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JEFFERSON AIRPLANE

TAKES OFF

Año de publicación: 1966

1) Blues From An Airplane; 2) Let Me In; 3) Bringing Me Down; 4) It's No Secret;

5) Tobacco Road; 6) Come Up The Years; 7) Run Around; 8) Let's Get Together;

9) Don't Slip Away; 10) Chauffeur Blues; 11) And I Like It.

Puntuación:

Puntuación:

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Los comienzos de una de las bandas más carismáticas de la era psicodélica fue de todo menos psicodélica. Además, en este debut todavía no estaba Grace Slick y el rol de cantante femenina lo realiza la desconocida Signe Toly Anderson con muy buen resultado. Evidentemente, no podía igualarse con Slick, pero tiene una envidiable voz de amplia gama de registros, por lo que es una lástima que no hubiera seguido en la primera línea musical. El batería en este debut fue el lunático de Skip Spence, quien pronto se iría a fundar los Moby Grape como guitarrista. El resto de miembros eran los constantes guitarristas Jorma Kaukonen y Paul Kantner, mientras que en el bajo estaría el intachable Jack Casady. En el libreto podemos leer la opinión de Marty Balin sobre sus compañeros en esa época, haciéndonos intuir al mismo tiempo cuáles fueron los orígenes de la banda. A algunos, como a Spence y Kantner los eligió por su imagen, cuando Spence ni siquiera había llegado a tocar una batería nunca. Queda claro que Balin era el líder de la banda, no solo por ser el cantante principal sino también porque es el coautor de la mayoría de temas del disco.

 

En cuanto al contenido musical, les ocurre algo similar a Love en el debut, ya que temas como ‘Blues From An Airplane’ inciden en ese folk-rock derivado de The Byrds, pero en este caso con un tono mucho más oscuro como elemento diferenciador. No obstante, en esa canción sus melodías son muy discretas, una baja inspiración que repiten en ‘It's No Secret’ y ‘And I Like It’, pero es que tampoco podían brillar cuando se estaban dedicando a seguir los pasos de otros para intentar encontrar su voz propia. De todas maneras, hemos comenzado citando lo más discreto cuando el grueso del álbum es de un nivel muy bueno siendo un debut, para disfrutarlo casi por completo. Dentro de ese mismo estilo general de folk-rock oscuro, varios de los temas aprovechan también la complementariedad de las voces masculina y femenina de los cantantes principales, como es el caso de ‘Bringing Me Down’, ‘Run Around’ o ‘Come Up The Years’.

 

En este debut encontramos hasta tres versiones de composiciones ajenas, todas ellas adaptadas al mismo estilo ya definido anteriormente. Tanto ‘Tobacco Road’ como ‘Chauffeur Blues’, esta última cantada por Anderson con brío, dejan claro que la banda sabía actualizar el sonido de canciones antiguas. La versión de ‘Let's Get Together’ (originalmente titulada ‘Get Together’) no está mal pero no sería hasta el año siguiente que saliera la versión definitiva por parte de The Youngbloods, quienes supieron extraer toda la grandeza de este tema.

 

La inseguridad que transmite la voz de Kantner como cantante es en realidad uno más de los encantos de la más aguerrida ‘Let Me In’, cuyos acordes principales (los que suenan repetidas veces, como a los cuarenta segundos) seguro que agradaron a The Doors de tal manera que los repitieron en su ‘Ship Of Fools’. El solo de guitarra no está nada mal, posee mucha energía, pero todavía no llega la grandeza de otros mejores en los próximos años. Mucho mejor todavía es ‘Don't Slip Away’, donde las memorables melodías vocales se complementan con un pegadizo ritmo y una afilada guitarra que completa la pintura de lo que es la primera joya del catálogo de Jefferson Airplane.

 

En la reedición en CD encontramos el repertorio repetido porque se incluye la versión mono, la cual ofrece el aliciente de poder escuchar el bajo de Casady de manera más prominente respecto al resto de instrumentos. Todo un plus, ya que era el mejor músico de la banda con diferencia. Este álbum puede decepcionar a quienes vayan buscando psicodelia, pero quien se fije que estamos todavía en 1966 y los únicos que habían descubierto ese camino en Estados Unidos eran los Byrds, puede deducir que los Jefferson Airplane harían lo mismo para su siguiente entrega. Por lo demás, un recomendable disco que, por ejemplo, mejora otro debut similar de su mismo año como fue el ya citado de Love.

SURREALISTIC PILLOW

Año de publicación: 1967

Puntuación:

1) She Has Funny Cars; 2) Somebody To Love; 3) My Best Friend; 4) Today;

5) Comin' Back To Me; 6) 3/5 Of A Mile In 10 Seconds; 7) D.C.B.A.-25; 8) How Do You Feel; 9) Embryonic Journey; 10) White Rabbit; 11) Plastic Fantastic Lover.

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Llegaban muy pronto importantes cambios en el grupo para conformar lo que sería la formación clásica de Jefferson Airplane. Como ya se dijo, Skip Spence no quería tocar la batería y se fue para formar otra de las bandas punteras de la psicodelia de San Francisco: Moby Grape. Su puesto en la batería fue cubierto por Spencer Dryden. Mayor relevancia todavía tuvo la sustitución de la cantante original por la inolvidable Grace Slick, quien venía de otra banda menor y aquí tampoco es que le otorguen un papel principal, que el micrófono era propiedad de Balin. Pero Grace se trajo con ella las dos canciones que se convertirán en el emblema y en las más recordadas de la banda: ‘Somebody To Love’ y ‘White Rabbit’. Aun así, con solo estos dos temas donde puede adoptar el rol de cantante solista, Slick se convierte en la estrella de Jefferson Airplane y en símbolo de una década. Cabe señalar además que cuentan con la participación eventual de Jerry Garcia (Grateful Dead) en algunos temas.

 

Musicalmente, este álbum no rompe todavía con su pasado reciente, aunque es evidente que presenta múltiples diferencias y es un verdadero salto estilístico. El folk-rock oscuro de su debut no ha desaparecido por completo y aquí lo volvemos a encontrar en ‘How Do You Feel’, aunque ya sin la frescura de entonces, y con mejor resultado en ‘D.C.B.A.-25’. También sigue esos parámetros el instrumental ‘Embryonic Journey’, cuyo título induce a pensar en más psicodelia pero se trata de una discreta pieza acústica que se olvida rápidamente y que revela como síntoma que los desarrollos instrumentales no eran el fuerte de Jefferson Airplane, aunque todavía no hemos llegado a las rayadas que se pegaban en las jams, sobre todo en directo. Menos mal que esta dura muy poco, apenas llega a los dos minutos. Por otro lado, ‘My Best Friend’ es una calmada canción pop escrita por Skip Spence que no pinta nada aquí, ni por estilo ni por calidad ni por su autor, que ya no estaba en la banda.

