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PRINCE

2021

FOR YOU

Año de publicación: 1978

Puntuación:

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1) For You; 2) In Love; 3) Soft And Wet; 4) Crazy You; 5) Just As Long As We're Together;

6) Baby; 7) My Love Is Forever; 8) So Blue; 9) I'm Yours.

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2021

Esa mirada desafiante en la portada concuerda con la imagen de un artista que todavía presentaba cierta timidez para colocar su rostro con nitidez pero que nos mira con la seguridad de quien sabe lo que está haciendo. El humilde debut de Prince nos muestra a un músico que lo hace absolutamente todo: componer, cantar, tocar todos los instrumentos y producir el álbum. Todo ello con un convencimiento propio de alguien más experimentado, pero es que Prince siempre fue ese alumno aventajado cuya soberbia no le permitió llegar nunca a maestro. Aquí se desenvuelve con ligereza sobre todo en el lenguaje del funk, el idioma musical en el que se ha formado.

 

Pero encontramos ya características que definirán la música de toda su carrera, sobre todo en su predilección por los falsetes y las voces hiperagudas. De esta manera, se hace difícil por momentos saber si en ese breve inicio titulado ‘For You’ está cantando Prince o una mujer, de tan aguda que se escucha la voz. Y pronto pone las cartas sobre la mesa con el funky accesible y algo edulcorado de ‘In Love’, que resulta más pegadizo de lo que pudiera preverse y contiene una sensacional melodía de teclado (justo la escuchamos al comienzo) a la altura de los mejores músicos que empleasen el sintetizador en esa época.

 

El título de ‘Soft And Wet’ ya nos presenta al Prince picarón aunque todavía tímido para ser tan explícito como unos años después. Vuelve a ser un tema bailable y con gancho, aunque denota más las ganas de impactar que de demostrar dedicación en las composiciones. Esa inmediatez es la que consigue que la movidita ‘Just As Long As We're Together’ capte la atención desde el principio, si bien le sobra la mitad de su largo minutaje porque está dirigido a las discotecas. Por otra parte, ‘Crazy You’ es una balada algo simplona y con la misma voz afeminada, mientras que donde ya se pasa de empalagoso es en ‘Baby’ y ‘So Blue’, dos canciones más propias de un cantante falso y comercial. Y es que estos dos adjetivos pocas veces podrán aplicarse a este artista, mucho menos simultáneamente.

 

Cuando llega ‘My Love Is Forever’, ya suena demasiado repetitiva y tan solo puede destacarse el solo de guitarra que muestra a un Prince poseedor de una destacable técnica con el instrumento. Esa brillantez la repite con el sensacional riff que introduce ‘I'm Yours’, toda una descarga de adrenalina para el final, pues conjuga los ritmos funky con la fiereza del rock, dejando como resultado el mejor tema del álbum y una interpretación vocal mejorable por la falta de experiencia. Esa falta de experiencia se deja entrever también en la segunda mitad enteramente instrumental, pues aunque Prince demuestra su habilidad como multiinstrumentista y productor, el sonido no es todo lo consistente que se presume si estuviera ejecutado por músicos de sesión. Pero tampoco es necesario hacer escarnio de un debut flojo pero con momentos de interés que denotaban un cierto talento oculto. La clave estará en la capacidad de Prince para ir aprendiendo de los errores y mejorando con el transcurso de los años.

PRINCE

Año de publicación: 1979

Puntuación:

1) I Wanna Be Your Lover; 2) Why You Wanna Treat Me So Bad?; 3) Sexy Dancer;

4) When We're Dancing Close And Slow; 5) With You; 6) Bambi; 7) Still Waiting;

8) I Feel For You; 9) It's Gonna Be Lonely.

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Podemos fijarnos nuevamente en la portada del álbum para darnos cuenta rápidamente que la timidez en Prince era ya historia, pues pocos artistas se hubieran atrevido a posar de esa guisa en la portada, como tampoco en la foto desnudo a lomos de un Pegaso de la contraportada, aunque no se vea ninguna parte conflictiva del cuerpo. Respecto a la música, la evolución es apreciable a nivel cualitativo y es mérito exclusivo de Prince, quien vuelve a ser dueño absoluto como compositor, ejecutor y productor. Todo un artesano de la música.

 

El primer tema clásico de la carrera de Prince es ‘I Wanna Be Your Lover’, que en realidad solo recoge su talento para la melodía, pues musicalmente sigue ese estilo de funk bailable rayano en la música disco que ya estaba desarrollando en ese final de década el grupo Chic entre otros, cuyos cerebros Nile Rodgers y Bernard Edwards eran unos reyes del género. Y bueno, con la voz tan aguda de Prince, casi podríamos imaginarnos a Diana Ross cantando algo así, pues precisamente un año después triunfará con una extraordinaria canción de estilo similar: ‘Upside Down’, cuyos compositores curiosamente eran los citados Rodgers y Edwards. El entusiasmo inicial no se apaga cuando llega la animada ‘Why You Wanna Treat Me So Bad?’, cuyo estribillo queda un tanto forzado por los golpeos de teclado que añade. Pero vemos cómo la cadencia del álbum va decayendo cuando llega el funk bailable más convencional de ‘Sexy Dancer’.

 

La balada ‘When We're Dancing Close And Slow’ no está mal pero se olvida rápidamente, aunque al menos no parece un pasteleo vulgar como ocurre con ‘With You’ y ‘Still Waiting’. Quien quiera escuchar un primer ejemplo del gran baladista que llevaba dentro debe dirigirse directamente a la final ‘It's Gonna Be Lonely’, de emotivas melodías vocales, cuidada estructura y variedad de detalles instrumentales que enriquecen los arreglos. En ‘Bambi’ cambia completamente de tercio y abusa demasiado de un riff de guitarra que pronto revela su flaqueza, pero de todas formas nos demuestra Prince su dominio de la guitarra con unos vistosos solos donde se deja llevar como si fuera un músico de rock duro.

 

Nos queda así un álbum bastante variado que demostraba la versatilidad de Prince, quien siempre tendrá esa base de funk y la otra tendencia a las baladas amorosas, pero sin renunciar a otros estilos y sonidos que amplíen su espectro sonoro. Ese “Very special thanks to God” que leemos en los agradecimientos no se sabe bien si es otra provocación más o significa que tenía una gran devoción religiosa. Recordemos que acabó formando parte de los Testigos de Jehová ya en el siglo XXI, algo paradójico para quien había afirmado sentirse esclavo de las discográficas, pues en ambos casos la motivación principal de quienes tienen el mando no es la creencia religiosa o el arte, respectivamente, sino de forma conjunta el dinero y el poder social.

DIRTY MIND

Año de publicación: 1980

Puntuación:

1) Dirty Mind; 2) When You Were Mine; 3) Do It All Night;

4) Gotta Broken Heart Again; 5) Uptown; 6) Head; 7) Sister; 8) Partyup.

