CLÁSICOS DEL ROCK 2
PETE TOWNSHEND
WHO CAME FIRST
Año de publicación: 1972
Puntuación:
Puntuación:
Puntuación:
1) Pure And Easy; 2) Evolution; 3) Forever's No Time At All;
4) Nothing Is Everything (Let's See Action); 5) Time Is Passing;
6) There's A Heartache Following Me; 7) Sheraton Gibson; 8) Content; 9) Parvardigar; [BONUS TRACKS:] 10) His Hands; 11) The Seeker; 12) Day Of Silence; 13) Sleeping Dog; 14) The Love Man; 15) Lantern Cabin.
Aunque previamente había participado en un par de álbumes colaborativos para homenajear al gurú de la meditación Meher Baba (aquel que inspiró varias canciones como ‘Baba O'Riley’), fue este Who Came First el primer disco publicado bajo el nombre e imagen de Pete Townshend en solitario. Sigue siendo un homenaje a Meher Baba, de ahí que se incluyan participaciones ajenas como la de Ronnie Lane, seguidor también de ese gurú. El contenido del álbum, en lo concerniente a Townshend, son canciones (maquetas algunas de ellas) grabadas por él entre 1969 y 1972 a solas, sin ayuda de músicos adicionales. Algunas de las canciones están rescatadas precisamente de los dos citados álbumes que salieron antes en ediciones mínimas. Así mismo, algunos títulos son conocidos porque acabarían siendo grabados por The Who.
Precisamente en esas canciones que ya conocemos por pertenecer a The Who es donde se aprecia la divergencia entre el espíritu del Townshend artista y la de la máquina rockera de The Who. Si nos fijamos en ‘Pure And Easy’, echamos en falta rápidamente la consistencia instrumental de la banda al completo, pero en cambio observamos aquí una implementación más detallista y artística, de tal manera que no pueden compararse ambas versiones. Según el momento del día, puede apetecer una u otra, aunque es evidente que la potencia que imprimen The Who es en principio más atractiva. A cambio, aquí encontramos versos adicionales y una sensacional manera de ejecutar la coda. ‘Let's See Action’ ya había sido grabada y publicada como single por The Who un año antes, en 1971, por lo que ‘Nothing Is Everything (Let's See Action)’ supone la versión primigenia que además dobla en duración a la que sería la versión de la banda. En cuanto a ‘Time Is Passing’, aparece en la recopilación de rarezas Odds & Sods y aquí incluso deja mejor sensación por el carácter humilde que le otorga su condición de demo. En los bonus tracks encontraremos otra conocida más, la potente ‘The Seeker’, aquí en formato acústico pero sin perder fiereza respecto a la conocida versión final eléctrica.
A algunos de los temas se les nota demasiado su condición de demos, como a la balada de piano ‘Content’, aunque es ‘Lantern Cabin’ la que no suena a nada, ni siquiera a demo porque no aparenta ofrecer ninguna idea aprovechable. No se mejora demasiado mediante la inclusión de ‘There's A Heartache Following Me’, una olvidable versión acústica de un tema country. En cambio, ‘Sheraton Gibson’ es una voluntariosa pieza acústica con suficiente diversidad melódica para estar entre lo más destacado del álbum. Y aunque comience de forma algo discreta, en ‘Parvardigar’ es toda una delicia asistir a ese incremento del tono que acaba con un apoteósico estribillo donde Pete deja translucir toda su emoción y se realiza un interesante juego de voces.
La acústica y poco refinada ‘Evolution’ está compuesta y cantada por Ronnie Lane, buen amigo de Townshend, pero no es más que una regrabación equivalente de ‘Stone’, canción que había formado parte del debut de los Faces sin mayor pena ni gloria. Otro amigo que mete la cabeza y una canción propia es Billy Nichols con la entretenida y poco más ‘Forever's No Time At All’, la cual parece más bien una canción de Thunderclap Newman, aquel one-hit wonder que triunfó con la canción ‘Something In The Air’, donde precisamente Townshend participó como bajista camuflado y productor.
En los bonus tracks encontraremos un poco de todo, aparte de lo ya citado. ‘Day Of Silence’ y ‘Sleeping Dog’ son dos tranquilas composiciones acústicos que apuntan muy buenas maneras para haberse podido transformar en dos notables temas de Pete, aunque se hayan quedado en ese formato demo para la posteridad. Todavía mejor resulta ‘The Love Man’, poseedora de una diversidad melódica y rítmica extremadamente atrayente, toda una joya sin pulir que resulta todo un descubrimiento. Todo lo contrario resulta ser el instrumental ‘His Hands’, que comienza como si estuviera emulando en modo acústico el inicio de ‘Pinball Wizard’ para luego seguir de manera un tanto errática, sin interés.
La intrascendencia de estas grabaciones, que en muchos casos no pasan del bosquejo o de la relajación creativa motivada por el hecho de no estar buscando grabar ninguna obra maestra, está sobradamente compensada con un Townshend que estaba en su época de mayor productividad e inspiración. Su genialidad recorre todo el álbum (excepto en los temas ajenos, claro está) y eso dota de una singularidad y expresividad muy particular a las canciones. Cualquier seguidor/a de The Who debería echarle más de un vistazo.
ROUGH MIX
Año de publicación: 1977
Puntuación:
1) My Baby Gives It Away; 2) Nowhere To Run; 3) Rough Mix; 4) Annie;
5) Keep Me Turning; 6) Catmelody; 7) Misunderstood; 8) April Fool; 9) Street In The City;
10) Heart To Hang Onto; 11) Till The Rivers All Run Dry;
[BONUS TRACKS:] 12) Only You; 13) Good Question; 14) Silly Little Man.
Como ya habíamos visto en el álbum anterior, Pete Townshend y Ronnie Lane profesaban la misma admiración por Meher Baba y al mismo tiempo eran buenos amigos, de tal manera que esa amistad acabó fraguándose en esta obra conjunta de ambos, aunque curiosamente cada uno de ellos compuso sus canciones por separado y solo el tema instrumental que le da título aparece acreditada por los dos. En el estudio de grabación no estuvieron solos, ya que encontramos una gran cantidad de nombres ilustres como Eric Clapton, John Entwistle, el batería de los Rolling Stones (Charly Watts) o el que fuera bajista y cantante en King Crimson, Boz Burrell. La participación de todos ellos es puntual, limitándose a algunos temas determinados.
La primera canción de todas (‘My Baby Gives It Away’), compuesta por Pete, suena a lo que esperamos a priori de un disco grabado por dos amigos que, en principio, se juntan para pasarlo bien juntos sin mayores pretensiones artísticas. Es un rock animado, agradable y con los suficientes detalles melódicos para elevarlo por encima de la catalogación de mero trámite. A Townshend le da también por probar un par de experimentos, a ver cómo le sale, pero el resultado no es todo lo satisfactorio que podría desearse. La minimalista ‘Misunderstood’ no acaba de funcionar del todo, deja más sensación de canción infantil que otra cosa. En cuanto al experimento de ‘Street In The City’, consta de la inclusión de una sección orquestal que tampoco encaja como acompañamiento de lo que sería una simple balada de guitarra acústica de no existir tal parte orquestal. En cualquier caso, el gran Pete Townshend aparece en la sensacional ‘Keep Me Turning’, donde las estrofas y el estribillo compiten por ver cuál es más memorable, así como en ‘Heart To Hang Onto’. En esta última, lo primero que llama la atención es que tanto Pete como Ronnie se alternan como vocalistas, pero el toque de genialidad aparece en los brillantes incisos instrumentales, así como en sus imprevisibles cambios de ritmo. En ella participa Entwistle, pero curiosamente no lo hace tocando el bajo (lo cual se notaría, aunque quien lo hace es Burrell), sino con el corno, otra de sus predilecciones.
Las baladas de Ronnie Lane son toda una delicia, demostrando una sensibilidad especial que tampoco había sido lo habitual en su trayectoria previa. Las melodías vocales de ‘Nowhere To Run’ transmiten una emoción sin igual, nada que ver con lo que había demostrado anteriormente con los Faces y los Small Faces, además de poseer una cuidada estructura instrumental de base acústica. Eric Clapton es coautor y participa tocando la guitarra acústica en la bella ‘Annie’, de aires folk más norteamericanos que británicos, que retoma una preciosa melodía que Ronnie había empleado previamente en un tema suyo titulado ‘Give Me A Penny’. El resto de composiciones de Lane ya no llegan a tan gran nivel, aunque la parte instrumental de ‘April Fool’ está muy esmerada para ser acústica, destacando sobre todo el dobro tocado por Clapton. La desenfadada ‘Catmelody’, de piano a lo honky-tonk tocado por Ian Stewart (ese gran pianista repudiado para las fotos de los Rolling Stones por su imagen), recuerda más a la etapa en los Faces y podemos imaginarnos a Rod Stewart cantándola y dándole mayor empaque que el más voluntarioso pero menos dotado vocalmente Ronnie.
