CLÁSICOS DEL ROCK 2
JOANNA NEWSOM
WALNUT WHALES [EP]
Año de publicación: 2002
Puntuación:
Puntuación:
1) Erin; 2) Cassiopeia; 3) Peach, Plumb, Pear; 4) Clam, Crab, Cockle, Cowrie;
5) Flying A Kite; 6) The Fray; 7) En Gallop!; 8) The Book Of Right-On.
Saber tocar un instrumento clásico (o sea, tocarlo bien) ya es de por sí meritorio, todavía más si una tiene capacidad para componer. Con tan solo veinte años, Joanna Newsom sabía tocar el piano y, sobre todo, el arpa, que será su instrumento definitorio. Tal sería su confianza, que se decidió a grabar su propio material, pero de manera autónoma, puesto que en el siglo XXI era impensable que una discográfica se interesara por una chica tocando el arpa o el teclado en solitario. Fuera del mundo clásico, la única figura que había cobrado fama mundial tocando el harpa era el mudo de los hermanos Marx, así que ya está todo dicho. Por tanto, sus dos primeros discos serán autoeditados y distribuidos por ella misma, un ejemplo de las posibilidades que brindaban las nuevas tecnologías junto al imprescindible espíritu emprendedor necesario, aunque inicialmente el propósito no era publicarlos y por ello en el futuro volverán a retomarse algunos temas para mejorarlos.
Respecto a la música, toda ejecutada en un tono calmado y relajante, por lo que se acaba de decir es evidente que el sonido es el propio de las maquetas. La intención de Newsom es ganar experiencia con el resultado de las grabaciones, de ahí que el sonido tampoco sea pulcro y las composiciones en la mayoría de casos estén poco elaboradas. Si nos fijamos en la voz, si la de Kate Bush en su álbum de debut te parece demasiado aniñada, la de Joanna Newsom a su lado parece de bebé. Su forma de cantar es bastante peculiar también, pero queda bien claro que, en estos inicios y salvando el aspecto tímbrico, todo lo que dominaba con los instrumentos se reflejaba en carencias de la parte vocal. Pero bueno, para eso están las maquetas, para comprobar el estado actual de cada elemento.
En las primeras canciones no vemos nada especialmente relevante, suenan agradables pero se olvidan de forma rápida, sin que ni siquiera el empleo tan poco habitual del arpa consiga llamar mucho la atención. En el caso de ‘Peach, Plumb, Pear’ el instrumento empleado es el teclado y además tiene un comienzo interesante que, por desgracia, no se ve acompañado por una parte vocal inspirada. Hubiera quedado mucho mejor como un instrumental sin esa voz tan aniñada y en este caso falta de melodía también. La obvia falta de experiencia la pasa factura en la extensa ‘Flying A Kite’, que acaba yéndose por peteneras sin que aporte nada interesante durante más de seis minutos.
Si queremos ir al grano y pasar a lo mejor del disco, vemos que llega hacia el final, en dos de las tres últimas canciones. La actualización del piano del Romanticismo tiene aquí un loable ejemplo en ‘The Fray’, mientras que ‘The Book Of Right-On’ posee las melodías más reconocibles y pegadizas de todo el disco. En cambio, el ritmo interpretado en ‘En Gallop!’ parece una imitación de la música tradicional portuguesa que desarrollaba Madredeus, por citar un nombre muy conocido fuera de las fronteras de Portugal. Eso sí, su último minuto puede pasar inadvertido y es una pequeña maravilla.
En resumen, este superfluo y muy flojo debut podría haberse quedado guardado a cal y canto sin que el mundo lo hubiera echado de menos. De hecho, algunos temas serán regrabados más adelante en lo que será el debut propiamente dicho en una discográfica. Lo positivo es que, para ser la primera vez, Joanna Newsom no mete la pata en ninguna ocasión, si bien se limita a facturar música agradable más ideal para acompañar alguna actividad relajante que para disfrutar de la música en sí sentad@ en un sofá.
YARN AND GLUE [EP]
Año de publicación: 2003
Puntuación:
1) Sprout And The Bean; 2) This Side Of The Blue; 3) Yarn And Glue;
4) What We Have Known; 5) Bridge And Balloons.
