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THE MAMAS & THE PAPAS

2020

IF YOU CAN BELIEVE YOUR EYES AND EARS

Año de publicación: 1966

Puntuación:

1) Monday, Monday; 2) Straight Shooter; 3) Got A Feelin'; 4) I Call Your Name;

5) Do You Wanna Dance; 6) Go Where You Wanna Go; 7) California Dreamin';

8) Spanish Harlem; 9) Somebody Groovy; 10) Hey Girl; 11) You Baby; 12) The "In" Crowd.

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2020

Los orígenes de este cuarteto vocal provienen del mundo del folk, del cual John Phillips era un nombre destacado y llegó a tener cierto éxito con el trío The Journeymen, donde estaba también Scott McKenzie, aquel que pasaría a la eternidad por su éxito (escrito por Phillips) ‘San Francisco (Be Sure to Wear Flowers in Your Hair)’. El caso es que los azares de la vida llevaron a la boda de John Phillips con Michelle, a los que se unirían Denny Doherty y, en último lugar, Mama Cass, conformando un cuarteto de gran poderío vocal que acabó despegándose del sonido folk más puro para abrazar el pop y las modas musicales del momento. Tuvieron la suerte de estar bien apadrinados desde el principio al contar con el apoyo y la producción de Lou Adler, un nombre clave para poder triunfar en la California de los sesenta, además de contar con músicos de estudio del llamado Wrecking Crew, de lo mejorcito que había en esa zona. Casi la mitad de este álbum son composiciones ajenas, pero eso no quita que estemos ante la mejor obra de The Mamas & The Papas, repleta de emoción y de varias canciones inolvidables.

 

Las voces corales que inician el álbum y el tema ‘Monday, Monday’ ya nos indican el tipo de música que vamos a escuchar en adelante. Tampoco es que produzca ningún impacto especial, pues el encanto de este clásico radica en las diferentes melodías junto al cambio de ritmo que se imprime con la entrada del estribillo, todo ello bajo un elaborado y cuidado tratamiento de las voces. En ‘Got A Feelin'’ demuestran que saben desarrollar con sutileza melodías más lentas con un original empleo de las cuatro voces, unas veces por separado, otras a dúo o incluso tres si es lo necesario. En ese sentido, ‘Go Where You Wanna Go’ es toda una gloria vocal desde el comienzo gracias a sus melodías y armonías que van apareciendo en paralelo. Luego llega la emotiva plegaria de puente (“You don't understand that a girl like me can love just one man”, muy poco coherente con el concepto de amor libre de los hippies) hasta llegar al celestial estribillo, verdadero nirvana musical: “Three thousand miles, that's how far you'll go / And you said to me / Please don't follow”.

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Para eliminar cualquier prejuicio sobre la capacidad de este grupo para interpretar piezas con mayor mordiente, enseguida llega ‘Straight Shooter’ y despeja las dudas con su pegadizo ritmo. Sin embargo, no es este su punto fuerte. Más adelante incluyen otro tema de prominente ritmo liderado por el bajo (‘Somebody Groovy’) donde los juegos de voces parece que no encajen tan perfectamente con un entorno tan enérgico. Es decir, para lo que cabe denominar enérgico en la música de estos jóvenes. En el polo opuesto, cuando se lanzan a cantar baladas tipo bolero como su versión de ‘Spanish Harlem’, parecen una parodia de sí mismos, como si ya no fueran cuatro carismáticos hippies, sino unos simples animadores de fiestas de la tercera edad. Y hablando de versiones, para haber elegido una canción de los Beatles, resulta extraño que sea la desconocida ‘I Call Your Name’, sobre todo por las grandes composiciones que ya tenían a sus espaldas Lennon y McCartney en 1966 susceptibles de elaborar más los arreglos vocales. Así, queda bastante discreta y tan solo el entusiasta estribillo consigue captar un poco la atención. Más original resulta la versión de ‘Do You Wanna Dance’, simplemente porque aquí la deceleran y transforman en una bonita balada coral.