Como ya se ha dicho, la única composición conjunta de los dos amigos es el instrumental ‘Rough Mix’, de acelerado ritmo y donde en la parte final acaban imitando el riff de ‘Got Love If You Want It’ de Slim Harpo, pero más rápido. También participa en ella Clapton, pero tampoco sirve para que consiga destacar más. Por otro lado, realizar una discreta versión de un exitoso tema country contemporáneo (‘Till The Rivers All Run Dry’) para finalizar no es la más excitante de las opciones pero sirve para remarcar el carácter sin pretensiones de este álbum creado entre dos amigos. En los bonus tracks tampoco encontraremos nada esencial, pero sí un interesante bosquejo compuesto por Townshend. No así las dos canciones de Lane, puesto que ‘Only You’ es una imitación del estilo de balada pop de los primeros sesenta, mientras que ‘Silly Little Man’ es otra desenfadada pieza de pub-rock heredera de los Faces, sin mayor relevancia. En cambio, el descarte de Townshend (‘Good Question’) es un interesante instrumental poseedor de un gran comienzo gracias a su pegadizo ritmo, además de poseer variados detalles y sutilezas que hacen pensar en la lástima de no haberlo conjuntado con una parte vocal igual de interesante, de tal manera que estaríamos hablando ahora de otra nueva joya de este álbum.
Tras haber escuchado este disco, cualquier expectativa queda superada por los resultados discretos que suelen ofrecer las colaboraciones musicales. Pero Townshend y Lane ofrecen una parte de lo mejor que tenían como músicos, demostrando que la amistad que había entre ellos estaba por encima de los típicos recelos que hacen que un artista se guarde el mejor material para sus propios discos y no para una colaboración puntual. Así que es una lástima que ya no hubiera una continuación. Tampoco hubiera sido muy probable porque durante la grabación de este álbum es cuando le diagnosticaron a Ronnie Lane la maldita esclerosis múltiple que en pocos años le obligaría a adoptar un perfil muy bajo en el mundo de la música hasta su prematura muerte. Pero bueno, ahí queda para la posteridad este álbum poco conocido pero imprescindible para cualquier seguidor de The Who, de Pete Townshend y, por supuesto, del malogrado Ronnie Lane.
EMPTY GLASS
Año de publicación: 1980
Puntuación:
1) Rough Boys; 2) I Am An Animal; 3) And I Moved; 4) Let My Love Open The Door;
5) Jools And Jim; 6) Keep On Working; 7) Cat's In The Cupboard; 8) A Little Is Enough;
9) Empty Glass; 10) Gonna Get Ya.
Si nos ponemos en situación, en 1980 Pete Townshend venía de dos años raros con The Who, en los cuales había fallecido Keith Moon y se había estrenado con éxito el ejemplar documental The Kids Are Alright. No sabemos hasta qué punto tendría pensado seguir con The Who o no, pero su primer paso fue grabar este disco en solitario, donde se muestra más introspectivo que de costumbre, como si su deseo fuera mostrar sus demonios internos, alejado del aura de guitar hero que le acompañaba de siempre. El caso es que aquí aparecen dos futuros miembros de The Who, uno oficial (el batería Kenney Jones, aunque solo toca en la primera canción) y otro no oficial (el teclista Rabbit Bundrick). En la batería se turnan varios músicos, pero el más recurrente es Simon Phillips, muy solicitado como músico de estudio y que además lograría pronto un gran éxito participando también como productor en Crises de Mike Oldfield.
Hay un consenso tácito sobre cómo ‘Rough Boys’ hubiera encajado a la perfección en un disco de The Who con Roger Daltrey a la voz. No es para menos, ya que una potente voz como la de Daltrey hubiera engrandecido el resultado sin duda, el problema es que ya comenzaba a dar signos de decadencia, lejos de ser aquel intérprete que había entusiasmado a medio mundo con sus legendarios rugidos rockeros. En el libreto leemos que ‘Rough Boys’ está dedicada a los Sex Pistols, pero no hay ninguna crítica en la letra, sino que queda como homenaje. En cualquier caso, Townshend sabe sonar convincente en las canciones más potentes, por algo es el autor. Aunque en principio el dinámico rock de ‘Jools And Jim’ puede parecer un retruécano de la película Jules et Jim de Truffaut, su letra no tiene nada que ver con ella, sino que nos habla del protagonista de Quadrophenia (Jimmy) y también se nombra al fallecido Keith Moon. Un ritmo como de rockabilly alumbra ‘Cat's In The Cupboard’ para dejar otra demostración de que el viejo rockero que llevaba Pete dentro no había desaparecido. Una última dosis de energía llega al final mediante ‘Gonna Get Ya’, la cual da la impresión de ser un poco caótica, pero cerca de los tres minutos llega un pasaje instrumental bien llevado entre el teclado y la guitarra, muy al estilo de Supertramp.
Con The Who no se había prodigado mucho en hablar de la clase obrera desde un punto de vista clasista, pero aquí podemos disfrutar de la emotiva ‘Keep On Working’, que presenta rasgos operísticos y las mejores melodías vocales de todo el álbum. Eso sí, el gusto de Pete por los pasajes cíclicos de sintetizadores que le viene desde ‘Baba O'Riley’ presenta aquí otro notable ejemplo mediante ‘And I Moved’, en este caso deslizando un melódico loop con sonido de piano. El tema que da título al album recoge diferentes secciones de diversa índole, lo cual lo vuelve muy entretenido, si bien solo alcanza cotas de grandeza emocional en ese segundo (¿tercer?) estribillo, donde canta: “My life's a mess I wait for you to pass / I stand here at the bar, I hold an empty glass”, con esa voz delicada e intimista que le sale a veces.
En sus memorias, Townshend ha confesado que ‘A Little Is Enough’ es una de las mejores canciones que ha escrito, pero es difícil estar de acuerdo con él, sobre todo viendo el exceso de sintetizadores que lastran un poco lo que podía haber sido una canción verdaderamente notable. En la emotiva ‘I Am An Animal’ quizá abusa demasiado de la voz en falsete y, al ser una canción que depende mucho de la interpretación vocal, podría haberse conseguido mucho más haciéndolo de otra manera o incluso en manos de otro cantante, no precisamente Daltrey. Su estructura con diferentes partes la acercan también al género del musical, por lo que se queda finalmente en la catalogación de diamante en bruto.
En resumen, este disco que podríamos denominar, en cierta manera, como el tercer debut en solitario de Pete, demostraba que todavía poseía una creatividad suficiente para crear composiciones originales y producir álbumes de elaborada factura, a diferencia de lo que iba a ofrecer con The Who en los próximos años. Aquí encontramos un buen número de grandes ideas que, en muchos casos, no están aprovechadas lo suficiente como para haber engrandecido todavía más este disco. Aun así, es otro recomendable álbum de Townshend, quien hasta ese momento seguía una loable trayectoria musical que alguna vez había de decaer, aunque en solitario todavía tardaría un poco más en hacerlo.
1) Stop Hurting People; 2) The Sea Refuses No River; 3) Prelude; 4) Face Dances Part Two; 5) Exquisitely Bored; 6) Communication; 7) Stardom In Action; 8) Uniforms (Corp d'Esprit); 9) North Country Girl; 10) Somebody Saved Me; 11) Slit Skirts;
[BONUS TRACKS:] 12) Vivienne; 13) Man Watching; 14) Dance It Away.
Puntuación:
Año de publicación: 1982
ALL THE BEST COWBOYS HAVE CHINESE EYES
Esa especie de disonancia cognitiva que rodeaba la producción de Pete Townshend, grabando los peores álbumes de The Who al mismo tiempo que producía los mejores en su carrera en solitario, es digna de estudio. El caso es que había sabido actualizar su sonido a los nuevos tiempos gracias al interés en los sintetizadores que había tenido desde los primeros setenta, después de sobrevivir también al pogromo contra los llamados dinosaurios del rock que había comportado la aparición del punk. Tanta estima había tomado a los sintetizadores, que esa parece la diferencia entre The Who y Townshend en solitario: el segundo casi que se olvida de que era uno de los mejores guitarristas rítmicos de la historia y se lanza sin remordimiento a las nuevas tecnologías de sintetizador y a explotar su cada vez más mejorada faceta de cantante. Así que queda meridianamente claro cuál de las dos opciones motivaba más a Pete.
