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NICK DRAKE

FIVE LEAVES LEFT

Año de publicación: 1969

Puntuación:

1) Time Has Told Me; 2) River Man; 3) Three Hours; 4) Way To Blue; 5) Day Is Done;

6) Cello Song; 7) The Thoughts Of Mary Jane; 8) Man In A Shed; 9) Fruit Tree;

10) Saturday Sun.

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Nick Drake es uno de esos artistas de los cuales no se puede ser consciente de la sinceridad emocional que demostraba en sus composiciones hasta que no falleció a una edad tan temprana. El legendario productor Joe Boyd le dio la oportunidad de debutar en la discográfica Island y además facilitó la adición de partes orquestales para enriquecer el sonido. La base musical es la voz de Nick y su guitarra acústica, de tal manera que las labores de producción mejoran el resultado al enfatizar o complementar el potencial melódico que acumulan las composiciones.

 

El comienzo mediante ‘Time Has Told Me’ ya introduce una atmósfera intimista especial, muy bien adornada por los punteos de guitarra eléctrica Richard Thompson y el bajo de Danny Thompson (que no son familia, por otro lado). Richard solo aparece aquí, pero Danny Thompson, proveniente del grupo puntero de folk-rock Pentangle, toca en la gran mayoría del álbum y eso se nota en los temas de ritmo más combativo. La relativa agresividad de la parte principal de ‘Three Hours’ recuerda un poco al estilo de ‘Patterns’ de Simon & Garfunkel. Como dura seis minutos, hacia la mitad se inserta un pasaje algo más contemplativo antes de retomar la sección principal. En un estilo similar, en cuanto a ese tono más batallador, se desarrolla ‘Cello Song’, cuyo título no se justifica hasta que hemos llegado al ecuador de la canción.

 

La inefable expresividad emocional que mana de las mejores composiciones de este artista tiene uno de sus mejores ejemplos en ‘River Man’. En apariencia, la melodía vocal no es nada vistosa y se puede caer en el error de no prestarle suficiente atención, pero solo es cuestión de tiempo que un@ caiga rendid@ ante todo lo que transmite la entonación vocal de los versos, engrandecido por unos arreglos orquestales comedidos pero destinados a crear una atmósfera intimista donde la voz sea la verdadera protagonista, ya que a priori no encajan entre ellas. Otra pieza donde la voz de Nick y la instrumentación orquestal parecen ir por caminos separados, nunca mejor dicho, es ‘Way To Blue’. Pero nuevamente la conjunción de ambas crea un efecto especial y catártico, con unas melodías vocales que tardan en posarse pero que dejan una huella indeleble a quien logre introducirse en el mundo de soledad y tristeza de Drake. Curiosamente, pueden escucharse ejemplos similares de Mª del Mar Bonet como pudiera ser ‘Cançó per una bona mort’ de 1971; como resulta casi imposible que esta hubiera podido escuchar algo de Nick Drake (como casi nadie en su momento), lo más probable es que las influencias de ambos provengan de la chanson française, lo que equivale a decir para Drake que emulaba a Scott Walker, quien para entonces ya había impactado al público británico con sus adaptaciones de canciones de Jacques Brel.

 

La tristeza es la carta de presentación de Drake, por lo que canciones que musicalmente suenan algo alegres nos ofrecen una triste historia como contrapunto. Es lo que ocurre con ‘Man In A Shed’, que trata de un corazón roto debido a un sentimiento de inferioridad clasista. Pero no todo va a ser malos sentimientos, ya que la música de cámara de ‘The Thoughts Of Mary Jane’ transmite hasta alegría para acompañar esa idealización sobre la incertidumbre de qué le puede pasar por la mente a una persona que nos llama la atención. Debido al carácter pesimista que engloba el álbum, es normal finalizar con ‘Saturday Sun’, que al menos nos evoca la imagen del sábado soleado (una especie de esperanza) aunque al final nos lo convierta en un domingo lluvioso.

 

Cuando se conoce la trágica historia de Nick Drake, una canción como ‘Fruit Tree’ es totalmente desgarradora. Versos como “Fruit tree, fruit tree / No-one knows you but the rain and the air / Don’t you worry / They’ll stand and stare when you’re gone” se pueden aplicar sin vacilación al desdichado destino de su autor. Por otro lado, una de las piezas más sencillas pero más efectivas de este disco es ‘Day Is Done’, un descomunal canto a la desesperanza y el desencanto, nada recomendable para épocas de baja motivación.