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Para un artista hiperactivo y con tanta capacidad de trabajo y aprendizaje, era cuestión de tiempo que comenzara a mejorar cualitativamente y empezara a facturar álbumes más consistentes. Dirty Mind puede considerarse el principio de la leyenda de Prince, pues era evidente que no se trataba simplemente de un joven provocador con algunas ideas musicales, sino que se trazaba una evolución constante donde las ideas fluirán a raudales, aunque todavía la cantidad excede con creces a la calidad que podía esperarse de un músico tan completo, es decir, que consiga destacar tanto en la composición como en la ejecución y la producción, por no hablar de su instinto empresarial. Pero todo era un aprendizaje continuo del que se esperaba que llegaran los resultados, más pronto o más tarde.

 

La canción que abre el álbum, ‘Dirty Mind’, ya nos muestra los ingredientes que busca Prince para llamar la atención: voz afeminada y chillona, sintetizadores pegadizos y letras de contenido sexual, aunque aquí no traspasa todavía ciertos límites. Esos límites sí serán sobradamente traspasados en la explícita ‘Head’, donde Prince nos abochorna con sus ganas de sexo oral y nos empacha en algunos momentos con un exceso de sintetizadores. En lo musical, ‘Head’ y la canción que aparece anteriormente, ‘Uptown’, casi podrían intercambiarse como ejemplos de funk bailable, pero ambas sirven como buenos ejemplos, pues la final ‘Partyup’ acaba sonando a lo típico que esperamos de cualquier artista de funk que desee tocar una pieza de baile.

 

En ‘When You Were Mine’ sabe recoger con sabiduría la simplicidad melódica de la tradición soul para aunarla con un ritmo moderno de electro-funk del que tanto uso estaba haciendo, basándose en los sintetizadores. Este tema se lo harán versionar a Cyndi Lauper para su debut en unos pocos años, pues parecía ideal para cantantes frívolas que busquen agradar al máximo de gente posible. Justo a continuación, ‘Do It All Night’ demuestra que de entrada sigue buscando melodías sencillas que llamen la atención, si bien el desarrollo luego es más convencional. Aunque lo único que puede considerarse flojo de este álbum es la aburrida balada ‘Gotta Broken Heart Again’, que al menos dura poco más de dos minutos. En cuanto a ‘Sister’, es un tema pop de ritmo adictivo que dura todavía menos, un minuto y medio de frenesí melódico.

 

Prince no era todavía un superventas pero sí conseguía vender lo suficiente para tener una cierta repercusión más allá de sus provocaciones, pues por esa época ya actuaba con vestuario indecente en los conciertos. En cualquier caso, ya era la niña bonita de la crítica estadounidense, ya que la visión empresarial de Prince le llevó desde el principio a saber ganarse también a las personas influyentes del circuito musical. Pero para quien tenga afición por la música funk y sus variantes, saldrá satisfecho de escuchar Dirty Mind, excepto que se escandalice por algunas de sus letras perturbadoras.

CONTROVERSY

Año de publicación: 1981

Puntuación:

1) Controversy; 2) Sexuality; 3) Do Me, Baby; 4) Private Joy; 5) Ronnie, Talk To Russia;

6) Let's Work; 7) Annie Christian; 8) Jack U Off.

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Sabe a poco encontrar tan solo ocho canciones nuevamente cuando sabemos que Prince era desde el principio muy prolífico en la composición (ya por entonces aireaba lo de su gran archivo de música compuesta y grabada, él, que siempre dominó los hilos de la autopublicidad). Aunque por entonces ya tenía un grupo de músicos conformado para las actuaciones en directo, en el estudio Prince vuelve a ser quien toca casi todos los instrumentos y tan solo se ayuda de otros músicos en momentos puntuales. En lo musical, existe una continuidad con el sonido desarrollado en los álbumes previos, de tal manera que predomina el funk pero no existe ningún problema en dejarse influir o directamente abrazar otros géneros.

 

Vuelve a colocar un tema impactante para abrir el álbum, de tal manera que ‘Controversy’ engancha desde el principio con su pegadizo ritmo y melodías vocales, añadiendo sutiles detalles instrumentales, de tal manera que sus siete minutos de duración pasan sin que se noten. Un gran ejemplo de canción funk que sobrepasa fronteras musicales. Estaba claro que Prince dominaba el género de baile y por ello le salen fácilmente canciones dinámicas y atractivas como ‘Private Joy’, donde añade uno de esos estruendosos solos de guitarra que le salen de vez en cuando, como si se hubiera pasado a la música heavy por unos instantes. Todavía más se desgañita con la guitarra en la politizada ‘Ronnie, Talk To Russia’, una crítica mordaz a Ronald Reagan, quien por entonces se había estrenado en la Casa Blanca y resultaba necesario que no le saliera el cowboy que llevaba dentro para dirigir la política exterior. La guitarra parece que exterioriza la rabia interior de Prince por la llegada al poder de otro Republicano, que en política exterior no variará mucho lo que llevaba haciendo Estados Unidos en las décadas anteriores, pero en política interior comenzará esa desregulación de los mercados financieros que supondrá el germen de la futura “cultura del pelotazo” que seguimos padeciendo, donde unos pocos se enriquecen con el esfuerzo financiero de todos sin riesgo alguno, pues los estados sufragan las quiebras de las entidades bancarias. Negocio rentable asegurado.

 

Los agudos gemidos de Prince que escuchamos al principio y a lo largo de ‘Sexuality’ ya pueden ahuyentar a más de uno, pero se perderá la brillante guitarra funk que sobresale en este tema más secundario. El deseo de provocar al oyente queda demasiado exagerado con la letra de ‘Annie Christian’, donde mezcla prostitución y asesinato incluso nombrando hasta al entonces recientemente asesinado John Lennon, que es ya el colmo de querer provocar a toda costa. Como excusa, realiza una experimentación sonora que en la época debió ser novedosa pero hoy día suena anticuada y molesta, aunque se le ha de reconocer la valentía de publicar algo así, jugando con las atonalidades. Tampoco es que sea gran cosa ‘Jack U Off’, pero queda curiosa esa mezcla de rock, funk y pop, donde uno no sabe bien a qué atenerse, mientras que otro tema sobresaliente de funk bailable es ‘Let's Work’.

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Nos queda por citar ‘Do Me, Baby’, que no es nada más que la típica balada funk que aparte acaba sobrepasando los siete minutos de duración sin que esté justificado. Como vemos, todavía no acababa de sobresalir en las baladas y se desenvuelve mucho mejor en los temas más dinámicos, sin que todavía no se pueda hablar de un despegue artístico ni que se le pudiera calificar de otra cosa que no fuera ser una promesa. Pero bueno, iba por buen camino.

1999

Año de publicación: 1982

Puntuación:

1) 1999; 2) Little Red Corvette; 3) Delirious; 4) Let's Pretend We're Married; 5) D.M.S.R.;

6) Automatic; 7) Something In The Water (Does Not Compute); 8) Free;

9) Lady Cab Driver; 10) All The Critics Love U In New York; 11) International Lover.

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La hiperactividad de Prince le llevaba a una media de un álbum por año sin ningún problema, dejando al mismo tiempo una buena cantidad de material archivado. 1999 era originalmente un doble LP, lo cual resulta excesivo para contener tan solo once temas y conociendo el estilo que venía desarrollando desde sus comienzos. Con ello se deduce rápidamente que habrá una buena cantidad de temas de larga duración y se intuye que muchos de ellos serán de ritmos rápidos y bailables, que es donde se puede justificar una larga duración. No nos llevaremos ninguna sorpresa respecto a lo que estaba haciendo hasta ese momento, pero sí se aprecia la confianza y la experiencia que rezuma este álbum, depurando su sonido hasta alcanzar un resultado impecable de producción.