Si hacemos un poco de memoria, Face Dances había sido el título del álbum publicado por The Who el año anterior, aunque no contenía ninguna canción con ese nombre. Aquí encontramos ‘Face Dances Part Two’, un tema que resulta hasta bailable gracias al recurso de emplear la voz como un loop y que además posee unas memorables melodías vocales. Una idea similar, pero de manera más exagerada, es la que realiza más adelante en ‘Communication’. Pero vaya, asociar el nombre de Townshend con el baile es algo difícil de asimilar. Sin embargo, la mayor sorpresa del álbum es quizá la transformación inaudita de la canción tradicional ‘North Country Girl’ en una pequeña joya de pop repleta de memorables melodías.
La artística introducción de ‘The Sea Refuses No River’ es solo una buena primera impresión para un tema que rezuma emoción desde las estrofas hasta un elaborado estribillo donde la voz de Pete va tomando diferentes matices, demostrando lo buen cantante que se había vuelto con los años. Como dura casi seis minutos, hay hueco hasta para un intermedio instrumental donde sale a relucir el talento compositivo de su autor. Una de las composiciones más perfectas que encontramos en la carrera en solitario de Townshend es ‘Exquisitely Bored’. A unas inquietantes estrofas que mantienen en vilo todo el tiempo, hay que sumarle un épico estribillo de potentes acordes de rock, a mayor gloria de un músico imprescindible en la historia del rock. Las voces en falsete tras cada estribillo pueden desconcertar un poco, pero tal parece la intención de su autor, visto el efectivo contraste realizado. ‘Slit Skirts’ presenta una estructura de canción multiparte, aunque al final lo que más se queda grabado en el cerebro es su fenomenal estribillo, una demostración más de que Pete sabía moverse con facilidad entre lo comercial y lo complejo, enganchando por igual al público de ambos lados. También cabe destacar la conciencia que va tomando del paso de los años (“Can't pretend that growing older never hurts”).
Es tan impresionante el nivel melódico de este álbum que hay canciones llamémoslas decentes que suenan bastante discretas en comparación, como ‘Stardom In Action’ o la primera canción que encontramos. Demasiado sabor a los ochenta presenta ‘Stop Hurting People’, aparte de que el contraste entre una voz recitativa en las estrofas y un estribillo melódico es un recurso bastante socorrido. ‘Somebody Saved Me’ había sido grabada previamente por The Who pero quedó archivada hasta su publicación como bonus track en la reedición de Face Dances, siendo mucho mejor la versión del propio Townshend que encontramos aquí. Nos queda citar ‘Prelude’, una balada liderada por el piano y unos exquisitos arreglos de sintetizadores imitando a una orquesta. Aunque para sintetizadores en primer plano ya tenemos ‘Uniforms (Corp d'Esprit)’, la cual ha de tomarse como una broma destinada a criticar las modas en la vestimenta que despersonalizan al individuo, impulsado a dejarse llevar por los gustos y designios de otros con tal de no quedar excluido de su grupo social.
Los bonus tracks no son nada del otro mundo y tanto ‘Vivienne’ como ‘Man Watching’ son imposibles de recordar una vez han finalizado. Mejor sensación deja ‘Dance It Away’ por tener un ritmo más animado y mayor vivacidad en general, pero tampoco puede igualarse al excelso nivel de este álbum, el mejor conseguido por Pete Townshend en solitario. Justo después, tras su publicación, comenzaría la grabación de It's Hard de The Who, el peor álbum de estos, así que podría pensarse en un Roger Daltrey tirándose de los pelos al cotejar el nivel cualitativo de ambos. Pero puede descartarse esto último por dos motivos: 1) el estilo basado en sintetizadores se veía poco adecuado para The Who; y 2) Daltrey llevaba ya el pelo corto y no le supondría mucho consuelo estirárselos con las manos.
SCOOP
Año de publicación: 1983
Puntuación:
CD I: 1) So Sad About Us/Brrr; 2) Squeeze Box; 3) Zelda; 4) Politician; 5) Dirty Water;
6) Circles; 7) Piano: 'Tipperary'; 8) Unused Piano: 'Quadrophenia'; 9) Melancholia;
10) Bargain; 11) Things Have Changed; 12) Popular; 13) Behind Blue Eyes.
CD II: 1) The Magic Bus; 2) Cache, Cache; 3) Cookin'; 4) You're So Clever;
5) Body Language; 6) Initial Machine Experiments; 7) Mary; 8) Recorders;
9) Goin' Fishin'; 10) To Barney Kessel; 11) You Came Back; 12) Love, Reign O'er Me.
Muy pronto comenzó Pete Townshend a escarbar en sus archivos de grabaciones, pero le dio para juntar una primera tanda de demos en un doble disco, al cual seguirán más en los siguientes años. Estas demos abarcan desde los inicios con The Who en 1965 hasta lo más reciente de 1982, pero no se trata únicamente de grabaciones de Pete con una guitarra acústica, sino que hay mucho más. Algunas canciones están tan elaboradas que podrían tomarse como las versiones finales.
En cuanto a las canciones previamente conocidas, todas ellas pertenecientes a The Who, lo previsible sería encontrar versiones acústicas en plan demo como ocurre con ‘Behind Blue Eyes’, pero no es lo que más abunda. De hecho, encontramos alguna pequeña sorpresa como que ‘So Sad About Us’ se enlaza con un rítmico instrumental titulado ‘Brrr’ que suena al Christopher Cross exitoso de ‘Ride Like The Wind’. Las canciones ya conocidas tampoco aportan mucho en su formato de demo y en algunos casos las diferencias respecto a la versión final son irrelevantes, puesto que los elementos más novedosos que poseen ya vienen aquí incluidos, sea por ejemplo el bajo en ‘Squeeze Box’ o la introducción de sintetizador en ‘Bargain’. Así pues, ‘Magic Bus’ sigue siendo igual de monótona, por lo que entendemos el odio de Entwistle si llegó a escuchar también esta demo en su momento. En los ochenta, ‘Melancholia’ supondría todo un descubrimiento porque no sería hasta las reediciones de la década siguiente que encontraríamos la versión de estudio con The Who, añadida como bonus track en The Who Sell Out. Aquí suena más tosca y al mismo tiempo más psicodélica, como si hubiera aplicado un efecto de phasing general.
A lo largo del doble álbum encontraremos un buen montón de composiciones inéditas de calidad variable e influencias variadas. El frenético violín de ‘Zelda’ la convierte en una rareza total, aunque lo más desconcertante es la manera de cantar de Pete en la primera mitad. En cuanto a ‘Politician’ y ‘Dirty Water’ son rítmicos r&b, sobre todo la segunda, si bien es ‘Politician’ la que contiene una parte vocal más original. Por el contrario, ‘Things Have Changed’ es el típico pop de los sesenta con un inesperado pero maravilloso puente a los 1:20, mientras que a psicodelia huele ‘Goin' Fishin'’, a pesar de que lo único que hace es repetir clichés y detalles ya vistos con mejor resultado en los primeros The Who. En general los temas inéditos son agradables pero también irrelevantes, como ocurre con ‘Cookin'’, ‘You Came Back’ o el instrumental de guitarra eléctrica sola ‘To Barney Kessel’, un homenaje a ese guitarrista que probablemente trate de emular su estilo y una pista quizá de que fuera una de las referencias de Townshend a la hora de definir su propio estilo. Por otro lado, la parte de piano clasificada como no usada (unused) para Quadrophenia está bastante bien y podría haberse aprovechado muy bien de haberse complementado con el resto de instrumentos de rock. Y ya que citamos ese álbum, en la grabación de ‘Love, Reign O'er Me’ queda meridianamente claro que Roger Daltrey fue un sensacional cantante, ya que a Townshend le faltan registros altos para poder llegar a la catarsis emocional de la versión final, como también se nota que no están Entwistle ni Moon.
En el segundo disco encontraremos más experimentaciones de Pete en el estudio, aunque la mayoría fallidas. Títulos como ‘Body Language’, ‘Recorders’ o ‘Initial Machine Experiments’ ya denotan su carácter auxiliar como grabaciones provisionales. Tan solo ‘You're So Clever’ resulta pegadiza y original en su parte vocal, aunque lo que más destaca es su base exclusiva (o casi) de sintetizadores, demostrando lo bien que se le daban las nuevas tecnologías. Pero la verdadera joya de esta irregular colección de demos es sin lugar a dudas el desgarrador lamento amoroso de ‘Mary’. Escuchando cantar a Pete parece que estamos escuchando a una persona verdaderamente enamorada y dolida por ello, hasta alcanzar un clímax de sentimiento cuando canta: “Mary, you are everything a man could need / How I need you, Mary / How I need you”. Transcurrido el primer minuto, la balada se transforma gracias a un pegadizo ritmo que sirve para dirigir el lamento inicial hacia la reflexión del narrador.