 

En resumen, este sensacional debut mostraba a un cantautor con una sensibilidad muy especial y particular, pero las ventas fueron muy malas y eso comenzaría a minar la confianza en sí mismo, en su productor, así como a agriar su carácter. Puede decirse que no estaba en el lugar idóneo, ya que los pocos conciertos que ofreció fueron en el circuito folk, donde el público acudía para escuchar el cancionero tradicional y moverse con las tonadas de baile. Nadie estaba preparado para escuchar a un artista introspectivo e intimista, aparte de que en directo ya no había arreglos orquestales donde apoyarse para engrandecer el mensaje. Es una lástima que el reconocimiento llegará demasiado tarde.

BRYTER LAYTER

Año de publicación: 1971

Puntuación:

1) Introduction; 2) Hazey Jane II; 3) At The Chime Of A City Clock; 4) One Of These Things; 5) Hazey Jane I; 6) Bryter Layter; 7) Fly; 8) Poor Boy; 9) Northern Sky; 10) Sunday.

Nick no se amilanó ante la falta de reconocimiento y volvió al estudio con Joe Boyd nuevamente en la producción, de tal manera que también pudo contar de nuevo con arreglos orquestales y diferentes músicos del entorno de Boyd que siempre estaban dispuestos a echarle una mano. Aparte de Richard Thompson y algunos punteos de su guitarra eléctrica, otros miembros de Fairport Convention participan en la grabación, como el gran batería Dave Mattacks, pero este solo en canciones puntuales. Más sorprendente resulta encontrar la participación en algunas canciones de John Cale (The Velvet Underground), quien toca los instrumentos menos habituales como el clavecín o la viola.

 

La ‘Introduction’ instrumental, muy devota de la orquesta, nos avisa de que estamos ante una obra más madura e incluso más pretenciosa, puesto que incluye hasta tres temas instrumentales. No es la única sorpresa, ya que pocos podrían esperarse encontrar una pieza tan vitalista como ‘Hazey Jane II’ tan pronto. Al principio cuesta acostumbrarse a los versos tan largos de Drake, que parece que no vayan a acabarse nunca en conjunción con la instrumentación que le acompaña, pero luego la transformación es completa y todo fluye con una naturalidad absorbente. En ‘At The Chime Of A City Clock’ quizá abuse demasiado del saxofón, un instrumento que, mal utilizado, puede hacer decaer una composición hasta un nivel “Kenny G”.

 

La grandeza de Nick Drake como cantante la podemos comprobar en ‘One Of These Things’, de animado ritmo nada habitual en su música. La manera de alargar las últimas sílabas transmitiendo la máxima expresividad posible de los “I could have been” es una mezcla de melancolía y resignación que emociona por su sinceridad. Y si queremos comprobar su técnica con la guitarra acústica, la introducción de ‘Hazey Jane I’ es una buena opción. Sale engrandecida por unos acertados arreglos instrumentales que desarrollan una segunda línea melódica, si bien lo que carece de melodía en este caso es la parte vocal. El tema que da título al álbum es precisamente instrumental, con la orquesta en primer plano y la guitarra de Drake como acompañamiento secundario, lo cual no resta mérito a la belleza en la implementación de ambas partes. Al final hay otro tema instrumental, ‘Sunday’, demostración palpable de que sabía componer bellas melodías sin que estuviera pensando en acomodarlas a su voz.

 

Aires brasileños de Bossa Nova mezclados con jazz alumbran ‘Poor Boy’, donde no faltan unos coros femeninos que quizá quedan algo desencajados en esta pieza de Drake, la más extensa de su discografía. En ‘Fly’ encontramos la estimable participación de John Cale con la viola y el clavecín, aportando así el toque diferencial, ya que Cale transmite en su ejecución incluso mayor sentimiento que la impersonalidad de la orquesta. Y qué otra definición que no sea la de belleza musical podría encajar con ‘Northern Sky’, embelesadora tanto por los arreglos instrumentales como por la voz cálida de Drake. Canciones así son las que permiten entender la pasión que algunas personas profesan por este infravalorado cantautor.

 

El nuevo fracaso comercial que supuso este disco hizo mella definitiva en Nick, quien no fue capaz de asimilarlo y ello agrió su carácter de una manera irreversible, convirtiéndole en un misántropo gruñón y altamente depresivo. Todavía tendría una tercera oportunidad, pero llegaría ya demasiado tarde para poder invertir la tendencia negativa en la triste vida de Drake.