 

El pegadizo y particular funk que asociamos con el primer Prince es lo que escuchamos nada más comenzar ‘1999’, una canción cuya letra nos muestra la excusa perfecta para  salir de fiesta, pues tiene que llegar el día del Juicio Final y el tiempo ha de aprovecharse antes de eso. La vertiente de pop no tarda en aparecer en ‘Little Red Corvette’, una canción demasiado ensalzada por la prensa si nos fijamos en la melodía vocal algo atascada que posee, incluida la del estribillo. Pero planta la semilla de futuras explosiones gloriosas de pop como ‘Raspberry Beret’. Donde sí se ha de llevar cuidado es con el sintetizador que caracteriza ‘Delirious’, ya que puede resultar bastante irritante si no se está preparado para tolerar toques pueriles en una canción.

 

Como cabe esperar de piezas de larga duración, abundan los temas directamente dirigidos a las pistas de baile pero bien entretenidos a pesar de que en los primeros minutos ya nos lo han mostrado todo, como ‘Let's Pretend We're Married’ o ‘Automatic’. Algo más discreta queda ‘Something In The Water (Does Not Compute)’, pero el ritmo rápido la mantiene en pie. En cambio, ‘Lady Cab Driver’ contiene detalles melódicos que animan desde el principio, aunque luego las voces femeninas simulando un orgasmo ya no son para todos los gustos. Este tipo de cosas es lo que le debió chirriar a la mujer de Al Gore y al resto de señoras de bien, guardianas de la pulcritud de la juventud estadounidense.

 

Mediante ‘D.M.S.R.’ y sus prominentes sintetizadores entra con fuerza en la escena techno del momento, compitiendo con cualquier grupo de moda de ese año. Por el contrario, ‘Free’ y ‘International Lover’ son olvidables baladas que demuestran nuevamente que ese tipo de canciones no eran su fuerte. Por la segunda nominaron por primera vez a Prince al Grammy, quizá seducidos por la letra que hace un símil entre el acto sexual y un viaje en avión. Por otro lado, se apoya demasiado en el mismo ritmo monolítico ‘All The Critics Love U In New York’, aunque Prince introduce una desenfrenada guitarra eléctrica, en modo heavy, para impactar al oyente desprevenido.

 

La importancia histórica de este álbum radica en que se marcan unas pautas que regirán la música sintética y comercial de los siguientes años. Había comenzado la década de los ochenta y el concepto de “producto musical” ya se estaba explotando, apoyándose en la facilidad de grabar música que comportaban las nuevas tecnologías de los estudios de grabación. Dinero rápido y fácil para productos de marketing con efímera vida útil. “Money for nothing and chicks for free”, que acabará cantando Mark Knopfler en los Dire Straits. Pero Prince aquí nos ofrece un álbum de elaboración personal, con su propio concepto de cómo publicitarlo y se ha de reconocer el buen gusto que tiene para los arreglos. Esto todavía está por encima de la simple música comercial.

PURPLE RAIN

Año de publicación: 1984

Puntuación:

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1) Let's Go Crazy; 2) Take Me With U; 3) The Beautiful Ones; 4) Computer Blue;

5) Darling Nikki; 6) When Doves Cry; 7) I Would Die 4 U; 8) Baby I'm A Star; 9) Purple Rain.

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Parece que Prince se lo pensó mejor y aguardó un largo período de dos años para conseguir una obra más consistente que el tiempo ha dejado como una de las mejores de su carrera. Estos dos años no significaban que hubiera estado parado (eso nunca), sino que para esta ocasión fue más allá e ideó un proyecto de película y álbum que elevaba el ya de por sí elevado estatus de Prince como estrella de la música de los ochenta, aunque su celebridad mundial podemos decir que comienza ahora. Como podemos ver en la portada, se trata de Prince and the Revolution, que es el nombre que le puso a los músicos que le acompañaban en los últimos años. En cualquier caso, Prince sigue como multiinstrumentista y como productor, conformando así otra obra personalísima y triunfadora.

 

La balada por antonomasia de Prince es sin duda ‘Purple Rain’, que en manos de algún otro artista podría haber quedado empalagosa pero aquí suena convincente por la humildad (sí, humildad en Prince) que transmite el apartado vocal, todo embellecido por unos arreglos instrumentales delicados y repletos de detalles sugerentes. Su duración de casi nueve minutos puede parecer excesiva, pero es que se explaya con casi dos minutos finales de teclado y violines que parecen estar anunciando un final que no llega. En cualquier caso, este señalado tema contiene por medio uno de los mejores solos de guitarra que haya tocado Prince, aparte de que, con el tono de balada épica que consiguen los músicos, se colocan al nivel de cualquier gran grupo de rock. Y eso es todo un mérito para una gente que venía del funk y la llamada “música negra”. Más definitoria resulta la pieza inicial, ‘Let's Go Crazy’, pues mediante ella deja definitivamente de sonar como un artista funk de los setenta y suena al mismo tiempo moderno, comercial y experimental, con un desenfrenado ritmo donde parece que el sintetizador se va a exceder pero luego se mantiene con mesura. A destacar también el espectacular trabajo de guitarra que desarrolla Prince, aunque no contamos la parte final que es más un lucimiento egocéntrico que tampoco era necesario. También se desenvuelve de manera similar en ‘Baby I'm A Star’, quizá más destinada a las pistas de baile.

 

La fama de ‘Darling Nikki’ proviene de que fue una de las canciones que escandalizó a Tipper Gore y a otras madres puritanas con maridos poderosos, temerosas de que sus hijas iban a replicar todo lo que escuchaban en sus equipos de música de gama alta. Porque claro, debemos entender que esas señoras no escuchaban una letra sobre masturbación, sexo y orgasmos en un radiocasete de un altavoz, donde ni se puede hacer caso a lo que se escucha. En cualquier caso, si nos abstraemos de cualquier escándalo y nuestra moral no se ve afectada por la letra, nos daremos cuenta de que se trata de una pieza muy bien construida, simulando de alguna manera lo que se va contando en la letra y con pegadizas melodías. Aunque si hablamos de canción pegadiza, esa es sin duda ‘When Doves Cry’, una brillante pieza de memorables melodías vocales y una sencilla pero irresistible melodía de teclado que escuchamos ya al principio. Es lo contrario que ‘The Beautiful Ones’, una balada algo sosa.

 

Unos ricos arreglos al estilo de los Beatles (o cabría decir de George Martin) es lo que llama la atención en ‘Take Me With U’, una canción pop de tempo medio, mientras que el cuasi-instrumental ‘Computer Blue’ es el intento de hacer algo moderno sin perder las señas de identidad que se había labrado Prince, lo cual quiere decir que las florituras de guitarra eléctrica no faltan a pesar de que predominan los sintetizadores. La mejor parte llega transcurridos los dos primeros minutos, donde incluso podemos escuchar alguna pegadiza melodía de teclado punteada por la guitarra. Aparte, es la única composición en la cual aparecen como coautores algunos de los músicos de The Revolution. En cambio, ‘I Would Die 4 U’ se asemeja más a lo que era la música pop de sintetizadores de los ochenta, pero lo hace con fuerza y gancho. Todo lo anterior, tomado en conjunto, configura la obra más equilibrada de Prince dentro de su vertiente más comercial, sin escatimar en detalles artísticos que nos descubren el artista que llevaba dentro, más allá del mero espectáculo y la provocación.