En resumen, la curiosidad (o el fanatismo) hacia Pete Townshend es lo único que puede llevar a una persona a querer escuchar esta colección. No hay revelaciones imprescindibles, pero sí vale la pena rescatar ‘Mary’ como una plasmación conjunta de la genialidad y la sinceridad emocional de un artista, esto es, del arte en su grado supremo.
WHITE CITY: A NOVEL
Año de publicación: 1985
Puntuación:
1) Give Blood; 2) Brilliant Blues; 3) Face The Face; 4) Hiding Out; 5) Secondhand Love;
6) Crashing By Design; 7) I Am Secure; 8) White City Fighting; 9) Come To Mama;
[BONUS TRACKS:] 10) Night School; 11) Save It For Later; 12) Hiding Out (12-inch mix).
Una década después de Quadrophenia, a Pete Townshend le entraron ganas de volver a crear una obra conceptual. Esta vez sería una obra audiovisual completa desde el principio, ya que vino acompañada de una película de una hora de duración. Ya no le tocaba esperar a Pete unos años para cumplir el sueño de adaptar cinematográficamente sus obras, podía hacerlo de manera simultánea. En esta que tratamos, que se subtitule como novela no se entiende mucho porque en el disco no encontraremos más que unas pocas líneas en el reverso. En el libreto solo encontraremos la letra y una foto de Pete con el actor que le acompaña en la película. En principio, da la impresión de que la historia narra la típica visión de una sociedad distópica, pero una vez se ha visto la película podemos comprobar que la distopía es únicamente doméstica. Por el estudio de grabación, además de tres músicos fijos (donde cabe destacar al teclista que tenía The Who por aquel entonces, Rabbit Bundrick), participan eventualmente algunos más y entre ellos encontramos al gran bajista Chucho Merchan, el baterista Simon Phillips (por entonces con Mike Oldfield), el baterista Clem Burke de Blondie y, sobre todo, al gran David Gilmour de Pink Floyd, ideólogo de la mejor canción de este disco.
Unos misteriosos sonidos introducen ‘Give Blood’, que con la entrada de las guitarras delata su influencia a partir de ‘Run Like Hell’ de Pink Floyd; de hecho, toca Gilmour en él. Posee al menos un estribillo con cierto énfasis y un ritmo dinámico que no decae, pero también huele a producción de los ochenta aunque sin caer en excesos tecnológicos. Gilmour participa también como guitarrista, y en este caso como coautor, de la sensacional ‘White City Fighting’, de glorioso riff de guitarra que sabe sonar comercial pero memorable al mismo tiempo. Bueno, en primer lugar escuchamos una pegadiza introducción de guitarra acústica, pero enseguida llegará ese riff y una parte vocal también muy emotiva, donde Townshend canta como arrastrando las melodías hasta llegar a su pegadizo estribillo (“The White City fighting / Remember, remember”). Lo que suena sobre los 2:40 minutos en el intermedio es casi clavado (salvando el riff, obviamente) al intermedio que incluirá Gilmour en su futura composición para la resurrección de Pink Floyd ‘On The Turning Away’. Lo más curioso es que David donó la misma composición también a Roy Harper, quien la incluyó en un álbum junto a Jimmy Page de 1985 donde el riff de guitarra suena más lento, esto es, que vaya manera de desaprovechar a Page.
Pero toda esa emoción que destila ‘White City Fighting’ no se percibe en el resto del álbum más que en pequeñas dosis. Ojalá fuera mejor. El comienzo de ‘Face To Face’ es más que prometedor, pues se atreve incluso a construir la introducción empleando disonancias. Sin embargo, después se convierte en un tema de jazz de baile de poca inspiración y menos gracia, con una percusión martilladora que puede resultar molesta. Ha de reconocerse el esfuerzo en intentar hacer algo tipo Broadway bailable pero, sin imágenes a las que referirse, sus seis minutos se vuelven muy largos. De manera análoga, la repetitiva estructura instrumental de ‘Secondhand Love’ arruina el buen empleo que se le podía haber dado a una parte vocal bastante fiera y expresiva, pues a Pete no se le escucha normalmente mostrando enfado en sus interpretaciones vocales y, por tanto, no se esperaba que acertara en ello.
Que el título de ‘Brilliant Blues’ no nos haga pensar en eso mismo, en un blues, ya que se trata de un pop al estilo de los primeros sesenta, bastante pegadizo y agradable de escuchar. Más sorprendente resulta el calypso-rock (por llamarlo de alguna manera) de ‘Hiding Out’, que puede parecer ridículo y en parte lo es durante las estrofas, pero en el estribillo Pete se redime como creador de melodías. Lo que no hacía maldita falta es la remezcla extendida incluida en los bonus tracks, pues ahí suena todavía más sintética. Como tampoco era necesario incluir el relleno insustancial que suponen ‘Crashing By Design’ y ‘I Am Secure’. Esta última se divide en dos partes bien diferenciadas, pues la primera es un penoso instrumental donde sobresalen los sintetizadores y luego se transforma en una vulgar pieza acústica de tono intimista que bien podría haber salido de los restos de Scoop. Esto significa que la idea de unir dos tipos tan diferenciados de composición es un completo error porque nada tienen que ver el uno con el otro y no se prepara al oyente para el tono más relajado. La final ‘Come To Mama’ también parece que va a ser un olvidable instrumental al estilo de los Genesis de los ochenta, hasta que llega su segunda mitad en la cual aparece una atractiva parte vocal unida a una parte de piano que rememora al mejor Elton John, aunque sea en espíritu.
En los bonus tracks encontramos temas inéditos que denotan la productividad que todavía poseía Pete en esa época. En ‘Night School’ parece que estemos escuchando a un grupo techno de la época, sensación que se evita, pero yendo a peor, con la adición de un saxofón por el final. En cambio, ‘Save It For Later’ es la versión de una canción del grupo The Beat, por entonces de cierto éxito en el Reino Unido, aquí en formato acústico y que suena muy agradable. Como veremos, este tema será un favorito de Pete en sus actuaciones en directo. Estas canciones adicionales no sirven para mejorar un álbum que de por sí adolece de falta de melodías originales y del gancho melódico al que estamos acostumbrados en Townshend. No era más que un signo de la decadencia artística en la que comenzaba a encontrarse, de la cual su carrera en solitario no volvería a recuperarse. Tan solo rebuscar en los archivos le servirá para publicar álbumes interesantes, pero eso ya es vivir de las rentas. No obstante, para el bueno de Pete, vivir de las rentas es un premio más que merecido por su imprescindible aportación a la historia del rock, sobre todo con The Who.
2020
DEEP END LIVE!
Año de publicación: 1986
Puntuación:
1) Barefootin'; 2) After The Fire; 3) Behind Blue Eyes; 4) Stop Hurting People; 5) I'm One;
6) I Put A Spell On You; 7) Save It For Later; 8) Pinball Wizard; 9) A Little Is Enough;
10) Eyesight To The Blind; [BONUS TRACKS:] 11) Magic Bus; 12) Won't Get Fooled Again.
2020
Con buena parte de los músicos que habían participado en la grabación de White City: A Novel, incluido David Gilmour, tuvo Townshend la buena idea de aprovecharlos para actuar en directo, si bien disponer de una sección de viento parecía una idea algo peligrosa para la música que había hecho hasta ahora. En cualquier caso, sin la profusión de sintetizadores que minimizaba el trabajo de los músicos en el estudio de grabación, la música suena aquí más orgánica y directa, pero no por ello menos recargada, ya que parece que estemos escuchando a una big-band con Townshend como vocalista. La presencia de Gilmour apenas se nota porque su guitarra no toma protagonismo, aunque quizá sea mejor así si nos atenemos a lo que había publicado en solitario y a lo que sería el infausto retorno bajo el nombre de Pink Floyd en 1987.
Respecto a la actuación, comenzar con una canción ajena (tanto en la composición como en el estilo) como ‘Barefootin'’ es una verdadera sorpresa, pues lo último que esperamos en un concierto donde toca Pete Townshend es escuchar unas trompetas en primer plano. Esto era más propio del grupo Chicago, ¿no? Pero bueno, parece que Pete quiso rescatar este viejo éxito de los sesenta porque le apetecía y tampoco le podemos recriminar nada por ello. Este formato musical con tanto músico en el escenario justifica la inclusión de canciones que parecen indicadas para introducir instrumentos de viento, tal cual podríamos decir de ‘A Little Is Enough’ o de ‘Stop Hurting People’, la cual quizá se alarga demasiado en la coda pero está interpretada con gusto. En todo caso, siempre es mejor tener unas trompetas a mano que intentar emularlas con un teclado. La que no gana puntos, sino al contrario en todo caso, es ‘Eyesight To The Blind’ cuando está implementada en este estilo de big-band. Por otro lado, cabe destacar la otra versión incluida, una tétrica versión de ‘I Put A Spell On You’ donde Townshend parece basarse en Arthur Brown para la interpretación vocal histriónica.
