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DEPECHE MODE

2020

SPEAK & SPELL

Año de publicación: 1981

Puntuación:

1) New Life; 2) I Sometimes Wish I Was Dead; 3) Puppets; 4) Boys Say Go!; 5) Nodisco; 6) What's Your Name?; 7) Photographic; 8) Tora! Tora! Tora!; 9) Big Muff; 10) Any Second Now (Voices); 11) Just Can't Get Enough; [BONUS TRACKS:] 12) Dreaming Of Me;

13) Ice Machine; 14) Shout!; 15) Any Second Now; 16) Just Can't Get Enough (Schizo mix).

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2020

La música electrónica que se estaba desarrollando en Alemania acabó teniendo seguidores en muchos lugares y el Reino Unido no iba a ser ajeno. Una vez amainado el torbellino pasajero del punk, nacía la New Wave y en poco tiempo comenzaron a surgir grupos basados en los sintetizadores, cuando no eran grupos con varios años de recorrido que abrazaban la tecnología más moderna (caso de Ultravox, por ejemplo). Depeche Mode apostaron desde el principio por un sonido exclusivo de sintetizadores de la mano del mago del synth-pop Vince Clarke, autor de casi todo el material contenido en el debut aunque saldría del grupo tras este debut. Junto a él ya estaban al principio Martin Gore, Andy Fletcher y el cantante David Gahan, quienes no tienen problema en seguir el liderazgo de Clarke.

 

El primer éxito de Depeche Mode y la canción más enfocada a atrapar con una pegadiza melodía de sintetizadores es la archiconocida ‘Just Can't Get Enough’, donde podemos acabar hartos de tanto “I just can't get enough” porque estos chicos no se cansan de repetirnos que nunca tienen suficiente en una letra que es la antítesis total de ‘Satisfaction’ de los Rolling Stones. Para l@s fans de esta canción, en los bonus tracks puede encontrar una versión remix que casi dobla la duración de la original. Esta canción no los aleja de la escena musical británica del momento respecto a esos primeros grupos que buscaban un sonido basado en los sintetizadores. En cambio, cuando comenzamos a escuchar el primer tema del álbum, ‘New Life’, la primera idea que nos viene a la mente es que las primeras lecciones las tomaron de Kraftwerk, pero con un propósito melódico bien evidente desde el principio y refrendado en su pegadizo estribillo (“Complicating, circulating / New life, new life”)

 

El sonido de órgano Casio de ‘I Sometimes Wish I Was Dead’ o ‘Boys Say Go!’ sería todo un prodigio en los primeros ochenta, pero ahora suena ingenuo y pasadísimo de moda (y de rosca también), aunque al menos suenan pasables. Afortunadamente, encontramos canciones que precisamente destacan por su precisa y elaborada arquitectura instrumental a base de sintetizadores, entre las que cabe destacar ‘Puppets’, cuya seriedad adelanta el futuro sonido del grupo sin Clarke. Y es que precisamente cuando consiguen aunar melodía y circunspección es cuando encontramos de nuevo otro de los mejores temas de este álbum: ‘Photographic’.

 

Pero este álbum de debut es extremadamente irregular y las decepciones abundan para quienes no sean unos enamorados del techno ochentero, aunque tan solo podríamos calificar como flojo uno de los temas del LP original, el repetitivo ‘What's Your Name?’ donde suenan igual que si un grupo pop de los sesenta quisiera grabar algo con producción moderna. La única curiosidad de ‘Nodisco’ es que la parte vocal de las estrofas parece el origen del futuro éxito ‘Don't Go’ de Clarke en el dúo Yazoo justo al año siguiente. Tan solo encontraremos dos temas no compuestos por Clarke y aparecen consecutivamente: ‘Tora! Tora! Tora!’ y ‘Big Muff’, escritos por Gore. El segundo es un instrumental bastante vulgar cuyos cuatro minutos parecen ocho, mientras que ‘Tora! Tora! Tora!’ es una extraña viñeta del ataque japonés a Pearl Harbor que mantiene en vilo por su inquietante instrumentación e intrigante parte vocal.

 

En los bonus tracks varias canciones más de calidad variable como en el resto del disco. Las mejores son las dos primeras, pues tanto en ‘Dreaming Of Me’ como en ‘Ice Machine’ aúnan unas melodías interesantes de sintetizador junto a una parte vocal con cierto gancho. De ‘Shout!’ es mejor pensar que nunca existió y ‘Any Second Now’ es un instrumental que probablemente podría haberse aprovechado para obtener algo más interesante. Por consiguiente, no modifican la impresión que deja este debut, que es la típica de unos chicos noveles con ganas de triunfar aprovechando el conocimiento intensivo de los sintetizadores por parte de uno de ellos (Clarke). Como comprobaremos en los próximos álbumes, la salida del líder será traumática y les costará encarrilar su carrera fuera de lo estrictamente comercial, pero comenzaba así la trayectoria de uno de los grupos importantes dentro del techno.

A BROKEN FRAME

Año de publicación: 1982

Puntuación:

1) Leave In Silence; 2) My Secret Garden; 3) Monument; 4) Nothing To Fear;

5) See You; 6) Satellite; 7) The Meaning Of Love; 8) A Photograph Of You;

9) Shouldn't Have Done That; 10) The Sun & The Rainfall.

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La salida de Vince Clarke de Depeche Mode debió suponer un golpe fuerte y puede ser equiparable a la salida de Syd Barrett de Pink Floyd. De repente, la persona que había compuesto casi todo el material y que había liderado el grupo, se marcha (o se ve forzado a marchar como Syd) y un velo de incertidumbre se cierne sobre el futuro del resto de miembros. Clarke conseguirá pronto un éxito con su nuevo proyecto, el dúo Yazoo junto a la cantante Alison Moyet, destacando ese bombazo rompepistas titulado ‘Don't Go’ que ya se citó con anterioridad. El testigo en la composición lo recogió Martin Gore, la opción obvia al haber sido el único compositor aparte de Clarke en el álbum de debut, pero de momento se quedaron como trío a falta de la entrada del nuevo cuarto miembro para el siguiente álbum.

 

¿Qué ha cambiado entonces con la salida de Clarke? Pues la respuesta la obtenemos muy pronto. Estos chicos estaban decididos a explorar el lado oscuro del ser humano desde un estilo en principio enfocado a todo lo opuesto. Es decir, si pensamos en lo que puede significar el techno en los ochenta, lo primero que nos viene a la mente es entretenimiento hedonista. Por el contrario, un tono sombrío inicia el álbum mediante ‘Leave In Silence’, un tema que al principio deslumbra por conseguir que nos introduzcamos en su especial ambientación, pero que luego va perdiendo ese impacto inicial. Conforme vayan adquiriendo experiencia en los próximos años, veremos cómo sí consiguen que se mantenga el interés hasta el final de un tema. En cualquier caso, que nadie piense que aquí veremos establecido el estilo de Depeche Mode, sino tan solo trazas porque en realidad lo que escuchamos es a un conjunto desorientado sin saber hacia dónde dirigir sus pasos. El único tema que apunta de verdad al futuro del grupo es el final ‘The Sun & The Rainfall’, pues aúna el tono introspectivo y melancólico junto a alguna que otra reconocible melodía de sintetizador y un estribillo que transmite emoción: “All that I'm saying / A game's not worth playing / Over and over again”. En la coda vuelve a percibirse la misma idea de que, con algo más de experiencia, podrían haber convertido este tema en un clásico del grupo.

 

Apenas vemos canciones que busquen ese gancho rápido que Clarke parecía conseguir con mayor facilidad en el debut con ejemplos claros como ‘Just Can't Get Enough’. Uno de los pocos temas donde consiguen ese sonido sencillo y directo es ‘The Meaning Of Love’. Muy inseguros y demasiado humildes suenan en canciones como ‘My Secret Garden’ o ‘Monument’, mientras que el instrumental ‘Nothing To Fear’ probablemente se podría haber aprovechado mejor de haberle añadido una parte vocal. En el polo opuesto, casi podían haber dejado a cappella ‘Shouldn't Have Done That’, pues los sintetizadores no aportan nada de interés y la canción se olvidaría igual de rápido. Precisamente las melodías vocales más elaboradas las encontramos en ‘See You’, donde resulta curioso que la melodía de cuatro notas que suena tras el segundo estribillo parece que le diera la idea inicial a Nacho Cano para componer ‘No Controles’, la canción que le regaló a Olé Olé.