 

La imperecedera ‘California Dreamin'’ nos regala sus memorables contrapuntos vocales desde el comienzo, una idea sencilla pero de una gran efectividad, hasta llegar al estribillo donde se acaban aunando paulatinamente las voces. El intermedio instrumental queda algo pobre con la vacilante flauta, pero así se mantiene ese aura de humildad que tan bien le viene a la imagen de este conjunto. Esta inolvidable canción ha quedado como un himno de los años sesenta, de esa atrayente y contradictoria California. La que resulta un poco edulcorada de más, igual que el pop de consumo de la época, es ‘You Baby’. Así que podría haber sido un pequeño éxito en su momento, sin que ello signifique un valor cualitativo. Pero tal es la grandeza de este cuarteto que hasta una canción más discreta como ‘Hey Girl’ resulta atractiva por la construcción vocal en la que podemos seguir disfrutando de dúos, tríos, armonías y contrapuntos vocales.

 

Para el final tenemos el regalo de poder disfrutar del show de Mama Cass mediante ‘The "In" Crowd’, en el cual toma ella el liderazgo vocal y extrae una enorme expresividad impensable en la mayoría de cantantes. La canción suena diferente a lo que hemos escuchado hasta ese momento, como si ya no estuviéramos escuchando a un conjunto de hippies, sino a una artista con personalidad propia, que es lo que en realidad fue Mama Cass. Pronto cobraría un mayor protagonismo a mayor gloria de la humanidad, pero tampoco supone un problema en este sensacional debut que es todo un regalo para los oídos. ‘California Dreamin'’ es una de esas canciones que superarán el paso de los años y de los siglos como joya artística de la música coral.

THE MAMAS & THE PAPAS

Año de publicación: 1966

Puntuación:

1) No Salt On Her Tail; 2) Trip, Stumble & Fall; 3) Dancing Bear; 4) Words Of Love;

5) My Heart Stood Still; 6) Dancing In The Street; 7) I Saw Her Again Last Night;

8) Strange Young Girls; 9) I Can't Wait; 10) Even If I Could; 11) That Kind Of Girl;

12) Once Was A Time I Thought.

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Pronto comenzaban los primeros problemas personales en el seno de la banda. John Phillips dejó a su primera mujer por Michelle, pero un affaire de esta con Gene Clark de The Byrds provocó que la chica tuviera que dejar el conjunto. Era un mal asunto, mezclando celos amorosos con celos profesionales. Con la sustituta de Michelle grabaron el álbum completo, incluyendo lo que ya se había grabado previamente con la voz original, pero Michelle acabó volviendo y ya no parece estar claro en qué canciones aparece esta y en cuáles su sustituta, tan parecidas debían ser ambas voces. Prensa rosa aparte, en lo musical este disco mantiene un grandísimo nivel pese a haber sido grabado menos de un año después de su debut, siendo una continuación de este último porque tampoco eran un conjunto destinado a evolucionar o experimentar mucho.

 

Sin embargo, pronto nos llevamos un susto porque el comienzo con el órgano en primer plano de ‘No Salt On Her Tail’ recuerda inmediatamente a ‘Like A Rolling Stone’ de Bob Dylan, una imitación que hace saltar las alarmas de la falta de inspiración. Afortunadamente, luego entra la parte vocal y nos adentramos en el terreno celestial de las armonías vocales de The Mamas & The Papas, destacando el angelical estribillo: “Though it's hard for me / I'm going to leave her free / 'Cause that would be the best philosophy”, que vistas las circunstancias parece autobiográfico. Igual que en el álbum de debut, pronto nos ofrecen un ritmo rápido para que no nos pensemos que estamos ante un disco de apacible folk, en este caso mediante la pegadiza ‘Trip, Stumble & Fall’ de fabulosas armonías vocales. Y es que el verdadero punto fuerte de este conjunto son los arreglos vocales, por lo que los grandes momentos de este álbum se concentran en los mayores aciertos en ese campo. Así, en ‘I Saw Her Again Last Night’ despliegan toda su maestría y además llegan a la gloria musical en esa especie de segundo estribillo donde cantan “Don't know why I'm livin' a lie / It makes me want to cry”. Al estilo de lo que hicieron The Beatles en el puente de ‘Girl’, aquí introducen por medio unos coros que parece que estén imitando al punteo de un instrumento de cuerda.