Nos encontramos con una canción inédita, ‘After The Fire’, que comienza como una vulgar balada, tan vulgar que sonroja a cualquiera que la escuche por vergüenza ajena. Lo único que la salva de ser un verdadero traspiés es justo el momento previo al solo de guitarra, cuando Pete canta con verdadera emoción “The fire still burns, raging throughthe pain / Blackening the promises, the tears and the rain / The fire will burn 'til the wind begins to turn / And it all begins again”. Como también se le escucha emocionado durante el solo de guitarra, como si de verdad la canción tuviera un significado personal y especial para él. La versión de ‘Save It For Later’ del grupo The Beat, que ya habíamos escuchado como bonus track en White City: A Novel, no cambia mucho en directo porque aquí también está interpretada en modo acústico, aunque acompañan a Pete algunos coros y un saxofón.
No puede faltar, como es obvio, repertorio de The Who porque lo normal es pensar que quien es fan de Pete Townshend en solitario lo es debido a The Who. Aquí al menos puede tocar ‘Magic Bus’ libremente sin que John Entwistle le maldiga por dentro, además de que lo hace en solitario, o casi. Los primeros acordes sueltos de ‘Pinball Wizard’ ya vuelven loco al público. La curiosidad aquí es saber si la interpretará al estilo original o de la manera más electrificada y rítmica que marcó Elton John, eligiendo la primera forma más acústica. De hecho, para ir acompañado de tantos músicos, en varias ocasiones más escucharemos a Townshend casi a solas, como ocurre también en ‘I'm One’. ‘Won't Get Fooled Again’ también parece que va a ser así, pero acaba entrando el resto de músicos para convertirla así en un final de concierto ideal, si bien en la edición original de Deep End Live! no estaba incluida, como tampoco ‘Magic Bus’. Una de las canciones que más veces se puede escuchar en sus actuaciones en solitario es ‘Behind Blue Eyes’ y la sensibilidad que transmite Pete en la parte vocal denota la importancia que tiene para él. Ciertamente gana en emoción a Roger Daltrey en la primera parte calmada, pero obviamente en la segunda parte a Pete le falta voz para poder ni siquiera competir con Roger.
Al final, lo que nos queda es un concierto entretenido, poco o nada vistoso, que contentará a l@s fans de Townshend pero no supone ninguna revelación ni nada relevante dentro de su carrera. Aparte, de sus álbumes en solitario no encontramos ninguna de sus mejores composiciones y eso es un hándicap importante. Aun así, consigue salvar el concierto con su pericia y su carisma, además de que, para un gran compositor como Pete, echar mano de otras canciones menos brillantes le sirve igualmente para salir airoso. Pero vaya, ya podrían haber hecho una interpretación potente de ‘White City Fighting’ y aprovechar así la presencia de Gilmour. Una oportunidad perdida.
ANOTHER SCOOP
Año de publicación: 1987
Puntuación:
CD I: 1) You Better You Bet; 2) Girl In A Suitcase; 3) Brooklyn Kids; 4) Pinball Wizard;
5) Football Fugue; 6) Happy Jack; 7) Substitute; 8) Long Live Rock; 9) Call Me Lightning;
10) Holly Like Ivy; 11) Begin The Beguine; 12) Vicious Interlude; 13) La-La-La-Lies;
14) Cat Snatch.
CD II: 1) Prelude #556; 2) Baroque Ippanese; 3) Praying The Game; 4) Driftin' Blues;
5) Christmas; 6) Pictures Of Lily; 7) Don't Let Go The Coat; 8) The Kids Are Alright;
9) Prelude: The Right To Write; 10) Never Ask Me; 11) Ask Yourself; 12) The Ferryman;
13) The Shout.
Volvió Townshend a rebuscar en los archivos para publicar una segunda entrega de demos y rarezas en el mismo estilo que la anterior. Para un músico que había ido descartando proyecto tras proyecto durante toda su vida, tenía sentido proceder de esta manera. Nuevamente no se sigue orden cronológico para que no se pierda la sensación de diversidad.
Como suele ocurrir con los temas de The Who que previamente conocemos con la voz de Roger Daltrey, cuando el vocalista resulta ser el autor (Townshend), descubrimos una mayor autenticidad que compensa la diferencia de potencia vocal respecto al cantante de The Who. Townshend dota de mayor expresividad a una letra que en realidad representa una porción de su mundo interior. Esto es, nos referimos a cuando se trata de un tema grabado al completo con toda la instrumentación, pues las diferentes demos que encontramos de canciones clásicas (‘Pinball Wizard’, ‘Happy Jack’, ‘Substitute’, ‘Christmas’...) no pasan de ser una curiosidad sin más, pues se trata de Pete con la guitarra acústica, aunque pueden escucharse con agrado. Como curiosidad, en algunos momentos, los acordes de ‘The Kids Are Alright’ recuerdan a ‘Apache’ de The Shadows, algo lógico por la relevancia de este instrumental. La demo de ‘Pictures Of Lily’ es más amena gracias a lo cuidada que suena la parte vocal y a sus cambios de ritmo, donde se añade un bajo aparte de la guitarra eléctrica.
La demo más antigua que encontraremos es ‘Call Me Lightning’ y data nada menos que de 1964. Para ser tan antigua, podemos disfrutar de un fantástico solo (de guitarra eléctrica, por cierto) de un Townshend que con diecinueve años ya demostraba una gran técnica. Su título podría sugerir ser una versión, pero es una composición original de Pete. Solo encontraremos dos versiones en este álbum, siendo una la de ‘Begin The Beguine’ de Cole Porter, que en manos de Townshend suena penosa. Esta versión pertenece al primero de hasta tres álbumes colaborativos (junto a Ronnie Lane y otros músicos) dedicados a su gurú Meher Baba. La otra versión es el antiguo ‘Driftin' Blues’, grabado en 1981 por Pete con su guitarra acústica e intentando imitar con la voz a los antiguos bluesmen. ‘The Ferryman’ está inspirada en la novela Siddhartha de Herman Hesse y es lo único que tiene de interesante esta pieza nuevamente de acompañamiento orquestal compuesto por el suegro de Pete y que se alarga hasta casi los seis minutos. De inicio prometedor, ‘Girl In A Suitcase’ es un descarte de The Who By Numbers que no aporta más que un agradable ritmo y una primera entonación del estribillo (“Little girl in a suitcase”) con cierto gancho. Pero acaba divagando demasiado para causar algún impacto.
De las sesiones pertenecientes a Who Are You se quedó descolgada la interesante balada ‘Never Ask Me’, de sensacional parte de piano y sintetizadores sonando como orquesta. No habría quedado mal en aquella última y otoñal obra maestra de The Who. En 1978 Townshend ya estaba mirando más allá de The Who, como atestigua la emotiva pieza de arreglos orquestales ‘Brooklyn Kids’, cuya parte vocal contiene grandes melodías y transmite mucha emotividad. De no haber abandonado el tema y haberlo elaborado un poco más, estaríamos ante toda una joya musical, sin duda. Quizá pensó Pete que podrían compararle con los Bee Gees (aunque con los primeros años interesantes de los australianos) y desistió de empañar su imagen de esa manera. Puede parecer extravagante ‘Football Fugue’, pero la realidad es muy sencilla: Pete tomó una pieza orquestal compuesta por su entonces suegro Ted Astley (conocido en el Reino Unido por sus bandas sonoras) y le añadió una letra futbolística. De Astley encontraremos varios arreglos orquestales en este álbum, que al suegro había de aprovecharlo. Otro de ellos lo encontramos en ‘Praying The Game’, otra interesante pieza de acompañamiento orquestal también de 1978 como las que se acaban de citar, pues en las notas que acompañan el libreto el propio Townshend asegura que estaba preparando un álbum completo de composiciones de este tipo, aunque al final todo acabó en su amplio saco de proyectos abortados. En el caso de ‘Prelude #556’, aunque parece orquestal está implementado en realidad con sintetizadores. Mucho mejor resultado tiene la igualmente breve ‘Prelude: The Right To Write’, de la misma época entre finales de 1982 y principios de 1983.