 

Lo más flojo que encontraremos aquí son las canciones ‘Satellite’ y ‘A Photograph Of You’, vulgar música techno, pero afortunadamente no podemos decir que encontremos nada ofensivo al buen gusto en este álbum. Sin embargo, tampoco hay temas que promuevan el deseo de escucharlo repetidamente. Hay algunas buenas ideas difuminadas entre un mar de mediocridad e inseguridad, todo ello perdonable porque se habían visto obligados a salir hacia delante como si comenzaran de nuevo. Aun así, todavía necesitaban tiempo para evolucionar hacia lo que les iba a llevar de verdad al éxito de crítica y ventas.

CONSTRUCTION TIME AGAIN

Año de publicación: 1983

Puntuación:

1) Love, In Itself; 2) More Than A Party; 3) Pipeline; 4) Everything Counts;

5) Two Minute Warning; 6) Shame; 7) The Landscape Is Changing; 8) Told You So;

9) And Then…; 10) Everything Counts (Reprise).

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La entrada en la formación de Alan Wilder conforma en este nuevo álbum la formación de cuarteto que se consolidará durante una década. Wilder además participará en la composición de dos temas, aunque el líder absoluto en ese sentido seguirá siendo Martin Gore. La evolución musical del grupo se aprecia en un mayor empleo de sonidos industriales, así como en la influencia de la música étnica y también en unas letras que comienzan a ser más serias, más allá de la temática juvenil que suele impregnar la música comercial.

 

Con todos los ingredientes citados tenemos aquí el primer clásico verdadero del grupo: ‘Everything Counts’. Es decir, ‘Just Can't Get Enough’ fue su primer éxito y todavía se recuerda, pero ‘Everything Counts’ lo supera ampliamente por el mensaje que lanza y por cómo lo implementa musicalmente, que es igual que decir el mensaje muchas veces y eso es una de las principales diferencias también respecto a otros grupos techno del momento. Gahan se muestra crudo y expeditivo en las estrofas, mientras que el resto crea un contraste melódico con el agradable estribillo, sin olvidar la reconocible melodía de aires persas que permite identificar muy pronto la canción. En la película documental de la gira de 1988, titulada 101, se escucha acertadamente este tema cuando el equipo de la gira está manipulando la barbaridad de billetes acumulados con la entrada al concierto. Y si nos fijamos en el vídeo musical que publicaron en 1983, comprobamos que Gahan se mueve igual cuando tiene que cantar algo tan liviano como “I just can't get enough” que cuando canta esta crónica de un desengaño contractual.

 

La portada del disco sugiere sonidos martilleantes y eso lo encontramos en la simplona introducción de ‘Pipeline’, donde el martilleo parece que se esté haciendo a unas campanas pequeñas para conseguir una emulación de la música étnica de Asia Oriental. Quizá sea una primera aproximación a una música más espiritual, pero queda muy mejorable. Parece que estemos escuchando a Kraftwerk cuando empieza a sonar ‘Love, In Itself’, pero a los Kraftwerk accesibles, siendo ese pegadizo ritmo de melodía cíclica lo más sugerente de la canción. La parte vocal de Gahan también tiene su gancho, pero el estribillo deja una sensación como si se hubiera quedado a medias. La mayor pega que presenta este disco es que en el apartado instrumental no consiguen encontrar la forma de hacer una canción pegadiza o cuando menos interesante. Cuando aciertan como en ‘Shame’, de esmerada construcción, es cuando se aprecia la diferencia entre Depeche Mode y otros grupos similares. El sonido de organillo Casio de ‘More Than A Party’ quizá fuera una novedad entonces, pero hoy en día suena chirriante e irritante.

 

Como ya se ha dicho, Martin Gore es el autor de todo el contenido del álbum, aunque hay dos temas que cuentan con Alan Wilder como coautor. Uno de ellos es el discreto ‘Two Minute Warning’, cuyo título engaña porque se alarga hasta el doble sin ofrecer nada de interés. Mejor resulta ‘The Landscape Is Changing’, pues al menos pueden apreciarse melodías tanto en la parte instrumental como en la vocal. La recta final del álbum, descontando el retorno de ‘Everything Counts’ casi a cappella, resulta decepcionante, sobre todo porque los comienzos crean unas expectativas que luego no se cumplen. La melodía de sintetizadores de ‘Told You So’ resulta vistosa, pero la canción se acaba desarrollando de una manera bastante desastrosa, llegando hacia la mitad a unas cacofonías vocales intolerables y añadiendo otras simplonas melodías de sintetizador de lo más vulgar que se puede encontrar. Tres cuartos de lo mismo podría decirse de ‘And Then…’, cuyo interesante comienzo a base de sonidos industriales acaba siendo desperdiciado debido a un desarrollo posterior bastante aburrido, aunque el estribillo gana con las consiguientes escuchas.

 

Continuamos así con un álbum irrelevante en conjunto, pero muy importante porque sienta las bases de la evolución del grupo en los próximos años. Ya están los cuatro miembros de la formación clásica y se han abierto a la incorporación de ideas de otras músicas, con todas las posibilidades que todo ello presentaba. Aparte, ‘Everything Counts’ es todo un clásico imperecedero del grupo que será difícil que deje de sonar actual, tanto por la música como por su letra.

SOME GREAT REWARD

Año de publicación: 1984

Puntuación:

1) Something To Do; 2) Lie To Me; 3) People Are People; 4) It Doesn't Matter;

5) Stories Of Old; 6) Somebody; 7) Master And Servant; 8) If You Want;

9) Blasphemous Rumours.

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Seguía la evolución positiva y ascendente del grupo, esta vez accediendo a una mayor experimentación pero sin perder el carácter comercial de su música, aunando ambas tendencias, que en realidad es lo más difícil de conseguir. La experiencia acumulada y la mentalidad abierta para no caer en la monotonía del techno vulgar les permite nuevamente evadirse de etiquetas comunes, aunque todavía están en una fase de aprendizaje que pronto dará sus frutos.

 

Parecen volver a los inicios con el ritmo rápido y bailable de ‘Something To Do’, pero es engañoso porque están siguiendo una claustrofóbica estructura cíclica que acaba provocando una sensación de frenesí particular y opresiva. Cuando buscan sonar más introspectivos, les puede salir algo tan discreto como ‘Lie To Me’, pero si caen en el error de aletargar demasiado las composiciones, acaban sonando aburridos, que es lo que les ocurre por partida doble en ‘It Doesn't Matter’ y la única composición de Alan Wilder, ‘If You Want’. En esta última le añaden luego un ritmo techno con algunos efectos más, pero suena todo tan vulgar como cualquier grupo equivalente del montón. Todo esto no niega que también sepan conseguir notorias piezas de una manera tan sencilla como la balada de piano ‘Somebody’.

 

Los sonidos industriales aparecen en primer plano en ‘People Are People’, pero con un sentido rítmico que engrandece este estilo tan complicado. Igual que hicieran en ‘Everything Counts’, vuelven a emplear el recurso de añadir un estribillo melódico cantado por Gore como marcado contraste, también con un mensaje preciso aunque en esta ocasión algo más ingenuo: “I can't understand what makes a man hate another man? / Help me understand”. Vuelven a repetir la hazaña tímidamente en el comienzo de ‘Master And Servant’, pero en este caso con un resultado menor, aparte porque no contiene ninguna melodía con gancho. Esta canción suele recordarse por los pueriles incisos donde cantan “It's a lot, it's a lot, like life”. Cuando llegó esa moda en la música discotequera de los noventa de samplear canciones antiguas para diferenciar las nuevas “creaciones” en música dance, se podía escuchar en las discotecas uno de aquellos horrores donde sonaba de vez en cuando una voz aguda cantando “It's a lot, it's a lot”. Otros horrores de la época incluían el sampleo de las cuatro notas de guitarra particulares de ‘Shine On You Crazy Diamond’ de Pink Floyd… todo valía (y todo vale) para acompañar el chunda-chunda de las discotecas.