 

La complementación perfecta de las voces de Balin y Slick queda bien definida de entrada en ‘She Has Funny Cars’, más pop y de aires psicodélicos que la dotan de un poderío excepcional. Mediante la delicada balada ‘Today’ demuestran un dominio de las melodías necesario para no caer en la emotividad facilona y falsa. En el polo opuesto se sitúa ‘Comin' Back To Me’, cuya falta de melodías al menos es compensada por una ambientación entre onírica y oscura, muy al estilo de lo que había comenzado a hacer Crosby en The Byrds.

 

No pueden faltar trallazos de rock psicodélico, por cierto muy similares en su propuesta, como son ‘3/5 Of A Mile In 10 Seconds’ y ‘Somebody To Love’, la segunda con una inolvidable parte vocal de Slick, que es la verdadera protagonista con una voz enérgica, potente y segura. La coda de guitarra eléctrica es también para recordar. Como curiosidad, este tema ya había sido grabado por el grupo del cual provenía Grace y era una composición de su cuñado Darby Slick. ‘Plastic Fantastic Lover’ es más pausada en su naturaleza pero les sirve para desplegar una elaborada estructura donde juegan con la tensión musical de una manera asombrosa, demostrando una compenetración y cohesión como músicos que revierte en otra sensacional canción. En ella participa Jerry Garcia, todo un plus para conseguir una gran interpretación.

 

El himno de la psicodelia ‘White Rabbit’ es el bautismo de fuego de Grace Slick como cantante, también como compositora, confirmándola como la mejor cantante femenina de rock del momento (y por qué no, de la historia). Simultáneamente, el ritmo marcial y el magistral bajo de Casady crean el entramado musical perfecto para que se desarrolle un sensacional crescendo que finaliza con Grace en estado de gracia cantando “Remember what the dormouse said / Feed your head / Feed your head”, en lo que es la apoteosis total y el final del tema. Esta canción quedó también perfecta en la escena de Platoon (1986) donde los soldados tomaban sustancias psicotrópicas.

 

Se consagraban así los Jefferson Airplane como uno de los referentes del incipiente movimiento psicodélico, así como del flower-power californiano, por lo que quedaba bien claro cuál debía ser el camino a seguir.

 

AFTER BATHING AT BAXTER'S

Año de publicación: 1967

Puntuación:

1) The Ballad Of You And Me And Pooneil; 2) A Small Package Of Value Will Come To You, Shortly; 3) Young Girl Sunday Blues; 4) Martha; 5) Wild Tyme (H);

6) The Last Wall Of The Castle; 7) Rejoyce; 8) Watch Her Ride; 9) Spare Chaynge;

10) Two Heads; 11) Won't You Try; 12) Saturday Afternoon.

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Tan solo medio año había transcurrido desde el éxito de Surrealistic Pillow y Jefferson Airplane publicó su continuación, manteniendo la misma línea que tan buen resultado les había proporcionado, así como su formación clásica. Se observa que las canciones vienen agrupadas en conjuntos de dos o tres bajo un subtítulo determinado, pero tampoco significan nada importante.

 

Comenzar el disco mediante la pegadiza parte vocal (incluidas memorables armonías de Grace) de ‘The Ballad Of You And Me And Pooneil’ ya transmite una sensación de que el álbum anterior no había sido flor de un día, aunque tampoco volverían a repetir un álbum tan consistente. Se conservan rescoldos de los inicios, puesto que los restos de folk-rock que aún perviven en la banda se dejan translucir en piezas como ‘Martha’, pero sin perder ese tono sombrío que les separaba de otros grupos. También podría parecer extraída de sus comienzos ‘Wild Tyme (H)’, ya que suena algo amateur como para tener relevancia. Pero ciertamente podrían haber permanecido en ese estilo inicial antes que lanzarse hacia sonidos atonales que en su momento seguramente serían lo más guay y moderno que se podía encontrar, pero hoy día solo queda como un ejemplo de los excesos musicales de la época. También dejaba meridianamente claro que Jefferson Airplane no era la opción más idónea para extenderse en una jam. ‘Spare Chaynge’ es un verdadero suplicio de casi diez minutos.

 

El frenesí y el poderío que transmite ‘The Last Wall Of The Castle’ la convierten en uno de los grandes temas de la banda, pues aquí consiguen unas partes de guitarra a la altura de los líderes del movimiento musical de San Francisco en que se habían convertido. Y es que Jefferson Airplane no eran precisamente infalibles, como demuestra el hecho de que ‘Watch Her Ride’ emplea los mismos ingredientes del citado tema pero el resultado es la mitad de bueno. El bajo de Casady es el protagonista de ‘Young Girl Sunday Blues’, ayudando a mantener un fantástico ritmo y una estructura donde la voz de Slick se mantiene más comedida de lo deseable.

 

En cuanto a Grace Slick, ella toma el protagonismo en la evocadora ‘Rejoyce’, engrandeciéndola con una notable interpretación. Es en cierta manera la continuación de ‘White Rabbit’, pero sin la percusión marcial que la hubiera convertido en una mera imitación. En cambio, en ‘Rejoyce’ juegan con la estructura y la adición de sonidos y efectos, logrando un pequeño himno psicodélico. Esa magia de Slick para insuflar vida a canciones que de otra manera pasarían desapercibidas vuelve a relucir en ‘Two Heads’, de ritmo algo atascado pero con una interesante orientación psicodélica.

 

Las dos últimas canciones, ‘Won't You Try’ y ‘Saturday Afternoon’, suelen tomarse como un único bloque, incluso en los conciertos en directo. ‘Won't You Try’ sería como una primera parte que luego se retomará durante ‘Saturday Afternoon’, mientras que esta última baja el ritmo de manera innecesaria. Es decir, hubiera quedado mejor si se hubiera mantenido el impulso iniciado en ‘Won't You Try’. Pero bueno, esta banda no se ha caracterizado por tomar buenas decisiones durante su carrera, por desgracia.

 

Nos queda así un álbum salvable pero bastante irregular debido a los desfases sonoros en los que habían incurrido. Desafortunadamente, esos excesos formarán parte casi indisoluble a partir de ahora de los álbumes de Jefferson Airplane, algo por otra parte muy extendido en las bandas psicodélicas de San Francisco (Quicksilver Messenger Service, Grateful Dead…). Así que tampoco le echemos las culpas a estos valientes chicos.

