal, realizando una de sus mejores interpretaciones. En el segundo disco podemos comprobar cómo en directo el ritmo está ligeramente acelerado.

 

El glorioso ritmo de ‘Carcass’ muestra el lado más agradable de la banda, si bien un estribillo como “Be a carcass, be a dead pork / Be limblessly in love” no es lo más amigable que podría cantarse. Nada lejos se queda ‘Mirage’, cuyo estribillo es el más memorable y  elaborado de todo el álbum. Fulgurante es también el comienzo de ‘Nicotine Stain’ mediante un pegadizo riff, aunque luego no mantenga el mismo gancho en su desarrollo. No está nada mal la deconstrucción de ‘Helter Skelter’ de los Beatles, donde enfatizan una especie de crescendo pasado por su estilo propio que comenzaban a desarrollar. En cuanto a ‘Suburban Relapse’, está más enfocada a mantener una ambientación eléctrica y desafiante, de ahí la ausencia de estribillo. El tema final ‘Switch’ es el loable intento de crear algo tan desafiante como una canción punk multiparte. Es muy desconcertante la primera vez que se escucha (¿no iban los punks al meollo de la música rock?), pero se confirma como toda una delicatesen al aunar diferentes secciones bastante variadas y que esconden algunas memorables melodías de guitarra de McKay, además de la siempre asombrosa interpretación vocal de Siouxsie, aunque finalizan todo de una manera poco vistosa.

 

El segundo disco, el de la edición Deluxe, dejará satisfech@ a quien se haya quedado con ganas de un poco más. No nos libraremos de escuchar algo de vulgaridad punk (‘Make Up To Break Up’), pero las interpretaciones en directo nos muestran a un grupo con muchas ganas de demostrar toda su fuerza y las denominadas Peel sessions nos dejan nuevas versiones de algunos de los mejores temas de The Scream. Las últimas dos canciones, ‘Hong Kong Garden’ y ‘The Staircase (Mystery)’, fueron publicadas en su momento en formato de single. Sobre ‘Hong Kong Garden’, nada más comenzar se entiende bien su título al incluir motivos orientales, aunque suenan bastante amateur con el xilófono. A Sofia Coppola le gustó tanto que la incluyó, para dar un toque bien kitsch, como música del baile de máscaras parisino en la película de época María Antonieta (2006). ‘The Staircase (Mystery)’ suena incluso más pop y pegadiza, con unas partes de guitarra muy interesantes y algunos sonidos vocales con propósito rítmico que la dotan de aires artísticos.

 

En resumen, estamos ante un disco pionero del punk gótico, o quizá habría que denominarlo más genéricamente como post-punk, demostrando en esa época que el sentido artístico no estaba reñido con el punk. Entraba con mucha fuerza este grupo en la escena musical londinense con una música mucho más elaborada de lo que aparenta en primera instancia, inspirando a cientos de músicos y futuros músicos por la apertura que representa en cuanto a la diversidad de influencias que recoge su sonido. No volverían a igualar este comienzo, pero bien merecido tienen todo el reconocimiento que se les ha otorgado para la posteridad.

JOIN HANDS

Año de publicación: 1979

Puntuación:

1) Poppy Day; 2) Regal Zone; 3) Placebo Effect; 4) Icon; 5) Premature Burial;

6) Playground Twist; 7) Mother/Oh Mein Papa; 8) The Lord's Prayer;

[BONUS TRACKS:] 9) Love In A Void; 10) Infantry.

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Toda la frescura que habían demostrado en el debut se pierde en esta continuación. Muy pronto tuvieron la osadía de crear una especie de álbum vagamente conceptual, ya que su experiencia musical todavía no daba para tanto. Inspirándose en la temática bélica, se sumergen a nivel general en un sonido más tétrico e incluso pausado donde conseguir la ambientación necesaria para su propósito conceptual. El resultado para un grupo con una capacidad técnica algo limitada es bastante deficiente, ya que la creatividad tampoco suple tal problema.

 

Así pues, venir con el entusiasmo de The Scream y escuchar en primer lugar algo tan mediocre y tedioso como ‘Poppy Day’ es ciertamente un jarro de agua fría. La monotonía, más que el efecto del título, riega de nuevo ‘Placebo Effect’, que debería haberse quedado en minuto y medio de duración. Más todavía, su último minuto con Siouxsie vociferando se vuelve muy molesto. Y cuando encontramos algo como ‘Regal Zone’, poseedora al menos de algo del toque especial de esta banda, no deja de sonar convencional para lo que son los parámetros punk del año 1979. Por otro lado, la idea de jugar directamente con las atmósferas musicales en ‘Premature Burial’ es muy buena, pero cuando no hay suficientes recursos para sustentar seis minutos de ambientación tétrica y el ritmo es lentísimo, entonces el resultado es para olvidar. En la recta final la batería se anima un poco, pero eso no sirve para mejorar nada.

 

Como vemos, el bajón cualitativo del grupo es tremendo, pero afortunadamente hay algunas pequeñas joyas que alivian la pésima imagen que aquí transmiten. Dos canciones son las que salvan este álbum de ser un absoluto despropósito en contraposición directa a The Scream. Cuando llega ‘Playground Twist’, que es cuando casi se le puede haber hecho la cruz a este disco, es todo un soplo de aire fresco por toda la energía que demuestra desde el inicio, sobre todo gracias a su fiero riff. Solo con algo tan sencillo como esos “Hanging” ya consigue enganchar. En cambio, con ‘Icon’ hay que tener muchísima paciencia, ya que su primer minuto y medio solo puede conducir al aletargamiento. Pero luego todo se acelera y se convierte en todo un vendaval musical a la altura –por fin– del glorioso debut. La voz de Siouxsie suena tan legendaria como se espera de ella y el brutal ritmo cíclico engancha desde el primer momento de aceleración.

 

La mayor lástima es constatar que cuando llega la experimentación, sobre todo al final del álbum, es también cuando debemos ponernos a temblar. Si ‘Mother/Oh Mein Papa’ es una broma, no se le ve la gracia por ningún lado y queda ridículo escuchar una tonta melodía de caja de música. Pero no es ninguna broma, sino un intento de Siouxsie de exorcizar sus traumas materno-filiales que como terapia psicológica tampoco le vamos a negar su utilidad, si bien su valor musical es completamente nulo. En cuanto a ‘The Lord's Prayer’, el verdadero tour de force del álbum con sus casi quince minutos de duración, es un exceso musical a todas luces al estilo de lo que hicieron The Velvet Underground la década anterior. Hace gracia escuchar a Siouxsie declamando “Knocking on heaven's door” como si estuviera citando a Bob Dylan, pero por lo demás se trata de un padecimiento. Ruido y ruido es la idea que transmite, como si hubieran querido emular a Patti Smith en temas suyos como ‘Land’ pero les hubiera salido un engendro que no se sabe por donde tomarlo. Quien sea capaz de escucharlo de principio a fin, bien se merece un premio.

 

Igual que en el álbum original, en los bonus tracks tenemos una de cal y una de arena. En primer lugar, de ‘Love In A Void’ ya habíamos escuchado en los bonus de The Scream una versión en directo en una sesión de radio y aquí tenemos la versión definitiva editada en single, toda una descarga de adrenalina donde lo mejor llega en la estupenda coda a partir del minuto 1:50, mucho mejor conseguida en el estudio. Por el contrario, en ‘Infantry’ parece que estemos escuchando una comprobación de la afinación de la guitarra.

 

En resumen, estamos ante un álbum de extremos bien opuestos sin apenas término medio. Es decir, encontramos algunas de las mejores canciones de los primeros años de Siouxsie And The Banshees y al mismo tiempo de las peores, quedando en general una sensación de vulgaridad absoluta, como si hubieran querido ir más rápido de lo que sus capacidades les permitían alcanzar. Justo tras la grabación del álbum, el guitarrista y el batería se marcharían de la banda, todo un aviso de que las cosas debían cambiar si querían recuperar todo el terreno perdido.