 

La melodía desarrollada en ‘Stories Of Old’ suena demasiado a órgano de Casio para que pueda tomarse en serio la composición, pero si nos fijamos bien es de las canciones más elaboradas en el estudio, con profusión de sonidos y detalles. Los más de seis minutos de la final ‘Blasphemous Rumours’ ya nos anuncian que Depeche Mode siempre buscan una suerte de impacto en el oyente como manera de dejar una indeleble impresión positiva para finalizar sus obras. Sin embargo, nos encontramos con una pieza introspectiva y oscura que en su implementación recoge en buena medida todos los ingredientes que hemos observado a lo largo del álbum, de tal manera que se puede entender como un resumen final de todo el contenido.

 

En realidad, este disco podría menospreciarse de manera similar al anterior en cuanto a su musicalidad, pues no acaba de enganchar del todo, pero resulta evidente el avance realizado en la experimentación con los sonidos. Y darle una forma accesible al público para todo ello supone también un mérito que se ha de reconocer. Pero en el siguiente álbum, verdadera culminación de la evolución seguida, sí conseguirán dar el salto cualitativo necesario para destacar tanto en singles como en álbumes.

BLACK CELEBRATION

Año de publicación: 1986

Puntuación:

1) Black Celebration; 2) Fly On The Windscreen – Final; 3) A Question Of Lust;

4) Sometimes; 5) It Doesn't Matter Two; 6) A Question Of Time; 7) Stripped;

8) Here Is The House; 9) World Full Of Nothing; 10) Dressed In Black; 11) New Dress; [BONUS TRACKS:] 12) Breathing In Fumes; 13) But Not Tonight; 14) Black Day.

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Llegamos aquí a la concreción de la evolución que había seguido el grupo hasta abrazar, por completo y con estilo propio, un sonido techno-gótico con unas letras introspectivas y bastante pesimistas. El mérito de Depeche Mode es que seguían sonando accesibles ante lo que hubiera sido un suicidio comercial para otros grupos de menos talento. Gore sigue siendo el compositor de los temas del grupo y ya con exclusividad, lo cual sirve para trazar la citada evolución desde los inseguros chicos que quedaron huérfanos de líder en A Broken Frame hasta la definición artística que alcanzan aquí.

 

El tema que da título al álbum demuestra la gran distancia a la que se encontraban Depeche Mode respecto a la mayoría de grupos comerciales de techno. Una minimalista introducción va elevando el tono paulatinamente hasta que entra la voz resignada de Gahan, quien transmite toda la carga apesadumbrada de la letra, nada que ver con la magia negra sino con una visión pesimista de la vida, todo un contraste para una década que se asocia con el jolgorio y el desenfreno hedonista. No es menos significativo que el single elegido como presentación del álbum fuera ‘Stripped’, cuyo intrigante comienzo parece influenciado por ‘Time’ de Pink Floyd y luego se desarrolla como un pesaroso lamento sobre la deshumanización de las relaciones entre personas a través de un sobrio entramado musical donde aparecen luego solemnes sintetizadores, llegando a un excelente clímax final que aúna todos los elementos previos junto a un juego de voces que juega al contrapunto.

 

El tono más contemplativo de esta oscura obra viene subrayado por temas introspectivos como ‘It Doesn't Matter Two’ o ‘World Full Of Nothing’, una clase de música que antes eran incursiones puntuales y ahora son la norma. ‘A Question Of Lust’ y ‘Sometimes’ son sendas baladas introspectivas cantada por Gore, bastante sorprendente la segunda por tratarse de una pieza de piano y voces, algo inusual en estos chicos. Pero también hay lugar para un poco de diversidad, como atestigua ‘Fly On The Windscreen – Final’, la cual suena demasiado industrial para conseguir que se le preste atención. En cambio, en ‘Dressed In Black’ consiguen sonar como si Kurt Weill hubiera sido compositor en los años ochenta y hubiera creado entonces una canción para una obra musical, aunque en realidad para Depeche Mode significaba otra manera de sonar germanófilos aparte de las habituales asociaciones con Kraftwerk y el resto.

 

La melodía de sintetizador empleada como estribillo en ‘A Question Of Time’ suena demasiado sencilla para conseguir el efecto deseado, pero a cambio consiguen un clímax final de gran poderío. Este tema los entronca con los años previos, menos imbuidos de la alta introspección que recorre este disco. Y es que pocos ritmos rápidos encontraremos aquí, pero encontramos más ejemplos en ‘New Dress’ y la estupenda ‘Here Is The House’, en la cual aúnan su introspección con un ritmo pegadizo y detalles vocales interesantes. En los bonus tracks encontramos un poco de lo que hemos observado a lo largo de lo que era el LP original. La cara B de ‘Stripped’ fue la entretenida ‘But Not Tonight’, de elaborado y pegadizo estribillo. Menos vistosa y más tétrica resulta ‘Black Day’, que suena como si nos imagináramos a Nick Cave comatoso y con un teclista acompañándole. Por el contrario, ‘Breathing In Fumes’ es un cuasi instrumental (hasta los cuatro minutos no escuchamos a Gahan) que puede volverse irritante por sus efectos baratos, sobre todo las voces ultraprocesadas que asoman de vez en cuando.

 

En definitiva, la leyenda de Depeche Mode, tal como ha pasado a la historia como conjunto de techno-goth, puede decirse que se inicia aquí. La experiencia de los años previos les valió para acabar definiendo su sonido a través de un inteligente empleo de los sintetizadores y, cómo olvidarlo, gracias a la creatividad de Martin Gore como notable compositor y melodista. Aquí entramos de lleno en el pesimismo intimista del grupo, algo que también consigue enamorar a quien empatiza o se adentra en ese mundo oscuro y a veces desesperanzado.

2021

MUSIC FOR THE MASSES

Año de publicación: 1987

Puntuación:

1) Never Let Me Down Again; 2) The Things You Said; 3) Strangelove; 4) Sacred; 5) Little 15; 6) Behind The Wheel; 7) I Want You Now; 8) To Have And To Hold; 9) Nothing; 10) Pimpf.

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2021

Con un prestigio bien ganado y todavía intacto proseguía el devenir del techno gótico de Depeche Mode para aportar algo de espíritu artístico a un género (el techno, en general) tan propicio al recurso fácil y la comercialidad más descarada. El título del nuevo álbum no podía ser más irónico, puesto que, aun habiendo conseguido unas ventas considerables hasta ese momento, la música del grupo distaba de ser una claudicación hacia las modas. Simplemente eran unos chicos que en su momento eligieron los sintetizadores como medio de expresión de sus ideas creativas. El inicio del álbum es espectacular gracias a dos sensacionales composiciones, pero luego se va desinflando.

 

Y es que el comienzo del disco no puede ser mejor que mediante el demoledor ritmo de ‘Never Let Me Down Again’, una canción que subyuga desde el inicio y que remata el efecto con un emotivo estribillo que contrasta con las estrofas más robóticas, no por ello carentes de emoción. Se ha de destacar también su exquisito juego de voces en la coda. Uno de los temas más conocidos de Depeche Mode es ‘Strangelove’, pero tampoco puede considerarse entre lo mejor que hayan hecho. En todo caso, posee un poderoso ritmo y esa quizá sea su mejor cualidad, pues el estribillo no acaba de llegar a la grandeza a la que apunta. El mejor momento es cuando repiten “Pain, will you return it? / I'll say it again, pain” varias veces. El apartado vocal es lo que caracteriza ‘Nothing’ y en un sentido positivo, pues podemos encontrar variadas melodías con cierto gancho.

