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MANO NEGRA

2021

PATCHANKA

Año de publicación: 1988

Puntuación:

Puntuación:

Puntuación:

1) Mano Negra; 2) Ronde de Nuit; 3) Baby You're Mine; 4) Indios de Barcelona;

5) Rock Island Line; 6) Noche de acción; 7) Darling Darling; 8) Killin' Rats; 9) Mala vida;

10) Takin' It Up; 11) La ventura; 12) Lonesome Bop; 13) Bragg Jack; 14) Salga la luna.

Mano Negra - Patchanka.jpg

2021

A lo largo de la década de los ochenta las músicas del mundo tenían su gancho comercial, pero lo habitual era encontrar algún músico de algún país considerado exótico que se llevaba a Occidente para explotarlo comercialmente, o también podía tratarse de algún artista consagrado que se interesaba por el estudio de otras músicas (por ejemplo, David Byrne o Peter Gabriel… lo de Sting, si eso lo dejamos aparte…). Pero el caso de Mano Negra era diferente porque tomaron esa música desde dentro, desde el entorno multicultural parisiense que les envolvía, así como las propias raíces hispanas y latinas de Manu Chao, el líder del grupo y autor casi absoluto de sus composiciones. Asistiremos así a una fusión de rock, música latina, tradición francesa, hip-hop, flamenco, etc…, pero con esa mezcla de atrevimiento e insolencia que se había heredado del punk, de tal manera que podríamos decir que esto es lo que Joe Strummer hubiera deseado hacer tras la debacle de The Clash. La amalgama no es solo musical, sino también idiomática porque pueden emplear indistintamente el francés, el castellano o el inglés, tal es el cosmopolitismo de esta banda.

 

Un sonido claramente añadido de falso público nos introduce en la locura que representa la música de Mano Negra, pues en ese título homónimo escuchamos una fusión impensable de rock, ska, hip-hop, trip-hop, toques latinos y seguro que algún ingrediente más. Como si de esa mezcolanza hubieran seleccionado algún ingrediente concreto, en ‘Ronde de Nuit’ se sigue un mismo ritmo dinámico y bien marcado para introducirse en el rock francés más popular. La intención transfronteriza de la música del grupo se evidencia en pequeños himnos callejeros como el de ‘Indios de Barcelona’. El lado aparentemente más inocente del grupo se dedica a parodias como la de ‘Baby You're Mine’, que es como si una canción de los primeros años sesenta la hubieran acelerado hasta duplicar su tempo original, o la más discreta de ‘Takin' It Up’. Por otra parte, en ‘Bragg Jack’ se inspiran en ‘Louie Louie’ para dejarnos otra canción de tono festivo.

 

Ideales para fiestas desenfrenadas resultan canciones de frenético ritmo como ‘Darling, Darling’ o ‘Lonesome Bop’. Todavía suenan demasiado convencionales en el mundo del hip-hop y el sampleado, como denota ‘Rock Island Line’, donde queda algo cutre el efecto final de acelerar la velocidad con la tecla correspondiente de la consola de producción. Pero eso ya lo mejorarán con el tiempo, aunque aquí ya consiguen un mejor resultado en la similar ‘Killin' Rats’, precedente de un futuro éxito como ‘King Kong Five’, tal como ellos mismos se encargarán de demostrar en el directo de In The Hell Of Patchinko. Muy ingenuos quedan también comenzando ‘Noche de acción’ con las palabrotas “Mamón, hijoputa, cabrón”, aunque eso ya nos avisa del carácter desenfadado de esta canción.

 

Cuando colocan una melodía vistosa y pegadiza en primer término como en ‘La ventura’ es cuando podemos entrever el talento de este grupo (y en particular, de Manu Chao). Al final podemos escuchar otra pegadiza melodía tocada con el acordeón mientras se va acabando. Precisamente el tema más recordado de este álbum y uno de los más célebres de Mano Negra es otro que nos coloca una vibrante melodía en primer término: ‘Mala vida’. La parte vocal engancha también desde el principio al tratarse de un lamento transmitido con convicción, de un hartazgo porque ese “Tú me estás dando… ¡mala vida!” suena tan real como la vida misma, lo cual es precisamente una de las claves del éxito de Manu Chao, esto es, la veracidad que transmite en sus composiciones.