Este segundo EP sigue exactamente los mismos parámetros del primero. Un nuevo entrenamiento más para Joanna, autoeditado y sin propósito inicial de darlo a conocer al público, que al principio tampoco sería mucho fuera de su área californiana. Hay menos temas y la duración es incluso menor que en el modesto debut, prueba de que esto no era una evolución sino otro nuevo ensayo. Por tanto, los ingredientes siguen siendo los mismos: el arpa, el teclado y la voz casi infantil.
El comienzo es prometedor, ya que ‘Sprout And The Bean’ iguala todo lo mejor que hiciera en Walnut Whales, ya que el arpa mantiene un entretenido ritmo adornado con varias florituras y la parte vocal tiene más gancho de lo habitual. Pero al final todo queda ahí, en un arranque de disco prometedor que luego se diluye a través de otra monótona hilera de canciones. Todavía se puede encontrar algún que otro atisbo de originalidad, pero hay que estar muy atento. Por ejemplo, no es hasta cerca de los dos minutos que ‘This Side Of The Blue’ ofrece algo de interés, en este caso un solo de teclado sencillo pero muy efectivo, pero se olvida igual de rápido que la más animada ‘Bridge And Balloons’. ‘What We Have Known’ vuelve a ser otra pieza que promete pero que luego se queda en ese punto donde no acaba de arrancar y que denota el carácter de maqueta de estas grabaciones. Y bueno, ‘Yarn And Glue’ es un experimento fallido de jugar con un ritmo marcial.
No hay que darle más vueltas a otro EP que debió quedarse archivado para el único uso y disfrute de su autora. Es más de lo mismo. Igual que con el anterior, algunas de estas canciones serán regrabadas en el verdadero álbum de debut de Newsom, que llegaría al año siguiente.
THE MILK-EYED MENDER
Año de publicación: 2004
Puntuación:
1) Bridges And Balloons; 2) Sprout And The Bean; 3) The Book Of Right-On; 4) Sadie;
5) Inflammatory Writ; 6) This Side Of The Blue; 7) “En Gallop”; 8) Cassiopeia;
9) Peach, Plumb, Pear; 10) Swansea; 11) Three Little Babes; 12) Clam, Crab, Cockle, Cowrie.
Por fin llegó el ansiado día en que Joanna Newsom fue fichada por una discográfica, aunque fuera una pequeña. Junto a la experiencia propia acumulada, el acceso a unos estudios de grabación le permitió disponer de mayores facilidades técnicas para darle forma a la música que tenía en mente, por lo que echó mano en primer lugar al repertorio que ya tenía a sus espaldas. Muchas de las canciones de este álbum son regrabaciones de temas anteriores que, dada la idiosincrasia de esta artista y de sus composiciones, son casi iguales a las originales, si bien cabe recordar que la intención de Walnut Whales y Yarn And Glue no era otra que darle forma a sus primeras ideas, esto es, como demos. Así pues, asistimos al debut propiamente dicho de Joanna Newson, es decir, con su música tal como ha planeado que debe ser escuchada por el gran público.
La mejora en la producción es evidente al encontrar un sonido más cristalino que favorece una necesaria y mejor apreciación de un instrumento como el arpa. Lo que quizá sea más discutible es la toma de algunas decisiones como doblarse la voz en determinados momentos, como puede escucharse en ‘Sprout And The Bean’. Pero bueno, las equivocaciones sirven para tomar nota y no repetirlas. En cambio, la introducción de una guitarra slide en la segunda mitad de ‘This Side Of The Blue’ es todo un acierto, un ejemplo de que enriquecer su música mediante la diversidad instrumental era un camino muy interesante y apropiado conforme fuera mejorando en sus composiciones. Solo por un detalle como el señalado, ‘This Side Of The Blue’ es un candidato perfecto a mejor tema del álbum.