 

Una especie de precursora de ‘Enjoy The Silence’ es ‘The Things You Said’, cuando menos de su atmósfera intimista. Aunque aquí como punto fuerte están más centrados en los contrapuntos vocales y en las melodías adicionales de teclado, estas sencillas pero emotivas al estilo de los mejores Kraftwerk. En la introducción de ‘Sacred’ ya experimentan con la actualización del canto sacro, con lo cual el título tiene su doble sentido (sea deliberado o no). Este tema transita luego por terrenos más conocidos pero sin perder su gancho. La influencia de la música clásica es evidente en el acompañamiento de sintetizador en ‘Little 15’, que bien podrían haberlo tomado de alguna pieza clásica con violoncelo. No deja de ser una curiosidad, pero tiene su interés. En ‘I Want You Now’ prueban a crear un ritmo a partir de sonidos vocales, aunque la sorpresa se pasa pronto.

 

En modo tenebroso se desenvuelve ‘To Have And To Hold’, pero un tenebrismo poco atrayente que parece una emulación sin gracia de lo que hicieron Joy Division en su momento. De manera similar, ‘Behind The Wheel’ es más convencional al sonar como la típica canción techno de tono tétrico. El cierre del álbum mediante ‘Pimpf’ sí que es de banda sonora de película de terror, gracias a ese desasosegante piano cíclico que escuchamos mientras se van añadiendo otros sonidos hasta la entrada de los coros apocalípticos. Un experimento que es interesante la primera vez, pero después puede volverse irritante. Si somos pacientes, podremos escuchar un retorno con instrumentos de viento (o su imitación).

 

Nos queda, en definitiva, un álbum que es más irregular de lo que aparenta en un principio, pero con muchas ideas desplegadas a lo largo de él. Faltaba darle una forma más convincente a esas ideas, que es lo que conseguirán con Violator, el cual representa el culmen de la trayectoria de Depeche Mode y su propuesta personal. Pero primero plasmarán en vinilo y celuloide un reflejo de su exitosa gira mundial, un recuerdo de la celebridad que alcanzaron.

101

Año de publicación: 1989

Puntuación:

CD I: 1) Pimpf; 2) Behind The Wheel; 3) Strangelove; 4) Sacred; 5) Something To Do; 6) Blasphemous Rumours; 7) Stripped; 8) Somebody; 9) Things You Said.

​

CD II: 1) Black Celebration; 2) Shake The Disease; 3) Nothing; 4) Pleasure, Little Treasure;

5) People Are People; 6) A Question Of Time; 7) Never Let Me Down Again;

8) A Question Of Lust; 9) Master And Servant; 10) Just Can't Get Enough;

11) Everything Counts.

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Para documentar la gira mundial que realizó el grupo como promoción de Music For The Masses, por un lado se hicieron con los servicios del afamado director D. A. Pennebaker y por otro lado se publicó la grabación de uno de los conciertos, concretamente el último de la gira, que tuvo lugar en el Rose Bowl de Pasadena, California. ¿Y qué puede ofrecer un grupo de electrónica en directo? Pues en cuanto al sonido, apenas nada, como es evidente. La gracia de Depeche Mode en directo está en el carisma de David Gahan como cantante y en algunos toques de Martin Gore que se salen de lo esperable, pero no en la música. Tomemos los álbumes de estudio, añadamos sonido ambiente y aplausos, algún alarido suelto de Gahan y obtenemos este álbum en directo. Si comparamos estas interpretaciones con su equivalente de estudio, las similitudes son más que evidentes, en algunos casos son como dos gotas de agua (sin mirarlas por el microscopio), así que nadie salvo los más fanáticos del grupo podrán preferir este álbum, el cual por otra parte tuvo buenas ventas.

 

En general, podemos decir que suena todo muy mecánico, robótico, sin alma, más o menos hasta que llegamos a ‘Stripped’ y podemos percibir algo de expresividad en la voz de Gahan. En realidad es en los momentos más intimistas y donde hay melodías notables donde apoyarse que consiguen un mejor resultado, algo que podemos comprobar también en ‘Things You Said’ o ‘Black Celebration’. Pero resulta fútil extenderse con las interpretaciones, siendo en general copias menores de lo que podemos escuchar en los álbumes de estudio, mucho menos cuando no podemos ver la puesta en escena, que sería lo que llamaría la atención. Eso sí, aunque sea una de sus canciones más célebres, resulta gracioso que una canción festiva como ‘Just Can't Get Enough’ esté integrada en un repertorio de tono gótico.

 

Podemos encontrar un par de canciones que habían sido publicadas como single pero no en los álbumes de estudio, pero no aportan nada especial. Por un lado está ‘Pleasure, Little Treasure’, cara B de ‘Never Let Me Down Again’, que es como un rock'n'roll clásico que denota que ese no era el juego de Depeche Mode. Por otro lado, mediante ‘Shake The Disease’ exploran nuevamente el lado intimista de su sonido, aunque ya suena a algo visto con anterioridad, si bien en este caso se trata de un single de 1985 y quizá tenga una mayor importancia de la que se supone. En todo caso, puede obviarse este doble álbum en directo y dirigirse directamente a la película documental que nos muestra a un grupo en plena etapa de éxito pero todavía con su gran obra para la posteridad por llegar.

VIOLATOR

Año de publicación: 1990

Puntuación:

1) World In My Eyes; 2) Sweetest Perfection; 3) Personal Jesus; 4) Halo;

5) Waiting For The Night; 6) Enjoy The Silence; 7) Policy Of Truth; 8) Blue Dress; 9) Clean.

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Después del baño de masas, nunca mejor dicho, que les había proporcionado el éxito de los álbumes previos, llegaba la verdadera gran obra de madurez de Depeche Mode, la culminación de la progresión que habían seguido desde sus inicios. Nunca se habían tomado un descanso tan largo de tres años entre dos álbumes de estudio, pero la última gira realizada probablemente fuera también la más larga de su carrera hasta ese momento. Y no eran aún conscientes de que el techo comercial todavía no habría de llegar hasta la publicación de este nuevo álbum. Para conseguir mayor accesibilidad con las buenas ideas que afloraban a raudales en esta época de apogeo artístico del grupo, se hicieron con los servicios de un productor que ya poseía cierta reputación, el llamado Flood. Pero lo más significativo era que las nuevas composiciones contenían más melodías originales que nunca y unas letras cuya profundidad los alejaba ya por completo de cualquier otro grupo de techno.

 

Aunque comparado con los temas que iniciaban los álbumes previos no llega a tanta grandeza, ‘World In My Eyes’ sigue siendo un acertado comienzo por su ritmo ágil e hipnótico al que se añade una parte vocal intrigante cuya letra sirve de invitación al álbum, una obra en la que Depeche Mode nos invitan a una visión personal sobre algunos aspectos mundanos. O bueno, dicho de manera correcta, de acuerdo con la visión de Martin Gore, compositor único y absoluto de todo el contenido. Este disco contiene algunas de las canciones más recordadas del grupo, pero no se limitan precisamente a completar espacio con composiciones menores. Un ejemplo bien claro son las melodías vocales de ‘Halo’, que enganchan también desde el inicio y en el estribillo se llega a otro momento de intimismo derrotista que deleita por lo convincente. En la pieza final ‘Clean’ se nos muestran con una consistencia y una seguridad que reflejan el alto nivel alcanzado en la trayectoria coherente que habían seguido desde su ya lejano comienzo.