 

Un tema en el que pueden disfrutarse y compararse las voces por separado es ‘Strange Young Girls’, pues en las estrofas se van alternando para cantar. Comienza la dulce y etérea voz de Michelle, a quien toma el testigo John y luego entra Mama Cass, para conjuntar seguidamente todas las voces en una primera demostración de maestría en los arreglos. Precisamente Mama Cass brilla como solo ella sabe hacerlo en la cambiante ‘Words Of Love’, en la cual se alternan pasajes de emoción vocal llevados por la impresionante técnica vocal de Cass junto a otros más movidos de irresistible pop. Lo más extraño son esos coros que se escuchan durante el intermedio instrumental y en el final de la canción. Nada atrás se queda ‘Dancing Bear’, cuyos delicados arreglos instrumentales la convierten en una pequeña joya del folk orquestal, con ciertos aires orientales. Los momentos en los cuales se alternan la voz principal con los coros son sublimes.

 

Pero no todo iba a ser una maravilla porque Phillips también tenía sus limitaciones, aunque la elección de las versiones interpretadas quizá no sea responsabilidad total suya. Así, la versión de la breve ‘My Heart Stood Still’, un tema de los años veinte, no deja de sonar a la típica balada orquestal destinada a cualquier cantante melódico del montón. Ni siquiera los coros llaman la atención. La otra versión que podemos encontrar es la de ‘Dancing In The Street’, que no aporta nada salvo la obvia adición de coros, así que no llamará la atención a quien no profese especial devoción por la original. Todavía menos cuando hay que soportar las bromas del grupo en la parte final. De manera análoga, poca originalidad se atisba en ‘I Can't Wait’, donde se basan en un marcado ritmo demasiado convencional.

 

En el polo opuesto, ‘Even If I Could’ posee una llamativa introducción de clavecín que da paso a unas estrofas con mucho gancho hasta llegar a un estribillo muy elaborado aunque las primeras veces da la sensación de que queda algo difuso. Eso sí, podrían haber recortado un poco su parte final, pues hasta escuchamos alguna voz de broma en lo que puede tomarse como una desafortunada costumbre. Los arreglos más rockeros de ‘That Kind Of Girl’ no parecen de este disco y tan solo la entrada del coro femenino nos recuerda quiénes son. Si hay algo que no esperamos encontrar en un disco de The Mamas & The Papas es un estridente solo de guitarra como el de esta canción. La breve ‘Once Was A Time I Thought’ es un alarde vocal del cuarteto sin apenas acompañamiento instrumental que no queda mal como final o apéndice a este nuevo álbum de glorioso trabajo vocal.

 

Hay que prevenir al oyente que este segundo álbum no engancha inmediatamente como sí lo hacía el anterior, pero con el tiempo se destapa como una obra sólida y situada en un excelente nivel donde muy pocos pueden llegar. Que sus dos primeras obras fueran publicadas el mismo año y con una calidad tan elevada era la mejor carta de presentación de The Mamas & The Papas, una lástima que a partir de ahora comenzara la cuesta abajo. Como curiosidad, destacar que, según el libro que recoge las ventas de singles y álbumes en España Solo Éxitos 1959-2012 de Fernando Salaverri Aranegui, los singles de ‘I Saw Her Again Last Night’ y el de ‘Monday, Monday’ se vendieron en nuestro país mucho más que el de ‘California Dreamin'’. Quizá el motivo fuera que esta última ya tenía su correspondiente versión simplificada y en castellano por algún conjunto vocal español; así no era necesario aprender inglés, que ni falta que hacía existiendo en España un departamento de censura tan profesional.

DELIVER

Año de publicación: 1967

Puntuación:

1) Dedicated To The One I Love; 2) My Girl; 3) Creeque Alley; 4) Sing For Your Supper;

5) Twist And Shout; 6) Free Advice; 7) Look Through My Window; 8) Boys & Girls Together; 9) String Man; 10) Frustration; 11) Did You Ever Want To Cry; 12) John's Music Box.

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La tensión en el seno del cuarteto no dejaba de crecer pero de momento quedaba enterrada el hacha de guerra entre el matrimonio Phillips, así como la creciente insatisfacción de Mama Cass con el resto, quizá porque el éxito consigue suavizar las posturas por un tiempo. En lo musical, todo seguía igual y aquí no hay avances significativos respecto a lo ya conocido. Se mostraron impermeables a la psicodelia que impregnaba toda la música popular del momento.

