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MOTÖRHEAD

2020

MOTÖRHEAD

Año de publicación: 1977

Puntuación:

Puntuación:

Puntuación:

1) Motörhead; 2) Vibrator; 3) Lost Johnny; 4) Iron Horse / Born To Lose;

5) White Line Fever; 6) Keep Us On The Road; 7) The Watcher; 8) Train Kept A-Rollin';

[BONUS TRACKS:] 9) City Kids; 10) Beer Drinkers And Hell Raisers; 11) On Parole;

12) Instro; 13) I'm Your Witchdoctor.

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2020

La respuesta a por qué Lemmy Kilmister se marchó de Hawkwind para formar Motörhead es más que evidente con solo escuchar la primera de las canciones de este debut. Bueno, en realidad lo despidieron de Hawkwind, pero Lemmy probablemente estaba ya cansado de música espacial barata y quería hacer cosas nuevas acordes a los nuevos tiempos. Y en realidad este álbum no es el debut propiamente dicho, ya que el primer LP que grabaron quedaría archivado y no se publicaría hasta 1979 bajo el título de On Parole, una vez alcanzaron el éxito. En cualquier caso, aunque este párrafo ya sea bastante contradictorio, aquí nos encontramos con la formación clásica de trío del grupo: Lemmy en el bajo, “Fast” Eddie Clarke en la guitarra y Phil Taylor destrozando la batería. Presentan un sonido heredero del rock duro pero con clara influencia del hedonismo punk (por no llamarlo pasotismo punk), aunque podríamos llamarlo también heavy metal sin problemas.

 

La canción con mismo nombre que el disco y que la banda da a entender que es una carta de presentación de lo que estos chicos querían ofrecer al mundo. El fiero ritmo con afilada guitarra y un bajo omnipresente es toda una denominación de origen para este grupo, en una canción repleta de energía y con un pegadizo estribillo acabado en ese verso que anuncia una intención de hacer algo serio y duradero: “Motörhead, remember me now Motörhead, alright”. ‘Keep Us On The Road’ denota un gusto por la melodía inusual para lo que podemos entender por una banda de música heavy, pero esto les valida para elevarse por encima de cualquier otro grupo del montón. Algo atascada en su ritmo resulta ‘Lost Johnny’, pero una vez avanza la canción ya nos hacemos a él y la sensación es mucho mejor.

 

En una línea de rock'n'roll clásico, con una obvia adición extra de electricidad y adrenalina, se desarrolla ‘Vibrator’, cuya letra puede resultar abochornante porque el vibrador al que se refiere el título es el aparato que estamos pensando. En lo musical, transcurrido el primer minuto y en la mejor tradición de Black Sabbath, cambian el registro por completo, aunque por desgracia es un inciso muy breve y se retorna al rock'n'roll del principio, algo estruendoso de más. en cualquier caso, la única canción en la que suenan convencionales es ‘The Watcher’, imbuida de todos los clichés posibles del género pero sin frescura ni gracia. Está compuesta por Lemmy a solas, lo que demuestra que necesitaba a sus compañeros porque ellos también participan en la composición a lo largo del álbum. La versión de ‘Train Kept A-Rollin'’ parece que vaya a ser una broma por su comienzo sinuoso, después parece que no lo es, pero cuando la escuchamos y no vemos muchos avances (más bien retrocesos) respecto a la brillante versión que realizaran The Yardbirds una década antes, entonces se queda en una posición discreta respecto al contenido de este disco.

 

Una conclusión a la que se llega rápido es que cuando más se desata la furia interna de los músicos es cuando mejor resultado consiguen. Así que, cuando se desata toda esa furia por los tres al unísono, nos sale lo mejor de este álbum, que es la feroz ‘White Line Fever’, una canción de las que levantan a un muerto de su tumba. En un tono más épico se desenvuelve ‘Iron Horse / Born To Lose’, lo que les permite incluir un frenético solo de guitarra de Clarke, quien pone las cartas sobre la mesa sobre su valía técnica. La gran cantidad de bonus tracks incluidos en la reedición en CD revelan una dedicación activa al trabajo por parte de estos chicos. De haber incluido en el LP original ‘On Parole’ (o sea, esta versión) o ‘Beer Drinkers And Hell Raisers’, estos hubieran quedado como relleno innecesario y como lo más flojo con diferencia. ‘I'm Your Witchdoctor’ es también relleno, pero al menos se escucha con agrado. Afortunadamente los otros dos temas son mejores, pues ‘Instro’ es un interesante instrumental que acaba relativamente pronto y si Lemmy tuviera una voz más clara y melódica, ‘City Kids’ podría haber pasado por una canción de los Ramones.