 

Una de las más bellas odas a la introspección que se hayan escrito en la música pop es sin duda ‘Enjoy The Silence’, cuyo inquietante ritmo se acaba suavizando con la llegada de la voz implorante de Gahan hasta el sentido estribillo, que transmite una gran emoción. Curiosamente, la versión del vídeo musical suena diferente y ligeramente (muy ligeramente) más lenta, mientras que aquí contiene un añadido instrumental que no aporta nada. La temática de la canción, esa sensibilidad especial que proporciona la timidez, ya la resume el final de ese estribillo: “Words are very unnecessary / They can only do harm”. Este mensaje también puede universalizarse para situaciones donde los sentimientos no se pueden expresar adecuadamente con palabras, o no se encuentran esas palabras y no merece la pena el desgaste de buscarlas. Es esa obsesión del ser humano por modelar todo lo que le rodea, en este caso con palabras, pero hay situaciones en que los razonamientos existencialistas no son útiles y es preferible limitarse a disfrutar del momento para no destruir la magia. La otra canción exitosa de este álbum es ‘Personal Jesus’ cuyo agresivo y marcado ritmo de bajo es casi una carta de presentación de Depeche Mode y capta el interés desde el principio. La parte vocal pasa de una cierta inseguridad en las estrofas hacia una solemnidad intimidante cada vez que gritan “Reach out and touch faith”, con un efecto igualmente poderoso. El mensaje de ‘Personal Jesus’ puede entenderse desde varias perspectivas, pues habla de la confianza e incluso devoción que se puede tener hacia alguien que solo te escucha por algún tipo de interés, no porque tenga algún sentimiento verdadero por ti. Una situación que, en definitiva, no se diferencia tanto de quien reza a un ser imaginario pensando que le está escuchando realmente. En el vídeo musical se sugiere que esa figura la representa una prostituta y esto le proporciona una perspectiva muy explícita y brutal.

 

El adictivo ritmo y la reconocible melodía principal de ‘Policy Of Truth’ son también otro ejemplo de madurez en el sonido del grupo, donde nos deleitan también con el dominante puente donde cantan “Never again is what you swore the time before”. Pero tampoco iba a ser todo el disco brillante y encontraremos una canción discreta como ‘Blue Dress’, a la cual le suman otro añadido instrumental que no tiene más utilidad que rellenar espacio con facilidad. En un álbum de techno-goth tan perfecto, casi que desentona una pieza minimalista y sin apenas melodías como ‘Sweetest Perfection’, por mucho que después le añadan algo de ritmo. Quizá por eso está ubicada de forma estratégica justo antes de ‘Personal Jesus’, para al menos aprovechar el contraste que supone pasar del aburrimiento a la intimidación. Mejor resultado consiguen mediante ‘Waiting For The Night’, tanto por el tono introspectivo envolvente como por poseer un estribillo más lírico, con una sensibilidad especial que asoma también en la coda.

 

Violator se nos muestra al final como una de las cimas de la música techno, un término que se había degradado durante la década de los ochenta por englobar música rápida de consumo con los sintetizadores en primer (y la mayoría de veces único) plano. El éxito fue rápido y masivo, un premio merecido para una música que desprendía emociones de diversa índole pero en la que demostraron que sabían llegar a lo más hondo del sentimiento humano sin olvidarse de acompañarlo con irresistibles melodías. Esta última aseveración, y no otra cosa, es lo que probablemente ha cimentado la celebridad de Depeche Mode a lo largo de las siguientes décadas, al menos en lo concerniente a España.

SONGS OF FAITH AND DEVOTION

Año de publicación: 1993

Puntuación:

1) I Feel You; 2) Walking In My Shoes; 3) Condemnation; 4) Mercy In You; 5) Judas;

6) In Your Room; 7) Get Right With Me; 8) Rush; 9) One Caress; 10) Higher Love.

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El éxito mundial de Violator y la gira de medio año que le siguió llevó al cuarteto a tomarse unas vacaciones más que merecidas. La vuelta fue traumática y podemos imaginarnos la escena de los cuatro reencontrándose en los estudios de grabación y preguntándose mutuamente:

  • ¿Tú has traído algo preparado?

  • Pues yo no.

  • Yo tampoco…

 

Hasta que Martin Gore diría:

  • Yo tampoco he traído nada porque el tiempo libre lo he dedicado a leer el Nuevo Testamento durante estos años. Pero me pondré a componer algo, a ver lo que me sale.

 

Y así podría explicarse el flagrante bajón creativo que nos muestran en la continuación de la mejor obra de su carrera y la temática lírica que encontramos aquí, repleta de reminiscencias bíblicas pasadas por el tamiz anglicano, tal como se nos previene bajo el pretencioso título de Songs Of Faith And Devotion.

 

No obstante, el inicio del álbum no puede ser mejor. Cuando comenzamos a escuchar los sonidos cuasi-industriales de ‘I Feel You’, una sensación de opresión nos empieza a envolver. Las declamaciones de Gahan en las estrofas estremecen porque se asemejan a las de una persona desesperada y luego se llega a su memorable estribillo, que es de los más poderosos que hayan salido de la mente de Mr. Martin L. Gore. Toda esa carga emocional quedó ideal cuando el director alemán de origen turco Fatih Akin empleó la canción en esa perturbadora película titulada en España Contra la pared (Gegen Die Wand, 2004) sobre cómo el amor (cuando surge de verdad) puede contrarrestar los deseos de autodestrucción. Pero no acertarán apenas que un par de veces más en el resto del álbum, pues la falta de ideas que demuestran es alarmante. Eso sí, consiguen una notable balada orquestal, ‘One Caress’, donde volvemos a percibir la emoción de las grandes composiciones de Depeche Mode y esta vez con instrumentos de verdad que engrandecen la carga emocional para un tema cantado esta vez por Gore.

 

La temática bíblica, que de una manera muy vaga sobrevolaba a veces las letras de Gore, aquí aparece de manera más explícita y no solamente por la aburrida ‘Judas’. Con el look de profeta con que se nos aparecía David en esa época, la canción de reminiscencias bíblicas ‘Walking In My Shoes’ reforzaba esa idea por su imaginería de condenación que se despliega bajo un armazón instrumental sombrío y desolador, siendo esta la tercera y última canción salvable para la posteridad de este flojo álbum. Y es que hacer un tema de góspel como ‘Condemnation’ queda ridículo en un grupo como Depeche Mode, pues acaba pareciendo una imitación donde buscan una emoción forzada, o al menos esa es la idea que transmite la voz melosa de Gahan. Pero no es una idea aislada, sino que vuelven a retomar el góspel con otro resultado flojo, aunque al menos no tan empalagoso, en ‘Get Right With Me’. La adenda instrumental que le añaden no aporta nada.

 

La mitad del álbum es muy flojo y desmerece por completo lo que habían hecho en Violator. Todo el tiempo de descanso que se habían tomado les había llevado de nuevo al punto de partida, sin suficientes ideas originales para grabar esta continuación. ‘In Your Room’ o ‘Rush’ podrían pasar por ser descartes de su álbum previo, pues repiten sin gracia ideas ya perfectamente implementadas con anterioridad. Algo forzado suena de entrada el ritmo de ‘Mercy In You’ y no acaba de convencer del todo aunque lo intentan en el tercio final elevando el tono con los arreglos. Para el final, ‘Higher Love’ transmite indiferencia y se olvida rápidamente, aunque es un respiro en comparación con buena parte del material que le precede. Alan Wilder se marchará del grupo tras la gira mundial de presentación del disco, una pérdida importante porque había entrado en el grupo en la época más complicada donde empezaron a redefinir su música. Pero aquí habían desperdiciado el prestigio buenamente ganado.

ULTRA

Año de publicación: 1997

Puntuación:

1) Barrel Of A Gun; 2) The Love Thieves; 3) Home; 4) It's No Good; 5) Uselink; 6) Useless;

7) Sister Of Night; 8) Jazz Thieves; 9) Freestate; 10) The Bottom Line; 11) Insight.

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Comienza aquí la costumbre de Depeche Mode de espaciar cuatro años la publicación de cada nuevo álbum como excusa, en la mayoría de casos, de irse de gira y tocar en directo los éxitos de siempre. Lo que viene a llamarse “vida fácil de estrella musical”. Si la marcha de Alan Wilder fue significativa en el devenir de la banda, eso tan solo podrán saberlo quienes conozcan de verdad los entresijos de la música de Depeche Mode. A priori, para un grupo basado en la electrónica y con un único compositor (que sigue siendo exclusivamente Martin Gore), que se marche un miembro que no compone  ni canta pues no parece que suponga ningún problema importante. Aparte, se atisba dejadez cuando observamos que, tratándose de un grupo tan experimentado que había estado involucrado en la producción, en esta ocasión dejaron todo en las manos de un nuevo productor.