El caso es que las composiciones nuevas están entre lo mejor del álbum. No es el caso de una de ellas al tratarse en realidad de una versión de una canción tradicional, ‘Three Little Babes’, que suena a canción del viejo Oeste y por ello la voz infantil de Joanna queda un poco fuera de lugar aunque haya una segunda voz que intente corregirla. Pero las otras tres novedades, que son ‘Sadie’, ‘Inflammatory Writ’ y ‘Swansea’, sí que vale la pena conocerlas. Con ‘Sadie’, de cuya letra sale el título del álbum, demuestra que es capaz de mantener la atención en una composición de seis minutos, aunque todavía le faltaba mucho recorrido para llegar a la categoría de magistral. El tono de ‘Swansea’ es más intimista y el arpa se muestra en todo su esplendor, demostración de su pericia con este instrumento. Y por último, el gracioso ritmo de vals de ‘Inflammatory Writ’ aporta una dosis de alegría necesaria ante el tono relajado general.
En cualquier caso, aunque el avance técnico ha mejorado la presentación final de la música, el aspecto compositivo es el que sigue y seguirá lastrando la obra de Newsom en estos primeros años. No es precisamente fácil ser original con un arpa y aparte hay artistas que necesitan varios años para madurar y dar el salto cualitativo necesario, no tanto en la técnica como en la composición. Ambos supuestos pueden aplicarse a Joanna Newsom, pero en este caso la paciencia (mucha paciencia, por cierto) traerá felizmente sus frutos.
Mediante este álbum le llegó a Newsom el reconocimiento de la crítica aunque no de las ventas, que siguieron siendo moderadas. Pero consiguió hacerse conocida en Europa y eso ya era todo un logro. El apoyo que tuvo por parte de la discográfica debió ser total para que Joanna pudiera contar en la producción con Van Dyke Parks, el mismo que colaboró a finales de los sesenta con los Beach Boys, además de Steve Albini como ingeniero de sonido. Este segundo nombre todavía es más sorprendente porque en su currículum estaban nombres como los Pixies o Nirvana, totalmente alejados del sonido de este álbum. La forma de grabarlo fue sencilla en el sentido de que, en primer lugar, se grabó a Joanna Newsom y su arpa por un lado, para luego añadir el resto de instrumentos y la orquesta, los arreglos de la cual son cortesía de Van Dyke Parks.
Así pues, esta producción adicional es casi lo único que diferencia este álbum de su predecesor, si bien la característica novedosa más evidente es la extensa duración de los temas. Para comenzar, ‘Emily’ posee una conjunción de arpa y orquesta que no está mal, pero da la impresión de que las melodías están estiradas de tal manera que resulta muy difícil poder seguirlas, quedando difuminadas en un entramado instrumental y vocal que al final no deja impronta aunque acompañe de forma agradable. Tampoco aguantan diecisiete minutos las originales ideas esparcidas sobre ‘Only Skin’, donde resulta casi imposible mantener la atención cuando las transiciones tardan tanto en llegar. Para cuando llega el momento de mayor interés, que es una sección a partir de los 13:30 de gran fuerza lírica a varias voces, algun@s ya pueden tener la mente en otro lugar y que les pase desapercibido. Eso es lo mismo que podría ocurrir en ‘Monkey & Bear’, pues en su último tercio cobra un ímpetu que en principio no se preveía, aunque también podemos escuchar algunos interesantes detalles instrumentales previamente si nos abstraemos de la, quizá, excesiva verborrea lírica de Newsom.
En cambio, dejar que ‘Sawdust & Diamonds’ fluya de forma lineal durante diez minutos no es precisamente una buena idea, cuando además parece que se le cuela algún gallo en el canto. Como tampoco suenan nada convincentes esos “oh, desire!” colocados hacia el final, pretendidamente catárticos pero que al final no producen ninguna emoción en especial. Para el final nos deja la pieza más prometedora de todas, ya que el pegadizo ritmo de arpa que introduce ‘Cosmia’ por fin capta toda la atención desde el principio. Es inevitable que luego se bifurque por vericuetos orquestales menos interesantes, pero ha de aplaudirse el empleo atonal de la orquesta para crear un efecto diferente.