1) Lather; 2) In Time; 3) Triad; 4) Star Track; 5) Share A Little Joke; 6) Chushingura;

7) If You Feel; 8) Crown Of Creation; 9) Ice Cream Phoenix; 10) Greasy Heart;

11) The House At Pooneil Corners.

Puntuación:

Año de publicación: 1968

CROWN OF CREATION

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Seguimos en la época del apogeo de la psicodelia y la experiencia debía suponer ya un grado a estas alturas para un grupo que lideraba el movimiento en Estados Unidos. Ya no hay un liderazgo claro y todos se reparten las tareas compositivas más o menos por igual salvo Casady, que lo suyo es tocar magistralmente el bajo y eso no le deja tiempo para componer con garantías.

 

Aunque este álbum esté considerado uno de los más psicodélicos de Jefferson Airplane, lo cierto es que su comienzo es bastante relajado para la energía que se espera de la psicodelia, como si hubieran querido juntar lo más tranquilo al principio. Para empezar, la balada psicodélica ‘Lather’ nos deja una sensacional interpretación vocal de Grace, toda una demostración de dominio de la voz. Una lástima que los efectos sonoros, incluido ese ridículo solo a la mitad que estará hecho con la boca, deshacen el efecto mágico de la voz de Grace. Seguramente era lo más molón que había entonces, pero años después queda como otra demostración de los excesos sonoros que, con la excusa de la psicodelia, destrozaban las canciones o directamente dejaban abominaciones como ‘Chushingura’. A continuación llega ‘In Time’, cuya parte principal es también en forma de balada acústica psicodélica pero hacia la mitad se lanzan a ejecutar una parte instrumental donde aflora una guitarra eléctrica lisérgica, lo cual crea un contraste muy bien secuenciado. Y bueno, la tercera canción relajada es la controvertida ‘Triad’, uno de los motivos de la salida de David Crosby de los Byrds y que este donó a Jefferson Airplane para que la dulce voz de Slick suavizara su letra sexual. Crosby incluso aparece acreditado en este álbum como guitarrista, aunque no se especifica dónde participó.

 

A partir de ‘Star Track’ ya no nos desviaremos del rock psicodélico, sin apenas fisuras como la citada ‘Chushingura’, con temas de buen nivel cualitativo en general, si acaso descontando ‘Share A Little Joke’ por no acabar de concretarse en su desarrollo. Precisamente en ‘Star Track’ podemos disfrutar de un fibroso solo de guitarra de Kaukonen, que para algo es su autor, aunque más potente todavía parece el solo de guitarra de ‘If You Feel’, un tema de Balin. La otra composición de Kaukonen, ‘Ice Cream Phoenix’, es bastante diferente al recordar más bien el estilo de los inicios de la banda. La canción que da título al álbum, escrita por Kantner, es todo un himno de la psicodelia y contiene algunos de los mejores ingredientes de la banda: una impresionante parte de bajo de Casady, guitarra esquizoide y una apocalíptica parte vocal coral. En cualquier caso, no es un tema de los que enganchen a la primera, pero crece con el tiempo y es el mejor del disco.

 

Por otro lado, el título de ‘The House At Pooneil Corners’ remite directamente a ‘The Ballad Of You And Me And Pooneil’ y la verdad es que se les nota cierta conexión en la entonación vocal, aunque en esta ocasión el ritmo es completamente diferente, lento pero muy sombrío y amenazante, con ciertos aires orientales, como si fuera una versión diabólica de ‘Set The Controls For The Heart Of The Sun’ de Pink Floyd.

 

Al final, lo que nos queda es un álbum de rock psicodélico muy consistente al que solo le hubiera faltado disponer de algunas composiciones memorables más para colocarse a la altura de Surrealistic Pillow. La gente lo entendió así y lo convirtió en el segundo álbum de Jefferson Airplane en llegar más alto en las listas de ventas de su país. Y es que resulta todo un acierto para quien disfrute de ese estilo musical.

BLESS ITS POINTED LITTLE HEAD

Año de publicación: 1969

Puntuación:

1) Clergy; 2) 3/5 Of A Mile In Ten Seconds; 3) Somebody To Love; 4) Fat Angel;

5) Rock Me Baby; 6) The Other Side Of This Life; 7) It's No Secret;

8) Plastic Fantastic Lover; 9) Turn Out The Lights; 10) Bear Melt.

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Tal como ocurría con la mayoría de bandas psicodélicas de San Francisco, al menos con las más relevantes, los conciertos siempre incluían largos desarrollos instrumentales que sirvieran de herramienta para los viajes mentales de l@s oyentes. Por ello, siempre había una obsesión por intentar plasmar esa experiencia en un disco. Lo que hemos podido descubrir gracias a esas grabaciones es que tal experiencia era más bien una excusa para colocarse y dejarse llevar, para lo cual el mismo efecto produce escuchar una jam de Jefferson Airplane que un concierto de cuencos tibetanos. Este álbum recoge una selección de varios conciertos realizados tanto en el Fillmore East como en el Fillmore West, durante los meses de octubre y noviembre de 1968. La banda está en su momento álgido y son una de las referencias del movimiento psicodélico, pero en directo no están al nivel que se debería esperar de ellos, revelando las carencias técnicas de sus miembros (salvo Casady, por supuesto).

 

Haciendo un repaso del repertorio, podemos comprobar cómo más de la mitad de los títulos son inéditos, aunque en realidad las novedades no son tantas, puesto que por ejemplo ‘Clergy’ es únicamente la introducción/presentación del concierto. Lo que no se entiende es que dure un minuto y medio cuando podrían haberlo reducido a algo más breve. Se incluyen varias versiones que están entre lo mejor del álbum salvo en el caso de ‘Fat Angel’ de Donovan, pues en ella demuestran las carencias y puntos débiles que tenían y que nunca superaron, ya que en sus más de siete minutos no hacen nada que no pudiera hacer igual cualquier grupo amateur de la época. Un sonido muy débil, caótico a veces y sin ningún orden ni nada original que sirva de aliciente para algo que no sea escucharla una vez y enterrarla para siempre. Peor todavía es cuando se lanzan temerariamente a realizar una bochornosa improvisación en ‘Bear Melt’, sin melodías, repleta de atonalidades, trivialidades y unos solos de guitarra absolutamente vacuos. Deberían tomar nota de la versión de un tema de Fred Neil (aquel que luego escribió el tema que dio la fama a Nilsson: ‘Everybody's Talkin'’) titulado ‘The Other Side Of This Life’, pues se pueden apreciar en él un propósito, una estructura concreta y melodías apreciables, donde se incluye una parte vocal marca de la casa con esa manera de cantar donde parece que Balin y Slick van cada uno a su aire pero en conjunto consiguen un efecto especial. También alcanzan altas cotas interpretativas en el blues tradicional ‘Rock Me Baby’, seguramente muy del gusto de Casady y Kaukonen (fundarían juntos la banda de blues Hot Tuna) y donde las guitarras y la ominosa sección rítmica actualizan de forma original esta tonada.