 

Casi que retrocedemos diez años cuando empezamos a escuchar el ritmo industrial de ‘Barrel Of A Gun’. Luego ya meten efectos de voz más novedosos (como si Gahan estuviera cantando desde un micrófono de juguete al que se le está gastando la pila) y algunos detalles como el sintetizador que suena casi a guitarra eléctrica tipo King Crimson. Pero bueno, en conjunto deja una buena sensación por la atmósfera opresiva bien lograda, aunque no deja de ser una falsa primera impresión porque el álbum es bastante flojo en conjunto. En ocasiones, dejarse llevar por la inercia de un estilo ya suficientemente desarrollado a lo largo de los años les lleva a facturar canciones bien estructuradas e implementadas que quedan entre lo más destacado de los Depeche Mode tardíos, como por ejemplo ‘It's No Good’. Y bien podrían haber mirado más veces a su pasado glorioso para intentar mejorar lo realizado aquí.

 

Se nos muestran reposados en ‘The Love Thieves’, pero de tal manera que transmiten indiferencia, que ya es algo mejor que el aburrimiento que llega cuando entramos en ‘Freestate’ o ‘Insight’, otras dos canciones que sobrepasan los seis minutos de duración para completar tiempo y complementar nuestro hastío hacia estos temas. A esta última se le añaden al final dos minutos de ruidos electrónicos bajo el título de ‘Junior Painkiller’ que bien podrían haberse ahorrado. De la introspectiva ‘Sister Of Night’ tan solo podrían destacarse algunos detalles del apartado instrumental, pero tiene una duración excesiva para estar manteniendo continuamente el mismo tono. En cambio, ‘Uselink’ es un intermedio instrumental más bien olvidable, aunque queda mejor que el mero relleno de ‘Jazz Thieves’, mientras que ‘Home’ es otra composición cuya única utilidad es rellenar espacio.

 

La voz de Gore en ‘The Bottom Line’ consigue que la escuchemos con algo más de paciencia, pues esa humildad que transmite consigue llegar a través de unas melodías poco vistosas pero suficientes para canalizar la expresividad vocal. Es otro de los pocos momentos que consiguen que Ultra no sea una verdadera calamidad, pero confirmaban que Depeche Mode ya eran un vestigio del pasado para finales de los noventa. Todavía tardarán más de diez años en revitalizarse mínimamente en el estudio, pues aquí únicamente buscaron satisfacer a los fans y aprovechar la coyuntura para volver a salir de gira, algo siempre rentable para ellos.

EXCITER

Año de publicación: 2001

Puntuación:

1) Dream On; 2) Shine; 3) The Sweetest Condition; 4) When The Body Speaks;

5) The Dead Of Night; 6) Lovetheme; 7) Freelove; 8) Comatose; 9) I Feel Loved;

10) Breathe; 11) Easy Tiger; 12) I Am You; 13) Goodnight Lovers.

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Las alarmas comenzaban a saltar en el seno del grupo, que en el nuevo siglo ya comenzaba a verse como unos Spandau Ballet para la gente que viste de negro. Con la finalidad de modernizar su sonido, se hicieron con los servicios de un productor más avanzado, que era el que venía trabajando con Björk, quien ya era una referencia de la vanguardia musical. Esta vez Gore venía también con un material algo más elaborado bajo el brazo, pero la musa de la inspiración ya no pasaba mucho tiempo con ellos y tampoco se pueden hacer milagros en el estudio de grabación. Aun así, una leve mejoría se atisba tras las enormes decepciones anteriores.

 

De esta manera, vuelven a acordarse de las melodías pegadizas para conformar la incisiva ‘Dream On’, que en cierta manera recuerda el estilo con el que abrían Violator mediante ‘World In My Eyes’, aquí adornado con detalles de interés como la guitarra acústica que podemos escuchar dejando una breve pero pegadiza melodía. El título de ‘The Sweetest Condition’ también puede hacernos pensar en otra canción de aquel álbum, que en lo irrelevante sí que se igualan ambas. Porque aquí volvemos a encontrar relleno sin interés como ‘Shine’ o el instrumental ‘Lovetheme’, pues lo de resurgir de sus cenizas ya era complicado, aunque siempre será mejor que escuchar la aburrida balada electrónica ‘When The Body Speaks’. La que queda como un verdadero despropósito es ‘The Dead Of Night’, donde parece que se estén esforzando por ser lo más irritantes posibles.

 

‘Easy Tiger’ es un olvidable instrumental que da paso rápidamente a la plomiza ‘I Am You’, la cual va cobrando interés en el último tercio pero sin llegar a nada realmente interesante. Curiosamente, lo mejor del álbum se concentra al principio de su segunda mitad, pues nos volvemos a encontrar un estribillo elaborado en ‘Freelove’ y luego la voz insegura de Gore es quizá una virtud para ‘Comatose’ al estar cantada en primera persona su letra. Cabe destacar igualmente ‘I Feel Loved’, donde consiguen por una vez sonar como un grupo electrónico del siglo XXI pero sin perder el tono sombrío de su música. La balada convincente de este disco está cantada por Gore y se titula ‘Breathe’, cuya percusión rápida pero suave recuerda a recursos similares de Björk. También deja una buena sensación ‘Goodnight Lovers’ al poseer un tono humilde que le da una mayor cercanía al oyente. Este final deja una sensación extraña, pues hemos comprobando a lo largo del álbum que modernizando su sonido tampoco han conseguido mejorar mucho. Pero la clave sigue siendo la inspiración a la hora de componer y de eso no había mucho.

2022

PLAYING THE ANGEL

Año de publicación: 2005

Puntuación:

1) A Pain That I'm Used To; 2) John The Revelator; 3) Suffer Well; 4) The Sinner In Me;

5) Precious; 6) Macro; 7) I Want It All; 8) Nothing's Impossible; 9) Introspectre;

10) Damaged People; 11) Lilian; 12) The Darkest Star.

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2022

Instalados cómodamente en una periodicidad cuatrienal para publicar nuevos álbumes, la carrera de Depeche Mode estaba estancada a nivel artístico. A estas alturas parece que se conformaban con satisfacer a los fans y quedarse como un vestigio del pasado, una excusa para que quienes van haciéndose mayores sigan recordando sus tiempos juveniles como si no se hubieran quedado atrás. Para quienes no necesitan este ejercicio terapéutico de autoayuda, Playing The Angel supone una pérdida de tiempo acorde al devenir de la banda tras alcanzar la cúspide con Violator. La portada también parece reveladora, es como si al monigote que aparecía por el OK Computer de Radiohead le hubieran salido pelo y plumas, reflejando su decadencia por no cuidarse.

​

La manera estruendosa de llamar la atención en el inicio de ‘A Pain That I'm Used To’ no transmite buenas sensaciones, pero luego nos adentramos en ese intimismo especial al que saben llegar los Depeche Mode y que suena tan cercano, finiquitado en un estribillo sobrio pero con gancho. La mejor canción del disco es ‘Precious’, que es como si se hubieran encontrado un descarte de Violator y lo hubieran aprovechado. Contiene reconocibles melodías de teclado y una parte vocal pegadiza sin perder el tono emotivo aunque pesimista que recorre las mejores composiciones de esta banda. Esto es lo único que se le puede pedir a Depeche Mode en el siglo XXI, pero desafortunadamente aquí queda como un oasis en medio del desierto de la falta de inspiración que sobrevuela el disco.

 

Lo que encontramos en el resto del álbum es bastante descorazonador porque la emoción ya se pierde. Aun así, queda bastante extraña esa mezcla de techno, góspel y sonidos industriales de ‘John The Revelator’, cuya letra mezcla sin sentido terminología religiosa con una descripción mundana. Es previsible encontrar relleno fácil que se limita a replicar el estilo desarrollado a finales de los ochenta, como ocurre en ‘Suffer Well’, si bien el aburrimiento tanto en música como temática lírica se hace evidente en canciones como ‘The Sinner In Me’, que suena a más de lo mismo pero sin frescura ni gracia. De manera análoga, nos podemos aburrir plácidamente con canciones insulsas tipo ‘Macro’.