No se puede sacar más conclusión de este álbum que Joanna Newsom seguía por el buen camino pero todavía con falta de madurar como compositora. Quienes estén enamorad@s de su voz y de su humildad, seguro que lo disfrutarán porque su presencia personaliza irremisiblemente el contenido de la obra, pero para el resto de personas resultará demasiado aburrido en determinados momentos, motivo por el cual no hay que dejarse llevar por la excesiva publicidad que envuelve este disco. Su calidad es obviamente superior a mucha música de éxito de ese año y por ello puede aceptarse alabanzas hasta cierto punto, pero dista mucho todavía del considerable salto cualitativo que iba a experimentar esta artista en unos pocos años.
1) Emily; 2) Monkey & Bear; 3) Sawdust & Diamonds; 4) Only Skin; 5) Cosmia.
Puntuación:
Año de publicación: 2006
YS
JOANNA NEWSOM AND THE YS STREET BAND [EP]
Año de publicación: 2007
Puntuación:
1) Colleen; 2) Clam, Crab, Cockle, Cowrie; 3) Cosmia.
Como apéndice a la primera parte de su carrera y enlace con su incipiente progresión artística, Joanna publicó este EP que en buena parte no muestra nada nuevo, ya que encontramos las regrabaciones de dos temas de sus dos álbumes de estudio previos: ‘Clam, Crab, Cockle, Cowrie’ (que en realidad data de su segundo EP) y ‘Cosmia’. La diferencia notable es que, en esta ocasión, está acompañada por cuatro músicos más, conformando lo que podría ser un grupo de acompañamiento y de ahí esa broma con el nombre de Ys Street Band respecto al grupo que acompañaba a Bruce Springsteen.
La importancia histórica de una canción como ‘Colleen’ es más que evidente: demostraba que enriquecer la música de Joanna Newsom mediante una sección rítmica y otros instrumentos de acompañamiento multiplicaba exponencialmente las posibilidades de conseguir unos resultados más impactantes, siempre que la composición estuviera también a un nivel aceptable. Y ‘Colleen’ cumple todo ello. Por momentos parece que estemos escuchando a una Loreena McKennitt con voz más infantil. La tercera versión de ‘Clam, Crab, Cockle, Cowrie’ es prácticamente igual a las anteriores, con una segunda voz como única y escasa novedad. En cuanto a ‘Cosmia’, presenta una duración duplicada y la adición de otros instrumentos que enriquecen el resultado final, pero esa extensa duración de casi quince minutos tampoco está justificada.
Así pues, puede tomarse este EP como el punto de inflexión necesario donde Newsom comprueba que hay muchos caminos para seguir, aparte de demostrar con la nueva composición (‘Colleen’) que sus dotes como autora habían de ser tomadas en cuenta también.
CD I: 1) Easy; 2) Have One On Me; 3) '81; 4) Good Intentions Paving Company;
5) No Provenance; 6) Baby Birch.
CD II: 1) On A Good Day; 2) You And Me, Bess; 3) In California; 4) Jackrabbits;
5) Go Long; 6) Occident.
CD III: 1) Soft As Chalk; 2) Esme; 3) Autumn; 4) Ribbon Bows; 5) Kingfisher;
6) Does Not Suffice.
Puntuación:
Año de publicación: 2010
HAVE ONE ON ME
Tal fue la insuflación de confianza que tuvo Newsom tras la gran aclamación por parte de la crítica de Ys, que su nuevo paso fue lanzar un disco triple de nuevas composiciones, seis por disco, la mayoría de gran duración. Como suele ocurrir en estos casos, si se hiciera un ajuste, cabría todo perfectamente en dos discos compactos, pero en cualquier caso no deja de ser una gran sorpresa por la ingente cantidad de material nuevo, aunque hubieran transcurrido cuatro años desde el anterior álbum (si no contamos el EP). En lo primero que se puede pensar es en el riesgo de acabar con sobredosis de arpa ante una obra de tal envergadura, pero ya habíamos visto que Joanna se había abierto a la introducción de ritmos y otros instrumentos con gran resultado, y por suerte no fue solo una apuesta eventual, de tal manera que en muchos momentos deja el arpa y se pasa al piano.
Casi todos los temas superan los cinco minutos de duración y eso puede parecer a priori un problema para alguien que no se había prodigado en el desarrollo del componente melódico de sus composiciones. Pero afortunadamente la mejora en ese sentido es evidente y el nivel de los tres discos está muy equilibrado, casi no podría decirse cuál de ellos es el mejor. También podemos comprobar que en todos ellos se pretende dejar una buena sensación de entrada, ya que se colocan las mejores composiciones en primer lugar.