 

Lejos de ser perfecto, este álbum de debut representaba una buena muestra de lo que podía ofrecer este grupo. El sonido es bastante tosco y una mejor producción seguro que ayudaría, pero como primera aproximación a la música heavy no está nada mal. Lemmy tenía más de treinta años en este debut, una edad quizá longeva para una música tan impulsiva, pero eso demuestra que cualquier persona puede encontrar en un momento determinado de su vida aquello en lo que cree que puede demostrar su verdadera valía. José Saramago retomó la literatura y triunfó con ella a partir de los 58 años, llegando a ganar el premio Nobel, así que mejor ejemplo para ilustrar la búsqueda del verdadero yo, no puede haber.

OVERKILL

Año de publicación: 1979

Puntuación:

1) Overkill; 2) Stay Clean; 3) (I Won't) Pay Your Price; 4) I'll Be Your Sister; 5) Capricorn;

6) No Class; 7) Damage Case; 8) Tear Ya Down; 9) Metropolis; 10) Limb From Limb; [BONUS TRACKS:] 11) Too Late, Too Late; 12) Like A Nightmare; 13) Louie, Louie;

14) Tear Ya Down (instrumental version); 15) Louie, Louie (alternative version).

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Muy buena nota tomaron del álbum de debut porque en esta segunda entrega los Motörhead se lanzan deliberadamente a lo que habían demostrado que sabían hacer muy bien. Esto es, a un sonido frenético y denso donde los tres músicos tocan como si no hubiera mañana, exorcizando toda la rabia interna que puede canalizarse a través de la música. Este LP supone el primer disco considerado clásico de la banda y de forma justa, puesto que pocos grupos en esa época podrían competir con ellos con un sonido tan extremo y alejado de todo vanguardismo o experimentación.

 

A todo tren, tal como marca su frenético ritmo, se desarrolla la potente ‘Overkill’, una de las piezas más famosas de Motörhead porque es un clásico instantáneo que capta la total atención desde el comienzo. Su segunda parte es completamente instrumental para que los tres músicos se puedan desgañitar a gusto. Lo gracioso es que sobre los tres minutos hay un falso final que solo sirve para coger un poco de respiro y que vuelvan con mayor energía si cabe. Buscan repetir más o menos la jugada un poco más adelante mediante ‘Capricorn’, pues comienza como una copia de ‘Overkill’ para después desacelerarse alarmantemente y colocar los berridos de Lemmy en primer plano, no se sabe si un problema de producción o de tomar una mala decisión que empobrece el resultado obtenido.

 

La consistencia instrumental y estructural de ‘I'll Be Your Sister’ denotan que no son un grupo más del montón de los ruidosos, sino que contienen más sustancia musical. Por ejemplo, una canción aparentemente de relleno como ‘Tear Ya Down’ contiene un intermedio instrumental tan emocionante que resulta imposible no querer volverla a escuchar. Y qué decir del irresistible estribillo de ‘Damage Case’, inalcanzable para la mayoría de grupos punk o heavies de la época, aunque sea en realidad bastante sencillo. Otra marca de la casa son los riffs asesinos súbitamente impactantes como el de ‘Stay Clean’, cuyo estribillo no hace honor a lo que es otra impresionante demostración de poderío sonoro.

 

De la misma manera que un r&b al estilo de los sesenta comienza ‘(I Won't) Pay Your Price’, como si fueran los primeros The Who. O sea, que con la potencia que le añaden los Motörhead, esto iguala el poderío primigenio de esos entonces primerizos The Who. Partiendo del blues también saben marcarse arrolladores temas como ‘No Class’ y ‘Limb From Limb’, esta último con un imprevisto cambio de ritmo a partir de los dos minutos que sirve de último sprint enérgico de lo que era el LP original. En el polo casi opuesto, de ‘Metropolis’ no se sabe si se trata de un homenaje a Fritz Lang aunque tampoco es que lo parezca, pero de todas maneras suena tan lenta en comparación con el resto de temas (sin que realmente sea lenta) que pasa sin mayor pena ni gloria.

 

Los bonus tracks son más de lo mismo (algo por otra parte evidente para este trío), pero encontramos las duras dentelladas de ‘Too Late, Too Late’ y ‘Like A Nightmare’, que se mantienen al mismo nivel de éxtasis sonoro al que se puede llegar con este álbum. Eso sí, la floja versión de ‘Louie Louie’ se la podrían haber ahorrado, aunque la segunda versión incluida es al menos aceptable. En resumen, este álbum suponía la confirmación de que Motörhead habían llegado para quedarse y para revitalizar más si cabe esa regeneración y modernización del rock directamente heredero de los años cincuenta que se había iniciado con los Ramones. Tuvo además unas buenas ventas en el Reino Unido, lo cual les proporcionaría la confianza de ver confirmado el acertado camino que habían elegido.

BOMBER

Año de publicación: 1979

Puntuación:

CD I: 1) Dead Men Tell No Tales; 2) Lawman; 3) Sweet Revenge; 4) Sharpshooter; 5) Poison; 6) Stone Dead Forever; 7) All The Aces; 8) Step Down; 9) Talking Head; 10) Bomber.