2022

AROUND THE WORLD IN A DAY

Año de publicación: 1985

Puntuación:

1) Around The World In A Day; 2) Paisley Park; 3) Condition Of The Heart;

4) Raspberry Beret; 5) Tamborine; 6) America; 7) Pop Life; 8) The Ladder; 9) Temptation.

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2022

El éxito del álbum precedente le dio a Prince las claves de cómo debía enfocar su trabajo si pretendía continuar con la misma aceptación de crítica y público. De esta manera, Around The World In A Day no nos ofrece apenas novedades, sino que se trata de una continuación sin riesgos respecto a lo que había hecho con anterioridad. Volvemos a tener otra muestra de funk y pop aderezados con elementos de cualquier otro género, que todo tenía cabida en la mente de Prince. Como ya incluso tenía su propio estudio de grabación y sello discográfico (Paisley Park), no existía ningún impedimento para que siguiera su instinto, bien orientado para los nuevos tiempos como quedará demostrado en esta década.

 

La sombra de Purple Rain está bien presente y por ello encontramos algunas similitudes sospechosas. De esta manera, ‘Around The World In A Day’ es como una reescritura de ‘When Doves Cry’, ralentizándola ligeramente y añadiendo detalles más experimentales, de tal manera que el resultado queda bien interesante. De manera análoga, ‘The Ladder’ es el intento de hacer una balada similar a ‘Purple Rain’, pero en esta ocasión ya no tiene tanta gracia y al menos se agradece que se sostenga con dignidad. En ‘Temptation’, el tema más largo del álbum con sus más de ocho minutos, acaba recargando demasiado el sonido en algunos momentos, excediéndose así en su afán experimental porque en estos casos es mejor ser breve. Prince juega también con su voz, llevándola desde los sonidos más graves a los chillidos más agudos, lo cual puede irritar a cualquier persona que no sea devota de todo lo que salga de la laringe del de Minneapolis. Los últimos tres minutos cambian el panorama al centrarse en un ritmo dinámico al que se añaden instrumentos y efectos mientras Prince monta su show pasional, lo cual no ayuda nada a lo dicho anteriormente.

 

El talento de Prince como genio del pop reaparece aquí en la vibrante ‘Raspberry Beret’, de adictiva melodía principal (ejecutada con instrumentos de orquesta) que es bien aprovechada junto a un pegadizo apartado vocal donde el estribillo se transfunde a la perfección con el entramado musical. En cambio, si nos fijamos en ‘Pop Life’ vemos que queda como un tema de relleno, como tampoco se muestra muy inspirado en ‘Tamborine’, el cual no va más allá de su penetrante ritmo donde no puede faltar la pandereta, como es obvio. Como le haría falta incluir algún tema bailable, lo soluciona con el funk modernizado de ‘America’ y aprovecha así para hacer algo de crítica a su país, que ya sabemos que en los Estados Unidos de América hay una parte de la población que llama a su país directamente América porque ya dan por hecho que ellos representan suficientemente a todo el continente.

 

Aparte de darle título a una canción y a un futuro complejo de grabación que mandará construir Prince, Paisley Park es el nombre que le dio al sello discográfico que fundó y que estrenó con el presente álbum. A la canción ‘Paisley Park’ la dota de una cierta solemnidad, de acuerdo con la letra sobre lo que entonces era un sueño de Prince que comenzaba a tomar forma. Aunque para solemne ya está ‘Condition Of The Heart’, pues a pesar de que escuchamos en primer lugar un sintetizador, su extensa introducción sigue las directrices de las piezas sinfónicas contemporáneas y luego su apartado vocal se desliza primero con delicadeza mientras Prince eleva paulatinamente el tono hasta que la percusión le ayuda a llegar al clímax de manera más apropiada. Como vemos, todos los ingredientes conocidos en este artista se nos muestran aquí porque todavía no había necesidad de cambiar. Prince está bien a gusto con su rol de artista autónomo y exitoso y era el momento de aprovechar ese éxito.

PARADE

Año de publicación: 1986

Puntuación:

1) Christopher Tracy's Parade; 2) New Position; 3) I Wonder U; 4) Under The Cherry Moon; 5) Girls & Boys; 6) Life Can Be So Nice; 7) Venus de Milo; 8) Mountains; 9) Do You Lie?;

10) Kiss; 11) Anotherloverholenyohead; 12) Sometimes It Snows In April.

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La idea desplegada en Purple Rain volvió a repetirse una vez más, esto es, Prince volvió a protagonizar una película y escribió la banda sonora para ella, que es el presente Parade. Bueno, en realidad fue más allá que en la experiencia anterior, pues en la nueva película, titulada Under the Cherry Moon, Prince fue también el director. Por supuesto, de esa película tan solo podrán hablar los fans acérrimos de este artista, pues el resto de la humanidad probablemente no vería algo así ni aunque la regalaran con la compra del disco. Respecto al apartado musical, que es de lo que va esta web, pues encontramos la sucesión natural de lo que habíamos escuchado previamente en Around The World In A Day.

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Parade contiene una de las canciones más conocidas de la carrera de Prince, que es ‘Kiss’, popularizada todavía más en la versión fruto de la colaboración entre The Art Of Noise y Tom Jones. En la versión de Prince, que es la original, abusa demasiado de los falsetes y los agudos para que pueda ser una gran canción, aunque esto quizá no sea una objeción para la gran cantidad de gente que se lanzó a comprar el single o incluso el presente álbum. En cualquier caso, su base rítmica acústica a la que se añaden más adelante los punteos funk es un acierto total, mientras que el estribillo es tan cautivador como en las grandes composiciones del de Minneapolis. La orquestación que ya habíamos observado en puntuales ocasiones con anterioridad, en este álbum la encontramos ya en el primer tema, ‘Christopher Tracy's Parade’, una especie de psicodelia funk donde la orquesta acaba volviéndose caótica al estilo de los Beatles psicodélicos. Como curiosidad, el nombre del título hace referencia al del personaje encarnado por Prince en la película.

 

Pero que nadie piense que estamos aquí ante un Prince experimental, puesto que este artista sabía muy bien como dotar su música de gancho comercial y ese es el sentido final de esta obra. La robótica ‘I Wonder U’ no pasa de ser una mera curiosidad, como tampoco puede faltar algo del funk moderno que tan bien le salía en ‘New Position’. Es también muy típico de Prince que si encuentra alguna melodía sencilla pero pegadiza no la desaproveche y por eso en ‘Life Can Be So Nice’ podemos escuchar repetidamente una de ellas, tocada con una especie de flauta, aunque bien pudiera ser perfectamente un teclado. La incursión en el music-hall de ‘Do You Lie?’ queda demasiado convencional y Prince se encarga de fastidiarlo más exagerando demasiado sus agudos en algún momento.