 

Respecto a los temas conocidos, nos llevaremos más decepciones que alegrías. Desprendido de todo sabor psicodélico y modificada su marcialidad original, ‘Somebody To Love’ queda como un rock interesante pero sin la magia que poseía en Surrealistic Pillow. La voz de Slick es lo mejor sin duda, pero poco más puede hacer si sus acompañantes no están igual de inspirados. Más conseguida todavía suena ‘Plastic Fantastic Lover’, la mejor interpretación de todo el disco, ya que cuando la guitarra suena firme y segura en su implementación, creando pasajes novedosos, es cuando de verdad hacen honor a la leyenda que se han labrado. Sorprendentemente (o no), los otros dos temas suenan bastante amateur en su implementación en directo, tal cual es el caso de ‘3/5 Of A Mile In Ten Seconds’ y ‘It's No Secret’, dando la sensación de que se trata de un grupo imitador donde se han añadido los cantantes verdaderos de Jefferson Airplane, puesto que son ellos el único elemento diferenciador. Eso sí, la recta final de ‘It's No Secret’ tiene mucha fuerza y compensa de alguna manera la indiferencia anterior.

 

Lo más triste de todo es que, viendo y escuchando los documentos que reflejan otras actuaciones de la banda en esta época, queda claro que los directos no eran lo suyo y cualitativamente no estaban a la altura de su producción en el estudio. El éxito de sus directos sería presencial, ya que tenían un carisma especial sobre el escenario, pero cuando un@ está sentado plácidamente en su sofá y comienza a escuchar un concierto suyo, lo único que puede valorar es la música y en ese aspecto las deficiencias son más que evidentes. Se aconseja evitar este álbum por ser una pérdida de tiempo.

 

VOLUNTEERS

Año de publicación: 1969

Puntuación:

1) We Can Be Together; 2) Good Shepherd; 3) The Farm; 4) Hey Fredrick;

5) Turn My Life Down; 6) Wooden Ships; 7) Eskimo Blue Day;

8) A Song For All Seasons; 9) Meadowlands; 10) Volunteers.

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Habiendo asumido el rol de exitosa banda de rock, los Jefferson Airplane pasaron a la loable tarea de aprovechar ese éxito para agitar conciencias y politizar su mensaje, en vez de dedicarse a disfrutar plácidamente de su condición de millonarios. 1969 era un año muy difícil en Estados Unidos porque acababa de ganar las elecciones Richard Nixon y eso significaba que la guerra de Vietnam iba a recrudecerse a base de enviar más soldados y en peores condiciones. Ya se sabe que cuando hay mucho dinero por medio, en este caso a favor del sector armamentístico, las vidas humanas no cuentan. Aquel dilema planteado, creo que por Balzac, de una persona que recibiría un pago millonario si enviaba un paquete a China pero sabiendo de antemano que el envío del paquete significaría la muerte de algún ciudadano chino, no es aplicable en muchos casos porque no existe tal dilema, está clara la decisión a tomar cuando las personas son reducidas a números.

 

Respecto al apartado musical, en primer lugar ha de señalarse que ese enfoque más centrado en el mensaje (que tampoco lo es tanto como cabría esperar) repercute en una menor atención a la envoltura musical, como suele ocurrir en estos casos. En segundo lugar, como ocurrió con todos los grupos psicodélicos, para 1969 se estaban desprendiendo de esa moda y dirigiendo la vista hacia estilos más tradicionales, con la intención de actualizarlos. Aquí, Jefferson Airplane quedan en evidencia porque sin la psicodelia no saben hacia dónde dirigirse. Como recurso sencillo, se lanzan a tocar algo de country pero sin resultados reseñables. ‘The Farm’ sirve para rellenar espacio de forma agradable, pero el bochornoso country de ‘A Song For All Seasons’ es una metedura de pata total. Todavía menos se entiende la aberración de ‘Turn My Life Down’, que parece el intento de hacer al mismo tiempo blues, psicodelia, country, balada, góspel y quién sabe qué más, quedando como resultado un batiburrillo intolerable. Más extravagante resulta la tonada rusa ‘Meadowlands’, en la cual parece que estén emulando a los grupos alemanes de sintetizadores, como si se estuvieran postulando para grabar la banda sonora de una película de Andréi Tarkovski.

 

La falta de inspiración aflora visiblemente en dos de las canciones más recordadas de este disco. ‘We Can Be Together’ repite exactamente los mismos acordes de ‘Volunteers’, así que, ¿cuál de los dos debería llevarse el mérito de proponerlos? Parece que Kantner, su autor, no estaba muy inspirado a la hora de componer. Si nos atenemos a las estrofas y estribillos, sale ganadora por mayoría la segunda (quizá entre ahí la ayuda de Balin en la composición), ya que el estribillo de ‘We Can Be Together’ es de lo más simple que podían hacer. Otra ventaja de ‘Volunteers’ es su brevedad, condensando en solo dos minutos toda la energía necesaria para llamar a los voluntarios de América no a irse al matadero de Vietnam, sino a promulgar una revolución que obligara a los gobernantes a mirar por el bien de sus ciudadanos en vez del bien de la industria armamentística. Como les debía costar lo suyo aunar mensaje y melodías originales, para enviar el mensaje antibelicista la mejor opción era recurrir a quien estuviera inspirado, de ahí que realicen una versión de ‘Wooden Ships’, que ya había sido estrenada por Crosby, Stills & Nash en su LP de debut. Los compositores son los dos primeros más Kantner, quien participó en la escritura de la letra, de ahí que la versión de aquellos es todavía mejor, aunque sería motivo de discusión señalar quienes cantan mejor el estribillo, ya que en eso los Jefferson Airplane saben imprimir mucha emoción.