PINK MOON

Año de publicación: 1972

Puntuación:

1) Pink Moon; 2) Place To Be; 3) Road; 4) Which Will; 5) Horn; 6) Things Behind The Sun;

7) Know; 8) Parasite; 9) Ride; 10) Harvest Breed; 11) From The Morning.

Insatisfecho con el acabado de sus dos álbumes y casi recluido en la casa de sus padres debido a la falta de dinero que le impedía vivir por su cuenta, Drake llegó a la conclusión de que había sido un error dejar en manos de los productores sus primeras obras. Así pues, la condición que puso para volver a los estudios de grabación fue bien sencilla: nada de orquesta y nada de músicos adicionales; la gente (los cuatro gatos de entonces) que compraba un disco de Nick Drake querían (o deberían querer) escucharle a él, no a unos músicos de estudio que nada tenían que ver. De esta manera, tan solo Nick y su guitarra acústica, se grabó en dos días de octubre de 1971 este espartano álbum al completo. A priori, esto agradará a l@s enamorad@s de la música de este cantautor, ya que les permite asistir a un material directo y sin artificios, arte en estado puro. Pero la música tiene una parte de creación y otra de elaboración, de tal manera que las ideas iniciales puedan ir mejorándose, normalmente con la adición de nuevos elementos. Apenas nada de esto último hay aquí, pues no encontraremos más elementos que voz y guitarra, salvo una ligera excepción: en la amigable canción que da título al álbum podemos escuchar algo de piano, demostración de que unas composiciones donde prima la melodía salen ganando con la adición de instrumentos.

 

Hay momentos en que se echa en falta una producción como la de los álbumes anteriores, ya que canciones como ‘Place To Be’ hubieran mejorado mucho con un acompañamiento orquestal para complementar otra emotiva parte vocal. De todas formas, tampoco puede tomarse como un problema, ya que en ‘Road’ podemos disfrutar de la peculiar técnica de guitarra acústica de Drake, ya que el estribillo es instrumental y además la guitarra toma el liderazgo claramente por delante de la voz. No será el único momento de deleite instrumental, ya que justo a continuación tenemos otro buen ejemplo mediante ‘Which Will’ o más adelante en la amarga ‘Parasite’, cuya letra muestra la oprimente misantropía que estaba experimentando Nick y su visión hastiada de la gente.

 

Las canciones en general tardan en llegar dentro por la sutileza característica de la música de Drake. De las pocas que enganchan rápidamente es ‘Things Behind The Sun’, de soberbias y emotivas melodías vocales que relatan una letra que se debate entre la resignación y la esperanza de lograr salir adelante cuando se está desoladamente rodeado de negatividad. Otro tema interesante es ‘Free Ride’, del que puede destacarse su vistoso estribillo. Sin embargo, en ‘Know’ abusa de los mismos punteos de guitarra y la misma melodía vocal, repetido todo ello durante dos minutos y medio. Acaba siendo muy cansino, pero el único fallo de verdad del álbum es el instrumental ‘Horn’, que es como si hubieran grabado a Nick afinando la guitarra. Menos mal que apenas dura minuto y medio. La recta final del disco tampoco presenta mucho interés: ‘Harvest Breed’ y ‘From The Morning’ cierran el álbum de manera más discreta, demostrando que un Drake sin acompañamiento puede convertirse también en un Drake vulgar con pocas posibilidades de distinguirse de otros cantautores intimistas.

 

Como cabía esperar, visto sus fracasos anteriores de ventas, este álbum tan anticomercial siguió sin venderse casi nada, situación que acabaría sumiendo a Nick en una depresión aguda que le llevaría a la muerte (quién sabe si suicidio) en 1974. Esto quiere decir que pasaron unos tres años desde la grabación de Pink Moon hasta su muerte, un tiempo en el que Drake seguiría componiendo, tal como atestiguarán las grabaciones caseras que saldrán a la luz en las décadas posteriores. Acababa así, lamentablemente, otro de tantos tristes ejemplos de fugaz carrera finiquitada por la conjunción de introspección, depresión, fracaso artístico y barbitúricos.

TIME OF NO REPLY

Año de publicación: 1987

Puntuación:

1) Time Of No Reply; 2) I Was Made To Love Magic; 3) Joey; 4) Clothes Of Sand;

5) Man In A Shed; 6) Mayfair; 7) Fly; 8) The Thoughts Of Mary Jane;

9) Been Smoking Too Long; 10) Strange Meeting II; 11) Rider On The Wheel;

12) Black Eyed Dog; 13) Hanging On A Star; 14) Voice From The Mountain.