 

Dividida en dos partes bien diferenciadas, en ‘Salga la luna’ la primera parte recoge la tradición musical de la canción ligera española, pero cantada con esa pasión de l@s grandes cantantes de España que tan bien sabe emular Manu Chao, mientras que en la segunda parte, mucho más corta, se lanzan a un atrayente ritmo de base acústica donde la voz suena más suave. Podrían haberla extendido más, en vez de añadir la melodía infantil del final. Pero cabe entenderlo como una manera de acabar el álbum de manera imprevisible, tan imprevisible como el contenido que hemos ido escuchando y que nos muestra a una banda con ganas de impactar entre la juventud del momento. Una buena muestra de integración, vitalidad y hedonismo que traspasó fronteras, aunque sus ventas de álbumes nunca fueron masivas y la etiqueta de grupo de culto les encajará siempre a la perfección.

PUTA'S FEVER

Año de publicación: 1989

Puntuación:

1) Mano Negra; 2) Rock 'N' Roll Band; 3) King Kong Five; 4) Soledad; 5) Sidi H' Bibi;

6) The Rebel Spell; 7) Peligro; 8) Pas assez de toi; 9) Magic Dice; 10) Mad House;

11) Guayaquil City; 12) Voodoo; 13) Patchanka; 14) La Rançon du succès;

15) The Devil's Call; 16) Roger Cageot; 17) El sur; 18) Patchuko Hop.

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Toda la profusión de géneros que asomaban en el debut de Mano Negra es superada en esta segunda entrega, con la diferencia de que aquí la experiencia se hace notar y consiguen darle a las canciones una profesionalidad y cohesión necesarias para sonar todavía más convincentes. Si a eso le sumamos que Manu Chao está inspirado para componer y que los músicos están en su mejor momento, pues la consecuencia razonable para todo ello es que nos encontremos ante la obra cumbre de Mano Negra, bien tratada por el paso del tiempo y las generaciones venideras. Por tanto, no encontraremos aquí sorpresas, sino una depuración de los errores cometidos previamente y un mayor énfasis en los puntos fuertes.

 

El frenesí del grupo se percibe desde que entra la canción homónima, que era el mismo título que emplearon para iniciar Patchanka aunque sean composiciones diferentes. Como curiosidad, mencionan el título de su álbum de debut (“Are you ready for Patchanka?”). Y no se acaban las menciones, pues encontramos un tema titulado ‘Patchanka’, que no es más que la típica canción latina de baile con trompetas a-plenty. Todo ese frenesí continúa sin detención en la siguiente canción, ‘Rock 'N' Roll Band’, que sin embargo adolece de un estribillo demasiado pueril. Por desgracia, todo ese cachondeo, esa pachanga, no acaba ahí y todavía encontraremos más casos como el relleno de aires mexicanos ‘Patchuko Hop’ o, todavía peor, el relleno en forma de pachanga infantiloide que parece una broma sin gracia de ‘Magic Dice’. 

 

Nos estamos centrando en lo negativo de este álbum cuando se trata de la mejor obra de esta banda. Una de las canciones más conocidas de Mano Negra es la adictiva ‘King Kong Five’, donde juegan con los cambios de ritmo, el hip-hop y el rock, con un empleo pronunciado de la percusión y unos arreglos de órgano que apenas se aprecian pero que dejan algunos detalles de sutileza. Como si hubieran descubierto las propiedades del órgano, lo colocan en mejor posición en ‘Soledad’, de canto más apasionado y deliciosas partes de guitarra, donde insertan un fragmento de esa canción de Charles Chaplin que cantaba de manera chapurreada en una de tantas inolvidables escenas del clásico imperecedero del cine Tiempos modernos. La influencia de The Clash y más concretamente de su álbum Sandinista! aparece claramente en la introducción de ‘Peligro’, pues esta recuerda inmediatamente a ‘If Music Could Talk’, como también su estructura en la cual emplean pasajes instrumentales como estribillos, esta vez con una maestría notable al igual que hicieron los ingleses en su momento.