Lo más moderno que encontramos es de 1984, la demo de un tema inédito titulado ‘The Shout’, que aparece aquí porque no sería aprovechado en el futuro, ni siquiera para los penosos álbumes de estudio que le quedaban por crear. Y no hubiera desentonado mucho en ellos. La que suena ochentera total es ‘Holly Like Ivy’, tanto por la graciosa percusión programada como por el estilo de pop desenfadado en que se desarrolla. Para quien quiera escuchar experimentos con los sintetizadores, y solo para ell@s, aquí tiene ‘Cat Snatch’ (que parece una variación de lo que se puede escuchar en ‘Eminence Front’ de The Who) y ‘Ask Yourself’, esta última con parte vocal semi-robótica. Al menos en ‘Baroque Ippanese’ desarrolla una melodía, aunque sea demasiado convencional.
Igual que ocurría con Scoop, se trata de una recopilación irregular que solo sirve para satisfacer la curiosidad del conocedor de la obra de Townshend y The Who. Se siguen encontrando temas interesantes entre tanto contenido, pero queda todo demasiado difuso para poder quedar satisfechos con el resultado. Pero no está de más echarle un vistazo cuando ya se conocen bien los grandes logros de la carrera de Pete.
THE IRON MAN
Año de publicación: 1989
Puntuación:
1) I Won't Run Any More; 2) Over The Top; 3) Man Machines; 4) Dig;
5) A Friend Is A Friend; 6) I Eat Heavy Metal; 7) All Shall Be Well; 8) Was There Life;
9) Fast Food; 10) A Fool Says; 11) Fire; 12) New Life/Reprise.
La predilección de Townshend por las artes escénicas le llevó a grabar un musical, tras la experiencia cinematográfica de White City. Aquí Townshend vuelve a ser escritor, productor, cantante, actor… ¡e incluso guitarrista! Esta vez la obra no fue enteramente original, pues realizó una adaptación del relato de ciencia ficción El hombre de hierro, de Ted Hughes. Para asegurarse notoriedad, los personajes son caracterizados por músicos de reconocida trayectoria, aunque ya sabemos que eso a veces solo sirve para esconder otras carencias y aquí no va a ser menos. Como se está narrando una historia, el apartado musical parece que es donde menos tiempo ha invertido Pete, centrándose más en las letras y en el casting, aunque esto último resulta muy discutible.
Vemos el nombre de John Lee Hooker en ‘Over The Top’, pero nadie lo diría al tener un comienzo orquestal. De hecho, se trata de una emotiva balada de pegadizos coros donde la particular voz de Hooker no parece la mejor opción. En cualquier caso, es la mejor canción del álbum junto a ‘A Fool Says’, una emotiva pieza de base acústica donde Pete nos emociona con una delicada parte vocal suya y una letra que busca ese sentimiento especial con líricos versos como los del principio: “A fool says love is like a melody / Or something like a symphony”. John Lee Hooker repite como cantante en otro tema que no casa con él, pues los sintetizadores y guitarras artificiales de ‘I Eat Heavy Metal’ parecen destinados a algún cantante de pop de los ochenta.
Nada menos que la gran Nina Simone, quien poco antes había visto revitalizado su nombre con el nuevo éxito masivo de su antigua canción ‘My Baby Just Cares for Me’ y su vídeo musical gatuno, participa aquí como cantante en ‘Fast Food’, una canción de relleno cuyo único interés es precisamente escuchar la voz cruda y penetrante de esta grandiosa música de jazz, siempre convincente y repleta de matices, igual que cuando toca el piano que aquí brilla por su ausencia. La verdad es que este álbum abusa del tipo de producción de moda en esos años y el apartado instrumental deja bastante que desear. Muy pronto vemos que ‘I Won't Run Any More’ recicla partes de ‘Won't Get Fooled Again’, aunque visto al bajo nivel de inspiración a la hora de componer, quizá el reciclaje era una buena opción.
‘Man Machines’ no es más que un breve interludio para la llegada del primer tema interpretado por The Who, el pop-rock de la agradable ‘Dig’, que se olvida rápidamente conforme acaba. Cabe recordar que este tema formará parte del repertorio en directo del grupo y por ello puede encontrarse en el Join Together de 1990. El otro tema interpretado por el grupo es una versión del legendario ‘Fire’ de The Crazy World of Arthur Brown, una elección bastante desacertada porque recordemos que se trata de una composición que brillaba por el trabajo de teclado de Vincent Crane, así como por el carisma de Brown. Aquí suena igual que si un grupo de techno hubiera querido versionarla, o sea, una metida de pata, con una producción que ahoga la voz de Daltrey.
Abundan las aburridas baladas de estilo ochentero, como por ejemplo ‘All Shall Be Well’ (que hubiera encajado bien en la banda sonora de Flashdance), o con toques de góspel (‘A Friend Is A Friend’), o simplemente aburridas sin más calificaciones, como es el caso de ‘Was There Life’. El tema final, ‘New Life/Reprise’, solo sirve para dejar definitivamente un sabor de vulgaridad estilo años ochenta (con solo de saxofón incluido), que encasilla esta obra como una de las peores surgidas de la pluma de Townshend. Desgraciadamente, no será la última, porque el siguiente paso será proseguir con el estilo narrativo para embarrarse todavía más en un camino que no debía seguir porque requería una capacidad creativa que a él ya le estaba faltando de manera alarmante.
PSYCHODERELICT
Año de publicación: 1993
Puntuación:
1) English Boy; 2) Meher Baba M3; 3) Let's Get Pretentious; 4) Meher Baba M4 (Signal Box); 5) Early Morning Dreams; 6) I Want That Thing; 7) Dialogue Introduction To "Outlive The Dinosaur"; 8) Outlive The Dinosaur; 9) Flame (demo); 10) Now And Then; 11) I Am Afraid; 12) Don't Try To Make Me Real; 13) Dialogue Introduction To "Predictable";
14) Predictable; 15) Flame; 16) Meher Baba M5 (Vivaldi); 17) Fake It;
18) Dialogue Introduction To "Now And Then (reprise)"; 19) Now And Then (reprise);
20) Baba O'Riley (demo); 21) English Boy (reprise); 22) Psychomontage.
Llegamos muy pronto al que será el último álbum de estudio de Pete Townshend, donde sigue obstinado en las obras narrativas. Después de los fallidos White City y The Iron Man, no se dio por aludido y volvió a la carga con otro álbum conceptual cuya historia es lo de menos, pues musicalmente socava todavía más la maltratada reputación de Pete. Para empeorar la situación, aparece todo repleto de diálogos, pero no entre canción y canción, sino dentro de las mismas canciones. Quizá era una manera de camuflar la calidad de las composiciones, pero estar escuchando voces y diálogos lastra todavía más el resultado final, como no podía ser de otra manera. Sería como escuchar una banda sonora con diálogos de la película asomando de vez en cuando.
Las guitarras sintetizadas que escuchamos al comienzo de ‘English Boy’ dejan una penosa primera impresión. Por si fuera poco, Pete se lanza a rapear un poco, lo cual queda ridículo en él. Aunque no sirva de mucho consuelo, en la coda final sí que acierta y la voz de Pete transmite emoción. Lo que no resulta tolerable es que la vuelva a repetir y con mayor duración todavía al final del álbum. Parece que tiene la necesidad de sonar más joven y por ello se deja caer por completo en los brazos de la tecnología y emplea trucos baratos como cantar de forma susurrante en ‘Outlive The Dinosaur’, sin saber si con lo de dinosaurio se refiere a él mismo. El falsete tan largo que encontramos en ‘Now And Then’ no deja tampoco muy buena impresión y quizá debiera haber contado con alguna cantante femenina para esos fragmentos. Pete no fue de esa opinión y por ello incluye un reprise más adelante.
El Townshend buscador del gancho pop reaparece en ‘Let's Get Pretentious’, entretenida canción que adolece de un estribillo poco inspirado. Es de lo poco presentable de este disco junto a ‘I Am Afraid’, porque poco más se puede salvar. Las únicas melodías vocales que denotan elaboración e inspiración son las contenidas en ‘Early Morning Dreams’, el mejor tema de todo el álbum. De las piezas instrumentales, puede escucharse con algo de interés ‘Meher Baba M3’, aunque suena algo caótico y pasa sin mayor pena ni gloria. ‘Meher Baba M4 (Signal Box)’ es una simple variación con los sintetizadores que ya empleara Pete en ‘Who Are You’, mientras que ‘Meher Baba M5 (Vivaldi)’ ya nos anuncia con su título que se trata de un mejor juego de sintetizadores imitando el estilo de la música del Barroco.
Visto el poco esfuerzo invertido en el componente musical, es previsible encontrar insulsas piezas de pop-rock como ‘Don't Try To Make Me Real’ (con un horripilante intermedio instrumental de sintetizadores), pero lo que resulta descorazonador es que alguien como Pete Townshend llegue a grabar temas tan chabacanos y desacertados como ‘I Want That Thing’ o ‘Fake It’. Y bueno, que nadie se haga muchas ilusiones con la demo de ‘Baba O'Riley’ porque se trata únicamente del sintetizador que puede escucharse en la coda de la versión final.