KALEIDOSCOPE

Año de publicación: 1980

Puntuación:

1) Happy House; 2) Tenant; 3) Trophy; 4) Hybrid; 5) Clockface; 6) Lunar Camel; 7) Christine; 8) Desert Kisses; 9) Red Light; 10) Paradise Place; 11) Skin; [BONUS TRACKS:] 12) Christine; 13) Eve White/Eve Black; 14) Arabia (Lunar Camel); 15) Sitting Room; 16) Paradise Place;

17) Dessert Kisses; 18) Hybrid; 19) Happy House; 20) Israel.

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¿Iban a ser Siouxsie and The Banshees flor de un día? Esa era la pregunta entonces para cualquier grupo surgido en la era punk, aunque ellos estaban por encima de esa simple etiqueta. Mayor reto suponía superarse porque entró un nuevo guitarrista y también otro baterista. Join Hands había sido una decepción muy grande, pero contenía todavía un par de impresionantes canciones que permitían albergar cierta esperanza de recuperación. El nuevo guitarrista, John McGeoch, se adaptó a la perfección al nuevo sonido que pretendía desplegar la banda, abriéndose por un lado a la música envolvente, para lo cual se requería destreza técnica, y por otro lado al pop, todo ello con un protagonismo de los sintetizadores más elevado de lo habitual, aunque nada que sea preocupante.

 

Desde el principio parece que las cosas han cambiado respecto al disco anterior, ya que la introducción de ‘Happy House’ nos engancha y luego la pegadiza parte vocal de Siouxsie hace el resto. En manos de otro grupo, esta canción quedaría como un inofensivo pop, pero toda la energía que despliegan los músicos y la voz firme y repleta de registros la elevan muy por encima de la vulgaridad. En momentos así es donde se nota el talento. Para los más escépticos, en los bonus tracks podemos encontrar una versión primeriza más punk. También hay devaneos con el pop en ‘Christine’, marcada por un prominente bajo y unas florituras de teclado que seguro que agradaron a Robert Smith, uno de los fans más distinguidos de la música de Siouxsie.

 

Mediante ‘Tenant’ queda claro que la música atmosférica con cierta calma no es el fuerte de este grupo. Hacia el final intentan elevar el ritmo pero causa más bien indiferencia. Más originales suenan en ‘Desert Kisses’ al emplear con acierto el viejo truco del phasing mientras McGeoch se desmarca con otra elaborada parte de guitarra que no deja un solo espacio libre. Quizá sea ‘Trophy’ el mejor ejemplo de cómo crear una ambientación eléctrica en la que se desenvuelven con mayor naturalidad. En ‘Clockface’ se nota la adición de un segundo guitarrista, nada menos que Steve Jones de los Sex Pistols, para crear un entramado eléctrico que envuelve al oyente con éxito. En cambio, en ‘Skin’ la duplicación de la guitarra los acerca de nuevo a The Scream en sonido pero no en impacto al carecer de melodías atractivas.

 

El estribillo tarareado de ‘Paradise Place’ bien podría haber influenciado a Morrissey para su forma de cantar, pues en pocos años comenzaría su andadura con The Smiths. Esta canción es de lo mejor del álbum al aunar con éxito las tres vertientes que hemos visto desarrollarse aquí: la música atmosférica, el pop y el post-punk, aunque tampoco es que haya una línea definida para delimitar dónde acaba cada uno. Aunque podemos observar que los sintetizadores van tomando importancia en el sonido de la banda, no encontraremos muchos temas verdaderamente centrado en ellos. En ‘Red Light’ parecen directamente un grupo de techno-pop de los que comenzaban a surgir sobre todo tras el éxito de ‘Video Killed The Radio Star’ de The Buggles, además de resultar algo molesto ese empleo del sonido de una Polaroid en el ritmo, pero mejor sensación dejan en ‘Lunar Camel’ al recrear una atmósfera entre íntima y onírica. Por otro lado, la batería de ‘Hybrid’ es una variación de la de ‘Metal Postcard’, pero lo mejor que tiene es una original construcción donde se aúnan elementos en este caso aparentemente contrapuestos como son, por ejemplo, la voz de Siouxsie y la guitarra que parece ir por libre para dejar un espectacular solo de reminiscencias psicodélicas a lo largo de toda la canción. Una rareza musical que vale la pena experimentar.

 

En la reedición en CD encontramos otro buen puñado de bonus tracks, pero casi en su totalidad se trata de demos que no aportan nada, más bien hacen perder el tiempo. En el caso de ‘Eve White/Eve Black’, no parece ni siquiera una demo, sino una broma de mal gusto por haber grabado una prueba de sonido. ‘Sitting Room’ es un instrumental que sigue la estela artificial de ‘Lunar Camel’, aunque pocas conjeturas cabe hacer ante una simple demo. Afortunadamente, el último tema es el single ‘Israel’, que deja al menos una buena impresión al contener los ingredientes necesarios para agradar, ya que todos los músicos aportan algo y Siouxsie pocas veces falla con su imponente voz.

 

Resulta paradójico que la diversidad en el sonido (de ahí que el título del álbum sea idóneo) no evita una cierta sensación de monotonía en algunos momentos. Quizá sea debido al reciclaje de algunas ideas antiguas al mismo tiempo que implementan otras nuevas. Pero fue una mejora considerable respecto al álbum previo y al menos les subió la moral de la misma forma que el disco subió al quinto puesto de las listas de ventas de su país, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

2020

JUJU

Año de publicación: 1981

Puntuación:

1) Spellbound; 2) Into The Light; 3) Arabian Nights; 4) Halloween; 5) Monitor;

6) Night Shift; 7) Sin In My Heart; 8) Head Cut; 9) Voodoo Dolly;

[BONUS TRACKS:] 10) Spellbound; 11) Arabian Nights; 12) Fireworks.

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2020

En el cuarto disco de Siouxsie and The Banshees puede decirse que llegan a la madurez de su sonido. Uno de los responsables es sin duda el guitarrista John McGeoch, quien extrae una diversidad de sonidos de su instrumento suficientes para poder diferenciar las canciones unas de otras. Esto ya es un aliciente importante para echarle un vistazo al álbum. La citada madurez les lleva también a emplear un tono sombrío en general, olvidándose de cualquier atisbo de entusiasmo como los que impregnaban algunos momentos (muy buenos ellos) en los álbumes anteriores. Como si hacerse mayores les volviera más serios también.

 

En cualquier caso, el estilo entre pop y rockabilly de ‘Spellbound’ sirve para iniciar el álbum de manera similar a ‘Happy House’ en el anterior, si bien en este caso la canción no es tan pegadiza. Y es que la única canción realmente pegadiza que encontraremos aquí es ‘Arabian Knights’, que con tan un estribillo bien sencillo (“I heard a rumour”) consigue un inesperado gancho que se complementa luego con un fabuloso puente. Esta versión es mejor que la mezcla alternativa que encontramos en los bonus tracks. De alguna manera, ‘Sin In My Heart’ resume la sensación que deja este álbum, es decir, que crea unas expectativas altas gracias a un apartado instrumental aguerrido, ágil y que parece que esté esperando a llegar a un clímax, pero luego el clímax o no llega o queda supeditado a la inspiración de la parte vocal, donde no acaban de encontrar ganchos lo suficientemente atractivos como en otras ocasiones.