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CD II: 1) Over The Top; 2) Stone Dead Forever; 3) Sharpshooter; 4) Bomber; 5) Step Down; 6) Leaving Here; 7) Stone Dead Forever; 8) Dead Men Tell No Tales; 9) Too Late, Too Late; 10) Step Down.

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En poco más de medio año respecto al anterior, se publicó el tercer LP del grupo, un ritmo frenético que con el transcurso de los años no cambiaría demasiado, aunque obviamente no con tanta celeridad. Ir tan rápidos iba a repercutir irremediablemente en el nivel cualitativo del nuevo álbum, pues estos chicos habían establecido un sonido característico del que difícilmente podían alejarse en tan poco tiempo, si bien algunos tempos diversos consiguen que el disco no suene monótono. Aquí vamos a comentar la edición Deluxe que incluye un segundo disco con material adicional, si bien tampoco es necesario extenderse con esto último.

 

De hecho, no podemos extendernos demasiado con el contenido de este álbum porque realmente podría haberse colocado como apéndice de Overkill, pues mantiene los mismos parámetros pero sin conseguir ningún himno heavy para la posteridad como sí ocurría en el álbum anterior, de tal manera que resulta difícil poder recordar algo concreto una vez se ha escuchado al completo. Son algunos detalles los que nos recuerdan la valía de este trío, pues temas como ‘Dead Men Tell No Tales’ solo con el potente ritmo ya transmiten una energía especial que los diferencia de otros grupos de rock duro e incluso de punk. El título de ‘All The Aces’ parece un preludio de lo que iba a ser una de sus canciones más vitoreadas. De manera análoga, leer ‘Talking Head’ como título de otro de los temas puede parecer a priori una broma porque David Byrne y compañía ya eran en 1979 un grupo importante en el panorama musical, pero no hay ninguna referencia a esto sino que se emplea el término como metáfora de la televisión.

 

Parece una broma que ya estemos centrándonos en los nombres de las canciones y no en la música, pero es que poco puede decirse en ese sentido que sea original respecto a lo que se haya dicho con anterioridad sobre este grupo. No van a faltar aquí temas basados en un reconocible riff y un ritmo frenético (‘Sharpshooter’), pero afortunadamente también podemos encontrarnos con la épica de ‘Step Down’. De ‘Lawman’ se puede destacar ese cambio de ritmo eventual que tiene antes el estribillo, mientras que el riff de ‘Sweet Revenge’ tiene un regusto pop que vuelve la canción pegadiza. Para ‘Stone Dead Forever’ vale la pena dirigirse directamente a la versión alternativa que se incluye como bonus en el segundo disco, pues posee toda la energía y transmite todo el entusiasmo que le faltaría a la versión oficial.

 

El segundo disco de material adicional posee un contenido bien interesante de escuchar. Recoge una cara B de single, versiones alternativas de algunas canciones y otras en directo, de las cuales cabe resaltar la de ‘Step Down’, pues en ella demuestran que en directo sabían sonar consistentes y crear una catarata sonora sin necesidad de recurrir al consabido frenesí rockero. El single incluido es ‘Over The Top’ (la cara B de ‘Bomber’), que suena a la quintaesencia de lo que podemos pensar sobre Motörhead. Y esto último es básicamente lo que podemos expresar sobre este álbum, pues de ninguna manera puede decirse que sea un mal disco pero tampoco enseña nada nuevo. Es más de lo mismo, lo cual en estos inicios les sirve para salir más o menos airosos, pero quedaba claro que debían tomarse más tiempo a la hora de componer nuevo material y recuperar así la frescura demostrada en Overkill.

ON PAROLE

Año de publicación: 1979

Puntuación:

1) Motörhead; 2) On Parole; 3) Vibrator; 4) Iron Horse/Born To Lose; 5) City Kids;

6) Fools; 7) The Watcher; 8) Leaving Here; 9) Lost Johnny.

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Este tercer disco publicado en un mismo año no era más que la capitalización del éxito obtenido mediante Overkill y Bomber, ya que no se trata de una obra nueva sino de lo que hubiera sido su debut en 1976, el cual quedaría finalmente archivado porque acabarían regrabando la mayoría de esas canciones y añadiendo otras para conformar lo que sería el verdadero debut en 1977 mediante el correspondiente disco homónimo. Así pues, bajo el título de On Parole se recogen esas grabaciones primigenias que fueron publicadas tres años después sin el permiso del grupo, creando un cisma irreversible con la casa discográfica. Por tanto, buena parte de estas canciones ya las conocemos por su versión final en Motörhead y aquí simplemente las escuchamos en una versión más tosca (deficiente producción), con algunas decisiones cuestionables como comenzar el álbum con el sonido de un motor. Es obligatorio señalar que aquí escucharemos al primer guitarrista del grupo, Larry Wallis, para comprobar que su posterior sustitución por Clarke fue una evidente mejora para la propuesta musical de la banda. Por el contrario, tan solo en la versión primigenia y suavizada de ‘Lost Johnny’ toca el primer baterista que tuvieron antes de la entrada de Taylor.