 

Estos chicos absorben cualquier estilo de cualquier país y lo emplean sin ningún tipo de complejo. La música árabe, más concretamente lo que podría tomarse como una actualización del raï, hace acto de presencia fusionado con el rock en la memorable ‘Sidi H' Bibi’, que suena con la naturalidad propia de un grupo intercultural como Mano Negra. Es una canción tradicional, igual que ‘The Rebel Spell’, en la cual hace acto de aparición la música espiritual negra en su introducción góspel, si bien luego se transforma en un incisivo rock de martilladora percusión. Y para ser un grupo de origen francés, la música popular de ese país no aparece hasta que llegamos a la interesante ‘El sur’, aunque con una letra casi indescifrable en castellano para resaltar la interculturalidad con la que enfocaban su propuesta artística. Para que respiremos un poco ante todo el delirio musical que puebla el disco, encontramos el descanso de ‘Guayaquil City’, donde conjugan un relajado jazz-pop con un canto latino.

 

En ‘Pas assez de toi’ mantienen un ritmo acústico inquietante antes de elevar su registro y añadir una brillante guitarra algo distorsionada, que es además una buena solución a la carencia de estribillo de esta canción. Es imposible no caer rendido/a ante el irresistible ritmo de ‘Mad House’ y su pegadiza parte vocal finiquitada en esos cálidos coros. Sorprenden esos incisos thrash que introducen por medio, donde la voz berreando “Mad house” contrasta con el propósito melódico del resto del tema. Por el contrario, escuchar a alguien gruñendo en vez de cantando en ‘Roger Cageot’ (que debe ser el miembro del grupo que había adoptado ese nombre como alias) no es el mejor de los platos, pero sí vale la pena fijarse en la progresión instrumental que le acompaña. El título de ‘Voodoo’ no engaña porque lo primero que escuchamos y durante más de medio minuto es lo que parece un canto de vudú. Luego se transforma todo en el consabido ritmo rápido que ya no sorprende nada a estas alturas y que sabe a relleno.

 

La recta final del álbum es más discreta, pues resulta difícil mantener un nivel de excelencia a lo largo de casi veinte temas. Pero bueno, al menos un ritmo alocado como el de ‘The Devil's Call’ siempre llama la atención y en ‘La Rançon du succès’ se han dignado añadir elementos variados para hacerlo entretenido, aunque ambas canciones no sirvan más que para rellenar. En cualquier caso, tomado en conjunto nos encontramos ante la cumbre de la música de fusión total de Mano Negra, una obra muy original y referente para muchos grupos que intentaban e intentan hacer lo mismo. Es muy difícil poder tocar música tan variada en un solo disco, aunque en algunos casos no sean muy afortunados. Pero la inspiración y el entusiasmo de los músicos ponen los ingredientes que faltan para conformar una obra impactante y fascinante, casi sin comparación por todos los géneros que abarca.

KING OF BONGO

Año de publicación: 1991

Puntuación:

1) Bring The Fire; 2) King Of Bongo; 3) Don't Want You No More; 4) Le bruit du Frigo;

5) Letter To The Censors; 6) El Jako; 7) It's My Heart; 8) Mad Man's Dead;

9) Out Of Time Man; 10) Mme Oscar; 11) Welcome In Occident; 12) Furious Fiesta;

13) The Fool; 14) Paris la Nuit.