La perfección que había alcanzado Joanna queda muy bien ejemplificada en la primera canción, ‘Easy’, de delicadas melodías que relajan durante las estrofas y desembocan en un glorioso estribillo, con un acompañamiento instrumental sencillo pero perfectamente estructurado, de tal manera que su letra sobre las incertidumbres en una relación sentimental fluye dulcemente, llegando a su momento álgido pasado el ecuador de la canción. Una mayor elaboración y énfasis en los giros rítmicos enardecen piezas como ‘Autumn’. Otro ejemplo es el lirismo al que llega en ‘Kingfisher’, de una belleza inconmensurable. Así mismo, temas como ‘'81’ demuestran que el cuidado por las melodías reconocibles era ya un hecho, lo cual repercute en una mejora evidente que se hace realidad tras varias escuchas, ya que permite que esas melodías acaben floreciendo en todo su esplendor. Por otro lado, ese efecto como si estuviéramos asistiendo a la propia génesis de una composición es la sensación que transmite ‘Soft As Chalk’, que además va recogiendo nuevos impulsos sobre todo con la introducción de ese rítmico piano hacia la mitad.
Obviamente, no podían faltar piezas que recuerdan a lo que había hecho hasta ese momento, es decir, composiciones agradables al oído pero sin melodías perceptibles que alejen la idea de que pueda haber algún propósito definido en su desarrollo durante una duración más o menos extensa (‘No Provenance’, ‘Does Not Suffice’, la que da título álbum). Otras composiciones extensas como ‘Baby Birch’ tardan en arrancar pero hacen que valga la pena la espera. Temas como ‘Esme’ requieren su tiempo para ir asimilando los sutiles cambios melódicos, ya que puede resultar monótono en primer término cuando no se presta una especial atención. No obstante, el momento cumbre de ‘In California’ acaba repitiendo demasiado la misma melodía vocal y la percusión de los últimos minutos debería haber aparecido mucho antes para haber logrado un mejor resultado. Siguiendo en unos parámetros similares, cerca de su mitad es cuando despega ‘Go Long’ mediante una sección algo más sombría pero muy evocadora. Similares intenciones poseen ‘Ribbon Bows’ y ‘Occident’, en las cuales la espera también tiene su premio aproximadamente a partir de los cuatro minutos, cuando el ritmo enardece el componente melódico y se obtiene un estupendo resultado.
Ya no hay miedo de introducir ritmos en algunos temas, lo cual permite que ‘Good Intentions Paving Company’ tenga un papel diversificador necesario para que el álbum no suene monótono. Lo mejor llega en su coda instrumental, una especie de crescendo inesperado donde los músicos se sumergen en un sonido cercano al jazz. El homenaje con tintes de jazz de ‘You And Me, Bess’ (probablemente referido a Porgy & Bess) no esconde el agradecimiento de Joanna a esa música que le habrá acompañado desde bien pequeña y de la cual habrá adquirido meritorias influencias. Por otro lado, la única canción breve que encontraremos en este álbum es ‘On A Good Day’, cuyas sutiles melodías cuesta captar al principio porque antes de dos minutos ya se ha acabado todo, pero consiguientes escuchas permiten que afloren y encandilen al oyente.
Así pues, este triple álbum confirmaba a Joanna Newsom como un nombre de interés a seguir en el nuevo milenio, solo quedaba confirmar si todo esto era una evolución pendiente de continuidad, lo cual quedaría corroborado en Divers. Las comparaciones que se han hecho con Kate Bush son ciertamente irrisorias porque muy poco tienen que ver la una con la otra, pero el tener ambas una voz tan fina lleva fácilmente a ese símil sin mayor sustento. En todo caso, el tipo de composición tan particular de Newsom hacía albergar esperanzas de un progreso suficiente como para llegar a la excelencia. Y no defraudaría a nadie.