 

Pero la solución tampoco es quedarse en un término medio autocomplaciente y pasable para el oyente como resulta ser de manera íntegra la segunda mitad del álbum. Bueno, deberíamos excluir el tema final, ‘The Darkest Star’, porque en este caso son casi siete minutos de aburrimiento continuo. Salvo que uno sea un fanático de esta banda, resulta imposible recordar algo tras haberlo escuchado. Ni siquiera tras haberlo escuchado en repetidas ocasiones, si es que uno tiene la desgracia de pretender escribir sobre ello. En definitiva, Playing The Angel es otro álbum más que solo sirve para hacer bulto en la discografía de Depeche Mode. Afortunadamente, les acabará entrando algo de vergüenza torera y se esforzarán un poco más en el futuro.

SOUNDS OF THE UNIVERSE

Año de publicación: 2009

Puntuación:

1) In Chains; 2) Hole To Feed; 3) Wrong; 4) Fragile Tension; 5) Little Soul;

6) In Sympathy; 7) Peace; 8) Come Back; 9) Spacewalker; 10) Perfect;

11) Miles Away/The Truth Is; 12) Jezebel; 13) Corrupt.

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Cuando ya parecía que Depeche Mode eran un simple vestigio del pasado sin otro aliciente para el público que escuchar sus éxitos de siempre, volvieron por sorpresa con su mejor álbum desde Violator. ¿Había cambiado el grupo? ¿Habían redefinido su sonido? Pues no, simplemente que volvieron a encontrar la inspiración suficiente para que algunas de sus composiciones denotaran el talento que les había llevado a la fama. También encontraremos alguna que otra sorpresa en el sonido del grupo, lo cual denota el interés que volvía a haber (al menos por parte de Gore) de conseguir un álbum suficientemente bueno o al menos que hiciera honor a su mejor época.

 

Una extensa introducción de ruidos electrónicos hace saltar las alarmas nada más comenzar el álbum mediante ‘In Chains’, aunque se trata de una canción que luego es más reposada a pesar de que emplean un marcado ritmo y siguen apareciendo sonidos industriales por medio. En este estilo, más sobrio en definitiva para lo que podríamos asociar con Depeche Mode, obtienen a continuación un resultado algo mejor en ‘Hole To Feed’, que precisamente es una de las tres únicas composiciones del álbum que no son de Gore, sino de Gahan y otros dos músicos que participan igualmente en su grabación. Las otras dos son la dinámica y contagiosa ‘Miles Away/The Truth Is’ y la más industrial pero discreta ‘Come Back’. En general, el cuidado de las melodías en canciones aparentemente menos vistosas como ‘In Sympathy’ o el instrumental ‘Spacewalker’ denotan la seriedad con la que abordaron, por fin, su trabajo los Depeche Mode.

 

Se inspiran en la música coral del Renacimiento en la asombrosa ‘Peace’, cuyo comienzo electrónico no permite intuir lo que llegará muy pronto. Lo primero que escucharemos a continuación de esos sonidos de sintetizador será el celestial estribillo, punteado por una memorable melodía que, en este caso, parece llegar directa del Barroco, como barroca resulta la cautivadora coda instrumental. No se queda atrás ‘Perfect’, más convencional respecto a lo que conocemos ya del grupo pero con un cautivador estribillo que nos muestra una vez más su talento, que ya parecía aletargado. Igualmente se muestran incisivos y con convicción en ‘Wrong’. Por el contrario, está ya muy visto ese tipo de canción pretendidamente sinuosa y misteriosa, tantas veces ejecutada con anterioridad y aquí bajo el título de ‘Little Soul’, pero están tan inspirados que en esta ocasión hasta el relleno de piezas como ‘Fragile Tension’ suena agradable.

 

Gore se reserva su momento como vocalista en la emotiva ‘Jezebel’, que no es una canción religiosa a pesar de lo que parece indicar el título. Aparte, ya sabemos que lo que le interesa a Gore es el Nuevo Testamento, no los devaneos politeístas de los israelíes en el Antiguo Testamento. Finalizan el álbum con brío mediante ‘Corrupt’, de incisivo ritmo algo distorsionado y un apartado vocal donde Gahan se luce con algunas notas altas y, aparte, el estribillo resulta pegadizo. No se puede pedir mucho más a este grupo y se agradece esta vuelta al buen gusto, que de verdad les servía para actualizar el cancionero de sus conciertos.

2023

DELTA MACHINE

Año de publicación: 2013

Puntuación:

1) Welcome To My World; 2) Angel; 3) Heaven; 4) Secret To The End; 5) My Little Universe; 6) Slow; 7) Broken; 8) The Child Inside; 9) Soft Touch/Raw Nerve; 10) Should Be Higher;

11) Alone; 12) Soothe My Soul; 13) Goodbye.

2023

Cuatro años más y volvieron los Depeche Mode con otra colección de nuevas canciones con exactamente la misma proporción de composiciones de Gore y de Gahan, es decir, diez del primero y tres del segundo (esa proporción ciertamente es la recomendable). La banda mostraba una respetable madurez que sin embargo no se traduce en inspiración para ofrecer unas composiciones tan originales como en sus buenos tiempos. Ya hacía mucho tiempo que dejaron de ser vanguardia y en su condición de estrellas de la música no necesitaban buscar nuevas fórmulas.

 

Nuevamente buscan impactar desde el principio mediante sonidos industriales y el sugerente título de ‘Welcome To My World’, una canción que vuelve a enganchar gracias a un estribillo alargado y atrayente. Y es que ahora nos ofrecen composiciones como ‘Angel’, que hay que dejarlas progresar porque envuelven con su ambientación y uno queda atrapado en ella mientras el grupo sigue aumentando el tono hasta llegar a la sorprendente parte final donde aparece una pretendida calma que no se termina de alcanzar porque la electrónica incisiva permanece ahí. En el álbum seguirán tomando como referencia el pasado de la banda y por ello ‘Soothe My Soul’ recoge el testigo de ‘Personal Jesus’.

 

Muchos de los temas son de una duración de cuatro o cinco minutos, algo considerable aunque tampoco sorpresivo, porque así pueden demostrar que son capaces de mantener el interés más allá de los tres minutos. De hecho, una de las mejores canciones del álbum es ‘Secret To The End’, que únicamente adolece de un estribillo poco entusiasta pero el resto de la canción engancha inmediatamente por su pegadizo ritmo en forma de bucle. La canción final ‘Goodbye’ también llama la atención muy pronto por su estilo inicial de blues, pero va elevándose el tono conforme avanza, despojándose de esa etiqueta, y Gahan vuelve a transmitir una gran fortaleza con su voz como en los buenos tiempos. De igual manera, solemnes baladas como ‘Heaven’ demuestran que el grupo había alcanzado por fin una madurez musical adecuada a su trayectoria.

 

Demasiada abstracción electrónica aplican a ‘My Little Universe’, de tal manera que se atisba un potencial en la canción que no se ve desarrollado, lo cual es casi la misma impresión que deja el minimalismo instrumental de ‘Alone’, esto es, que no permite que se pueda extraer el supuesto potencial que parece atesorar la composición. Tampoco convencen cuando buscan un sonido más enérgico y dinámico en ‘Soft Touch/Raw Nerve’. Otras canciones parecen lo mismo de siempre pero sin frescura ni interés, como es el caso de temas que pueden denominarse directamente reciclajes como ‘Broken’ o ‘Should Be Higher’, curiosamente ambos compuestos por Gahan (su tercera aportación es ‘Secret To The End’).

 

De ‘Slow’ su título ya lo dice todo y no cabe añadir más, aunque nunca habían sonado tan blues los Depeche Mode, mientras que Martin Gore se reserva otra balada contemplativa para expresar su yo interior con propiedad, ‘The Child Inside’, si bien queda bastante discreta y a tono con un álbum en general bastante discreto que únicamente podía seguir entusiasmando a los fans acérrimos. No se puede considerar un mal álbum, pero no merece demasiada atención.