 

El aparatoso título de ‘Anotherloverholenyohead’ esconde un pop vistoso e ideal para las ondas comerciales, de ahí que fuera publicado como single. Es en canciones así donde observamos que Prince busca al gran público, de ahí que tengamos otros ejemplos como el pop elaborado con sentido comercial y trompetas a manta de ‘Mountains’ o el entretenido ritmo de ‘Girls & Boys’, aunque esta canción sin embargo acaba resultando aburrida porque abusa de los trucos habituales de Prince. Lo curioso de ‘Under The Cherry Moon’ es que queda como una actualización de las baladas de principios de los sesenta, mientras que el instrumental ‘Venus de Milo’ sería casi el polo opuesto porque podría servir para cualquier programa de sobremesa para toda la familia. También se pasa de indulgente en la relajada ‘Sometimes It Snows In April’, una balada acústica que dura casi siete minutos y acaba aburriendo mucho antes de que finalice. Como vemos, algunas buenas ideas se entremezclan con otras más convencionales y con un sonido conocido que ya no puede sorprender. La inspiración para conseguir memorables melodías comenzaba a ser algo puntual y esto se convertirá en un problema grave, pero Prince seguía con espíritu emprendedor su propio camino.

SIGN O' THE TIMES

Año de publicación: 1987

Puntuación:

CD I: 1) Sign O' The Times; 2) Play In The Sunshine; 3) Housequake;

4) The Ballad Of Dorothy Parker; 5) It; 6) Starfish And Coffee; 7) Slow Love;

8) Hot Thing; 9) Forever In My Life.

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CD II: 1) U Got The Look; 2) If I Was Your Girlfriend; 3) Strange Relationship;

4) I Could Never Take The Place Of Your Man; 5) The Cross;

6) It's Gonna Be A Beautiful Night; 7) Adore.

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Llegamos aquí a uno de esos álbumes controvertidos por la cantidad de alabanzas que ha recibido y la supuesta grandeza que se le atribuye. Ciertamente, la diversidad musical aquí contenida es abrumadora, pocos artistas pueden grabar una obra técnicamente impecable y mostrando tantos estilos juntos, pero con el paso del tiempo parece más un producto de su época y un simple paso más en la evolución ecléctica de Prince, si bien el funk sigue siendo el sustrato que nunca falta en sus obras, sea de forma directa o indirecta. Los mayores defensores del álbum y quienes dedican o han dedicado su tiempo a endiosar Sign O' The Times provienen en su mayor parte de Estados Unidos y sabemos que una de las prioridades de Prince fue siempre el marketing y engatusar a la prensa musical. Y bueno, históricamente los Estados Unidos han acertado más señalando a “los malos” (Hitler, Saddam Hussein, Bin Laden, los talibanes tras el 11S…) que a “los buenos” (Pinochet, Mubarak, los talibanes cuando luchaban contra la URSS…), así que en música quizá tampoco tengan un criterio claro para señalar cuáles álbumes merecen estar en el podio.

 

La canción que da título a la obra es un funk sofisticado y más bien reposado (para lo reposado que puede ser el funk) que mejora conforme avanza, pues la voz de Prince comienza sonando casi robótica. La jovialidad de los años ochenta, una década que define perfectamente este doble disco, aparece con fuerza en ‘Play In The Sunshine’, la cual parece enfilada hacia el techno debido a su teclado inicial tan típico de esos años (podría pasar por una canción de Olivia Newton-John), aunque parece que Prince se da cuenta de la situación y acaba introduciendo su estridente guitarra para remediarlo. Por su inicio, ‘If I Was Your Girlfriend’ parece que va a ser una broma y ojalá hubiera sido así, puesto que el falsete de Prince puede resultar molesto para quien no sea un fan. Aun así, es una composición bien estructurada y de agradable cadencia cuando el de Minneapolis no se sobrepasa en su afán de protagonismo. Eso sí, se excede un poco en buscar la modernidad a toda costa mediante las voces procesadas de ‘Housequake’.

 

No quedarán decepcionados quienes busquen funk y más funk, pues aquí hay ejemplos muy claros como ‘Hot Thing’ o la repetitiva ‘It’, de inmaculada ejecución pero que puede resultar monótono para quienes no sean amantes del género. El título de ‘The Ballad Of Dorothy Parker’ lleva a confusión porque no se trata de ninguna balada ni ninguna canción protesta, sino un funk relajado que se recrea más en la ambientación, que por cierto está bien lograda. Esa ambientación la busca también en ‘Forever In My Life’ o ‘Strange Relationship’, apoyándose en ella para que las canciones no decaigan. Por otra parte, con tanta música diversa no podían faltar momentos de reposo, pero nos deja indiferente en ‘Adore’ y nos cuela la aburrida balada ‘Slow Love’. No obstante, ‘The Cross’ es la prueba de que podía hacer canciones lentas con originalidad, pues hacia la mitad entra una percusión más continuada junto a una potente guitarra eléctrica y cambia el panorama por completo.

 

Si nos fijamos en el comienzo de ‘Starfish And Coffee’, parece que esté emulando a Joni Mitchell, aunque luego añade suficientes elementos de soul y góspel para que no haya más equiparaciones con la canadiense, en lo que es una agradable canción de curiosa percusión y pegadizo ritmo liderado por el teclado. Aunque versos como “If you set your mind free, baby / Maybe you'd understand” nos muestran que Prince no pierde nunca la oportunidad de, cuando menos, parecer obsceno. ‘U Got The Look’ resulta graciosa porque podría tomarse por una colaboración de Prince con Roxette (¡incluso en el título!), aquel dúo sueco de música comercial y enorme éxito, puesto que enlaza el funk moderno del primero con el estribillo pop cantado por una voz femenina. En segundo plano podemos escuchar la estruendosa guitarra de Prince. También podríamos tomar ‘It's Gonna Be A Beautiful Night’ como una canción de las bailables de Michael Jackson, que es como decir que Prince quiso demostrar que podía competir con el otro en terreno ajeno, dedicando para ello hasta nueve minutos.

 

A pesar de no tener melodías que entusiasmen como en otros temas más señalados de la carrera de Prince, ‘I Could Never Take The Place Of Your Man’ capta la atención desde el principio por su vistoso ritmo y la agradable cadencia que sigue el apartado vocal. Aparte, contiene un estribillo reconocible y sus más de seis minutos dejan lugar para un solo de guitarra y una interesante última parte instrumental que aleja esta canción de cualquier etiqueta puramente comercial. Es el mejor tema de este doble álbum muy variado pero irregular, tan irregular como suelen salirle los discos a los compositores hiperactivos y trabajadores como Prince. Tampoco puede decirse que hubiera mejorado de haber recortado su contenido hasta llegar a un álbum simple, una opinión muy socorrida que aquí no tendría sentido. Es Prince en plena evolución y con mucha ambición, pero sin la inspiración para crear melodías memorables u originales.

LOVESEXY

Año de publicación: 1988

Puntuación:

1) Eye No; 2) Alphabet St.; 3) Glam Slam; 4) Anna Stesia; 5) Dance On; 6) Lovesexy;

7) When 2 R In Love; 8) I Wish U Heaven; 9) Positivity.