 

En ‘Into The Light’ cometen el pecado de repetir la misma estructura continuamente, lo cual no es un problema por sí mismo salvo que lo repetido no soporte tanta sobreexposición por lo trivial, tal cual es este caso. De manera similar, en ‘Night Shift’ acaban creando un entramado de sonido industrial muy original al que le faltaría una parte vocal más inspirada para aguantar con garantías sus seis minutos. ‘Head Cut’ no es más que fácil relleno sin inventiva alguna salvo en la parte de guitarra, pero ser original no significa necesariamente acertar con lo que se hace. No obstante, el fallo clamoroso llega con ‘Voodoo Dolly’, un intento de abstracción musical al estilo de los mantras de The Doors pero sin melodías y un exceso de atonalidades. Siouxsie tampoco consigue hipnotizar con su voz como sí conseguía Jim Morrison. Aun así, se ha de reconocer nuevamente el trabajo de guitarra de

 

La inventiva con la guitarra de McGeoch se puede observar en temas como ‘Monitor’, pues la guitarra precisamente mantiene la estructura y dirige al resto del grupo, en este caso con un sonido entre el funk y el post-punk. Precisamente ‘Halloween’ recoge los restos de punk que quedaban en el grupo y que ya iban desapareciendo a rápida velocidad, a favor de un pop cada vez más definido. Por ello en los bonus tracks podemos escuchar la atractiva ‘Fireworks’ (una versión primeriza), que se bifurca hacia el pop pero sin perder su fortaleza instrumental heredera del punk. Como resumen general, podemos aseverar que las pretensiones artísticas en este álbum no les acaban de salir bien. Lo mejor es fijarse en la guitarra y disfrutar de su energía y sus vaivenes, pero melódicamente las composiciones se centran más en la atmósfera que en el gancho inspirado. Un trabajo más recomendable para músicos que para oyentes.

A KISS IN THE DREAMHOUSE

Año de publicación: 1982

Puntuación:

1) Cascade; 2) Green Fingers; 3) Obsession; 4) She's A Carnival; 5) Circle; 6) Melt!;

7) Painted Bird; 8) Cocoon; 9) Slowdive.

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Consolidada la formación de cuarteto con unos miembros ya permanentes que permitían dotar de consistencia al sonido del grupo, quedaba por ver la evolución que seguirían, aunque después de Juju quedaba margen para seguir abriéndose a todo tipo de influencias, que es el camino que siguen aquí. Aquí los experimentos funcionan un poco mejor y no pierden el instinto melódico, pero el afán de probar con atonalidades y tonos lúgubres hace de este nuevo álbum otra prueba de paciencia para quien no sea ya un fan acérrimo de la personalidad marcada de Siouxsie.

 

Precisamente para l@s enamorad@s de la voz de Siouxsie –y quizá para nadie más–  parece destinada ‘Obsession’, pues el acompañamiento musical es casi minimalista, incluyendo instrumentos de cuerda, y es la voz la que mantiene el interés aunque se eche en falta alguna melodía original. Pero como expresión artística es interesante echarle un vistazo. Así mismo, emplear instrumentos ajenos al movimiento del que venían no va a suponer un problema, sino más bien una virtud, de tal manera que el sonido como de clavicordio que escuchamos en ‘Cascade’ ya le aporta un toque diferenciador necesario, porque el resto incide en lo que ya conocemos de este grupo, pero afortunadamente con suficiente gusto e inspiración. En cambio, la pueril introducción de ‘Green Fingers’ transmite una pésima impresión que luego se ve mejorada, aunque no deja de ser una olvidable canción de rápido ritmo y parte vocal algo vulgar. Lo mejor es ese momento, llegando a los dos minutos, en que su intermedio instrumental llega a una especie de clímax con unas simples notas ostentosas de teclado, pero es muy breve.

 

En la frenética ‘She's A Carnival’ parecen acordarse de nuevo de lo que es una canción con gancho, si bien le sobraría el final carnavalesco (para hacer honor al título) empleado para enlazarla con la experimental, atonal e irritante ‘Circle’, un horror que sobrepasa los cinco minutos para poder transformarse en repugnante pesadilla. Pero la canción con verdadero gancho y la más memorable del álbum es ‘Painted Bird’, pues no solo contiene grandiosas melodías vocales e instrumentales, sino que el juego de voces realizando contrapuntos variados es toda una demostración de grandeza artística aunque sea en realidad un truco de estudio. El estribillo es impagable y adictivo, todo un logro de estos jóvenes. En ‘Melt!’ también emplean la misma idea pero con un propósito totalmente diferente, pues en este caso se trata de una emotiva balada, si es que puede emplearse este término porque está implementada en el estilo gótico post-punk (y demás etiquetas) que habían definido con su sonido. Los coros angelicales sirven para crear un contraste con toda la carga emocional de su letra, en la cual el sadomasoquismo extremo se cuela de una manera poética. Ni Morrissey hubiera llegado tan lejos.

 

Más que los efectos de sonido, lo más extraño de ‘Cocoon’ es escuchar un ritmo de jazz apoyado en un piano disonante, pero al menos el resultado no es un desastre como cabría esperar. No menos extraño resulta escuchar en ‘Slowdive’ un intimidante violín que podría haber salido de una banda sonora de Bernard Herrmann, aunque sirve para crear una singular atmósfera opresiva junto a la marcial percusión y la voz declamadora de Siouxsie. Estas dos últimas canciones nos informan de que estamos ante un álbum complicado de escuchar porque se entremezclan brillantes melodías con atonalidades y estridencias que sofocan cualquier euforia. Esta ambivalencia resulta difícil de conjugar y juzgar, por lo que aquí queda valorada como una obra interesante de descubrir pero poco susceptible de enganchar, salvo para adictos a esta banda. La peor noticia fue que McGeoch se marcharía antes de la gira de presentación del álbum y su puesto será ocupado durante un breve tiempo por nada menos que Robert Smith, de The Cure.

NOCTURNE

Año de publicación: 1983

Puntuación:

1) Israel; 2) Dear Prudence; 3) Paradise Place; 4) Melt!; 5) Cascade; 6) Pulled To Bits;

7) Night Shift; 8) Sin In My Heart; 9) Slowdive; 10) Painted Bird; 11) Happy House;

12) Switch; 13) Spellbound; 14) Helter Skelter; 15) Eve White/Eve Black; 16) Voodoo Dolly.

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De la gira iniciada por la publicación de A Kiss In The Dreamhouse se eligieron dos conciertos en el Royal Albert Hall de Londres para completar este álbum en directo, el primero de este tipo que publicaba el grupo. Como ya se dijo, el guitarrista se marchó antes de la gira y Siouxsie echó mano de la amistad (para algo sirve) y no pudo tener mejor ayuda que la incorporación de Robert Smith de The Cure. Este suple a la perfección a su antecesor aunque, quizá por la rapidez con la cual debieron ensayar y prepararse, el repertorio interpretado es bastante devoto de las ambientaciones sonoras en vez de los riffs, más fácil de ejecutar para un músico. Pero no podemos quejarnos, pues al menos podemos deleitarnos con ‘Painted Bird’, lo mejor de estos conciertos porque su memorable riff de guitarra y la interpretación emocionante de Siouxsie son para enmarcar.

 

No hay lugar para sorpresas en este álbum, si acaso la sorpresa de no encontrar otras canciones más rompedoras de su discografía. Lo único extraordinario es escuchar un fragmento de más de dos minutos de La consagración de la primavera de Igor Stravinsky como introducción al concierto, que en la filmación en vídeo de mismo título que este álbum se entiende mejor al aparecer acompañando a las imágenes previas al comienzo de la actuación. Quizá no sea tampoco la mejor opción empezar con un tema demasiado suave en energía como es ‘Israel’, pues no se eleva el tono hasta que ha transcurrido la mitad. En cualquier caso, aquí encontraremos un poco de todo, unos temas que no mejoran o incluso rebajan su efecto respecto al equivalente de estudio, como también algunos temas que cobran renovado brío en directo, como es el caso de ‘Sin In My Heart’, cuya segunda mitad es pura energía aquí.