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De todo lo que había convertido a Mano Negra en una banda singular diferenciada de cualquier propuesta similar, aquí apenas encontramos nada. En su tercer álbum la banda se vulgariza mucho y tan solo se atisban destellos puntuales de talento que nada tienen que ver con la explosión de vitalidad y originalidad de su álbum previo. Lo único que retienen es el gusto por la diversidad estilística, que es lo que salva el disco de ser un verdadero fiasco, pues podemos imaginar con horror como hubiera sido todo un álbum completo de una misma música de las que escuchamos aquí. Así que toda esa diversidad de géneros consigue captar la atención aunque en consiguientes escuchas ya se pierda ese efecto de imprevisibilidad.

 

Observamos que ahora les cuesta encontrar melodías pegadizas o que puedan retenerse en el cerebro. Una de las pocas ocasiones en que lo consiguen (y por ello fue publicada como single y con vídeo musical incluido) es en la pegadiza melodía de teclado de ‘Out Of Time Man’, que saben llevar con gracia y con un apartado vocal reposado y complementado pronto con unos coros. El problema es que, tras consiguientes escuchas, el poderoso efecto que tiene va desapareciendo porque repite constantemente una misma estructura. La sensación que deja ‘Mme Oscar’ es la de ser una reescritura más sombría de ‘Mala Vida’, pero ese tono surrealista que crea la instrumentación le sirve para destacar. Como final de fiesta, se acaba desmadrando todo. La construcción rítmica de ‘King Of Bongo’ es también interesante y logran mantener la tensión todo el tiempo, mientras que ‘Don't Want You No More’ no es más que un modesto intento de tocar algo inspirado en Django Reinhardt.

 

La música latina reaparece en ‘El Jako’, pero en modo convencional y ya dejando asomar una violencia en la letra, de esa manera que implica como algo cotidiano en ella. Se inspiran en la música popular francesa para ofrecernos ‘Le bruit du Frigo’ y la apropiadamente titulada ‘Paris la Nuit’, pues en ella parece que estemos escuchando un canto de fiesta nocturna. En modo thrash se desarrolla ‘Letter To The Censors’, que parece que está pensada como una provocación donde vale decir cualquier cosa que sea lo más bruta posible, mientras que ‘Furious Fiesta’ es mero relleno. Encontramos un olvidable ska en ‘It's My Heart’, aunque peor resulta cuando se les ocurre tocar otro ska pero con un ritmo abiertamente decelerado en ‘The Fool’, pues pronto acaba aburriendo.

 

Cuando se acuerdan del rock, que no suele ocurrir mucho aquí, les sale un tema tan consistente y original como ‘Mad Man's Dead’, que transmite toda la fuerza que se espera de este grupo. Aunque igualmente les puede salir algo tan convencional como ‘Welcome In Occident’. En cambio, en ‘Bring The Fire’ parece que busquen un sonido más solemne que no encaja con la propuesta desenfadada que supone cantar en modo hip-hop. Aparte, se acaba volviendo muy reiterativa con tanta repetición del título. Para quienes profesen devoción por esta banda, probablemente les resulte convincente esta nueva muestra de conjunción estilística imprevisible, pero a quienes busquen melodías originales es mejor que se dirijan al resto de álbumes del grupo.

IN THE HELL OF PATCHINKO

Año de publicación: 1992

Puntuación:

1) Mano Negra (1); 2) Magic Dice; 3) County Line; 4) Don't Want You No More;

5) Lonesome Bop; 6) Mano Negra (2); 7) Rock Island Line; 8) King Kong Five;

9) Mad Man's Dead; 10) Bring The Fire; 11) Indios de Barcelona; 12) El sur;

13) Killing Rats; 14) Mano Negra (3); 15) Sidi H' Bibi; 16) The Rebel Spell;

17) I Fought The Law; 18) Mano Negra (4); 19) Darling Darling; 20) Patchuko Hop;

21) Mala vida; 22) Junky Beat; 23) Madeline.