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Como un Adán en el paraíso del funk se nos mostraba Prince en la portada de este nuevo álbum que volvía a ser un éxito de ventas a nivel mundial (pero en España mucho menos), si bien a escala algo menor que los álbumes precedentes. La fórmula ya es conocida pero la hiperactividad y afán de superación de Prince le llevan a hacer algunas pruebas y a adornar lo suficiente las composiciones para resaltar su contemporaneidad y quién está detrás, porque a estas alturas ya tenía un nombre entre el gran público. Tanto que, a pesar de cambiarse el nombre en el futuro a un símbolo u otras ideas extravagantes, siempre sobresaldrá el de Prince.

 

Un minuto de sonido ambiental y voces (donde no faltan chillidos agudos) debemos tragarnos antes de que llegue el funk típico de este artista en ‘Eye No’, perfectamente ejecutado pero nada que no hayamos escuchado con anterioridad. Lo más previsible en Prince es encontrar ese tipo de funk moderno, popularizado por él entre el gran público pero devoto de los grupos y artistas que le precedieron, aparte de estar alargado en exceso en muchas ocasiones, como observamos aquí en los temas ‘Lovesexy’, ‘Positivity’ (¡siete minutos!) y ‘Alphabet St.’. Mucho más original se nos muestra en ‘Glam Slam’ al actualizar esa mezcla de psicodelia y funk que descubrió al mundo Sly & The Family Stone. Tiene ese encanto de lo que es melódico y novedoso al mismo tiempo. A pesar de su título jocoso, ‘Anna Stesia’ es una canción seria que muestra el lamento por una soledad no deseada, todo ello bajo una sugerente cadencia vocal y una perfecta ambientación musical. Resulta bastante significativa la estrofa final, de una gran religiosidad.

 

La extremada/extremista percusión de ‘Dance On’ nos muestra a un Prince precursor de la escena dance de la siguiente década. Es una pieza experimental pero llevada por el buen camino, al contrario de lo que hará muy pronto en la penosa banda sonora de Batman. No se le olvida incluir una balada empalagosa como ‘When 2 R In Love’ para satisfacer a su público menos exigente, porque lo mínimo que se debe esperar de Prince es algo con más melodía como ‘I Wish U Heaven’. La sensación que deja este álbum es la de un artista que busca en algunos momentos un nuevo lenguaje musical al que adaptar su predilecto funk, sabiendo que ya ha transitado suficientemente por ese viejo camino. La inteligencia está ahí, pero también la repetición y el artificio.

BATMAN

Año de publicación: 1989

Puntuación:

1) The Future; 2) Electric Chair; 3) The Arms Of Orion; 4) Partyman; 5) Vicki Waiting;

6) Trust; 7) Lemon Crush; 8) Scandalous; 9) Batdance.

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Tras haber creado música para películas propias, Prince se embarcó en la banda sonora de una película que no tenía nada que ver con él pero que tenía un público ansioso por descubrirla: Batman. El proyecto de la película no podía ser más ilusionante porque había sido encargado al entonces emergente Tim Burton, quien venía de dirigir aquella comedia surrealista de terror titulada en nuestro país de manera vergonzosa como Bitelchús (Beetlejuice era el título original), tras unos interesantes inicios que demostraban una visión propia de autor. Pero el Batman de Burton queda para la historia como uno de los mejores ambientados pero con un argumento muy flojo. Como Prince se pensó que se trataba de una película comercial, que lo era, pues no se calentó mucho la cabeza y se metió en el estudio a grabar lo primero que le vino a la mente de música de baile y baladas.

 

Lo único verdaderamente decente de esta banda sonora lo encontraremos al principio en ‘The Future’, una pieza dinámica y seria donde crea una ambientación bien lograda para tratarse más bien de una canción de baile. Esto hubiera sido lo deseable para el resto del álbum, pero pronto observamos que no es así para nada. Encontraremos canciones animadas pero de relleno total como ‘Electric Chair’ o ‘Partyman’, pero que al menos no dejan una mala impresión como la más infantiloide ‘Trust’ o la ya excesiva repetición de ideas ya expuestas en ‘Lemon Crush’. En cualquier caso, puede tomarse la pieza final ‘Batdance’ como la unión de todo lo peor que podemos imaginar de un álbum con este tipo de música, como si fuera un remix que aunara cualquier sonido escuchado anteriormente, todo bajo un ritmo programado, melodías tontorronas y unos irritantes cantos de “Batman” que convierten este tema en una pesadilla. Que igual la idea era esa: ¿si el Joker quisiera atentar contra el estado mental de la población de Gotham City, qué música emplearía? Y Prince nos ha dado la respuesta. Por mucha variedad que incluya esta pieza, es una metedura de pata absoluta para un artista de prestigio.

 

No falta lugar para una balada empalagosa como ‘The Arms Of Orion’, escrita y cantada junto a una cantante que ya tenía experiencia en alguna banda sonora de película de James Bond. Pero no se le puede achacar ninguna culpa a esa colaboradora, pues más adelante nos encontraremos otra balada todavía más empalagosa y peor, ‘Scandalous’, donde los agudos de Prince ponen a prueba los nervios de quien no sea fan. Por otra parte, lo que debería estar esperando el personaje de Vicki es la aparición de alguna melodía en ‘Vicki Waiting’, porque es como si Prince hubiera creado un ritmo y se hubiera olvidado de dotarlo de algo más. Muy floja queda esta banda sonora y eso no ayudó tampoco a mejorar la visión de una película igualmente floja. Es decir, que se la tilde como película de culto cuando estaba destinada al público masivo, ya es algo indicativo de que el producto salió fallido. Seguro que las buenas ventas del disco (donde se incluye nuestro país) fueron debidas al desenfreno consumista de esa época hacia todo lo que llevara el logo de Batman.

GRAFFITI BRIDGE

Año de publicación: 1990

Puntuación:

1) Can't Stop This Feeling I Got; 2) New Power Generation, Part 1; 3) Release It;

4) The Question Of U; 5) Elephants & Flowers; 6) Round And Round; 7) We Can Funk;

8) Joy In Repetition; 9) Love Machine; 10) Tick, Tick, Bang; 11) Shake!;

12) Thieves In The Temple; 13) The Latest Fashion; 14) Melody Cool;

15) Still Would Stand All Time; 16) Graffiti Bridge; 17) New Power Generation, Part 2.

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Nueva banda sonora para una película que nadie quiso/quiere ver con Prince como director, guionista y actor principal, esto es, como si pretendiera ser Orson Welles en versión kitsch. La película es la secuela de Purple Rain, lo cual quizá sea el gancho que pretendía aprovechar para llamar la atención del público. Pero la película fue un fracaso comercial mientras que el disco volvió a tener buenas ventas, llegando nada menos que al número uno en el Reino Unido, donde parecían querer más a Prince que en su país natal.