 

‘Switch’ maravillaba en el álbum de debut pero aquí no pasa de lo aceptable y tan solo los riffs de guitarra la salvan de caer en el formulismo. Precisamente en The Scream se encontraba una versión de los Beatles que aquí reproducen, ‘Helter Skelter’, a la cual añaden una segunda versión, la de ‘Dear Prudence’, aquí transformada en una inquietante pieza de rock gótico con un ritmo más rápido y sin apenas pausas. Por otro lado, escuchar sin el sonido de clavicordio ‘Cascade’ hace que pierda bastantes puntos. Lo curioso es que en ‘Pulled To Bits’ consiguen un sonido muy parecido tocando la guitarra acústica de forma frenética. Esta canción era una cara B de single, como también lo había sido ‘Eve White/Eve Black’, aunque de esta última solo puede destacarse su intrigante comienzo. Los casi nueve minutos de ‘Voodoo Dolly’ pueden significar una sobredosis de Siouxsie para quien no sea devot@ de esta cantante y de las disonancias y estridencias. Por fortuna está ubicado al final para que pueda apretar cómodamente la tecla de stop quien no desee someterse a esta tortura sonora.

 

Al final lo que queda es una sensación agridulce, pues por un lado está la emoción de escuchar a este grupo en directo y con Robert Smith, pero por otro lado no hay muchos momentos de verdadera emoción como para querer escuchar este disco repetidas veces. Tiene, por tanto, un valor histórico, pero en cuanto a valía musical queda como una entrada prescindible dentro de la discografía de Siouxsie and The Banshees. Eso sí, siempre vale la pena disfrutar de ‘Painted Bird’.

HYÆNA

Año de publicación: 1984

Puntuación:

1) Dazzle; 2) We Hunger; 3) Take Me Back; 4) Belladonna; 5) Swimming Horses;

6) Bring Me The Head Of The Preacher Man; 7) Running Town; 8) Pointing Bone;

9) Blow The House Down.

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Como ya vimos, Robert Smith había participado en la gira anterior y se mantuvo en el grupo para grabar el siguiente álbum de estudio. Siouxsie & The Banshees componían conjuntamente, por lo cual no es arriesgado suponer que el cambio estilístico y la comercialización de su sonido también tuvo que ver con las aportaciones del nuevo compañero, aunque esa comercialización no se agravará hasta más adelante, ya sin él. Lo curioso es que, estando Robert Smith, en general destaca más el liderazgo de los teclados que la guitarra, aunque eso también era un hecho en la primera mitad de los ochenta para The Cure.

 

Le habían tomado el gusto a comenzar los álbumes con música clásica, aunque en este caso no se trata de ningún préstamo, sino de una composición propia de Siouxsie y por ello suena tan convencional como cabría esperar. Pero el desarrollo de ‘Dazzle’ es en un estilo de pop gótico ya dominado por el grupo, con un particular sonido de guitarra como elemento diferencial, aparte de la orquesta. Cuando se recurre a ellos en este álbum, los arreglos orquestales son empleados con tino y mesura. Amenos ritmos de aires tribales asoman en ‘Take Me Back’, uno de los intentos más claros de sonar agradables y familiares que hubieran realizado hasta el momento, preludio de la comercialización absoluta del sonido del grupo que llegará pronto. Lo más destacado es el teclado, pues nos va dejando varias melodías pegadizas y la guitarra apenas se nota. Por ello no sorprende encontrar pop más comercial pero agradable y con una elaborada percusión como el de ‘Belladonna’, como tampoco pueden faltar piezas de rock gótico al estilo de ‘We Hunger’, la cual posee el sonido clásico del grupo. Por otro lado, ese riff especial de guitarra, como en círculos, de ‘Running Town’ recuerda a lo que estaban haciendo The Cure por esa época.

 

Uno de los mejores temas de la carrera de Siouxsie and The Banshees es sin duda ‘Swimming Horses’, en el cual juegan con la tensión musical a través de un ritmo contenido y de la voz de Siouxsie, modulándose e incrementando sutilmente el tono hasta llegar al épico estribillo. Smith también deja su impronta con diversos destellos técnicos y algunos pasajes más melódicos. Recrean una ambientación entre onírica y tétrica en ‘Bring Me the Head of the Preacher Man’, rememorando la magia especial que les había hecho destacar en la escena post-punk británica. Cobra fuerza en la primera entrada del estribillo (“Bring me the head of the preacher man in the sickening daze”), aunque luego se difumina más al centrarse más en la ambientación. Pero no hay que perderse la parte de guitarra, algo escondida en la mezcla pero dejando grandes momentos y un cierto aire oriental enfatizado por los coros que llegan más adelante.

 

Hay que reconocer el esfuerzo que hace Smith, como si fuera su propio grupo, pues hasta en canciones menores como ‘Pointing Bone’ su trabajo de guitarra es lo único destacable. Para el final se reservan una extensa pieza de siete minutos que transita por caminos imprevisibles, ‘Blow The House Down’. El primer minuto es de contenida atmósfera lúgubre, transformándose luego en un frenético pasaje de música de Oriente Medio. Hacia la mitad entramos de lleno en otro de esos pasajes de pesadilla gótica, con chillidos incluidos. En conjunto resulta original, pero pierde puntos en consiguientes escuchas al no existir ya el factor sorpresa.

 

En resumen, este álbum transicional por la interinidad de Robert Smith como guitarrista, sirve también de puente entre el sonido de los primeros años y la incipiente comercialización a la que iban a llegar. No era circunstancial el predominio de los teclados y la suavización del sonido, aunque todavía estuvieran definidas las señas de identidad que les había proporcionado una justa notoriedad. Era normal que los años ochenta acabaran haciendo mella y al menos se estaban resistiendo con pundonor a caer en una simple comercialización sin más.

TINDERBOX

Año de publicación: 1986

Puntuación:

1) Candyman; 2) The Sweetest Chill; 3) This Unrest; 4) Cities In Dust; 5) Cannons;

6) Party's Fall; 7) 92º; 8) Land's End; [BONUS TRACKS:] 9) The Quarterdrawing Of The Dog; 10) An Execution; 11) Lullaby; 12) Umbrella; 13) Cities In Dust (extended version).

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Robert Smith salió del grupo para dedicarse a confeccionar lo que iban a ser los mejores álbumes de The Cure y entro así un nuevo guitarrista. El afortunado fue John Valentine Carruthers, quien tampoco duraría mucho pero supo acoplarse sin problemas al sonido de la banda, pues estos ya tenían un estilo bien definido que en este álbum se limitan a exprimir al máximo, sin acordarse de que se necesitan también melodías para afianzar un estilo. ¿Y qué le ocurre a un grupo cuando no puede o se le resiste la creación de melodías? pues el recurso más habitual es centrarse en un sonido más atmosférico o ambiental, que es lo que Siouxsie and The Banshees hacen aquí en buena medida, de tal manera que la duración de las canciones es algo más larga de lo habitual, una mala decisión igualmente cuando la inspiración de los músicos no está en su mejor momento.

 

Así que menos mal que Carruthers demuestra una gran habilidad con su instrumento, porque si no fuera por su notable trabajo de guitarra, ‘The Sweetest Chill’ o ‘Candyman’ caerían en la mediocridad. A esta última no le hacía falta añadir voces infantiles porque su letra trate sobre un asesino de niños, aunque al menos no caen en el error de los Smiths en su álbum de debut, quienes llegaron a añadir lloros en una de sus canciones. Con un perfil de Siouxsie tan bajo como el mostrado en este álbum, una canción como ‘Cities In Dust’ está salvada precisamente por ella, pues interpreta una expresiva parte vocal que desafortunadamente se ve acompañada por un entramado instrumental mucho más vulgar, de ahí que incluir una versión extendida (casi el doble de duración) en los bonus tracks es una pérdida de tiempo total. La sensación de hastío y desencanto que debió experimentar la generación de Siouxsie ante la deriva artística de los años ochenta parece reflejarse en la movediza ‘This Unrest’, la cual comienza en tono casi épico para más adelante acelerar el ritmo conforme el lamento de la parte vocal va en aumento.