 

Lo mejor de ‘Hey Fredrick’ es su extensa jam que abarca más de la mitad de sus más de ocho minutos (donde podemos escuchar la fascinante parte de piano del gran Nicky Hopkins, todo un lujo), sin olvidar que la interpretación vocal de su autora, Grace Slick, nunca puede defraudar. Mejor sensación incluso deja ‘Eskimo Blue Day’, donde vuelven a brillar Grace y el juego de guitarras. Por otro lado, la calidez de ‘Good Shepherd’ se sustenta en una preciosa parte vocal cuyo encanto se rompe cuando entra el afilado solo de guitarra. A la postre, este irregular y mediocre álbum constataba el poco futuro que se preveía a la banda si no sabía adaptarse a los nuevos tiempos que dejaban finiquitados los años de la psicodelia. El folk-rock que habían desarrollado en sus comienzos quedaba ya bien lejos y el blues-rock parecía la opción más llevadera, que es precisamente lo que harán Kaukonen y Casady formando la banda paralela Hot Tuna mientras el nombre de Jefferson Airplane se quedaba en estado momentáneo de hibernación.

BARK

Año de publicación: 1971

Puntuación:

1) When The Earth Moves Again; 2) Feel So Good; 3) Crazy Miranda; 4) Pretty As You Feel; 5) Wild Turkey; 6) Law Man; 7) Rock And Roll Island; 8) Third Week In The Chelsea;

9) Never Argue With A German If You're Tired Or European Song; 10) Thunk;

11) War Movie.

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La salida de Marty Balin de la formación, cuando ya estaban todos juntos de nuevo en el estudio de grabación, debió suponer un cisma dentro de la banda. No tanto en la parte creativa, donde había ido quedando desplazado como líder en el transcurso de los años, sino en la parte emocional-espiritual, como fundador y fuerza impulsora de su evolución. También se sustituyó al batería, pero el impacto seguro que fue mucho menor. A cambio, para intentar refrescar el sonido de alguna manera, llegó como nuevo miembro el violinista Papa John Creach, cuya participación se limita de momento a unos pocos temas. De todas maneras, con los cuatro miembros relevantes divididos en dos proyectos paralelos (Kantner y Slick con Jefferson Starship y una hija por medio entre ambos; y Kaukonen y Casady con Hot Tuna), la implicación que tienen en el presente álbum dista de ser la correcta y eso se refleja en el resultado final.

 

El honor de abrir el disco le llega de nuevo a Kantner mediante ‘When The Earth Moves Again’, una malograda canción donde parece que todos estén cantando por obligación sin poner el alma en lo que están haciendo, lo cual repercute negativamente junto a un estribillo poco inspirado y que parece una reescritura del de ‘We Can Be Together’. De manera similar, el comienzo de ‘Feel So Good’ es muy esperanzador pero luego la canción se va desinflando al repetir las mismas ideas continuamente. Y es que algunas ideas son realmente indecorosas, como podría ser la composición de Kaukonen ‘Third Week In The Chelsea’, una olvidable pieza de pop acústico enfilado hacia el sonido folk, un género totalmente alejado de lo que representaba la banda. En todo caso, ojalá hubieran escogido el folk-rock desplegado en sus inicios, que es lo que realizan en ‘War Movie’ pero sin el tono tétrico del álbum de debut, aunque al menos el resultado es interesante.

 

El instrumental ‘Wild Turkey’ es una mera excusa para que Kaukonen practique la distorsión de su guitarra, pero tampoco tiene nada de especial y su habilidad como guitarrista no puede colocarse a la altura de los grandes nombres en este instrumento. Que el violín suene por momentos como si fuera una guitarra eléctrica tampoco era entonces ninguna novedad en el panorama musical. En ‘Pretty As You Feel’ participa Carlos Santana junto a uno de sus percusionistas para que este tema parezca más de Santana que de Jefferson Airplane, aunque es tan flojo que en realidad es una lástima que se haya desaprovechado así tal ayuda. Eran tan generosos en el seno de la banda que al nuevo batería le dejan aportar una canción, la lamentable ‘Thunk’, que no se sabe ni lo que pinta en un disco de Jefferson Airplane. Ni siquiera qué ha pretendido con ella; quizá emular a los Platters sin tener capacidad real para ello.

 

La única canción donde se aúna emoción y melodías memorables es ‘Law Man’, gracias sobre todo a la siempre impecable interpretación de Slick, su autora. Y es que la falta de emoción o, cuando menos, convicción en lo que se interpreta, es una de las mayores pegas que se le puede poner a este álbum. Por eso un tema como ‘Rock And Roll Island’ es todo un soplo de aire fresco, ya que a través de su dinámico ritmo y el canto a dúo repleto de alternancias y armonías transmite el mismo entusiasmo que poseían unos años antes. Aparte de la gran ‘Law Man’, hay dos canciones más compuestas por Grace Slick, una de ellas la interesante ‘Crazy Miranda’, que es como una segunda parte de ‘Lather’ pero más rítmica y donde solo falla el repetitivo intermedio instrumental central. La otra representa simplemente las ganas de cantar algo en alemán que le llevaron a componer el batiburrillo de ‘Never Argue With A German If You're Tired Or European Song’.

 

En resumen, con las mentes de los miembros de Jefferson Airplane pendientes de otros proyectos, este álbum parece un mero trámite para mantener vivo el nombre de la banda. Pero flaco favor se le hace cuando no son capaces de adaptarse apropiadamente al nuevo panorama musical, alejado definitivamente de la psicodelia que les encumbró, sin propuestas originales que les mantengan en una posición relevante. Por tanto, si aunamos todos los factores musicales y extramusicales, poca vida se le presumía ya a este grupo.

LONG JOHN SILVER

Año de publicación: 1972

Puntuación:

1) Long John Silver; 2) Aerie (Gang Of Eagles); 3) Twilight Double Leader; 4) Milk Train;

5) The Son Of Jesus; 6) Easter?; 7) Trial By Fire; 8) Alexander The Medium;

9) Eat Starch Mom.

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Llegamos aquí a la crónica de una muerte anunciada, vista la trayectoria descendente que habían tomado en los últimos años y la proliferación de proyectos paralelos que disminuían exponencialmente el compromiso y el interés en mantener un proyecto cuyo ciclo de vida había sido tan fugaz como el movimiento psicodélico del que fueron abanderados. Pero, sorprendentemente, encontramos un disco bastante más sólido de lo que pudiera preverse a priori, un canto de cisne más apropiado a lo que debía ser la despedida de un grupo que había alcanzado tanta notoriedad.