 

‘Dedicated To The One I Love’ había sido ya una balada de éxito en Estados Unidos, pero The Mamas and The Papas nos dejan aquí la versión definitiva. La vocalista principal es Michelle Phillips, quien demuestra sus dotes como cantante, aunque son las entradas y salidas de sus compañeros lo que aporta esa valía adicional para convertir la canción en todo un clásico. Cuatro voces privilegiadas sirven para hacer un original reinterpretación. La gran (en muchos sentidos) Mama Cass vuelve a tener sus momentos individuales de lucimiento, aquí en la versión de ‘Sing For Your Supper’, consiguiendo captar toda la atención del oyente en un tema que, con otr@ cantante, hubiera pasado casi con seguridad totalmente desapercibido, al menos para el aficionado al pop-rock. Las chicas también toman el protagonismo desde el comienzo de ‘String Man’, una de las canciones más pegadizas que hayan cantado. El estribillo es irresistible con las voces cantando el título al unísono y en contrapunto.

 

Al principio ‘Look Through My Window’ no llama mucho la atención, pero a partir de la llegada del estribillo (“Look through my window to the street below / See the people hurryin' by”) entramos de lleno en el paraíso vocal de estos chicos y chicas. De las dos veces que cantan ese estribillo sale ganando la segunda, porque evidentemente toma la voz principal Mama Cass. Para quienes tengan curiosidad por conocer algunos detalles del mundillo folk en el que se formaron, tienen aquí la rítmica ‘Creeque Alley’, en la cual se van alternando los cantantes para narrar estas memorias. Todo con humor como denota ese repetido final de estrofa “And no one's getting fat except Mama Cass” que luego torna a la inversa cuando se vuelven famosos, o el verso “Greezin' on American Express cards”. En la letra se nombra a diversa gente como a McGuinn (The Byrds) o a miembros de los Lovin' Spoonful. Al final hacen también referencia a ‘California Dreamin'’, aunque peor resulta hacer lo mismo volviendo a emplear un solo de flauta tan amateur como intermedio instrumental, igual que ocurría en ‘California Dreamin'’.

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Se atisban las primeras muestras evidentes de cansancio dentro del grupo, en primer lugar por algunas de las versiones seleccionadas. Vuelven a retomar la misma idea que tuvieron con ‘Do You Wanna Dance’ en el disco de debut, es decir, coger un éxito ajeno de ritmo rápido y decelerarlo considerablemente. Pero si en el caso citado salieron vencedores, aquí ‘Twist And Shout’ queda sosa y convencional como balada, reflejando que la clave de su éxito era la combinación de ritmo bailable más energía interpretativa. Con su versión de ‘My Girl’ tampoco iban a descubrir nada nuevo porque ya era un tema de corte vocal y aquí simplemente añaden algunos coros más como novedad, empleando también las voces como instrumentos (incluso da la impresión de que alguna tuba es en realidad un sonido vocal), lo cual siempre es una delicia en este grupo. Si nos fijamos en ‘Free Advice’, no es más que una canción de relleno, mientras que ‘Did You Ever Want To Cry’ es como si hubieran querido repetir la jugada de ‘Words Of Love’ pero con la mitad de entusiasmo. Aun así, es notable el juego de voces.

 

La necesidad de incluir piezas más rítmicas resultaba cada vez más forzada, como parece indicar la convencional ‘Boys & Girls Together’, en la cual podrían haberse ahorrado las trompetas mariachis. Lo que resulta extraño es encontrar una composición instrumental como ‘Frustration’ en un grupo de estas características. Vistas las circunstancias, podía tomarse como un aviso de John Phillips de que sus compañeros no eran imprescindibles para él. En todo caso, queda muy soso sin las voces y se olvida rápidamente, así que sus compañeros sí eran imprescindibles. Por el título de ‘John's Music Box’ se puede intuir que se trata de algo especial, lo que nadie podría esperar es que va a ser directamente lo que en él se dice, esto es, una caja de música sonando durante un minuto. Aunque sea una broma, nulo interés tiene conocer la música con la que se duerme John.

 

En cuanto al álbum en general, todavía se aprecia el talento subyacente de The Mamas And The Papas, pero la magia que afluía a raudales al principio cada vez iría escaseando más, puesto que es muy difícil que haya sinergia entre personas que comienzan a sentir repudio entre ellas. Si a ello le unimos el decaimiento cualitativo y la falta de evolución en las composiciones de John Phillips, el futuro no resultaba nada halagüeño y los siguientes años confirmarían las peores suposiciones.