Como ha ocurrido con muchos artistas a lo largo de la historia, tras ser ignorado en vida la popularidad de Nick Drake comenzó a dispararse durante la década de los ochenta, recibiendo un merecido reconocimiento póstumo. Por ese motivo, una de las tareas más lucrativas posibles era buscar en los archivos musicales para encontrar composiciones inéditas con las que aprovechar ese interés por el artista maldito. Time Of No Reply es el resultado de compilar un buen puñado de grabaciones inéditas que, como cabe prever en estos casos, entremezcla momentos de brillantez de su autor con vulgaridades que no podían estar a la altura de lo que había publicado con anterioridad, sea por pertenecer a una primera fase de aprendizaje o simplemente porque no se puede ser brillante todo el tiempo.

 

Las cuatro primeras canciones son descartes de las sesiones de grabación de Five Leaves Left y, salvo una de ellas, son lo mejor que encontraremos en este disco. De hecho, la única justificación posible para dejar archivada ‘Time Of No Reply’ sería que ya había otro tema titulado ‘Time Has Told Me’ en el álbum de debut. Pero ‘Time Of No Reply’ le gana en expresividad y emotividad. La hechizadora guitarra de ‘Joey’ junto a una parte vocal que desarrolla las mejores virtudes de Drake, la convertían también en una potencial composición susceptible de alcanzar elevadas cotas artísticas con la adición de más instrumentos en los arreglos del estudio. No muy lejos de estas dos canciones, cualitativamente hablando, quedaría ‘Clothes Of Sand’, otra pieza destinada a encantar a quienes aprecian la música intimista interpretada con sinceridad y convicción.

 

Varias canciones como ‘Man In A Shed’ (que ya conocemos de Five Leaves Left), ‘Rider On The Wheel’ o las dos últimas que cierran el disco, dejan más bien indiferente. Precisamente son las cuatro últimas canciones de este álbum las que a su vez grabó por última vez Drake en julio de 1974, meses antes de su trágica muerte. En ellas comprobamos con resignación que su estado físico y mental ya repercutía directamente en unas composiciones más vulgares de lo normal o incluso algo tan penoso como ‘Black Eyed Dog’, donde la voz de Nick suena débil y enfermiza, como si la misantropía hubiera llegado a tal extremo que no supiera vocalizar bien por la falta de hablar, es decir, de relacionarse con otras personas. Si él mismo fue consciente de la decadencia en la que se había ubicado su música, era otro motivo más para aumentar su depresión.

 

En cuanto a ‘Mayfair’ y ‘I Was Made To Love Magic’ puede decirse que son las incursiones de Drake en la balada crooner de Sinatra, todo un error achacable a su juventud, esto es, a se necesita tiempo para forjar una personalidad propia. La primera de ellas presenta la curiosidad de ser una grabación primeriza justo antes de la gestación de Five Leaves Left, pero nada más. También de esa época anterior a su debut pertenecen la citada ‘Man In A Shed’ junto a ‘Fly’, ‘Been Smoking Too Long’ (la única versión de un músico ajeno) y ‘Strange Meeting II’, que en este caso son grabaciones caseras. ‘Fly’ suena discreta por su carácter de demo (cuya versión final aparecería en Bryter Layter), pero tanto ‘Been Smoking Too Long’ como ‘Strange Meeting II’ (que sugiere que hubo una primera parte) poseen atractivas melodías vocales que evocan al primer Dylan acústico, añadiendo además a la última una elaborada y poética letra que sugiere también una imaginería sentimental influenciada por Dylan.

 

Nos queda destacar una agradable toma alternativa de ‘The Thoughts Of Mary Jane’ donde, aparte de la voz, escuchamos tan solo la guitarra acústica de Drake y la eléctrica del gran Richard Thompson. Esto completa la pintura de lo que es una aceptable recopilación de rarezas, mejor de lo que cabría esperar para un artista de tan exiguo recorrido y, con seguridad, un grato descubrimiento para quienes amplíen su conocimiento sobre Nick más allá de sus tres álbumes de estudio.