 

No puede fallar comenzando con una pieza rápida y con cierto gancho como ‘Can't Stop This Feeling I Got’, aunque lo mejor es su intermedio más pausado y que suena mucho más original, pues el resto queda como un producto de su tiempo, que es a lo que suena también el single de presentación del álbum, ‘Thieves In The Temple’. The New Power Generation era el nuevo grupo que había formado Prince en esa época y aquí se presentan a lo grande con un tema de mismo título que ellos y dividido en dos partes, la segunda con mayor fuerza todavía y que nos presenta a una banda que resultará ideal para el Prince de los próximos años. La guitarra estridente y siempre interesante de Prince, que en el citado grupo era obviamente el líder, aparece en las distendidas ‘Elephants & Flowers’ y ‘Tick, Tick, Bang’, lo cual no es la mejor manera de aprovechar su instrumento pero quizá la única manera de añadir algo por lo que mereciera la pena escucharlas.

 

En 1990 ya era casi una obligación incluir algo de hip-hop y aquí tenemos uno en plan frenético con el título de ‘Release It’, que está cantado por un rapero invitado que volverá a repetir en la vulgar ‘Love Machine’ y la floja ‘Shake!’, cuyo teclado inicial está tomado prestado del de ‘96 Tears’, de ? and The Mysterians. En ‘The Latest Fashion’ participa Prince con él y tampoco consigue pasar de la mediocridad. Más ilustre resulta la aparición de la cantante Mavis Staples en la canción de ese estilo que se llama de manera moderna R&B, ‘Melody Cool’, salvada precisamente por la interpretación de la cantante. Con el dios del funk George Clinton (Funkadelic, Parliament) se lanza Prince a la segura pieza ‘We Can Funk’, cuya fortaleza está en la producción y la precisa guitarra eléctrica.

 

Vuelve a desenvolverse bien en las canciones más calmadas como ‘Joy In Repetition’, aunque ‘Still Would Stand All Time’ no es más que una balada inspirada en los Beach Boys de Pet Sounds que acaba vulgarizando conforme avanza. Casi como balada de blues-rock canónica se desarrolla ‘The Question Of U’, pero está bien camuflada por los teclados y efectos varios que añade Prince, dejando una buena impresión como actualización del género hacia la vistosidad habitual de este músico. Como sabe llegar a todo tipo de oyentes, la canción que da título al álbum y la película no puede ser más pop y más cantable, pero transmite una buena sensación, a pesar de que no tenga mucho que ver con el resto del contenido, englobado en la tipología musical típica de Prince. No defraudará a los fans, pero no contiene apenas composiciones realmente interesantes.

2023

DIAMONDS AND PEARLS

Año de publicación: 1990

Puntuación:

1) Thunder; 2) Daddy Pop; 3) Diamonds And Pearls; 4) Cream; 5) Strollin';

6) Willing And Able; 7) Gett Off; 8) Walk Don't Walk; 9) Jughead;

10) Money Don't Matter 2 Night; 11) Push; 12) Insatiable;

13) Live 4 Love (Last Words From The Cockpit).

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2023

Como vemos en los nombres escritos en la portada de este álbum, la banda formada por Prince era ya algo serio y formal y así The New Power Generation pasaba a ser su grupo de acompañamiento fijo. En una personalidad tan variable e hiperactiva como la de Prince, era evidente que esa formación no tendría un recorrido largo, pero de momento se nos mostraba como el equivalente funk de Nick Cave & The Bad Seeds o de Neil Young & Crazy Horse. Respecto al apartado musical, Prince parecía seguir teniendo en mente Purple Rain y aquí nos ofrece una cantidad de pop considerable dentro de la libertad funky en que se solía desenvolver, sin olvidarse de las letras provocadoras y sexuales, en ocasiones muy directas.

 

El funk inicial de ‘Thunder’ nos muestra a un músico al cual el estilo tradicional ya se le queda corto y lo fusiona con las tecnologías y tendencias del momento, pero sin perder el gusto por la estructura básica de pop y por las melodías reconocibles. Solo hay que comparar ‘Thunder’ con la canción que llega a continuación, ‘Daddy Pop’, o con ‘Jughead’, ambas de estilo análogo pero sin ganchos melódicos, únicamente se basan en el sentido rítmico. No es hasta que llega ‘Push’ que encontramos otro tema de corte funk pero con suficiente gancho. Precisamente una de las pocas canciones de Prince donde se aúnan melodías con gancho, instrumentación atrayente y sensualidad (mucha sensualidad) es ‘Cream’, cuya afilada guitarra proveniente del blues aporta la seriedad necesaria para que todo fluya con consistencia, mientras el apartado vocal a solas ya es suficiente para captar toda la atención.

 

El single de presentación del álbum fue la extravagante y provocativa ‘Gett Off’, cuya flauta de inicio deja una mala impresión pero luego el ritmo y la ambientación bien lograda nos transportan por la experiencia de percibir el hedonismo que transmiten los músicos, incluido Prince. La canción que da título al álbum es una balada comercial destinada al lucimiento de Rosie Gaines, la vocalista invitada que participa en varias canciones del álbum. Prince canta a dúo con ella y le regala los alardes vocales y las notas más altas. Eso sí, se exceden demasiado en repetir cantando en las estrofas la melodía instrumental que ya se escucha muchísimas veces durante la canción, aunque a cambio nos regalan un potente puente hacia la mitad. Por el contrario, la floja ‘Walk Don't Walk’ parece una de esas canciones que solía regalar a conjuntos femeninos del marketing musical.

 

La olvidable ‘Insatiable’ es la típica balada de Prince, mientras que ‘Strollin'’ es un swing exquisito pero sin complicaciones. El inclasificable pop de ‘Willing And Able’ tampoco produce ninguna emoción especial a pesar de su singularidad y curiosamente queda mucho mejor cuando se deslizan por un pop sencillo y sin complicaciones como ‘Money Don't Matter 2 Night’, porque sus melodías sí cautivan y esa es la clave. A pesar de que se nota que todos ponen ganas en ‘Live 4 Love (Last Words From The Cockpit)’, queda más bien como una jam insulsa que al menos posee suficiente energía para que no decaiga la atención. Como vemos, en Diamonds And Pearls Prince coloca en primer plano su música más accesible y comercial, rellenando el resto del álbum con música funk. Esto no durará mucho porque pronto llegarán las disputas con las discográficas y esa vertiente pop de su música seguirá siendo minoritaria.

LOVE SYMBOL

Año de publicación: 1992

Puntuación:

1) My Name Is Prince; 2) Sexy MF; 3) Love 2 The 9's; 4) The Morning Papers; 5) The Max;

6) Segue; 7) Blue Light; 8) Eye Wanna Melt With U; 9) Sweet Baby; 10) The Continental;

11) Damn U; 12) Arrogance; 13) The Flow; 14) 7; 15) And God Created Woman;

16) 3 Chains O' Gold; 17) Segue; 18) The Sacrifice Of Victor.

Empiezan aquí a agudizarse los problemas entre la discográfica y Prince, puesto que los primeros quieren mandar y el segundo no quiere obedecer. El primer acto de rebelión será cambiarse el nombre artístico y sustituirlo por el símbolo que vemos en la portada, sin indicar tampoco un título concreto para el álbum. Es por ello que se suele llamar a este álbum como Love Symbol sin que esto pueda leerse por ningún sitio. La idea volvió a ser la filmación de una película, así que en teoría la letra sigue una historia, aunque para ello se ha de hacer el esfuerzo de querer seguir la letra y para eso se ha de ser muy fan de Prince. Es por ello que encontraremos un par de fragmentos titulados ‘Segue’ donde la voz que escuchamos pertenece a la actriz, entonces de moda por aparecer en muchas películas comerciales, Kirstie Alley. Musicalmente hablando, el enfado de Prince aparece en muchos momentos a lo largo del disco.