THE PAPAS & THE MAMAS

Año de publicación: 1968

Puntuación:

1) The Right Somebody To Love; 2) Safe In My Garden;

3) Meditation Mama (Transcendental Women Travels); 4) For The Love Of Ivy;

5) Dream A Little Dream Of Me; 6) Mansions; 7) Gemini Childe;

8) Nothing's Too Good For My Little Girl; 9) Too Late; 10) Twelve Thirty (Young Girls Are Coming to the Canyon); 11) Rooms; 12) Midnight Voyage.

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Llegamos aquí al final artístico (que no contractual) de The Mamas & The Papas. Conociendo lo rápido que se deterioró la buena conexión inicial, lo cual denotaba que el movimiento hippie no era un proceso mágico de creación de amor y amistad, puede decirse que es casi un milagro que todavía consiguieran un disco decente antes de romper los lazos entre ellos. Lo cierto es que cuesta acostumbrarse a las sutilezas que logran salvar el álbum del naufragio, pues apenas encontraremos nada optimista o jovial como lo que captaba la atención instantáneamente en sus primeras obras. Aunque el mayor pecado es encontrar temas sin armonías vocales, puesto que escuchar una canción de The Mamas & The Papas sin armonías vocales es como escuchar una de Dire Straits sin guitarra. John Phillips y el productor Lou Adler marcaban las pautas y eso también debió provocar resentimiento en el resto del grupo.

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La canción más conocida del álbum es ‘Dream A Little Dream Of Me’, donde vuelven a repetir la jugada de ‘Dedicated To The One I Love’, es decir, tomar una canción popular de las décadas previas y pasarla por el tamiz vocal del cuarteto, siendo en este caso la estrella Mama Cass, quien vuelve a dejar así la versión definitiva de este tema. Los adoradores de la voz de Mama Cass tienen así otro motivo para solazarse gracias a una excepcional interpretación vocal donde va modulando la voz como solo las grandes cantantes consiguen hacer. Esta canción fue también un indicador de los problemas personales entre los cuatro miembros, pues llegó a ser publicada como single de Mama Cass sin The Mamas & The Papas, sirviendo así de inicio a su carrera en solitario. Otro de los temas conocidos de este álbum, aunque no al mismo nivel, ya había sido publicado como single con antelación: la sensible ‘Twelve Thirty (Young Girls Are Coming to the Canyon)’. Lo único que se le puede objetar es que suenan profesionales pero poco convincentes en el aspecto expresivo. La tensión entre los miembros del grupo había de notarse en algún momento.

 

Cuando empezamos a escuchar el disco y suena ‘The Right Somebody To Love’, nos preguntamos si se han pasado a la poesía, pero simplemente nos quieren hacer recordar por unos momentos a esa niña repelente representativa del cine estadounidense más rancio llamada Shirley Temple. La niña tuvo éxito mientras estaba de moda la sobreactuación en Hollywood, pero luego se fue todo profesionalizando más y nadie le daba trabajo; ella fue avispada y se dio cuenta de que sobreactuar era ideal para dedicarse a la política, dirigiendo así sus pasos hacia el Partido Republicano, el idóneo para el tradicionalismo que desprendía su figura. La misma tonada vocal del principio reaparece luego como introducción de la desconcertante ‘Gemini Childe’, la cual contiene dos secciones completamente diferentes e incompatibles entre sí pero que acaban alternándose. Comienza como un estridente y desafinado rock más propio de un grupo psicodélico de tercera fila, para luego deslizarse hacia una tonada lírica y emotiva que se ve invadida súbitamente por las mismas estridencias de guitarra, las cuales no encajan con la parte vocal ni poniendo la mejor de las voluntades. Empleando esa misma idea de enlazar estilos muy diferentes consiguen un mejor resultado en ‘Mansions’, pues la gracia reside en su estructura al tratarse de la unión de dos canciones diferentes donde el ritmo se va incrementando paulatinamente. Lo más interesante es su primera parte, pues posee un canto coral de atractivas melodías, y luego iremos observando varios cambios de ritmo que dotan el tema de mucha vitalidad.

 

La cantidad de relleno empieza a ser preocupante, en comparación a lo que habían hecho hasta ese momento. Canciones como ‘For The Love Of Ivy’ y ‘Rooms’ no aportan más que un olvidable rato de agrado. Por el contrario, la primera impresión que transmite la versión de ‘Nothing's Too Good For My Little Girl’ es de ser también relleno, pero conforme avanza comprobamos lo elaborada que están las melodías vocales, sobre todo en el emotivo estribillo. Es una sensación rara la que deja, igual que ‘Rooms’, pues percibimos los ingredientes esenciales del grupo, pero no acaba de cuajar el conjunto con la grandeza de antaño. En ‘Too Late’ lo intentan arreglar añadiendo arreglos corales en el estilo característico que había definido su sonido. No obstante, el sonido de organillo que escuchamos cerca de la mitad parece puesto a propósito para irritar, como también puede acabar cansando el escuchar tanto “Get on your pony and ride” en tono épico.