FAMILY TREE

Año de publicación: 2007

Puntuación:

1) Come Into The Garden (Introduction); 2) They're Leaving Me Behind; 3) Time Piece; 4) Poor Mum; 5) Winter Is Gone; 6) All My Trials; 7) Kegelstatt Trio For Clarinet, Viola And Piano; 8) Betty And Dupree; 9) Strolling Down The Highway; 10) Paddling In Rushmere;

11) Cocaine Blues; 12) Blossom; 13) Been Smokin' Too Long; 14) Black Mountain Blues;

15) Tomorrow Is A Long Time; 16) If You Leave Me; 17) Here Come The Blues; 18) Sketch 1; 19) Blues Run The Game; 20) My Baby So Sweet; 21) Milk And Honey; 22) Kimbie;

23) Bird Flew By; 24) Rain; 25) Strange Meeting II; 26) Day Is Done;

27) Come Into The Garden; 28) Way To Blue; 29) Do You Ever Remember?.

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Para acabar de completar la pintura vital de Nick Drake y tras varias recopilaciones que incluían alguna rareza, aquí se volvieron a recoger grabaciones inéditas en una nueva vuelta de tuerca que supone encontrarnos con las rarezas más rudimentarias posibles. Este álbum no está destinado al fan casual de Drake, sino a quienes de verdad estén interesados en su vida o, cuando menos, en la relación causal entre su vida y su música. Es por ello que encontraremos muchas versiones de calidad dudosa y también un par de temas compuestos e interpretados por su madre, Molly Drake, de tal manera que podamos relacionar el interés de Nick por la música y la poesía a través de lo que había vivido desde pequeño con su madre.

 

De manera análoga, ¿qué interés puede tener escuchar a Nick tocando el clarinete en una interpretación de una pieza de Mozart (‘Kegelstatt Trio For Clarinet, Viola And Piano’) con sus tíos? Musicalmente, interés ninguno, pero desde una perspectiva histórica podemos entender por qué accedió a introducir arreglos orquestales en su música. La  canción tradicional ‘Winter Is Gone’ establece una influencia musical de Drake desde el folk británico, mundo en el cual estaba relacionado y por ello en su debut tuvo tan inmejorable acompañamiento en el estudio de grabación. Del repertorio tradicional no podía faltar la interpretación de la entonces muy extendida ‘Cocaine Blues’, por motivos evidentes.

 

Muchas canciones son muy breves, tanto que apenas podrían denominarse como bosquejos. Algunas de calidad bastante penosa como ‘Time Piece’, llamada así porque la sencilla percusión haría las veces del tic-tac de un reloj. En ‘All My Trials’ podemos escucharle cantando a dúo con su hermana como si fueran una versión casera y paritaria de los primeros Simon & Garfunkel. Escucharle cantar a cappella y con algo de efecto de eco en ‘Come Into The Garden’ no invita precisamente a prestar atención.

 

De las canciones realmente nuevas solo podríamos destacar ‘Milk And Honey’, pero tampoco es ninguna joya perdida. Eso sí, al principio podemos escuchar reír y bromear a Nick, lo cual sí es una novedad para alguien con ese aura de huraño. Aparte de esta canción, lo único que puede escucharse con verdadero agrado son nuevas grabaciones acústicas y solitarias de ‘Day Is Done’, ‘Way To Blue’ y ‘Been Smokin' Too Long’, esta última una composición ajena como cabe recordar.

 

Por tanto, tal como ya se ha dicho, es mejor alejarse de esta compilación porque está realizada pensando en l@s completistas y enamorad@s de todo lo que provenga de este singular cantautor. No aporta nada de interés en cuanto al aspecto musical y únicamente sirve para perfilar un poco más la figura humana de Drake. En todo caso, se puede intuir a lo que un@ se ha de atener porque Nick Drake no es John Lennon ni tampoco tuvo tiempo para poder llegar a serlo. Todo lo demás son hipótesis baldías o esnobismos.

VÍDEOS

A SKIN TOO FEW: THE DAYS OF NICK DRAKE 

Año de publicación: 2000

Este documental de apenas cincuenta minutos es toda una heroicidad porque resulta difícil realizar algo así para un artista tan misántropo y con escaso material audiovisual, que en este caso no pasa de las grabaciones caseras de su familia. Pero tenemos testimonios de primera mano de sus familiares y allegados musicales, por lo que se realiza una buena descripción de lo que fue la vida de Drake. Muy interesante documental para entender lo difícil que es querer vivir del arte sin perder la personalidad y cómo afecta a la propia vida cuando no puedes triunfar en aquello que más te gusta.

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