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El único álbum en directo de Mano Negra no podía tener otro escenario que una ciudad de Japón, un concierto de noviembre de 1991 que quedó aquí inmortalizado. Esa localización se aprecia también cuando se escucha algún “arigato” y un “¿Qué pasa, Kawasaki?” hacia el público, pues esta es la ciudad japonesa donde actuaron. Por lo que encontramos aquí, parece que la idea general de un concierto de Mano Negra es entretener al público y hacerlo bailar. Las interpretaciones son análogas a sus equivalentes de estudio y cuando no saben qué hacer para añadir algo, pues se lanzan sin problema al pachangueo. Está todo pensado para que el público nipón se pegue sus bailoteos. Aparte, no esperamos alardes de virtuosismo en un grupo de este tipo.

 

Los breves incisos titulados como ‘Mano Negra’ imprimen dinamismo y también destilan un rock que se echa de menos en este concierto, más enfocado a la pachanga sin rodeos. Entre el repertorio interpretado, donde obviamente se repasan sus tres álbumes, encontraremos varias novedades. Conformada por dos partes bien diferenciadas, en la primera parte de ‘County Line’ es como si a ‘King Kong Five’ le quitáramos las melodías y dejáramos el canto de hip-hop, mientras que la segunda parte es el desenfreno pachanguero de siempre. ‘Madeline’ no es más que otra tonada festiva de las que pueblan la actuación mientras que ‘Killing Rats’, a pesar de que no escriban el título exactamente igual, es la canción de hip-hop desmandado que aparecía en Patchanka y donde acaban insertando al final ‘King Kong Five’ en clave de rock.

 

Encontramos una versión sin alicientes de ‘I Fought The Law’, quizá queriendo emular a The Clash, quienes en su propia versión llevaron esta canción a su máxima expresión rockera. No se diferencia mucho en su propuesta de la inédita ‘Junky Beat’, que al menos sirve para ampliar un poco más el componente de rock tan escaso en el álbum. Así pues, esta actuación no tiene mayor interés que enseñarnos lo que debía ser un concierto de Mano Negra, una experiencia diferente y más monocorde que la mostrada en los álbumes de estudio. No deja de ser entretenido, pero se ha de estar en un estado de ánimo muy concreto para poder escuchar con interés esta fiesta de amigos.

CASA BABYLON

Año de publicación: 1994

Puntuación:

1) Viva Zapata; 2) Casa Babylon; 3) The Monkey; 4) Señor Matanza; 5) Santa Maradona;

6) Super Chango; 7) Bala perdida; 8) Machine Gun; 9) El Alakran; 10) Mama Perfecta;

11) Love And Hate; 12) Drives Me Crazy; 13) Hamburger Fields; 14) La vida;

15) Sueño de solentíname; 16) This Is My World.

Mano Negra - Casa Babylon.jpg

Con la finalidad de revitalizar el espíritu de la banda y la camaradería entre sus miembros, entre 1992 y 1993 Mano Negra se embarcaron en una aventura de conciertos al estilo del Rolling Thunder Revue de Bob Dylan o ese Festival Express que juntó en un recorrido de tren itinerante a Janis Joplin, The Band, Grateful Dead y otros. En el caso de Mano Negra, hicieron una gira en barco por Latinoamérica y Brasil, para luego realizar un recorrido en tren por Colombia. Todo ello marcó la vuelta a los estudios de grabación, pues tanto tiempo juntos de manera forzada hizo que la tensión en el seno del grupo se disparara y que se disolvieran más o menos por la época en la cual fue publicado este Casa Babylon. Una lástima sin duda, porque volvemos a escuchar a un grupo con ideas y energía para ponerlas en práctica.

 

Vemos cómo han actualizado su sonido en el activista tema ‘Viva Zapata’, que con su formato de collage musical bajo un adictivo ritmo y los mensajes lanzados de "El pueblo unido jamás será vencido" y voces donde alguna incluso podría ser del Che Guevara, retoman con originalidad el camino político al estilo de los Clash de Combat Rock. También en cierta manera emulando a estos británicos, un combativo reggae acelerado que deviene en un feroz rock es lo que encontramos en ‘Love And Hate’, cuyo único defecto es el inglés macarrónico empleado en algunos momentos. En cambio, en ‘The Monkey’ se acercan a Rage Against The Machine para hacer una comparación entre el simio y el ser humano, pero el tema no arranca de verdad hasta que refuerzan el ritmo hacia la mitad, que luego va mejorando hasta alcanzar un poderío que no esperábamos al comienzo. Hasta en los temas de pachangueo observamos que imprimen una gran fuerza, convirtiendo ‘Casa Babylon’ en algo más, en un potente tema más allá del baile.