 

Una balada como ‘Safe In My Garden’ denota una vez más que se puede engrandecer una composición poco agraciada gracias a unos acertados arreglos, en este grupo los vocales. Al principio parece una canción melódica más con alternancia vocal, pero cuando llega el estribillo nos acordamos inmediatamente por qué este cuarteto ha dejado su huella en la historia musical del pop. Donde no encontramos nada especial es en ‘Meditation Mama (Transcendental Women Travels)’, la voz de John Phillips suena tímida y poco expresiva, quedando los coros como un mero adorno superfluo. Quedaba claro por qué no había iniciado todavía ninguna carrera en solitario.

 

Lo mejor de este álbum llega al final con la asombrosa ‘Midnight Voyage’. Asombrosa no porque sorprenda la parada súbita en la que escuchamos algo de parloteo entre ellos (incluso parece que haya buen rollo), sino porque con mucha sencillez consiguen una catarsis emocional a la altura de las mejores interpretaciones del cuarteto. La voz de Michelle suena más emotiva y evocadora que nunca, apoyada por los coros en su delicioso estribillo. El último retorno de las estrofas lo retoma Mama Cass para dejarnos un inolvidable final, de sabor agridulce por la imposibilidad de continuación que suponía en la obra, aunque estarán obligados a reunirse para cumplir el contrato y grabar el penoso People Like Us. Aquí en principio se despedían para siempre con un disco bastante irregular que bordeaba peligrosamente la mediocridad. Si nos atenemos a lo mostrado por Quentin Tarantino en Érase una vez en… Hollywood (2019), ambientada en 1969, Michelle y Cass siguieron siendo amigas. Aunque ya sabemos que a Tarantino le gusta reescribir la historia tal como a él (y a la mayoría de nosotros también) le hubiera gustado que ocurriera.

PEOPLE LIKE US

Año de publicación: 1971

Puntuación:

1) People Like Us; 2) Pacific Coast Highway; 3) Snowqueen Of Texas; 4) Shooting Star;

5) Step Out; 6) Lady Genevieve; 7) No Dough; 8) European Blueboy; 9) Pearl;

10) I Wanna Be A Star; 11) Grasshopper; 12) Blueberries For Breakfast.

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Como ya se dijo, un asunto son las relaciones personales y otro las contractuales, y el verdadero final de un grupo lo marcan las segundas. Fue además una fatal casualidad, pues ninguno de los miembros del cuarteto tenía pensado volver y la absorción de la discográfica donde estuvieron por otra hizo que algún oficinista encontrara el contrato original y detectara que faltaba grabar otro álbum de material original para cumplirlo. Lo que cabría esperar en un caso así sería un disco mayormente de versiones y con los vocalistas grabando por separado, pero sorprendentemente no encontraremos ninguna versión. En cuanto a grabar juntos o por separado, tampoco sería tan relevante, pero una pregunta viene a la mente muy pronto: ¿Dónde está Mama Cass? Apenas se le puede escuchar y en varias canciones ni siquiera la encontraremos. Tampoco se iba a perder nada y además era la única que podía vender en solitario una cantidad de discos que sobrepasara el calificativo de ridícula.

 

La canción que da título al álbum, ubicada justo al comienzo, también nos proporciona una idea de lo que vamos a encontrar aquí: mucha profesionalidad porque los cantantes ya tenían sus galones, pero una falta de originalidad alarmante en las composiciones, todas ellas originales y escritas por John Phillips. Michelle aparece como coautora de ‘I Wanna Be A Star’, cuya ácida letra sobre la ilusión de una actriz que busca su primer papel queda desaprovechada por la falta de melodías. Peor todavía resulta ‘European Blueboy’, pues parece una broma de mal gusto al querer cantar una canción jovial cuando lo que menos había entre ellos era alegría y por eso las voces suenan apagadas en contraste con la festiva instrumentación, bastante pueril por cierto.