 

No merece la pena dedicar tiempo a un estudio comparativo entre las versiones conocidas y las que quedaron archivadas porque en general ya se puede intuir con lo ya señalado. La falta de experiencia y la peor producción son indicadores de lo que vamos a escuchar aquí. Esto lleva a observar, por ejemplo, que la épica de ‘Iron Horse/Born To Lose’ se ha perdido o más correctamente cabría decir que no han llegado a ella. Por otro lado, ya habíamos escuchado una versión de ‘On Parole’ en los bonus tracks del disco de debut, pero aquí curiosamente deja mejor sensación a pesar del sonido más denso y bruto.

 

En cuanto a las canciones inéditas, tampoco resultan ser descubrimientos y quedan ensombrecidas en comparación con los fascinantes temas que para la publicación de este álbum ya tenían a sus espaldas. Cantada de forma penosa por el guitarrista Wallis, ‘Fools’ es tan floja que empaña su imagen como rockeros y tan solo la batería de Taylor aporta algo de interés. Igual a como hicieron The Who en su momento, los Motörhead interpretan también su propia versión de ‘Leaving Here’, elevando la energía rockera de la parte instrumental sin cambiar demasiado la entonación vocal. Como curiosidad no está mal. Y en realidad la curiosidad es el único motivo que puede llevar a querer escuchar este álbum superfluo que nada relevante aporta y que denota su propósito de hacer caja para aprovechar el tirón comercial del grupo.

ACE OF SPADES

Año de publicación: 1980

Puntuación:

1) Ace Of Spades; 2) Love Me Like A Reptile; 3) Shoot You In The Back; 4) Live To Win;

5) Fast And Loose; 6) (We Are) The Road Crew; 7) Fire, Fire; 8) Jailbait; 9) Dance;

10) Bite The Bullet; 11) The Chase Is Better Than The Catch; 12) The Hammer;

[BONUS TRACKS:] 13) Dirty Love; 14) Please Don't Touch; 15) Emergency.

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El vertiginoso ritmo de producción que llevaban (equiparable al ritmo de sus canciones) no parecía ser la mejor opción para conseguir un nivel por encima de la media en el cómputo total de un disco. Sin embargo, en medio de esta etapa tan prolífica lanzaron su gran obra para la posteridad, el portentoso Ace Of Spades, el cual marca un hito dentro del estilo que estaban desarrollando. Para la ocasión contaron con un nuevo productor que pulió un poco el sonido pero sin perder esa deliberada cualidad tosca que tan bien encajaba con su estilo.

 

La canción que da título al álbum es todo un himno del thrash-metal o como se le quiera llamar a lo que es una composición de rock duro y ritmo vertiginoso donde la cavernosa voz de Lemmy suena como si fuera a romperse en cualquier momento, aunque en realidad su voz siempre es así. Los riffs de guitarra que le van acompañando son también para enmarcar por todo ese poderío que transmiten con tanta sencillez. En esencia, ‘Ace Of Spades’ recoge toda la esencia de Motörhead y resume lo máximo a lo que podían llegar. Descomunales riffs como el de ‘Love Me Like A Reptile’ o el de ‘Live To Win’ ya de por sí elevan cualquier tema de rock al más alto nivel. Si a ello le sumamos una parte vocal con cierto gancho y unos solos de guitarra soberbios, podemos afirmar que estamos ante otros dos temas destinados a la posteridad de este grupo.

 

Por otro lado, ¿por qué destacar un tema aparentemente menos vistoso como ‘(We Are) The Road Crew’ sobre los demás? Pues porque presenta el solo de guitarra más brutal que se hubiera escuchado en un disco de Motörhead hasta ese momento, que es el primero de los que contiene, sin que ello signifique desmerecer el segundo, más enfocado a demostrar el dominio de la distorsión sin perder la fiereza. En ‘Shoot You In The Back’ deceleran un poco el ritmo y recuerdan un poco más a Rainbow, pero con ritmos de medio tempo también saben desenvolverse sin problemas al crear consistentes entramados instrumentales como el de ‘The Chase Is Better Than The Catch’. Como si su título fuera una broma, ‘Fast And Loose’ es más lenta pero se mantiene consistente gracias a la estructuración de la parte de guitarra, de una gran diversidad.