 

Hasta que no se ha escuchado varias veces, ‘Party's Fall’ deja una sensación de divagación total, pues escuchar canciones como ‘Cannons’ y olvidarlas rápidamente es la idea más genérica que se puede extraer de este álbum. Precisamente la recta final de lo que era el LP original resulta tan insulsa que ‘92º’ y ‘Land's End’ parecen limitarse a rellenar espacio, más de doce minutos entre las dos, que no es poco. En los bonus tracks no encontraremos nada que redima este álbum, pues se trata en su mayoría de temas ambientales que producen verdadero aburrimiento si uno no está especialmente predispuesto a escuchar música de ese tipo. Sabiendo que Robert Smith estuvo de guitarrista en este grupo, resulta gracioso encontrar un tema titulado ‘Lullaby’, que es un discreto tema introspectivo. Aunque si nos fijamos en el instrumental ‘The Quarterdrawing Of The Dog’, suena a lo que habían estado haciendo The Cure en la primera mitad de los ochenta.

 

En resumen, una gran decepción es lo que proporciona Tinderbox. El estilo del grupo está más que definido, cualquier tema de este disco lo asociaríamos sin dudar a ellos, pero parece que hayan tenido que componer por obligación y no dejando tiempo a que llegue la inspiración. Mucha ambientación lúgubre y tonos oscuros jalonan la obra, pero sin sustancia melódica para que pueda agradar a quien busque algo más que un simple entorno sonoro para un estado de ánimo decaído. Este álbum es lo más flojo que habían realizado hasta la fecha.

THROUGH THE LOOKING GLASS

Año de publicación: 1987

Puntuación:

1) This Town Ain't Big Enough For The Both Of Us; 2) Hall Of Mirrors; 3) Trust In Me;

4) This Wheel's On Fire; 5) Strange Fruit; 6) You're Lost Little Girl; 7) The Passenger;

8) Gun; 9) Sea Breezes; 10) Little Johnny Jewel.

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Grabar un disco de versiones suele significar, desde mediados de los años sesenta, un indicativo de la falta de inspiración (por ejemplo, Moondog Matinee de The Band, o cualquiera de Rod Stewart de ese tipo) o de la necesidad de grabar un disco fácil para cumplir una obligación contractual (por ejemplo, Pin Ups de David Bowie). Lo raro es encontrar casos en que este tipo de álbumes tienen un propósito artístico o constructivo, como pudiera ser Kicking Against The Pricks de Nick Cave & The Bad Seeds, que casualmente fue publicado un año antes que este Through The Looking Glass, la incursión de Siouxsie & The Banshees en el maravilloso mundo de las versiones. Es así mismo la prueba definitiva de que tenían un estilo bien definido, donde los únicos cambios son los referidos a pasar cada una de las canciones por la matriz post-gótica del grupo. Bueno, eso cuando consiguen imprimir su huella, porque en algunos casos las novedades no van más allá de la emulación.

 

La que transforman en una pieza que parecería haber salido de su propio ingenio es ‘This Wheel's On Fire’ de The Band, aunque al mismo tiempo lo que consiguen es hacer desaparecer la brillantez de la original. Comenzar con la potente ‘This Town Ain't Big Enough For The Both Of Us’ de Sparks es un valor seguro y le da libertad a Siouxsie para teatralizar su interpretación, pero en realidad no aportan nada novedoso. Por el contrario, en ‘Little Johnny Jewel’ de Television sí que puede decirse que dotan de cierta forma lo que originalmente era una extensa pieza e ir al grano, pero tampoco sirve para mucho más que completar espacio. Por otra parte, elegir un tema de Kraftwer (‘Hall Of Mirrors’) para tocar así una composición liderada por el teclado es lo más alejado del espíritu guitarrero del grupo y tan solo el carisma de Siouxsie consigue salvarlo un poco.

 

Encontramos una olvidable canción de la banda sonora de El libro de la selva (‘Trust In Me’), o al menos olvidable en esta versión. En ‘Strange Fruit’ se limitan a emular la solemnidad de la canción original cantada de forma estremecedora e inolvidable por Billy Holiday, incluyendo unos arreglos orquestales que acaban desbocándose un poco. Más previsible resulta imaginar a Siouxsie imitando directamente a Jim Morrison (‘You're Lost Little Girl’, potenciando el clavecín), a Bryan Ferry (‘Sea Breezes’) o a Iggy Pop (‘The Passenger’), añadiéndole a este último unas trompetas un tanto ridículas como única diferencia respecto a la original.

 

En resumen, este intento de siouxsificación de composiciones ajenas queda un tanto estéril, pero aún resulta peor el intento de imitar a otros cantantes perdiendo toda la reputación por el camino. Tan solo quienes sean fans acérrim@s de este grupo podrán preferir estas versiones a las originales. Para el resto de mortales, son una pérdida de tiempo. Aparte, era un indicativo del declive al que habían llegado y del que no iban a recuperarse.

2021

PEEPSHOW

Año de publicación: 1988

Puntuación:

1) Peek-a-Boo; 2) The Killing Jar; 3) Scarecrow; 4) Carousel; 5) Burn-Up;

6) Ornaments Of Gold; 7) Turn To Stone; 8) Rawhead And Bloodybones;

9) The Last Beat Of My Heart; 10) Rhapsody.

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2021

La imagen de la portada del álbum es el símil perfecto para definir su contenido. La imagen de Siouxsie queda desdibujada hasta casi desaparecer como queda desdibujado en algunos momentos el estilo que les había definido en su época dorada. En esta obra parece que pugnan las dos caras de la moneda de este grupo, que es por un lado la comercialidad y por otro la fidelidad a sus características propias. Llegaron un nuevo guitarrista (Jon Klein) y el multiinstrumentista Martin McCarrick para conformar una formación de quinteto que persistirá hasta la disolución definitiva del grupo. Esta nueva formación será la responsable de abrirse a un sonido más comercial que significará a su vez la muerte artística de la banda. O quizá una especie de suicidio artístico, como si fuera ese desdoblamiento de la personalidad del relato William Wilson de Edgar Allan Poe, aquí trocado en desdoblamiento artístico del grupo, que no tiene otra solución que la eliminación de una de las versiones.

 

Lo último que esperábamos escuchar en una canción de Siouxsie and The Banshees es un acordeón, que es lo que aparece en algunos momentos en la ochentera ‘Peek-a-Boo’, un tema jovial y comercial que rompe por completo con el estilo de post-punk gótico que habían tenido hasta ese momento. Por el contrario, ‘Scarecrow’ no llama la atención al principio pero luego llega su épico estribillo que rememora los mejores momentos del grupo en años previos. Mediante el pretencioso título de ‘Rhapsody’ nos presentan una pieza muy elaborada de algo más de seis minutos, estructurada en forma de crescendo con transiciones en algún momento bruscas y con una orquestación algo confusa. Pero es también de lo mejor de este álbum y con alguna melodía más pegadiza hubiera sido la mejor composición de los Banshees otoñales y tardíos. Otros temas simplemente parecen miradas nostálgicas a la Siouxsie de la década anterior, pero al menos vale la pena recuperar ese espíritu aunque al mismo tiempo refleje algo de cansancio, como ‘Ornaments Of Gold’.

 

Queda curioso el sonido como de feria que acompaña a ‘Carousel’ hasta la entrada de la batería, dentro de la ambientación inquietante y envolvente tan bien lograda. Es un ejemplo de que, aun teniendo el grupo una gran dificultad para encontrar un gancho melódico, podían salir airosos con un tratamiento ambiental adecuado. Pero luego, en ‘Rawhead And Bloodybones’, nos muestran que la fórmula se ha agotado muy pronto. En el caso de ‘The Last Beat Of My Heart’, parece que hayan querido emular esa solemnidad que alcanzaron con los sintetizadores algunos grupos de techno de los ochenta (tipo Ultravox con ‘Vienna’ o OMD con ‘Joan Of Arc (Maid Of Orleans)’), pero sin llegar a esa esplendidez. Otras canciones como ‘The Killing Jar’ o el rockabilly trasnochado de ‘Burn-Up’ se olvidan rápidamente, mientras que ‘Turn To Stone’ parece una reescritura de ‘Sin In My Heart’, con la misma poca gracia pero al menos sin sonar tan repetitiva. Nos queda así otro álbum irregular de estos chicos, otro más, donde se encuentran temas y momentos interesantes, como también otros de aburrimiento o indiferencia que rebajan el impacto de los detalles más originales que encontramos.