 

El dominio de los ritmos que había alcanzado la banda, es decir, de cómo plantearlos de manera original, lo refrendan en ‘Machine Gun’, donde nos muestran la conciencia medioambiental del grupo. Se habían dado cuenta que su estilo de pachanga ganaba mucho cuando lo fusionaban con el rock, como viene a demostrar ‘Hamburger Fields’ con suficiente claridad. ‘This Is My World’ es como una evolución y modernización del vals donde la banda emplea sus recursos sonoros con inteligencia. Por el contrario, ‘Super Chango’ suena original, pero acaba resultando demasiado sencilla y con consiguientes escuchas se pierde el interés en ella. Un prominente y sombrío ritmo sirve de base en ‘Sueño de solentíname’ para la verborrea característica de Manu Chao a base de jugar con palabras sin relación, que es lo que explotará más en su próxima carrera en solitario.

 

Bajo un ritmo latino de baile se camufla una de las más crudas letras de Mano Negra, pues en ‘Señor Matanza’ la letra de Manu Chao refleja las impresiones de su inmersión en la realidad de algunos países latinoamericanos, donde la corrupción de las clases dirigentes unidas a la pobreza demasiado generalizada provoca que el dinero tenga más valor que una vida. De ahí que quienes tienen dinero (aunque sea ganado de manera delictiva) tienen poder para sobornar a quien deseen (“Ese federal, ese chivato y ese sapo / El sindicato y el obispo, el general son propiedad del Señor Matanza”) porque la alternativa es el asesinato. Y de igual manera, las clases más desfavorecidas se sienten más protegidas por estos capos que por sus gobiernos e instituciones, de tal manera que se crea un submundo más real que el oficial, donde todo depende de quienes verdaderamente mandan en la práctica, que son los capos: “Él decide lo que va, dice lo que no será / Decide quién la paga, dice quién vivirá”. Una realidad que desgraciadamente se vuelve crónica en algunos países.

 

Realizan un homenaje a Maradona (menudo título el de ‘Santa Maradona’) en una época en la que este había pasado por el Sevilla como estrella hundida y justo previamente al mundial de fútbol de Estados Unidos, donde acabó hundiendo más su carrera como futbolista con un positivo en dopaje y esas imágenes con los ojos desorbitados tras un gol de Argentina. Pero Maradona siempre tuvo esa imagen del chico de familia humilde que llegó a estrella mundial, lo cual parecía quedar como el arquetipo del "sueño argentino" en contraposición al "sueño americano" de toda la vida, más allá de la penosa vida personal de este futbolista. En estilo radiofónico y con coros infantiles se nos muestran la pachanga de ‘El Alakran’ y el irrelevante reggae de ‘Drives Me Crazy’, mientras que muy escasa inspiración muestran en ‘Mama Perfecta’.

 

En su momento sonaba bastante por las emisoras de radio el adictivo ska de ‘La vida’, que retoma ese estilo entre pachanguero y existencialista que ya demostraran mediante ‘Mala vida’ en su debut. Resulta curioso que la destacada ‘Bala perdida’ podría pasar por ser la versión rockera de ‘La vida’. Todo lo comentado ya nos previene de la versatilidad que había alcanzado el grupo y de los grandes logros que alcanzaban cuando la inspiración y la creatividad se mantenían con ellos, pero al final Casa Babylon quedó como un prematuro canto de cisne que dejaba el nombre de Mano Negra en buen lugar pero al público con ganas de haber seguido disfrutando de esta música de mestizaje, de lo mejor que se puede encontrar con esa etiqueta.

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