 

Con ‘Bite The Bullet’ demuestran que tan solo necesitan minuto y medio para arrollar con su máquina sonora sin que haya necesidad de recurrir a grupúsculos punk que para 1980 ya casi habían desaparecido del mapa por su incapacidad de progresar. De todas maneras, es el tema más flojo que contiene este álbum en comparación con el resto, aunque todavía mantiene un buen nivel. De manera análoga, algunos estribillos son bastante mejorables como el de ‘Fire, Fire’, pero el tono general de frenesí mantiene en vilo al oyente sin remisión. Como es obvio, ‘Dance’ no es ningún tema de baile pero se basa en un interesante riff que también es suficiente para que se desenvuelva sin problema.

 

Para finalizar lo que era el LP original es lógico que dejaran otra vertiginosa pieza de heavy metal como ‘The Hammer’, remarcando así que el estilo más característico del grupo era este tipo de composiciones. Sin embargo, cuando llega esta canción el factor sorpresa ya ha desaparecido por completo, si es que puede hablarse de factor sorpresa en un grupo con un sonido tan característico e inamovible. Los bonus tracks en esta ocasión son perfectamente descartables porque solo sirven para rellenar espacio, aunque nos volvemos a encontrar con la curiosidad de escuchar la versión de una canción bien antigua, pues ‘Please Don't Touch’ de Johnny Kidd & the Pirates es de 1959. Lo más curioso es que la versión de Motörhead suena incluso pop en comparación con la versión original más enraizada en el rock'n'roll de la época.

 

Lo que nos queda en resumen es una obra imprescindible del rock porque, aunque no supone ninguna novedad respecto a lo que ya habían hecho en los años previos, sí que recoge a unos músicos en un alto estado de inspiración tanto en la parte compositiva como en la ejecución de una música destinada a servir de inspiración para todos los grupos interesados en desarrollar esa faceta más rápida de los ritmos thrash. La grandeza de este álbum se constata en el hecho de que no hace faltar ser un seguidor/a de esta música para reconocer la esplendidez de unas canciones emocionantes y repletas de sensacionales melodías instrumentales (donde se incluyen los riffs) e incluso algunos estribillos con gancho. Un álbum que es obligatorio conocer para entender una parte de la evolución de la música heavy en la década de los ochenta.

NO SLEEP 'TIL HAMMERSMITH

Año de publicación: 1981

Puntuación:

CD I: 1) Ace Of Spades; 2) Stay Clean; 3) Metropolis; 4) The Hammer;

5) Iron Horse / Born To Lose; 6) No Class; 7) Overkill; 8) (We Are) The Road Crew;

9) Capricorn; 10) Bomber; 11) Motörhead; [BONUS TRACKS:] 12) Over The Top;

13) Shoot You In The Back; 14) Jailbait; 15) Leaving Here; 16) Fire, Fire;

17) Too Late, Too Late; 18) Bite The Bullet / The Chase Is Better Than The Catch.

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CD II: 1) Ace Of Spades; 2) Stay Clean; 3) Metropolis; 4) The Hammer; 5) Capricorn;

6) No Class; 7) (We Are) The Road Crew; 8) Bite The Bullet / The Chase Is Better Than The Catch; 9) Overkill; 10) Bomber; 11) Motörhead.      

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Instalados en la cima del éxito, les tocaba capitalizarlo y una manera fácil era publicar un álbum en directo, de tal manera que este No Sleep 'Til Hammersmith se convertiría en su primer y único número uno de ventas en LP en el Reino Unido (en Estados Unidos nunca serán muy queridos). Es una selección de diferentes conciertos de lo que había sido su gira más reciente, donde no encontraremos nada perteneciente a ningún concierto en el Hammersmith, como muestra del sentido del humor que tenían estos chicos. Originalmente se trataba de un LP simple con once temas, pero en la era del CD lo tenemos expandido hasta completar dos discos. Eso sí, con solapamientos porque todo lo del segundo disco lo podemos encontrar ya en el primero.

 

Por tanto, parece un producto destinado a los devotos fans que pueden deleitarse por partida doble con muchas de las canciones. En principio, cabría esperar poca diferencia con los equivalentes de estudio porque allí los Motörhead ya eran algo toscos en lo concerniente a la pulcritud del sonido. Pero como suele ocurrir con los grupos de música heavy, en directo es donde mejor se palpa toda la fuerza de su propuesta y aquí no iban a ser menos. En realidad, la única diferencia palpable que encontraremos aquí es la velocidad y no porque sea menor. Y lo mejor es que no afecta para nada a la calidad de las interpretaciones. Por ejemplo, parecía imposible superar la velocidad de la versión de estudio de ‘Overkill’ sin perder el componente melódico, pero estos chicos consiguen graduarse aquí con el cum laude de la música heavy. Precisamente ese ligero incremento de velocidad es lo que consigue que ‘Bomber’ brille en todo su esplendor, pues su fiero riff se revitaliza de esta manera.