SUPERSTITION

Año de publicación: 1991

Puntuación:

1) Kiss Them For Me; 2) Fear (Of The Unknown); 3) Cry; 4) Drifter; 5) Little Sister;

6) Shadowtime; 7) Silly Thing; 8) Got To Get Up; 9) Silver Waterfalls; 10) Softly;

11) The Ghost In You.

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Con la entrada de la nueva década, Siouxsie and The Banshees se ven abrumados porque su desvío comercial ni siquiera concuerda con las modas de la época y eso les dirige a un encallamiento artístico sin remedio. Para intentar conseguir mayor éxito entre el público, se hicieron con los servicios de un productor que se había rodado con gente como los Pet Shop Boys, OMD o los Communards, lo cual ya es un indicador de las intenciones puestas en este álbum, pero también de que habían elegido una opción que les ataba a la década anterior. Para intentar conseguir un sonido más novedoso de manera fácil, en algunas canciones participa un músico indio, pero su aportación queda bastante artificial y no sirve de mucho.

 

Así pues, los aires hindúes de ‘Kiss Them For Me’ no suenan muy convincentes, pero por lo demás la canción fluye con naturalidad en estos nuevos aires pop que desconcertarían por completo al seguidor del grupo de toda la vida. Aparte, encontraremos temas como ‘Little Sister’ o ‘Silly Thing’ que dejan indiferente, siendo eso casi lo peor que le podría pasar a una artista cuya habilidad para impactar era uno de sus puntos fuertes. Incluso recurrir a la imitación de otros grupos con mayor éxito no les soluciona nada, pues por ejemplo ‘Shadowtime’ suena a la conversión pop experimentada por The Cure, al estilo de ‘Just Like Heaven’ pero con mucho menos gancho melódico.

 

No es hasta que llegamos a ‘Cry’ que comenzamos a percibir que algo queda de los primeros tiempos del grupo, aunque sean ya meras trazas. No obstante, el ágil ritmo no esconde que la guitarra suena más artificial que nunca, lo cual es un verdadero drama para este grupo. También son resultonas ‘Got To Get Up’ y ‘Silver Waterfalls’ por su ritmo, aunque en la segunda por momentos parece también que estén imitando a Duran Duran. Es una alegre sorpresa constatar en ‘Drifter’ que todavía saben recrear la ambientación necesaria para envolver al oyente en un pasaje onírico, pero de un onirismo ominoso, porque en ‘Softly’ lo único que consiguen es aburrir a las ovejas durante seis largos minutos. En ese sentido, ‘The Ghost In You’ sirve para acabar de manera agradable el disco pero quizá se exceden también con su duración de cinco minutos, pues su ritmo atrayente va perdiendo gracia a fuerza de repetición, mientras que la parte vocal posee gratas melodías que habrían ganado en afabilidad de haberse recortado la canción a la mitad (o casi).

 

El futuro de la banda estaba vendido. Ya no había frescura ni originalidad en las composiciones, como tampoco en las interpretaciones. Algunas veces aciertan, pero deja la sensación de que son los últimos estertores de unos chicos que seguían teniendo algo de prestigio (esa reputación respetuosa que se adquiere con el transcurso de los años), pero ya no podían aportar nada relevante, ni siquiera la esperanza de brillar aunque fuera puntualmente.

THE RAPTURE

Año de publicación: 1995

Puntuación:

1) O Baby; 2) Tearing Apart; 3) Stargazer; 4) Fall From Grace; 5) Not Forgotten;

6) Sick Child; 7) The Lonely One; 8) Falling Down; 9) Forever; 10) The Rapture;

11) The Double Life; 12) Love Out Me.

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Para mediados de los noventa, Siouxsie and The Banshees eran ya un anacronismo que conservaba la reputación pero no producía interés. Bueno, la imagen del grupo era más moderna porque ni siquiera Alaska en esa época se hubiera vestido de la misma manera que diez años antes. En este álbum, que será el último de estudio que saldrá publicado por la banda, la desorientación no puede ser mayor porque ni acaban de decantarse por ser comerciales (lo cual suponía ya definitivamente un suicidio) o por recuperar su esencia, esto último algo inviable porque no se puede actuar como un veinteañero cuando ya estás cerca de los cuarenta años. Para intentar acercarse simultáneamente a dos posiciones antagónicas, se hicieron con los servicios de John Cale (el de la Velvet Underground), pero este no tiene poderes mágicos para lograr algo así, como tampoco los tiene para resucitar a una banda ya en sus últimos momentos de agonía. Siouxsie solo podría resucitar como un ave fénix (es decir, por sí misma), pero no como Lázaro el de Betania, que tan solo ha de dedicarse a esperar a un salvador.

 

Nada más comenzar el disco, ‘O Baby’ ya nos muestra a un grupo totalmente alejado de su espíritu original y abrazado al pop comercial más insustancial. Y a continuación llega ‘Tearing Apart’, que es como si quisieran hacer bailable un tema del grupo Chicago, esto es, de los Chicago comerciales y vulgares. Y en el álbum no falta simple relleno del que resulta difícil recordar algo, como ocurre en ‘Fall From Grace’ o ‘The Lonely One’. Se pueden encontrar momentos esperanzadores, pues consiguen conmover en las introspectivas estrofas de ‘Sick Child’, aunque luego deshacen todo lo conseguido con un estribillo más rítmico pero demasiado convencional. Pero queda también entre lo salvable para la posteridad, igual que esos aires barrocos que nos traen mediante ‘Forever’.

 

No todo es un desastre y saben echar alguna mirada el pasado con acierto, que es quizá lo único que podían hacer con propiedad. Así, el ritmo movidito de ‘Stargazer’ nos transporta a mejores épocas de la banda y el estribillo suena original, por lo que se sitúa entre lo más destacado del álbum, igual que ‘Not Forgotten’ cuando se hace notar desde el principio con su marcada percusión y sus aires tétricos. El trabajo de guitarra sí que está a la altura de su leyenda, por lo que queda como otro pequeño oasis dentro de este desierto de comercialidad en que se desenvuelve la mayor parte del álbum. A veces son solo las apariencias las que nos hacen pensar que ha vuelto el espíritu de los primeros ochenta, pero en canciones como ‘Falling Down’ todo nos huele a burdo reciclaje de ideas.

 

Los más de once minutos de ‘The Rapture’ pueden tomarse como el réquiem del grupo por su defunción artística, la explicación de que ya habían dicho todo lo que tenían que decir y no daban para más. De las tres partes de las que se compone, durante la primera aburren a las ovejas, la segunda es aparentemente enérgica pero nos dejan indiferentes, mientras que el último tercio presenta un mínimo de interés, que realmente es poco premio para todo lo que se ha de escuchar primero. Es casi lo que se podría decir de este álbum al completo, que solo podría aceptarse una tercera parte de él, porque el resto es una pérdida absoluta de tiempo. Tampoco hay que darle más vueltas, estamos acompañando a Siouxsie and The Banshees en su ocaso y despedida, cuando ya hacía años que habían dejado la originalidad por el camino.

2023

DOWNSIDE UP

Año de publicación: 2004

Puntuación:

CD I: 1) Voices (On The Air); 2) 20th Century Boy; 3) Pulled To Bits; 4) Mittageisen;

5) Drop Dead/Celebration; 6) Eve White/Eve Black; 7) Red Over White; 8) Follow The Sun; 9) Slap Dash Snap; 10) Supernatural Thing; 11) Congo Conga; 12) Coal Mind; 13) We Fall; 14) Cannibal Roses; 15) Obsession II; 16) A Sleeping Rain; 17) Il Est Né Le Divin Enfant.