 

A Grace Slick le dejan cantar, en proporción, más canciones que nunca y no desaprovecha la ocasión para dejar una última joya para el catálogo de la banda: ‘Aerie (Gang Of Eagles)’. Como cantante es una de sus mejores interpretaciones, llegando a registros inalcanzables para much@s cantantes al alargar las notas de manera increíble. Las guitarras distorsionadas que le van acompañando son también uno de los puntos fuertes de la canción, toda una delicatesen para los oídos. Pero no siempre acierta Grace, ya que no tendría muchas ganas de dedicar tiempo a componer cuando ‘Aerie’ vuelve a reescribirla más adelante bajo el nombre de ‘Easter?’, pero ya con la mitad de frescura y gracia. Al menos es un placer siempre escuchar su voz. Los temas que abren y cierran el álbum (‘Long John Silver’ y ‘Eat Starch Mom’) son sendos entretenidos pop-rock de afilada guitarra por parte de Kaukonen, quien se marca unos notables solos con efectos de distorsión mientras Slick sigue demostrando la maestría vocal que ha alcanzado con los años.

 

Resulta hasta gracioso que vuelvan a realizar una reescritura de ‘We Can Be Together’, esta vez bajo el título de ‘Alexander The Medium’, que al menos deja una buena sensación a pesar de sobrepasar los seis minutos de duración, para lo cual añaden una inspirada sección instrumental central. Buena sensación deja también ‘Milk Train’, un animado blues donde el violín de Papa John Creach parece querer imitar el sonido del tren en el comienzo, para luego combatir con la afilada guitarra de Kaukonen por el protagonismo instrumental, ganando el segundo, como no podía ser de otra manera. Por otro lado, ‘Twilight Double Leader’ y ‘The Son Of Jesus’ son canciones de rock post-psicodélico con buen gusto para las voces corales, como en los buenos (y ya viejos) tiempos. La que debería haberse quedado como un instrumental es ‘Trial By Fire’, ya que la parte cantada es bastante mejorable, no solo por la voz de, supuestamente, Kaukonen, sino porque carece de melodía. Así que menos mal que ni siquiera se molestó en cantar un estribillo.

 

Como decíamos al inicio, este álbum fue la despedida con honor de Jefferson Airplane del mundo de la música. A partir de aquí comenzarían a aflorar grabaciones archivadas y conciertos varios, además de las ramificaciones que surgirían como Jefferson Starship y Hot Tuna, así como las carreras en solitario de algunos miembros. Habría que esperar hasta 1989 para que hubiera un retorno formal y oficial de Jefferson Airplane, de esos que no se sabe bien a qué se deben, aparte de la necesidad de hacer caja. De todas maneras, ahí quedaba el legado del grupo y la voz imperecedera de Grace Slick, una de las mejores cantantes que haya dado el rock.

THIRTY SECONDS OVER WINTERLAND

Año de publicación: 1973

Puntuación:

1) Have You Seen The Saucers; 2) Feel So Good; 3) Crown Of Creation;

4) When The Earth Moves Again; 5) Milk Train; 6) Trial By Fire; 7) Twilight Double Leader.

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La última encarnación de Jefferson Airplane, con el violinista Papa John Creach como mayor novedad, publica aquí su epitafio para demostrar que en el escenario ya no eran los chavales inseguros y flipados de unos años antes, sino unos músicos que conocían mejor sus limitaciones (aunque siguen cometiendo errores) y que definitivamente habían pasado página a su pasado reciente. El precedente en directo de Bless Its Pointed Little Head de 1969 no augura buenas sensaciones de cara a escuchar este otro, pero para 1972, año de los conciertos que nutren este álbum, el grupo ya tenía suficiente recorrido para exponer un sonido consistente y profesional. En cualquier caso, once minutos de ‘Feel So Good’ hacen saltar las alarmas. En primer lugar, porque no es precisamente uno de sus mejores temas, y en segundo lugar porque ninguno de los músicos era lo suficientemente virtuoso para hacer un solo memorable. Obviamente podemos exceptuar al bajista Casady de esta última definición, pero tiene su momento y con el bajo tampoco se pueden hacer milagros.

 

El repertorio se nutre básicamente de los dos últimos discos, desechando casi por completo la etapa de Balin. La única canción rescatada de su etapa psicodélica y triunfal es ‘Crown Of Creation’, transformada aquí casi en un blues-rock y solo salvada del convencionalismo por el solo de guitarra esquizoide de Kaukonen. En cuanto a los temas más recientes, las diferencias respecto a los equivalentes de estudio es bien poca, solo aderezadas por la emoción especial del sonido en directo. Como cabía esperar, se echa en falta un mayor protagonismo de Grace Slick, pero también cuentan con la ayuda en los coros de David Freiberg de los Quicksilver Messenger Service.

 

Encontramos una composición entonces inédita de Kantner, ‘Have You Seen The Saucers’, que en directo es toda una delicia, desde su inquietante inicio jugando con las pausas. Enseguida nos ofrece un reconocible riff de guitarra y luego las voces se engarzan en diversas y sensacionales melodías corales que se complementan con notables solos de guitarra y una potente sección rítmica. Otras interpretaciones que cabe destacar son las de ‘Twilight Double Leader’ y ‘When The Earth Moves Again’, sobre todo gracias a los juegos de guitarra entre Kantner y Kaukonen. No se trata, en definitiva, de un álbum esencial ni sirve para descubrir nada relevante, pero vale la pena no perderse ‘Have You Seen The Saucers’ como buen ejemplo de sus últimos años.

EARLY FLIGHT

Año de publicación: 1974

Puntuación:

1) High Flyin' Bird; 2) Runnin' 'Round This World; 3) It's Alright; 4) In The Morning;

5) J.P.P. McStep B. Blues; 6) Go To Her; 7) Up Or Down; 8) Mexico;

9) Have You Seen The Saucers.

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Como epílogo a la carrera de Jefferson Airplane, apareció esta recopilación de rarezas que abarca desde sus inicios en 1966 hasta 1970, es decir, con Marty Balin en la formación. Las tres primeras canciones provienen de las sesiones de grabación de Takes Off, lo cual quiere decir que no está Grace Slick como cantante pero sí el lunático Skip Spence en la batería. Que ‘High Flyin' Bird’ quedara archivada no se entiende bien, pero es una suerte poder recuperarla aquí, ya que es un deslumbrante ejemplo de ese estilo de folk sombrío con el cual deleitaron en su debut, aunque se trata en realidad de una versión, eso sí, adaptada al estilo del grupo. Más vitalista suena ‘It's Alright’, quizá por eso fue descartada, y presenta además un solo de guitarra muy influenciado por The Byrds. Respecto a ‘Runnin' 'Round This World’, fue cara B de single y denota ciertos aires country pero sin perder la personalidad y el carisma que ya poseía el grupo desde el principio.