 

También podemos comprobar que el riff de guitarra de ‘Shoot You In The Back’ suena mucho más asesino en directo, creando así todo un monstruo sonoro que sobrepasa cualquier barrera que pueda haber frente a esta música. El repertorio elegido es todo un acierto, aunque es inevitable que se cuele algún tema más discreto como ‘Over The Top’ o la superflua versión de ‘Leaving Here’.

 

Así pues, no hay que perderse este álbum y puede tomarse perfectamente como un “grandes éxitos” en directo, con un grupo en la cresta de la ola y en su mejor momento artístico y profesional. Un grandísimo disco que proporciona prestigio a un género musical tan denostado.

IRON FIST

Año de publicación: 1982

Puntuación:

1) Iron Fist; 2) Heart Of Stone; 3) I'm The Doctor; 4) Go To Hell; 5) Loser; 6) Sex & Outrage; 7) America; 8) Shut It Down; 9) Speedfreak; 10) (Don't Let 'Em) Grind Ya Down;

11) (Don't Need) Religion; 12) Bang To Rights;

[BONUS TRACKS:] 13) Remember Me, I'm Gone; 14) (Don't Let 'Em) Grind Ya Down;

15) Lemmy Goes To The Pub; 16 ) Same Old Song, I'm Gone; 17) Young And Crazy.

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Tras el éxito de ventas de los últimos álbumes que demostraba que no habían sido flor de un día, el estilo de Motörhead parecía haber llegado a su cénit. Así pues, entrada ya la nueva década, quedaba por ver el camino a seguir por el grupo. A partir de ahora demostrarán ser tan impermeables a las modas musicales como estrictos a la hora de mantener su propio estilo tan claramente definido, lo cual convierte la carrera de Motörhead en un continuo déjà vu, algo muy típico de las bandas de rock monolíticas. De hecho, las diferencias respecto a Ace Of Spades son difíciles de encontrar y aquí encontraremos más de lo mismo, aunque lo más destacable es que se trata del último disco con el guitarrista original del grupo.

 

Como puede comprobarse con facilidad, la intención de ‘Iron Fist’ es emular a ‘Ace Of Spades’, tanto por su composición como por su posición en el álbum previo, es decir, se trata de impactar desde el inicio con un ritmo frenético y la brutal máquina sonora del grupo. El único problema es el evidente, que esto ya lo hemos escuchado con anterioridad. Pero ello no debe ser un obstáculo para disfrutar de esta deliciosa pieza de frenesí. Por tanto, el contenido de este álbum es más que previsible, pues volveremos a encontrar más temas de delirante ritmo (‘I'm The Doctor’, ‘Sex & Outrage’), que incluye acabar de nuevo a todo tren mediante ‘Bang To Rights’, igual que en el disco precedente. Otras canciones colocan un reconocible y potente riff de entrada (‘America’) y captan pronto el interés, aunque en otras solo hemos de esperar a que llegue el solo de guitarra de Clarke, como el de ‘(Don't Let 'Em) Grind Ya Down’, que es espectacular.

 

En los ritmos ultrarrápidos lo tenían cada vez más complicado para sonar originales, de tal manera que rebajando el tempo disponen de más tiempo para embellecer los acabados de los temas y conseguir una impresionante composición como ‘Loser’, la cual engancha desde el inicio gracias a su fabulosa parte de guitarra y a la decisión de comenzar con el sencillo pero pegadizo estribillo: “I'm a loser”. Por medio llegan a acelerarse con buena medida, dotando así de variedad rítmica a la canción. Eso sí, al final hay una espeluznante coda de guitarra para que no nos olvidemos de lo que pueden hacer sin esfuerzo los Motörhead. Hay otros temas de ritmo reposado (es decir, en comparación con lo habitual) que mantienen ese buen nivel aunque sin llegar a la excelencia como en ‘Loser’.

 

Los bonus tracks incluidos en la reedición en CD no aportan nada relevante, como cabe esperar para un grupo de sonido tan definido y restringido. Lo único que vale la pena escuchar es el potente instrumental ‘Young And Crazy’, que quizá con la voz de Lemmy podría haber llegado a ser algo importante. Cuando Lemmy va al pub, queda bien claro que va a pasárselo bien y no a esforzarse en hacer algo original, de tal manera que le sale algo tan vulgar como ‘Lemmy Goes To The Pub’. Pero no es el único caso, ya que ‘Same Old Song, I'm Gone’ suena más a imitadores sin talento de Motörhead que a los genuinos.

 

Si nos fijamos en lo que era el álbum original, el nivel demostrado es bien alto y tan solo ‘Speedfreak’ suena algo mediocre, si bien contiene un sensacional solo de guitarra hacia la mitad que la salva de caer del todo en esa mediocridad. Si no hubieran publicado nunca Ace Of Spades, este álbum probablemente sería la cúspide del sonido de Motörhead. Como no es el caso, queda como una honrosa segunda parte que incide en las mejores virtudes del grupo aunque las melodías ya no sean tan originales o incluso evidentes. A partir de ahora la discografía de Motörhead es solo apta para incondicionales de la banda, más si cabe tras la salida de Clarke.