​

CD II: 1) Tattoo; 2) (There's A) Planet In My Kitchen; 3) Let Go; 4) The Humming Wires;

5) I Promise; 6) Throw Them To The Lions; 7) An Execution;

8) The Quarterdrawing Of The Dog; 9) Lullaby; 10) Umbrella; 11) Shooting Sun;

12) Sleepwalking (On The High Wire); 13) She Cracked; 14) She's Cuckoo;

15) Something Blue; 16) The Whole Price Of Blood; 17) Mechanical Eyes.

​

CD III: 1) False Face; 2) Catwalk; 3) Something Wicked (This Way Comes);

4) Are You Still Dying Darling?; 5) El día de los muertos; 6) Sunless; 7) Staring Back;

8) Return; 9) Spiral Twist; 10) Sea Of Light; 11) I Could Be Again; 12) Hothead;

13) B Side Ourselves; 14) Swimming Horses; 15) All Tomorrow's Parties;

16) Hang Me High; 17) Black Sun.

​

CD IV: 1) Overground; 2) Placebo Effect; 3) Voices (On The Air); 4) Red Over White.

Siouxsie Downside Up.jpg

2023

Una vez disuelta para siempre la banda, solo quedaba rebuscar en los archivos para seguir publicando material. Tampoco hubieron de esforzarse mucho en buscar porque todo lo que encontraremos aquí son caras B de single, salvo el cuarto disco que se corresponde con el EP The Thorn de 1984, del cual las dos primeras canciones ya habían sido incluidas en LP previos. Sorprende encontrar tal cantidad de composiciones, pero claro, el nivel cualitativo de este material no puede ni compararse con los grandes temas de esta banda. Encontraremos también diferentes versiones de otras canciones ya conocidas, pues en las reediciones de la discografía de Siouxsie and The Banshees se incluyen numerosas demos de algunas cuyo título nos puede sonar por ese motivo.

 

Del primer disco tan solo podría destacarse la siempre efectiva ‘Metal Postcard (Mittageisen)’, todo lo demás son despojos musicales de un grupo que falló muchas veces hasta encontrar lo verdaderamente bueno. Incluso escucharemos una canción francesa con instrumentación orquestal. La animada ‘Coal Mind’ también resulta pasable, aunque se ha de soportar la penosa rima “Madonna medusa / I spy a loser”. Como podemos observar, ‘Voices (On The Air)’ fue regrabada para el EP The Thorn, pero en las dos grabaciones aquí incluidas (la primera parece una demo) tampoco convence su estilo de mantra psicodélico con efectos de distorsión, sobre todo vocal. También ‘Red Over White’, que en este caso sí mejora sustancialmente en el EP y pasa de ser un bodrio monótono a una pieza de ambiente intrigante y con un apartado vocal que capta la atención, aunque tampoco sea una canción para enmarcar.

 

Por el contrario, realizan una lamentable versión de ‘20th Century Boy’, de T. Rex, donde suenan a grupúsculo punk sin talento. La cara de bochorno que se le queda a uno cuando escucha algo como ‘Slap Dash Snap’ o ‘Supernatural Thing’ es para hacerse un selfie y guardarlo para la posteridad. Si alguien quiere saber cómo es esta banda haciendo música electrónica de baile precursora de la escena dance de los noventa (‘Slap Dash Snap’) o haciendo proto-hip-hop (‘Supernatural Thing’), debe dirigirse a estos temas; sendos horrores, por cierto. No queda ahí la cosa, porque los gritos de niños que añaden a ‘Pulled To Bits’ la vuelven insoportable, si bien la propia Siouxsie compite por sonar más desagradable todavía en ‘Drop Dead/Celebration’, como si se sintiera Divine en Pink Flamingos y necesitara ser la más repulsiva del lugar. De todas maneras, también meten la pata cuando intentan hacer algo formal. Una sobria percusión es el acompañamiento principal de ‘Follow The Sun’ y eso es un problema para los Banshees, quienes pretenden ahí (o también en ‘We Fall’) seguir la estela de Joy Division pero eso no es lo suyo. Lo de esta banda era encontrar su voz propia y por eso han pasado a la historia.

 

El segundo disco es algo mejor que el primero, lo cual tampoco es decir mucho. Comienza de una manera lamentable y no es hasta que llega la sobriedad de ‘Let Go’ que respiramos un poco. En este segundo disco acabamos antes si señalamos que los temas más flojos (quitando ya los dos primeros, bien horrorosos) son los siguientes: ‘Throw Them To The Lions’, ‘An Execution’, ‘The Whole Price Of Blood’ y ‘Mechanical Eyes’. El resto no son precisamente para lanzar cohetes, pero pueden escucharse con cierto agrado y encontrar curiosidades como el ritmo rockabilly de ‘The Humming Wires’, pero en definitiva no deja de ser todo material exclusivamente destinado para fans. La única canción de este disco que parece elevarse por encima de la media es ‘Sleepwalking (On The High Wire)’ por su cuidada ambientación sustentada en un preciso ritmo enriquecido por sonidos poco usuales de guitarra.

 

En el tercer disco se sigue exactamente la misma tónica mediocre y resulta desesperante intentar hablar de su contenido. Como un servidor no se incluye en el conjunto de fans de Siouxsie and The Banshees, me permitiré el lujo de pasar olímpicamente de buena parte de su contenido y dirigirme así a algunos de sus últimos temas, que sí valen la pena porque ¿cómo perderse una interpretación en directo de ‘Swimming Horses’? Eso siempre es gloria musical. Es una agradable sorpresa encontrar también una interpretación en directo de ‘All Tomorrow's Parties’ de The Velvet Underground que hace justicia a la original, también cantada por una mujer con carisma como Nico. A continuación llega una composición original que por fin aporta algo de energía rockera, aunque sea de manera tan académica como resulta ser ‘Hang Me High’. Por lo demás, no es necesario perder tiempo señalando los motivos latinos en ‘El día de los muertos’ o los africanos en la percusión frenética de ‘Sunless’, esto podría llevarnos a pensar que hay algo interesante aquí. Pero lo más interesante son básicamente las canciones que ya se conocían con antelación, el resto es casi todo morralla o desechos.

VOICES IN THE AIR: THE PEEL SESSIONS

Año de publicación: 2006

Puntuación:

1) Love In A Void; 2) Mirage; 3) Metal Postcard; 4) Suburban Relapse;

5) Hong Kong Garden; 6) Overground; 7) Carcass; 8) Helter Skelter; 9) Placebo Effect;

10) Playground Twist; 11) Regal Zone; 12) Poppy Day; 13) Halloween; 14) Voodoo Dolly;

15) But Not Them; 16) Into The Light; 17) Candyman; 18) Cannons; 19) Land's End.

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Los archivos musicales de Siouxsie & The Banshees nos depararon, esta vez sí, una alegría de verdad. Las actuaciones en el programa de radio de John Peel suelen ser de gran calidad (cuando los músicos están inspirados, claro) y esto no es una excepción. Casi todas las actuaciones pertenecen a sus primeros años, de 1977 a 1981, mientras que las tres últimas pertenecen a 1986. Algunas de las primeras fueron incluidas como material adicional en la reedición Deluxe de The Scream. Lo mejor del contenido incluido está entre los doce primeros temas, de 1977 a 1979, pues nos muestran a un grupo dispuesto a darlo todo para conseguir la atención y repercusión que se merecían.

 

Los cuatro primeros temas son de noviembre de 1977, cuando ni siquiera había salido publicado The Scream, y el grupo suena espectacular. Hay que quitarse el sombrero ante un sonido tan penetrante y consistente, toda una muestra de post-punk que dejaba obsoleto todo el punk cuando este justo llegaba a su apogeo. Se les puede perdonar que en ‘Suburban Relapse’ se dejen llevar por el instinto primario y se dediquen a molestar un poco, que es lo que se llevaba en esa época para estar en la onda. Del quinto tema al octavo nos situamos en febrero de 1978 y mediante ‘Hong Kong Garden’ ya empezaban a mostrar un lado más artístico dentro de los parámetros definidos por el punk.