 

Ese cabreo es bastante evidente en las dos primeras canciones, que aparte fueron publicadas como singles (por separado). El funky pausado de ‘Sexy MF’ busca un sonido intrigante pero eso no es novedoso, como tampoco lo es que Prince busque la polémica fácil incluyendo un insulto en el estribillo y el título de la canción. El recurso fácil y moderno (y que viste mucho, oiga) del rap en ‘My Name Is Prince’ resulta ser un alivio porque Prince canta de una manera en la que parece que nos esté insultando, o cuando menos canta con un desahogo que raya el asco. Los músicos muestran una energía inusitada en esta canción, como si estuvieran llevando al extremo el empleo de ritmos más modernos con los cuales renovarse estilísticamente. En ‘Arrogance’ encontramos otro ejemplo de la misma idea.

 

Al final, nos damos cuenta que convence más en las baladas, cuando se deja su rabia de lado, aunque tampoco sean para volverlas a escuchar repetidamente: ‘Morning Papers’ y ‘Sweet Baby’. La que sí resulta empalagosa por completo es ‘Damn U’. Por el contrario, ‘Love 2 The 9's’ empieza como una balada pero antes de llegar a la mitad se ha transformado en lo que era ‘Sexy MF’. En cambio, ‘The Max’ comienza de manera experimental y luego simplemente se deja llevar por su incisivo ritmo para ofrecernos el funk típico de Prince, que al menos queda más presentable en comparación con otros temas de funk del álbum. Sin embargo, hay veces que el funk típico de Prince acaba resultando cansino y de eso tenemos varios ejemplos: ‘Eye Wanna Melt With U’, ‘The Continental’ o ‘The Sacrifice Of Victor’.

 

Como si hubiera sido ideada como un mini-musical, ‘The Flow’ posee una estructura variada y aparte un notable trabajo de guitarra, pero al final los fragmentos que aparecen parecen reciclados de álbumes previos. Y se echa en falta más canciones con la guitarra en primer plano, que es lo que le aporta interés también a ‘3 Chains O' Gold’ y demuestra la excelente técnica de Prince. Pero es lo que ha ocurrido con él siempre, que ha tocado muchos palos diferentes pero en realidad el único que predomina siempre es el funk, que es su especialidad. Así pues, como suele ocurrir en la carrera de Prince, para quienes no somos aficionados al funk sus incursiones en el pop suelen dar buenos resultados y aquí no es una excepción si nos fijamos en las melodías reconocibles y con gancho de ‘7’, sobre todo en el elaborado estribillo. Pero al final nos queda un álbum muy flojo que únicamente responde a una especie de venganza de Prince hacia su discográfica.

THE HITS / THE B-SIDES

Año de publicación: 1993

Puntuación:

CD I: … 11) Nothing Compares 2 U (live); … ; 13) Pink Cashmere; ...

​

CD II: … 12) Peach; … ; 17) Pope; ...

​

CD III: 1) Hello; 2) 200 Balloons; 3) Escape; 4) Gotta Stop (Messin' About); 5) Horny Toad;

6) Feel U Up; 7) Girl; 8) I Love U In Me; 9) Erotic City; 10) Shockadelica; 11) Irresistible Bitch; 12) Scarlet Pussy; 13) La, La, La, He, He, Hee; 14) She's Always In My Hair; 15) 17 Days;

16) How Come U Don't Call Me Anymore?; 17) Another Lonely Christmas; 18) God;

19) 4 The Tears In Your Eyes (live); 20) Power Fantastic.

Nos detenemos en este recopilación triple porque contiene varias canciones inéditas y muchas caras B de single (el tercer disco), realizando así un recorrido a toda la trayectoria de Princes hasta ese momento. Entre los dos primeros discos hay cuatro temas inéditos, aunque entre ellos encontramos la vieja conocida ‘Nothing Compares 2 U’, interpretada aquí en directo, con batería y una segunda voz femenina, de tal manera que acaban sonando más bien como Ike & Tina Turner. Ciertamente ha quedado mejor para la historia la versión de Sinéad O'Connor de 1990 al poseer el tono humilde necesario, aunque esa humildad también se acabaría difuminando con los problemas mentales de la irlandesa [Todo lo anterior fue escrito no mucho antes del fallecimiento de Sinéad O'Connor el 26 de julio de 2023, así que desde aquí enviamos nuestro respeto a su figura artística]. En cuanto a ‘Pink Cashmere’, es un pop relajado con toques orquestales y filigranas de guitarra, mientras que ‘Peach’ puede tomarse como la versión gamberra y desenfadada de ‘Cream’, de Diamonds And Pearls. La única canción de las inéditas que retoma la vertiente más vulgar pero movida de su álbum previo (Love Symbol) es la floja ‘Pope’, que se basa en un ritmo pegadizo para no ser un desastre. En el tercer disco hay también una canción inédita, la pasable balada relajada ‘Power Fantastic’ que queda bien como música de fondo.

 

En el tercer disco encontramos una enorme cantidad de caras B de singles donde cabe todo lo que uno pueda imaginar en Prince: Funk bien entendido (‘Shockadelica’ y ‘200 Balloons’, superando así a los 99 de Nena); funk muy bien entendido (‘Hello’); funk mal entendido (‘Irresistible Bitch’, ‘La, La, La, He, He, Hee’); incluso funk más clásico (‘Scarlet Pussy’); experimentos pop (‘Gotta Stop (Messin' About)’, ‘She's Always In My Hair’, ‘17 Days’); pop comercial sin experimentos (‘Horny Toad’); algo de swing en ‘Girl’; una balada de jazz nocturno (‘How Come U Don't Call Me Anymore?’); otras baladas sin nocturnidad ni jazz (‘I Love U In Me’, ‘God’, esta última con unos chillidos irritantes que pondrán a prueba a quien no sea fan de Prince); y, casi sorpresa, un rock épico en ‘Another lonely Christmas’.

 

El ritmo de ‘Erotic City’ parece precursor del de ‘Raspberry Beret’ y se ubica en ese funk modernizado que implementó en los ochenta. En cambio, la reposada ‘4 The Tears In Your Eyes’ está tocada en directo e implementada de manera minimalista. La versión de estudio de esta canción fue grabada para el álbum We Are The World del proyecto USA for Africa que en 1985 unió a más de cuarenta músicos estadounidenses (salvo Bob Geldof) con la intención de recaudar dinero y ayudar en la lucha contra la hambruna en África. Pero si alguien prefiere obtener varias vertientes de Prince en una sola canción, puede dirigirse a ‘Escape’: el cortante, el sensual, el pop, el hip-hop, el vanguardista… de tal manera que queda un mejunje complicado de digerir pero con algunas buenas ideas por medio. Como vemos, esta recopilación contiene mucha variedad pero nada que se equipare a los grandes temas de Prince. Por supuesto, la valoración indicada sólo tiene en cuenta el material no visto previamente.

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