 

Las siguientes tres canciones pertenecen a las sesiones de grabación de Surrealistic Pillow y en las dos primeras participa Jerry Garcia (Grateful Dead) con su guitarra, pero no curiosamente en ‘Go To Her’, que es la única imbuida de la psicodelia que definía el citado álbum señero y posee una endiablada batalla de guitarras en su intermedio instrumental. El amor de Kaukonen por el blues queda reflejado en el extenso ‘In The Morning’, que puede resultar algo tedioso para quienes no profesen mucha simpatía por ese género, ya que se extiende más allá de seis minutos, pero está muy bien ejecutado de principio a final. Por el contrario, aunque su título parezca decir que se trata de otro tema similar, ‘J.P.P. McStep B. Blues’ es en realidad una jovial composición de Spence que la asemeja más al estilo folk de Takes Off.

 

‘Up Or Down’ fue grabada durante las primeras sesiones de lo que sería Bark, justo antes de la salida precipitada de Balin del grupo, y la consigna parece que era cantar lo más horrendamente posible y tocar de forma banal. Quien sea capaz de aguantar sus seis minutos se merece un premio. Las dos últimas canciones son sendas caras de un single de 1970. La cara A es una breve composición de Grace Slick titulada ‘Mexico’ que mantiene su capacidad melódica y retiene algunos alardes vocales ideales para enamorad@s de su voz. En la letra se menciona a un tal Richard que obviamente se trata de Richard Nixon, por entonces en plenitud de poderes como presidente de los Estados Unidos y preparado para mantenerse en el poder a cualquier precio. En cuanto a su cara B, ‘Have You Seen The Saucers’ ya la conocíamos del directo Thirty Seconds Over Winterland, comprobando aquí que en el estudio es una notable composición pero derrochaba mayor emoción en su ejecución en vivo. Eso sí, su comienzo fulgurante mejora el que se puede escuchar en directo.

 

Se trata, en resumen, de mucho más que un álbum de curiosidades, ya que sorprende el gran nivel de las composiciones para una banda que precisamente adolecía de falta de inspiración a la hora de escribir canciones, es decir, la suficiente inspiración como para completar un LP. Queda, pues, como uno de sus mejores discos y todo un descubrimiento para quienes gusten del grupo y no lo conozcan.

2020

JEFFERSON AIRPLANE

Año de publicación: 1989

Puntuación:

1) Planes (Experimental Aircraft); 2) Freedom; 3) Solidarity; 4) Madeleine Street; 5) Ice Age; 6) Summer Of Love; 7) The Wheel (For Nora And Nicaragua); 8) Common Market Madrigal; 9) True Love; 10) Upfront Blues; 11) Now Is The Time; 12) Too Many Years; 13) Panda.

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2020

Diversas casualidades permitieron que volviera a reunirse la formación clásica de Jefferson Airplane tras más de quince años, con permiso de la batería. Kantner, Balin y Casady habían grabado un disco y actuaban bajo el nombre de KBC Band, al mismo tiempo que Casady y Kaukonen proseguían con Hot Tuna. Por otro lado estaba Grace Slick, quien había abandonado definitivamente el grupo Starship (la continuación tras la disolución de Jefferson Starship) a pesar de que en 1987 había conseguido un éxito mundial con la vulgar balada ochentera ‘Nothing's Gonna Stop Us Now’. La comunicación entre todos ellos sirvió para que decidieran juntarse con el nombre original del grupo, grabando nuevo material (prácticamente todo composiciones propias), aunque algunas de estas canciones ya pertenecían a las respectivas carreras de cada uno de los miembros. Para asegurar el nivel cualitativo del nuevo álbum, en el estudio echaron mano de prestigiosos músicos adicionales como Nicky Hopkins en el teclado o Flo & Eddie (T. Rex o Frank Zappa) en los coros.

 

Ciertamente, el comienzo es sensacional, ya que mediante ‘Planes (Experimental Aircraft)’ retoman la música más o menos en el punto que lo dejaron cuando todos ellos estaban juntos, en un estilo que hubiera encajado bien en Volunteers, si bien resulta evidente que ya no estamos en los sesenta. No obstante, siguen sonando como unos veinteañeros gracias al potente ritmo, memorables coros (muy grande Grace Slick) y la afilada guitarra de Kaukonen, que no ha perdido nada de la fiereza que transmitía en los sesenta. Igualmente comprobamos que, por muchos años que transcurran, Grace sigue siendo una inigualable cantante y ya en la fabulosa balada-rock ‘Freedom’, escrita por ella, nos deja bien claro que el paso del tiempo no se ha notado en su voz, cediendo el protagonismo en la parte final para un gran solo de Kaukonen.

 

Pero no todo el disco puede mantenerse al mismo nivel que este arranque y en muchos momentos parece que el motor creativo proviene de la nostalgia de aquella época dorada de los sesenta que ya no podía volver. Les sirve para mantener más o menos un buen nivel a lo largo del álbum, lo cual ya es bastante si pensamos en otras lamentables reuniones de grupos de los sesenta. El título de ‘Summer Of Love’ podría hacernos albergar esperanzas de una recuperación de la psicodelia de aquel verano de 1967, pero sin embargo se queda en una mediocre balada nostálgica. De todas maneras, ‘Solidarity’ refleja que no se han agotado las consignas hippies: “People of the world together”. Posee un ostentoso estribillo coral para convertir su letra en una especie de himno, manteniendo la tendencia solidaria del Live Aid. Si nos seguimos fijando en el pasado, podemos decir que, musicalmente hablando, ‘The Wheel (For Nora And Nicaragua)’ parece una reescritura más moderna de la antigua ‘We Can Be Together’. La dedicatoria a Nicaragua tampoco se entiende mucho, sobre todo en 1989, porque para entonces ya estaba claro que el original Sandinismo liberador había trocado en un apéndice y perpetuación del conflicto polarizado Estados Unidos/Rusia que en realidad pronto iba a acabar por el colapso económico-social del segundo. En cualquier caso, una parte de la letra es la traducción de unos versos de un poeta revolucionario nicaragüense que en 1967 había sido torturado y ejecutado por luchar contra la dictadura de la dinastía Somoza, muy poderosa durante décadas debido al apoyo/apadrinamiento de Estados Unidos.