 

La época algo más floja en cuanto a inspiración compositiva de Join Hands viene reflejada entre los temas nueve y doce, correspondientes a una sesión de abril de 1979, aunque afortunadamente tocan la impresionante ‘Playground Twist’. Sin embargo, las peores interpretaciones son las de febrero de 1981, que se corresponden con los temas que van del 13 al 16, entre los cuales viene incluida una canción que parece inédita, ‘But Not Them’, pero que en realidad se trata de una canción del grupo The Creatures, un proyecto paralelo de Siouxsie con el baterista de los Banshees. Se nota que son ellos dos solos, porque solo escuchamos una percusión étnica y un instrumento tipo cascabel que lo tocaría Siouxsie mientras canta. Pero se hace bastante pesado el temita.

 

Las tres últimas canciones son de una actuación en 1986 y por ello pertenecen a Tinderbox, aunque al menos suenan bien en ellas y eso ya es bastante para un grupo que ya no iba a levantar cabeza más. En resumen, se aconseja escuchar este álbum porque dos terceras partes de su contenido reflejan lo que es el espíritu del rock bien entendido. En sus mejores momentos, Siouxsie & The Banshees transmitían en directo mucha fuerza y emoción, dos ingredientes que juntos transforman la música en algo vital.

AT THE BBC

Año de publicación: 2009

Puntuación:

CD I: … 17) Arabian Knights; 18) Red Over White; 19) Headcut; 20) Supernatural Thing.

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CD II: 1) Coal Mind; 2) Green Fingers; 3) Painted Bird; 4) Cascade; 5) Candyman;

6) Cannons; 7) Land's End; 8) Shooting Sun; 9) Song From The Edge Of The World;

10) Little Johnny Jewel; 11) Something Blue; 12) Green Fingers;

13) Bring Me The Head Of The Preacher Man; 14) Sweetest Chill; 15) Cannons;

16) Melt!; 17) Candyman; 18) Land's End.

​

CD III: 1) Night Shift; 2) 92 Degrees; 3) Pulled To Bits; 4) Switch; 5) Happy House;

6) Cities In The Dust; 7) The Last Beat Of My Heart; 8) The Killing Jar; 9) Christine;

10) This Wheel's On Fire; 11) Something Blue; 12) Rawhead And Bloody Bones;

13) Carousel; 14) Rhapsody; 15) Skin; 16) Spellbound; 17) Hong Kong Garden.

Como complemento y colofón a la carrera de Siouxsie and The Banshees apareció este box set conformado por tres CD y un DVD donde se recogen las grabaciones en diferentes programas de la BBC a lo largo de su carrera. La mayor parte del primer disco (que no se han escrito arriba) y las tres canciones sombreadas del segundo pertenecen a las grabaciones en el programa de John Peel que ya habían salido publicadas previamente como Voices On The Air: The Peel Sessions (la calificación indicada arriba no tiene en cuenta estas canciones ahora repetidas). Tampoco es que quede en el resto del contenido nada por descubrir, pues prácticamente todas las canciones de título más raro ya las habíamos descubierto previamente en el recopilatorio de rarezas Downside Up. El único tema novedoso que encontraremos en estos tres discos es ‘Song From The Edge Of The World’, el cual había sido publicado como single en 1987 (el mismo año que la presente grabación) y que, afortunadamente, nos muestra a la banda retomando su estilo más gótico de los primeros años.

 

De lo que nos queda aquí por revisar del primer disco tan solo puede salvarse la estupenda ‘Arabian Knights’, si bien tampoco entusiasma como lo hacía en Juju. Pero las otras tres canciones son para olvidar, sobre todo la penosa ‘Supernatural Thing’ que ya padecimos previamente en Downside Up. El mejor disco de los tres es el segundo, pues a pesar de contener pocas canciones brillantes mantiene un tono aceptable, acorde a lo que debe ser un grupo importante. Pero lo único ciertamente discreto que encontraremos en el segundo disco son: ‘Coal Mind’, ‘Cascade’, ‘Green Fingers’, ‘Sweetest Chill’ y ‘Candyman’ (una enumeración que dejamos para quienes busquen ir al grano). Bueno, de ‘Candyman’ hay dos grabaciones diferentes, una la del programa de John Peel de 1986 (la que sí vale la pena) y otra más discreta casi al final del disco, de 1985. Lo demás es para disfrutarlo, sobre todo una excelente interpretación de ‘Painted Bird’ donde hechiza la guitarra, la cual todavía no era tocada por Robert Smith porque es de mayo de 1982. Del tercer disco tampoco hay mucho que decir cuando se conoce a esta banda en directo. En cuanto a lo peor, no convence la interpretación en directo de ‘Christine’, mucho menos las de ‘Cities In Dust’ y ‘Skin’, que denotaban el mal estado de forma de la banda y sobre todo de la propia Siouxsie. Pero enumeremos lo que sí vale la pena escuchar y aprovecharemos mejor el tiempo: ‘92 Degrees’, ‘Switch’, ‘Happy House’, ‘The Killing Jar’, ‘This Wheel's On Fire’, ‘Rhapsody’ y ‘Spellbound’.

 

Lo verdaderamente valioso de este box set es el DVD, pues contiene actuaciones diferentes a las que aparecen en los discos y aquí si podemos disfrutar de verdad en muchos momentos de Siouxsie & The Banshees en su época de esplendor, así como visualizar su decadencia en las actuaciones de finales de los ochenta. Hay dos maneras de verlo, pues si escuchamos el contenido completo nos saldrá todo en orden cronológico, mientras que si entramos en el menú podemos ver las canciones divididas en los programas televisivos donde se grabaron, ocho de ellas de un concierto de la serie Rock goes to College, aquella que nos ha dado magníficos conciertos de AC/DC y The Police. Si elegimos la opción de ver todo, el DVD comienza con dos canciones interpretadas en 1978 en el mítico programa británico The Old Grey Whistle Test, donde incluso una canción que no convence en directo como ‘Jigsaw Feeling’ queda eclipsada por el carisma de la vocalista. En las pocas actuaciones de finales de 1982 y de 1983 podremos ver a Robert Smith (The Cure) como distinguido guitarrista de la banda, aunque eso solo nos da para cuatro canciones (‘Melt!’ y ‘Dear Prudence’ están repetidas y aparte las dos de ‘Dear Prudence’ son en playback), aunque entre ellas están las soberbias ‘Painted Bird’ y ‘Overground’. A lo largo del DVD Siouxsie nos mostrará su amplio vestuario, lo cual es también símbolo de su decadencia, pues solo hay que verla en la actuación de 1988 (haciendo playback con ‘Peek-A-Boo’) para darse cuenta de que nos han dado el cambiazo, como también parece otra diferente en la última actuación de 1991. Eso sí, tendremos que escuchar varias canciones por duplicado porque la mayoría de actuaciones son de sus cinco primeros años, así como algunas actuaciones televisivas en playback, pues el famoso programa Top Of The Pops era normalmente de esa manera.

VÍDEOS

NOCTURNE

Año de publicación: 1983

​Del álbum de mismo título se publicó el vídeo de los conciertos correspondientes acaecidos en el Royal Albert Hall. Como es de la época que estuvo Robert Smith como guitarrista, podemos verle desgranando el repertorio de forma impecable y también con discreción, pues se sitúa apartado a un lado porque ya tenía bastante con haberse aprendido todo lo que debía tocar, teniendo ya su propio grupo. El vídeo contiene menos temas que el álbum, aunque desgraciadamente nos toca tragarnos igual los casi diez minutos de ‘Voodoo Dolly’. Nos muestra a una Siouxsie todavía en plena forma, creciéndose en directo como una reina entre el punk y el gótico que transmite toda su pasión por lo que canta. Solo hay que ver ‘Sin In My Heart’, repetitiva cuando solo se escucha la música, pero con imágenes se aprecia la convicción con la cual canta Siouxsie y nos olvidamos de lo que repite continuamente. Como ya vimos, el repertorio no es el mejor posible, por lo que este vídeo queda como un documento visual de lo que significaba un concierto de Siouxsie and The Banshees (aunque en realidad sea la unión de dos).

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