2020
DIVERS
Año de publicación: 2015
Puntuación:
1) Anecdotes; 2) Sapokanikan; 3) Leaving The City; 4) Goose Eggs;
5) Waltz Of The 101st Lightborne; 6) The Things I Say; 7) Divers; 8) Same Old Man;
9) You Will Not Take My Heart Alive; 10) A Pin-Light Bent; 11) Time, As A Symptom.
2020
Llegamos aquí a lo que tod@s (o quizá casi nadie) estaban esperando: la gran obra de madurez y originalidad de Joanna Newsom. Ya no hay problema para incluir los músicos de acompañamiento que se refuten necesarios y ella toca cualquier tipo de teclado además del harpa y el piano habituales. Lo más chocante llega en las labores de producción, ya que como ingeniero de sonido (o al menos uno de ellos) aparece alguien tan alejado de este tipo de música como Steve Albini, el mismo que cobró notoriedad como productor de Nirvana, PJ Harvey o del debut de los Pixies. Es decir, lo anterior de Albini había sido todo cataratas de energía rockera en contraposición total con la angelical música de este álbum.
Como ocurre siempre con esta artista, se ha de tener paciencia hasta que en las composiciones afloran los detalles de interés. Lo mejor de ‘Anecdotes’ llega precisamente en el último minuto, cuando la preciosa instrumentación se coloca en primer plano. Anteriormente, debemos esperar a cada final de estribillo para poder escuchar la habilidad de Joanna de modular su voz para crear ganchos melódicos de la nada (“While the dew lay down and dried”). No siempre es así, porque también hay ocasiones en que engancha desde el principio, aunque no sea el caso habitual. La introducción de clavecín de ‘Goose Eggs’ ya nos anuncia que estamos ante una de las mejores composiciones del álbum, tanto por las melodías como por los arreglos. Como ocurre muchas veces con Newsom, cuando menos lo esperamos aflora un memorable estribillo (“Who never find their peace / Whether north, or south, or west, or east”) que condensa toda la emoción posible, recogiendo la mejor tradición de Kate Bush. En ‘Leaving The City’, primero vuelve a sacar emoción casi de la nada con esa emotiva manera de cantar “I believe in you / Do you believe in me?”. Posteriormente, recordando la mano de Albini en la producción, puede decirse que aflora algo de espíritu rockero en ese alargado estribillo con entonación enérgica: “The bridle bends in idle hands and slows your canter to a trot”. Sin respiro para recuperarnos de tanta gloria musical seguida, llega a continuación ‘Waltz Of The 101st Lightborne’ con otra explosión de emotividad que llega a través de su glorioso estribillo: “As the day is long / So the well runs dry / And we came to see time is taller than space is wide”. Más adelante encontraremos ‘You Will Not Take My Heart Alive’, donde nuevamente se conjugan unas memorables estrofas con esa emotiva manera de cantar el título.
Otros temas como ‘Sapokanikan’, ‘The Things I Say’ y la canción que da título al álbum no llegan a la gloria melódica de los mejores temas aquí contenidos, pero aun así son notables ejemplos de cómo lograr conjugar melodía y recitación gracias a esa técnica de canto tan elaborada y al mismo tiempo tan natural. El único tema que puede denominarse como discreto es ‘A Pin-Light Bent’, que suena más a lo que Newsom había hecho en sus inicios. Encontraremos en este álbum una única composición no original de Joanna, la canción tradicional ‘Same Old Man’ que esta artista hace suya, extrayendo lo mejor como haría cualquier grupo competente de folk.
El broche final a esta grandísima obra llega con el crescendo de ‘Time, As A Symptom’, todo un ejemplo de buen hacer en la producción. Iniciada como una tranquila pieza de piano con algún que otro instrumento eventual, a partir de los tres minutos la orquesta comienza a tomar protagonismo y a elevar el tono. En el clímax de la canción entrará también la batería, pero lo más chocante de todo es escuchar de fondo el trino de unos pájaros. Es una manera impactante de acabar el álbum, que de momento es lo último que ha grabado en el estudio. Vista la evolución que ha seguido su trayectoria, es de esperar que continúe con su carrera musical y queda por ver si en Divers ha conseguido en realidad su mejor obra o quedan mayores sorpresas por llegar.