 

Escuchar algo como ‘Step Out’ resulta muy aburrido. Tampoco quedan muy lejos otras canciones como ‘Pacific Coast Highway’ o ‘No Dough’ que suenan a descartes de sus álbumes anteriores, mientras que ‘Grasshopper’ suena agradable y presenta una interesante solo de guitarra hacia la mitad, pero todas ellas se olvidan muy rápidamente. Y es que poca originalidad encontraremos en este álbum, salvo que queramos tildar de original el escuchar a The Mamas & The Papas siguiendo un ritmo funk en ‘Lady Genevieve’. Donde no se puede negar la existencia de algo original es en el animado ritmo llevado por los coros en ‘Shooting Star’, uno de los pocos temas que pueden salvarse para la posteridad.

 

La muerte de Janis Joplin en octubre de 1970 fue todo un shock en la escena musical y seguro que afectó más a los miembros de este cuarteto, sobre todo a Mama Cass, pues solo hemos de recordar la película del Festival de Monterrey donde ella aparece con cara de asombro mientras ve la portentosa actuación de Joplin. Aquí le rinden un merecido homenaje mediante ‘Pearl’, que era también el título del último álbum publicado en vida por Janis y su apodo. Por última vez (y única aquí) escucharemos la grandeza de The Mamas & The Papas en un álbum, pues ‘Pearl’ posee memorables melodías en las estrofas, donde los vocalistas se van alternando como en sus mejor época, y un estribillo en el cual se capta la solemnidad de este homenaje y que nos presentan nada más comenzar el tema.

 

Se agradece que tengan el detalle de cerrar el álbum con una canción poseedora de gancho melódico como es ‘Blueberries For Breakfast’ que, en comparación con casi todo lo que hemos escuchado hasta ese momento, suena a gloria. Tampoco podíamos esperar mucho de un disco grabado por obligación y bastante agradecidos deberíamos estar de encontrar, a estas alturas, una joya (o deberíamos decir perla) como ‘Pearl’. Así pues, este álbum representa el previsible y triste final de un cuarteto vocal que ha dejado varias canciones para la historia. De alguna manera, sirve también de epitafio para el ingenuo (filosóficamente hablando) movimiento hippie. Cada uno de los miembros seguiría su carrera por separado, aunque la de Mama Cass (con el nombre artístico de Cass Elliot) acabará muy pronto por su fallecimiento en 1974. En cualquier caso, la producción individual de cada uno de ellos es absolutamente irrelevante, como atestiguan algunos ejemplos incluidos en la recopilación que veremos a continuación.

COMPLETE ANTHOLOGY

Año de publicación: 2004

Puntuación:

CD I: … 25) Glad To Be Unhappy; 26) Creeque Alley (mono single version);

27) Words Of Love (mono single version).

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CD II: … 25) Once Was A Time I Thought (rehearsal & studio chatter); 26) studio chatter; 27) I Can't Wait (studio chatter & rehearsal).

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CD III: … 13) Straight Shooter; 14) Got A Feelin'; 15) California Dreamin';

16) Spanish Harlem; 17) Somebody Groovy; 18) I Call Your Name; 19) Monday, Monday;

20) Dancing In The Street; 21) John Phillips dialogue; 12) Cass Elliot dialogue.

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CD IV: 1) Nowhere Man; 2) Here In My Arms; 3) It's Getting Better;

4) Make Your Own Kind Of Music; 5) New World Coming; 6) Costume Ball;

7) Something To Make You Happy; 8) Mississippi; 9) Revolution On Vacation;

10) Cup Of Tea; 11) Gathering The Words; 12) To Claudia On Thursday; 13) Indian Girl; 14) Baby Catch The Moon; 15) Aloha Louie; 16) There She Goes; 17) No Love Today;

18) Aching Kind; 19) This Precious Time; 20) Do You Believe In Magic; 21) Yesterday; 22) You've Got To Hide Your Love Away; 23) Let Me Be; 24) Hang On Sloopy;

25) California Dreamin'.

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Este box set recoge los cinco álbumes de estudio que grabaron The Mamas & The Papas en su corto y convulso período de vida como grupo más un buen montón de material adicional para l@s completistas. Para completar la pintura de lo que fue el cuarteto, se incluye casi al completo su actuación en el concierto del Festival de Monterrey de 1967, singles, actuaciones televisivas y otras rarezas, así como sus primeras grabaciones acompañando a Barry McGuire (uno de los nombrados en ‘Creeque Alley’). Así mismo, encontraremos canciones de cada uno de los miembros por separado una vez finiquitado el proyecto conjunto, comprobando así la irrelevancia que tuvieron como solistas. Todas estas novedades son las que se han escrito arriba, para mayor facilidad de búsqueda.