ANOTHER PERFECT DAY

Año de publicación: 1983

Puntuación:

1) Back At The Funny Farm; 2) Shine; 3) Dancing On Your Grave; 4) Rock It;

5) One Track Mind; 6) Another Perfect Day; 7) Marching Off To War; 8) I Got Mine;

9) Tales Of Glory; 10) Die You Bastard!; [BONUS TRACKS:] 11) Turn You Round Again;

12) (I'm Your) Hoochie Coochie Man (live); 13) (Don't Need) Religion (live).

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Muy serios debían ser los problemas dentro del grupo para que el guitarrista Clarke abandonara a mitad de la gira de presentación de Iron Fist para no volver jamás. Hubieron de buscar un reemplazo de manera rápida y la elección recayó en Brian Robertson, quien había sido guitarrista de Thin Lizzy en los años setenta. Más como un favor que como un compromiso, Robertson continuó para grabar este nuevo álbum y ya no volverían a saber nada más de él. De hecho, había quejas hasta de la manera de vestir del nuevo guitarrista, incompatibles con la imagen de Motörhead. Así pues, Another Perfect Day queda como una obra producto de una etapa bien convulsa y de gran tensión que acabaría finalmente con la salida del baterista Taylor y con Lemmy dispuesto a proseguir con nuevos compañeros.

 

Pero no nos desviemos más de lo importante, que es el contenido musical. Por el comienzo de ‘Back At The Funny Farm’, parece que se trate de una grabación en directo, pero sabemos que todo ha sido grabado en el estudio. De todas maneras, en ella vemos que se lanzan a tocar velozmente sin nada más que se pueda destacar. Cuando suenan más mesurados en el tempo es cuando consiguen mejores resultados, como demuestran ‘Rock It’ o la canción que da título al álbum, de una consistencia bien contrastada a estas alturas, si bien el solo de guitarra queda bastante genérico. En ‘One Track Mind’ incluso consiguen un estribillo bien solemne con muy poco gracias a la experimentada voz de Lemmy.

 

‘Tales Of Glory’ es ya quintaesencia de este grupo, aunque es inevitable que temas como ‘Marching Off To War’ suenen a relleno, aunque al menos suena aceptable y no cae en la vulgaridad de ‘Die You Bastard!’. Las mejores melodías de guitarra las encontramos en ‘Dancing On Your Grave’, de atractiva introducción, aunque la parte vocal es bastante convencional y eso nos hace quedarnos sin un hipotético clásico del grupo. El riff de entrada de ‘I Got Mine’ es también de lo más memorable que hayan hecho los Motörhead, aunque vuelven a desaprovecharlo con una parte vocal menos vistosa. Por otro lado, en ‘Shine’ se nota que siguen buscando una parte vocal más inspirada en el pop.

​

De los bonus tracks ha de destacarse la versión en directo de la famosa ‘(I'm Your) Hoochie Coochie Man’ de Willie Dixon, que sirve para que Lemmy muestre con convicción una parte de sus raíces musicales. En todo caso, este álbum queda como una entrada menos destacada en la discografía de Motörhead, pero no defraudará a los incondicionales y mantiene ese nivel cualitativo mínimo que siempre se espera en leyendas del rock como Lemmy Kilmister.

ORGASMATRON

Año de publicación: 1986

Puntuación:

1) Deaf Forever; 2) Nothing Up My Sleeve; 3) Ain't My Crime; 4) Claw; 5) Mean Machine;

6) Built For Speed; 7) Ridin' With The Driver; 8) Doctor Rock; 9) Orgasmatron;

[BONUS TRACKS:] 10) On The Road; 11) Steal Your Face; 12) Claw.

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Hubo de comenzar Lemmy desde cero casi en todos los sentidos, sin compañía discográfica y con la necesidad de renovar la plantilla de músicos de Motörhead. Con la de nombres irrelevantes que aparecían en las ondas comerciales de música, parecía una broma de mal gusto que tuvieran tantos problemas para encontrar una discográfica que apostara por ellos, pero era la época del hair-metal y vendía más un tipo de imagen que el contenido musical. En cuanto a la formación, entraba un nuevo baterista y dos nuevos guitarristas, porque por primera vez pasan a ser un cuarteto. Con dos guitarras parecía abrirse una nueva dimensión en la música de Motörhead, aunque en la práctica tampoco hay diferencias notables respecto a lo que habían estado haciendo desde su creación.