 

El inicio de piano de ‘Madeleine Street’ nos anuncia un amigable pub-rock que suena entretenido no solo para los músicos que lo tocan, ya que se lo toman con la suficiente seriedad, aunque nos recuerdan más a los Fleetwood Mac de ‘Don't Stop’ que a Jefferson Airplane. En ‘Ice Age’ se trasladan al lenguaje del blues-rock gracias, cómo  no, a Kaukonen, con un sonido muy consistente y una estructura musical variada que incluye un estupendo intermedio instrumental. También lo hacen con gracia en el más acústico ‘Upfront Blues’, un instrumental de Kaukonen que satisfacía así su gusto por el blues, ya que Hot Tuna era la excusa para centrarse más en este género. Para que no sea todo previsible por su parte, la tercera composición de Jorma es la tranquila pero olvidable pieza acústica ‘Too Many Years’. Lo más bochornoso llega mediante ‘True Love’, canción compuesta por dos miembros de Toto, motivo por el cual ellos junto a otros de sus compañeros en la citada banda tocan en esta canción. Por tanto, esta canción no suena para nada a Jefferson Airplane, sino a la artificialidad sangrante de lo peor que hacían Toto en los ochenta. Es el tipo de música que hace pensar en trajes grandes, hombreras y teclados colgados en el hombro, aunque Toto no fueran tampoco un grupo de imagen a la moda.

 

En cuanto a las composiciones de Grace Slick hay un poco de todo. Aparte de la gran ‘Freedom’, ya citada anteriormente, nos sorprende al final con la bombástica balada ‘Panda’, que es como si Bryan Adams se hubiera sensibilizado con el peligro de extinción del oso panda. En ‘Common Market Madrigal’ se basa en el piano como instrumento principal, si bien suena demasiado canónico aunque en sí el tema suena muy agradable y está a la altura de la leyenda de Grace. En cambio, la vulgar balada ochentera ‘Now Is The Time’ no es más que la excusa para que Slick y Balin se marquen un dueto destinado a nostálgicos. Como consuelo está la coda, donde sí consiguen transmitir suficiente emoción.

 

De haberse reunido en 1986, probablemente el resultado hubiera sido otro y estaríamos hablando de una lamentable reunión, pero para 1989 los retornos de nombres ilustres del rock ya comenzaban a mirar más el prestigio artístico que el dinero. No estamos tampoco ante un gran álbum porque era imposible que después de tanto tiempo consiguieran algo así, pero sí que es un buen disco para degustar la música de unos músicos experimentados y profesionales que quisieron disfrutar juntos de un último momento de gloria dando lo mejor de sí mismos. Eso sí, podrían haberles dicho a Toto algo así como “gracias por vuestro ofrecimiento pero no lo necesitamos”, pero no vamos a penalizar a los Jefferson Airplane por ser tan buena gente y aceptarlo.

LIVE AT THE FILLMORE EAST

Año de publicación: 1998

Puntuación:

1) Intro/The Ballad Of You And Me And Pooneil; 2) She Has Funny Cars; 3) It's No Secret; 4) Won't You Try/Saturday Afternoon; 5) Greasy Heart; 6) Star Track; 7) Wild Tyme;

8) White Rabbit; 9) Thing; 10) Today; 11) The Other Side Of This Life; 12) Fat Angel; 13) Watch Her Ride; 14) Closing Comments; 15) Somebody To Love.

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Este disco documenta dos conciertos que dieron en días consecutivos de mayo de 1968. En ese momento estaban grabando lo que sería Crown Of Creation, que no saldría publicado hasta septiembre, por lo que aquí podemos encontrar alguna composición de él. De todas maneras, con tres álbumes de estudio a sus espaldas hasta ese momento, tenían suficiente repertorio para completar un concierto, lo cual no es obstáculo para que incluyan improvisaciones desfasadas que respondían a la moda del momento. Parecía que con la psicodelia estaba permitido extenderse en los solos instrumentales sin criterio alguno, para hacer aguantable lo insufrible ya estaban las drogas. Ya habíamos sufrido otro álbum en directo previamente, el Bless Its Pointed Little Head de 1968, y este nuevo directo al menos mejora un poco lo que ya era difícil empeorar, si bien se repiten algunos de los temas. Como ya se dijo en su momento, la técnica instrumental de Jefferson Airplane en los sesenta era algo pobre (salvo Casady) como para poder extender la duración de las interpretaciones, pero eso parece que daba igual en aquellos años de flower power.

 

Esto último lo podemos comprobar justo en la primera de las canciones, pues el intermedio instrumental de ‘The Ballad Of You And Me And Pooneil’ queda algo pobre para lo que cabría esperar de un grupo de renombre como ellos. Para empeorar ligeramente las cosas, aunque no mucho más, ‘White Rabbit’ aparece en una versión más rockera, eliminando el crescendo que le aportaba ese tono de inquietud e intriga especial. Más irreconocible resulta ‘Somebody To Love’, transformada en un batiburrillo de pop-rock donde las guitarras suenan demasiado caóticas. Sobre las improvisaciones tituladas ‘Fat Angel’ (a partir de un tema de Donovan) y ‘Thing’ no cabe añadir nada a lo ya dicho en Bless Its Pointed Little Head, salvo que ‘Thing’ es el equivalente de ‘Bear Melt’ en este último disco.

 

Aunque hayamos comenzado resaltando lo peor de este álbum, lo cierto es que hay también muchos momentos para disfrutarlo, aunque no puedan ser muchos por el año en que nos encontramos. Y de todas maneras no podían igualar el nivel demostrado en el estudio. Uno de los temas inéditos entonces por pertenecer al futuro Crown Of Creation es ‘Greasy Heart’, aquí en una versión primeriza mucho más acelerada que no permite que Grace tome suficiente aire para deslumbrar con su voz, tal como conseguirá en la versión final de estudio. La que sí fascina por adelantado es la interpretación de ‘Star Track’, sobre todo por el entusiasmo que transmiten y la absorbente guitarra en los solos de Kaukonen, quien se hace dueño y señor de la canción (era una composición suya, además).

 

No estamos, por tanto, ante un disco imprescindible en la discografía de Jefferson Airplane porque no supone descubrir nada novedoso, se trata de un interesante apéndice para rememorar aquellos tiempos de gloria y éxito que pronto quedaron atrás. Al menos puede escucharse con agrado y tan solo las citadas improvisaciones atonales provocan rechazo. Pero siempre será preferible escuchar los álbumes de estudio y no decepcionarse con estas actuaciones menos profesionales.

RECOPILACIONES

JOURNEY: THE BEST OF JEFFERSON AIRPLANE 

Año de publicación: 1996

Esta recopilación abarca desde el debut de Jefferson Airplane hasta Long John Silver, del cual se incluye la sublime ‘Aerie (Gang Of Eagles)’. No falta ninguno de los grandes éxitos del grupo y quizá sobre algún tema (colocar en primer lugar un instrumental tan insulso como ‘Embryonic Journey’ no es la mejor carta de presentación), pero es una buena elección para quien desee tan solo una panorámica o una mera introducción a lo que significó la música de esta banda en los años sesenta, sobre todo para el movimiento psicodélico de San Francisco.

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