 

El single de 1967 ‘Glad To Be Unhappy’ es la versión de una canción de los años treinta que quizá eligieron por el toque humorístico que le da cuando cantan “With no mama and no papa”, aunque la hacen suya gracias a los arreglos vocales característicos y nadie diría que es una versión. Lo que vienen a revelar los ensayos del final del segundo disco es que no había trampa ni cartón en las voces, pues grababan al unísono y no lo hacían por separado para conjuntar luego las voces en la mesa de mezclas.

 

En el tercer disco encontramos el concierto del Festival de Monterrey, llamado Monterey Pop Festival, el mismo que le sirvió a Jimi Hendrix y Janis Joplin para consagrarse. Si el repertorio está en el mismo orden del concierto y comenzaron con ‘Straight Shooter’, queda claro que la primera impresión que pretendieron dejar fue que estaban en la onda rockera. De todas maneras, es una actuación sin demasiado interés fuera de su carga histórica. Tan solo es necesario escuchar ‘California Dreamin'’ para darnos cuenta de lo complicado que es ejecutar una impecable interpretación vocal de cierta complejidad en directo, sobre todo cuando se trata de un festival donde el alcohol, las drogas y la falta de dormir suficiente acaban haciendo mella para una música que requiere sosiego y delicadeza. Y así con todas las interpretaciones. Por medio envían sus mensajes de paz y amor (de ninguna manera ‘I Call Your Name’ podría durar seis minutos), pues para algo John Phillips fue uno de los organizadores del festival.

 

El cuarto disco se inicia con dos grabaciones de un programa de televisión que son también dos novedades. Hay muchas canciones de los Beatles susceptibles de convertirse en una gloriosa interpretación vocal por The Mamas & The Papas, siendo ‘Nowhere Man’ una buena elección como queda aquí demostrado. Y la versión de ‘Here In My Arms’ no desentona para nada con la música que habían hecho en sus primeros álbumes. A continuación encontraremos unas cuantas canciones de cada uno de los miembros en solitario. De la tercera a la séptima son de Cass Elliot y tan solo puede destacarse mínimamente la última de ellas, ‘Something To Make You Happy’, pues sorprendentemente está escrita por Cass junto a Dave Mason (el de Traffic) y pertenece a un álbum que publicaron ambos de forma conjunta, que obviamente fue compuesto en su mayor parte por Mason. De la octava a la décima pertenecen a John Phillips y denotan tristemente la vulgaridad en la cual había caído su creatividad; tan solo ‘Cup Of Tea queda presentable’. Las cuatro siguientes son de Denny Doherty y sorprende verlo como coautor en ‘Gathering The Words’ (aunque lo único que tiene de interés es la guitarra slide). ‘To Claudia On Thursday’ tiene su gracia, pero no es perdonable que vulgarice una rareza de The Hollies titulada ‘Indian Girl’, aunque lo que parece de verdad una burla por sus falsos “la, la, la” es ‘Baby Catch The Moon’. Y desde ‘Aloha Louie’ (una floja composición conjunta de aires hawaianos de John y Michelle) hasta ‘Aching King’ son de Michelle Phillips, todas ellas olvidables e incluso penosas como ‘There She Goes’ o ‘No Love Today’, más propias de un karaoke.

 

Las últimas siete canciones son las grabadas junto a Barry McGuire cuando todavía no habían llegado a comenzar las sesiones de grabación de su LP de debut. Esto quiere decir que The Mamas & The Papas le hacen los coros a McGuire. Son todo irrelevantes versiones (incluyendo dos de los Beatles y ‘Do You Believe In Magic’ de Lovin' Spoonful) y podemos encontrar una versión primeriza de ‘California Dreamin'’ que es instrumentalmente similar, donde la tosca voz de McGuire rompe todo el encanto de lo que sería la grabación del cuarteto y el intermedio instrumental lo monopoliza con la armónica. La verdad es que este box set podrían haberlo dejado con los tres primeros discos junto a las dos primeras canciones del cuarto, puesto que resulta bastante deprimente el resto del contenido.

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