 

Algo raro notamos nada más comenzar ‘Deaf Forever’ porque su percusión bien podría pasar por programada (como lo son con seguridad esos intermitentes bufidos, como disparos, que se escuchan de fondo). Lo que no cambia es la fiereza de Lemmy cantando y eso nos asegura que se trata de Motörhead, aunque el ritmo no sea tan rápido como es lo habitual. A continuación llega ‘Nothing Up My Sleeve’ y ya estamos dentro del entorno esperable en este grupo y sus endiablados ritmos. A partir de aquí ya no habrán muchas sorpresas, con canciones como ‘Ain't My Crime’ o ‘Mean Machine’ que ya suenan a lo mismo de siempre, aunque nunca decepcionan por toda la energía que transmiten. Porque, ¿qué pueden hacer novedoso a estas alturas? Pues no mucho, quizá acelerar el ritmo todavía más en ‘Claw’ (con una versión alternativa en los bonus tracks) o ‘Ridin' With The Driver’, si es que eso puede contarse como novedad. A estas alturas, Motörhead ya había enseñado todas sus cartas y no hay lugar para experimentos. Eso sí, en ‘Ridin' With The Driver’ cabe destacar el sencillo pero potente riff empleado como ritmo.

 

Pero los medios tempos como los de ‘Built For Speed’ también le sientan bien al grupo y suelen permitir unos solos de guitarra más sosegados para que no todo sea velocidad sin más. En la canción que da título al álbum escuchamos a Lemmy cantar con una voz todavía más cavernosa y de ultratumba, adentrándose el grupo en un sonido lento y denso más propio de Black Sabbath, bien consistente y con una vibrante guitarra que queda en un segundo plano dentro del apabullante entramado sonoro. En cuanto a los bonus tracks, añadir canciones en directo siempre es un acierto con este grupo para comprobar que el tiempo y los cambios de formación no hacían mella en su arrolladora carga sonora.

2021

ROCK 'N' ROLL

Año de publicación: 1987

Puntuación:

1) Rock 'N' Roll; 2) Eat The Rich; 3) Blackheart; 4) Stone Deaf In The U.S.A.; 5) Blessing;

6) The Wolf; 7) Traitor; 8) Dogs; 9) All For You; 10) Boogeyman;

[BONUS TRACKS:] 11) Cradle To The Grave; 12) Just 'Cos You Got the Power.

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2021

Una vez comprobado que el formato de cuarteto con dos guitarristas no comportaba ninguna novedad, en este nuevo álbum la formación ya no despierta ninguna curiosidad y, aparte, el sonido tiende a vulgarizarse en muchos momentos. Volvía el baterista original, Phil Taylor, pero esto no suponía tampoco ningún cambio apreciable. El mayor desafío en estos momentos era el propio destino de Motörhead, ya amortizada su aportación al mundo de la música y sin perspectivas de poder ofrecer nada diferente, tan solo de mantenerse a un nivel cualitativo mínimo que aquí se rebaja por momentos.

 

En cualquier caso, ‘Rock 'N' Roll’ es una perfecta manera de comenzar con un ritmo rápido y martilleante que sirve de entramado ideal para que la voz desgañitada de Lemmy y la guitarra de Würzel suelte varias florituras. Esto es lo que esperamos encontrar siempre en Motörhead, pero muy pronto se infieren síntomas de cansancio cuando llega ‘Eat The Rich’, que sorprendentemente fue publicada como single de presentación del álbum. Sus dos caras B las podemos encontrar en los bonus tracks y suenan tan vulgares como la cara principal. ‘Stone Deaf In The U.S.A.’ es puro relleno para aprovechar y lanzar una letra de devoción hacia los Estados Unidos, pero afortunadamente no pueden fallar con temas fieros de ritmo pulsante como ‘Blackheart’.

 

No se entiende a qué viene incluir esa parodia de predicación titulada ‘Blessing’, por mucho que sea realizada por Michael Palin, uno de los Monty Python, ya que no encaja con un disco de rock duro. Quizá sea para dejarnos desprevenidos ante el brutal thrash de ‘The Wolf’ que llega a continuación, donde el guitarrista nos demuestra la velocidad a la que puede llegar. Eso sí, podrían haberse ahorrado el ridículo aullido inicial. Comparado con ‘The Wolf’, ‘Traitor’ parece que llegue a velocidad tortuga, pero en cualquier caso su parte vocal deliberadamente rasposa de más y el simplón riff de guitarra no ayudan a que esta canción sobrepase la mediocridad.

 

Como si este fuera un álbum conceptual sobre animales, tenemos también un tema titulado ‘Dogs’ con un interesante riff inicial y un ritmo más pausado de lo habitual. En ‘All For You’ es el elaborado estribillo lo más interesante, mientras que a ‘Boogeyman’ lo podríamos catalogar como boggie-metal y no pasa de ser una curiosidad divertida. Nos queda así un álbum bastante vulgar y superfluo dentro de la discografía de Motörhead. Pero a partir de ahora no les podremos pedir mucho más a Lemmy y compañía.

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