Una lástima que Townshend se obstinara en crear obras conceptuales cuando ya no tenía la capacidad creativa necesaria para abordar un trabajo tan integral y complejo. Puede que él mismo se diera cuenta al final de la vanidad en que había caído y por ello a partir de ahora se dedicará a las actuaciones en directo (incluidos los fines benéficos), a rescatar algunas grabaciones de los archivos, a escribir unas memorias y, cómo no, a resucitar a The Who cuando menos se les espera.
LIFEHOUSE CHRONICLES
Año de publicación: 2000
Puntuación:
CD I: 1) Teenage Wasteland; 2) Going Mobile; 3) Baba O'Riley; 4) Time Is Passing;
5) Love Ain't For Keeping; 6) Bargain; 7) Too Much Of Anything; 8) Music Must Change;
9) Greyhound Girl; 10) Mary; 11) Behind Blue Eyes; 12) Baba O'Riley (instrumental version); 13) Sister Disco.
CD II: 1) I Don't Even Know Myself; 2) Put The Money Down; 3) Pure And Easy;
4) Getting In Tune; 5) Let's See Action; 6) Slip Kid; 7) Relay; 8) Who Are You;
9) Join Together; 10) Won't Get Fooled Again; 11) Song Is Over.
CD III: 1) Baba M1; 2) Who Are You; 3) Behind Blue Eyes; 4) Baba M2; 5) Pure And Easy;
6) Vivaldi; 7) Who Are You; 8) Hinterland Rag; 9) Pure And Easy;
10) Can You Help The One You Really Love?; 11) Won't Get Fooled Again.
CD IV: 1) One Note – Prologue; 2) Fantasia Upon One Note; 3) Baba O'Riley;
4) Sonata K:212; 5) Tragedy; 6) No. 4 Aria; 7) No. 2 Giga; 8) No. 6 In D Minor;
9) No. 3 Adagio and Allegro; 10) Hinterland Rag; 11) Sonata K:213; [THE GORDIAN KNOT UNTIED: 12) Overture; 13) Allegro; 14) Air; 15) Rondean Minuet; 16) Air; 17) Jig; 18) Chaconne; 19) Air; 20) Minuet; 21) Overture (Reprise);] 22) Tragedy Explained; 23) One Note – Epilogue; 24) Fantasia Upon One Note.
CD V: 1) Lifehouse Radio Play.
CD VI: 1) Lifehouse Radio Play.
A lo largo de los años (y décadas) ha quedado patente que el proyecto abortado de Lifehouse quedó en Pete Townshend como una espinita clavada en el costado. Siendo una obra muy pretenciosa donde se quería abarcar música, espiritualidad y universalidad, incluyendo una adaptación fílmica y una escenografía particular, al final no se pudo llevar a cabo nada de ello, ni siquiera en una época en la que The Who tenía de su lado el favor del público y la crítica con su ópera-rock Tommy. Las canciones no se perdieron, pero el concepto que las unió quedó aparcado y tampoco pudo retomarse en el futuro. Esta caja de seis discos viene a remediar en parte ese ansia de Pete por mostrar su idea de forma aproximada a como la concibió. Película no se pudo hacer, pero para quienes tengan curiosidad por escuchar la historia desarrollada a partir de la idea conceptual, los dos últimos discos recogen su adaptación radiofónica emitida por la BBC en diciembre de 1999.
Lo más interesante de esta caja está en los dos primeros discos, donde se recogen las demos que debemos tomar como la idea de lo que iba a ser el Lifehouse original, es decir, un doble álbum. Pete hace su propio repaso de buena parte del cancionero de Who's Next, incluidos los bonus tracks de su reedición en CD. Pero también vemos un buen puñado de canciones que formarían parte del material publicado a lo largo de los años setenta, lo cual demuestra el impresionante nivel creativo en que estaba Pete Townshend. Tanta creatividad no le sirvió para conformar en ese momento la obra conceptual que tenía en mente, pero las grandes composiciones que surgieron fueron bien aprovechadas en los años posteriores. En cualquier caso, las demos son en general muy parecidas a las versiones finales.
Pronto detectamos que la letra de ‘Teenage Wasteland’ es la misma que la de ‘Baba O'Riley’, aunque no todo el tiempo. De todas maneras es lo de menos, pues la ejecución es completamente diferente y tan solo coincide en la entonación del fragmento de “Don't cry / Don't raise your eye / It's only teenage wasteland” y luego en el inicio de la coda. Lo que encontramos aquí es una pieza entre épica y majestuosa, la prima hermana de ‘Baba O'Riley’ y una pequeña joya que sí valía la pena recuperar. Precisamente ‘Baba O'Riley’ la podemos encontrar en diferentes formatos, amén de las reminiscencias existentes en esas pruebas de sintetizador tituladas ‘Baba M1’ y ‘Baba M2’. Por un lado hay una versión instrumental, pero antes encontramos una versión similar a la final de The Who, con la voz de Pete flojeando en algunos momentos en comparación con Daltrey. Esto último también nos previene para que nadie espere escuchar a Townshend haciendo el alarido final de ‘Won't Get Fooled Again’, algo inalcanzable para él. Pete sale ganando cuando se muestra natural y verdadero, como en la demo acústica de ‘Behind Blue Eyes’, donde un sonido tan raquítico de guitarra acústica no impide que se palpe la emoción especial de la voz de Pete, para quien esta canción debió suponer la expresión de algo muy personal.
Como verdadera novedad encontramos en el primer disco un tema inédito titulado ‘Greyhound Girl’, que en realidad parece una variación de ‘Too Much Of Anything’ y queda bastante discreto. ‘Put The Money Down’ no es nueva y l@s más fans podrán recordar que era una discreta canción recopilada en Odds & Sods. En el caso de ‘Mary’, es casi idéntica a la que descubrimos en el primer Scoop, diferenciándose en un intermedio instrumental más extenso aquí que podrían haberse ahorrado porque en plan acústico deja sensación de inacabado. En ‘Who Are You’ ocurre lo mismo, pues se nota que los incisos instrumentales están preparados también para incluir algo a posteriori, de ahí que quede todo demasiado escaso y además, de cara al oyente, resulte demasiado alargado. Por el comienzo de ‘Song Is Over’, parece que va a ser una demo con el teclado, pero luego entra el resto de instrumentos y queda al menos aceptable, aunque se hace un poco larga al sobrepasar los cinco minutos. La demo de ‘Music Must Change’ consta de la guitarra y voz de Pete más unos extraños sonidos de sintetizadores, mientras que a ‘Join Together’ le podrían haber recortado perfectamente los últimos tres minutos.
El verdadero horror llega con el tercer disco, cuyo subtítulo (Themes and Experiments) ya nos invita a ser precavid@s. Aparte de los experimentos ya citados de Townshend con los sintetizadores a principios de los setenta, lo que encontramos en la mayoría del contenido son nuevas versiones de algunos temas conocidos. Por desgracia, no pueden ser más ofensivas las impresentables regrabaciones modernizadas de ‘Who Are You’, fechadas en 1998, una de ellas con rap incluido y otra atrevidamente interpretada en directo, como si no le diera vergüenza presentar tamaña barbaridad. También en directo podemos escucharle como descuartiza ‘Won't Get Fooled Again’ sin remordimiento, prolongando la agonía hasta sobrepasar los once minutos. Afortunadamente, la denominada como nueva versión de ‘Behind Blue Eyes’ se queda en interpretación acústica, que resulta todo un alivio en comparación con el resto. De la primera versión de ‘Pure And Easy’ leemos que es la demo original, pero con nuevas modificaciones, que ya son ganas de reaprovechar lo que se pueda. Más adelante encontramos una regrabación de 1999 básicamente a piano que transmite la misma sensación de inutilidad. Encontramos un tema inédito, ‘Can You Help The One You Really Love?’, en formato demo con guitarra acústica y de entrada parece un candidato ideal para descartarlo, pues al primer minuto ya ha matado de aburrimiento al oyente. En cambio, tal como reza su título, ‘Hinterland Rag’ es un ragtime de piano solo, entretenido pero nada más.
El disco cuarto está dedicado a música orquestal destinada a acompañar a la obra teatral radiofónica. De hecho, parece que vayamos a escuchar un musical conforme aparecen las voces hablando en ‘One Note – Prologue’. En su mayor parte son composiciones ajenas: piezas de Purcell, Scarlatti y, por si alguien no lo conocía con anterioridad, del francés Michel Corrette. De Purcell encontramos la interpretación íntegra de su obra The Gordian Knot Unty'd. La elección de esta obra clásica resulta curiosa, puesto que en la reedición en CD de Who's Next podíamos leer en el libreto unas notas escritas por Townshend en las que definía este álbum de The Who, creado tras fallar Lifehouse, como “una especie de nudo gordiano”. Por otro lado, Pete aprovecha aquí para colarnos nuevamente su ‘Hinterland Rag’, pero esta vez en versión orquestal.
Si nos ceñimos al componente musical de este extraño box set, no está mal echarle un vistazo como curiosidad, aunque no supone ninguna revelación salvo esa rareza titulada ‘Teenage Wasteland’. El tercer disco nos confirma que la creatividad de Pete Townshend definitivamente había desaparecido y versiones diferentes de muchos de los temas aquí incluidos (en los dos primeros discos) los podemos encontrar también en recopilaciones previas. Así pues, este box set le sirve a Pete para seguir haciendo caja, nunca mejor dicho.
SCOOP 3
Año de publicación: 2001
Puntuación:
CD I: 1) Can You See The Real Me; 2) Dirty Water; 3) Commonwealth Boys; 4) Theme 015; 5) Marty Robbins; 6) I Like It The Way It Is; 7) Theme 016;
8) No Way Out (However Much I Booze); 9) Collings; 10) Parvardigar (German version);
11) Sea And Sand; 12) 971104 Arpeggio Piano; 13) Theme 017; 14) I Am Afraid;
15) Maxims For Lunch; 16) Wistful; 17) Eminence Front; 18) Lonely Words.
CD II: 1) Prelude 970519; 2) Iron Man Recitative; 3) Tough Boys;
4) Did You Steal My Money?; 5) Can You Really Dance?; 6) Variations On Dirty Jobs;
7) All Lovers Are Deranged; 8) Elephants; 9) Wired To The Moon, Pt. 2;
10) How Can You Do It Alone; 11) Poem Disturbed; 12) Squirm Squirm;
13) Outlive The Dinosaur; 14) Teresa; 15) Man And Machines; 16) It's In Ya.
Los archivos de Pete Townshend parecían un pozo sin fondo por la cantidad de recopilaciones de rarezas que iban saliendo. En sus memorias da a entender que estos Scoop son idea y producto de la discográfica, pero tampoco leemos objeción alguna por su parte para que sean publicados. A diferencia de los dos volúmenes anteriores, la sensación que nos deja la tercera parte es que, esta vez sí, se trata de restos de verdad. Casi todo lo que hay aquí podría haber permanecido guardado porque no se acerca a los estándares de Townshend ni tampoco aporta nada salvo la curiosidad de escuchar los orígenes o trazas de algunos temas. Hay también algo de material de The Who y abarca desde Quadrophenia en adelante.
Pete Townshend es un artista tan grande que tan solo con sonar honesto como en ‘All Lovers Are Deranged’ tiene suficiente para conseguir algo destacado, así que el problema era que la música se había convertido en un trabajo con el que ganarse la vida, lejos ya esa época en la que se dedicaba en cuerpo y alma a la creación. El problema es que esta canción es una excepción dentro de la irrelevancia del contenido de casi todo este material de archivo. Aparte, incluir la versión en alemán de ‘Parvardigar’ ya son ganas de rellenar con lo que haya a mano. Abundan las demos instrumentales que no van más allá de un carácter accesorio, sin nada en especial. Los temas denominados como ‘Theme’ son discretas incursiones en la música de cámara, sin mayor trascendencia. Si al menos hubieran servido para mejorar ‘I Like It The Way It Is’, pues se trata de una penosa balada orquestal donde nos damos cuenta, si es que no lo habíamos hecho antes, de que Pete se ha vuelto mayor.
De ‘Dirty Water’ encontrábamos ya una grabación en el primer Scoop, siendo aquí una demo acústica con un sonido de blues bien rápido. En cambio, Pete se transforma por un momento en cantautor folk en ‘Outlive The Dinosaur’, mientras que ‘Marty Robbins’ y ‘Wistful’ son mediocres demos instrumentales de guitarra acústica donde apenas se deja traslucir nada de interés. Al menos en ‘Collings’ sí se aprecia que podría haberse aprovechado para conseguir alguna canción interesante. Lo que resulta bochornoso es escuchar en ‘I Am Afraid’ a Pete tocando el banjo en el porche de su casa, no es el mejor plan que uno pueda prever. Para ser un guitarrista, paradójicamente con el piano se desenvuelve mucho mejor, o cuando menos deja una buena impresión con el instrumental de piano solo ‘Poem Disturbed’. De manera análoga, ‘Wired To The Moon, Pt. 2’ apunta buenas maneras con su cuidado piano y la voz etérea de Pete, así que es una lástima que no se haya desarrollado más.
¿Y qué es ‘Maxims For Lunch’? ¿Un vodevil psicodélico? Sea lo que sea, es una extravagancia que no apetece mucho escuchar por segunda vez (salvo que te toque escribir sobre ella). La artificial producción de los ochenta se deja notar en ‘Commonwealth Boys’ e igualmente comprobamos con horror como ‘Rough Boys’ pudo haberse convertido en una pieza de sintetizadores y voz distorsionada, de haber dejado su versión primeriza titulada ‘Tough Boys’. Otras canciones como ‘Did You Steal My Money?’ o ‘Man And Machines’, basadas por completo en sintetizadores, demuestran que la opción de haberse convertido en un cantante comercial en los ochenta hubiera sido un desastre todavía peor a lo que llegó a hacer finalmente. Precisamente ‘Man And Machines’ es un descarte de The Iron Man, igual que la obvia ‘Iron Man Recitative’ (menudo horror) y ‘Can You Really Dance?’, en la cual el prominente saxofón parece que haya sido elegido para querer conseguir la misma fuerza que en ‘Baker Street’ de Gerry Rafferty. Este tema hubiera mejorado lo contenido en el fallido musical.
Como puede deducirse fácilmente por el título, ‘Can You See The Real Me’ es ‘Real Me’ en Quadrophenia y evidencia la importancia de los compañeros de The Who, pues sin el bajo de Entwistle queda completamente huérfana. Esto, como casi siempre, puede aplicarse a todo el material publicado con The Who, pues tan solo la expresividad de Pete podría hacer olvidar la maestría de sus excompañeros, y eso solo se consigue en momentos especiales de inspiración. En cuanto a ‘Variations On Dirty Jobs’, no recuerda apenas a la original al tratarse de una pieza orquestal con algún sintetizador por medio. Encontramos también un par de temas de It's Hard, pues ‘Teresa’ es en realidad una demo de ‘Athena’, mucho más directa en su intención porque la composición era una declaración de amor a la actriz Theresa Russell, aquí con unos aires flamencos y un ritmo todavía más animado del que habría en la versión final. Curiosidad es lo único que puede suscitar una versión acústica y ralentizada de ‘Eminence Front’, aquí ejecutada como una balada. Eso sí, dura tanto como la versión final.
‘Lonely Words’ está ubicada estratégicamente al final del primer disco porque su brioso comienzo supone un respiro, dado el tono menor del resto del disco, aunque en realidad suena parecida a temas de su carrera en solitario. El comienzo de ‘How Can You Do It Alone’ es también espectacular, aunque luego transita por secciones mucho más convencionales y tan solo en el épico estribillo encontramos el toque especial de nuestro artista. Pero podrían haberla recortado a la mitad sin problema alguno. Para finalizar esta compilación nos colocan uno de los pocos temas que suenan íntegros y acabados, ‘It's In Ya’, si bien hubiera quedado como relleno en cualquiera de los álbumes de Townshend. Precisamente de relleno puede calificarse este tercer volumen de Scoop, dirigido únicamente a completistas que quieran acabar la colección. En esta ocasión no hay más intención que hacer caja y exprimir hasta los últimos restos de lo que tenga guardado un artista que, creativamente, ya estaba agotado.
VÍDEOS
WHITE CITY: THE MUSIC MOVIE
Año de publicación: 1985
Al mismo tiempo de publicar el álbum correspondiente, se estrenó esta película de menos de una hora de duración para que la historia narrada se entendiera mejor, aunque tampoco es que se entienda mucho la intención del guion. El único motivo para soportar la película son las actuaciones musicales, pues Pete interpreta con la voz en directo (y puede que algo de la música lo sea también) las canciones, siendo lo mejor de todo la introducción del film, donde ‘Give Blood’ suena mucho mejor respecto a como lo hacía en el álbum y los guitarrazos de Pete nos hacen rememorar al mito una vez más. Fuera de eso, no hay más que la curiosidad de ver a Townshend haciendo de actor coprotagonista, así que se puede obviar esta película y hacer como que nunca existió.