SPIRIT

Año de publicación: 2017

Puntuación:

1) Going Backwards; 2) Where's The Revolution; 3) The Worst Crime; 4) Scum;

5) You Move; 6) Cover Me; 7) Eternal; 8) Poison Heart; 9) So Much Love; 10) Poorman;

11) No More (This Is The Last Time); 12) Fail.

Tan cuadriculada se había vuelto la música del grupo como su periodicidad para publicar álbumes. Casi cuarenta años después de su formación, nadie puede esperar que un disco de Depeche Mode le pueda asombrar y solamente una sólida base de los fans de siempre mantienen la reputación que alcanzaron en su día. Son ellos quienes alzan cada nuevo álbum al top ten de las listas de venta como justo precio a pagar para que sus ídolos sigan creando nuevas canciones. El problema es cuando la creatividad se va agotando, a pesar de que eso no sea un problema en las continuas giras de conciertos porque para eso tienen un amplio repertorio y larga trayectoria.

 

No obstante, hacía muchísimo tiempo que no escuchábamos un comienzo que sonara tan natural e instrumentalmente auténtico como ‘Going Backwards’, casi como si no fueran un grupo de electrónica. Deja una buena impresión inicial, pero no es una buena idea alargarla tanto como para sobrepasar los cinco minutos porque las ideas acaban repitiéndose y la coda, aun pareciendo el remedio, tampoco acaba de convencer por sonar forzados los contrapuntos vocales. Intentan sonar igualmente originales en ‘Scum’, pero al final sólo les queda la intención, por lo cual tampoco es mala idea una imitación de los ritmos robóticos de Kraftwerk en ‘So Much Love’, que como imitación funciona bien a pesar de esconderlo bajo voces duplicadas que alargan los sonidos vocálicos.

 

A estas alturas de carrera, las composiciones de Gahan tienen un hueco grande dentro de cada álbum, pero él nunca fue precisamente un compositor competente. Ni siquiera era compositor, tan sólo vocalista. Y bueno, cuando compone junto a Gore (un Gore ya en baja forma), les sale esa mediocridad electrónica titulada ‘You Move’, lo cual sirve para que sus propias composiciones no salgan perdiendo en comparación. De Gahan nos encontraremos un pop sin complicaciones como ‘No More (This Is The Last Time)’ y un relleno bien adornado por unos sintetizadores solemnes titulado ‘Cover Me’, pero al menos que la solemnidad no se vea tan forzada y postiza como la mostrada mediante le percusión martilladora y los vulgares coros de ‘Poison Heart’. Eso ya es mimetizarse con la música moderna, vulgar y exitosa del momento, tipo Imagine Dragons. Que es quizá lo que buscaban.

 

A pesar de la existencia de tanto contenido de relleno (otros ejemplos: ‘Poorman’ y ‘Fail’), Todavía encontraremos un grandioso estribillo como los de antaño en ‘Where's The Revolution’, aunque esto sea aquí una excepción entre tanta mediocridad. En las canciones lentas les sale la ambientación pero se les olvidan las melodías (‘The Worst Crime’, ‘Eternal’), aunque esto ya es un error recurrente en la historia de la banda. En definitiva, Spirit es una nueva colección de canciones con poca gracia, destinada a los fanes. Ellos podrán argumentar que precisamente lo que se busca en Depeche Mode es la poca gracia, que los sonidos oscuros y las letras apesadumbradas te envuelvan en tu mundo interior. Pero claro, eso es precisamente lo que diría cualquier fan de su artista/grupo favorito cuando no ofrece nada interesante a nivel melódico.

MEMENTO MORI

Año de publicación: 2023

Puntuación:

1) My Cosmos Is Mine; 2) Wagging Tongue; 3) Ghosts Again; 4) Don't Say You Love Me;

5) My Favourite Stranger; 6) Soul With Me; 7) Caroline's Monkey; 8) Before We Drown;

9) People Are Good; 10) Always You; 11) Never Let Me Go; 12) Speak To Me.

Los motivos funerarios de la portada de Memento Mori probablemente sean el homenaje al compañero Andy Fletcher, fallecido en 2022, lo cual dejaba a Depeche Mode como exiguo dúo aunque la cantidad de miembros no fuera algo determinante en el grupo mientras estuvieran Gore componiendo y Gahan cantando. Este nuevo álbum no es más que la excusa para seguir saliendo de gira y estar relativamente de actualidad, porque las nuevas generaciones ya no pueden preferir una música que no difiere de cientos de artistas electrónicos similares que han nacido en el siglo XXI o casi acabando el XX.

 

Sonidos industriales, atmósfera envolvente y cero melodías es lo que ofrecen como presentación mediante ‘My Cosmos Is Mine’, o sea, que esto va dirigido a los fans irredentos del grupo porque es una mala imitación de épocas pretéritas en su carrera. Es evidente que ya no van a inventar nada nuevo (y casi nada bueno), así que el recurso fácil, aparte de hacer versiones (que ellos no hacen), es vivir del reciclaje de ideas previas. Desafortunadamente, esto no asegura un buen resultado y nos toca tragarnos flojas canciones como ‘Wagging Tongue’ o ‘People Are Good’. A pesar de tener melodías reconocibles, ‘Ghosts Again’ se limita a replicar el estilo techno de los ochenta, pues no en vano Gore es coautor junto al cantante de ese grupo típico de aquellos años, The Psychedelic Furs, cuyo nombre quedaba gracioso porque poco tenían de psicodélicos. El citado cantante se llama Richard Butler y aparece como coautor hasta de cuatro canciones, reflejando así que es un participante importante en la gestación del disco. También miran directamente a Violator para ‘My Favourite Stranger’, con su tono sombrío unido a unos cortantes sintetizadores. Pero claro, en aquel álbum hubiera sido una canción de relleno sin interés porque no posee melodías reconocibles, mucho menos memorables, que eran las que colmaban Violator.

 

Martin se coloca como vocalista único en ‘Soul With Me’ y nos deja desangelados porque aquí entendemos que se ha hecho mayor, ahora canta baladas ñoñas para adultos. Aparte de los sintetizadores empalagosos, lo peor es que añade una percusión grabada bastante lamentable que no encaja de ninguna manera. Acaban aburriendo cuando Gahan se pone en plan compasivo en ‘Don't Say You Love Me’, pero tiene que ser precisamente Gahan quien acuda a salvar el mal estado creativo de Gore con la emotiva ‘Before We Drown’, lo mejor de todo el disco porque posee un elaborado estribillo con, al fin, una melodía vocal reconocible. Por otra parte, las ideas de ‘Always You’ o ‘Never Let Me Go’ son buenas, pero acaban resultando repetitivas.

 

La poco convincente (en lo musical) ‘Caroline's Monkey’ es el mensaje antidrogas de estos señores que, al menos Gahan de joven, en lo personal no hacían caso alguno de este tipo de mensajes. La sensación de réquiem que transmite la portada del álbum y que estaría también acorde a la edad bastante mayor de los miembros del grupo tiene una perfecta expresión en el tono solemne y oscuro de la canción final ‘Speak To Me’. El problema llega a partir de los tres minutos, que buscan epatar por última vez pero se enfrascan en unos irritantes sonidos de sintetizadores que obligan a darle a la tecla de Stop. Bueno, en realidad lo que habría que pensar es si darle a la tecla de Play para escuchar este álbum que sólo escucharán los fanáticos del grupo.

VÍDEOS

101

Año de publicación: 1989

Los Depeche Mode decidieron que debían inmortalizar la exitosa gira de conciertos tras Music For The Masses y para ello eligieron como director al mítico D. A. Pennebaker, conocido en el mundo de la música por haber grabado un documental del Festival de Monterrey de 1967 (el que consagró a Jimi Hendrix), el concierto de despedida de Ziggy Stardurst o el seguimiento de Bob Dylan en el Reino Unido durante su gira de 1965, titulado Dont Look Back. Aquí encontraremos una mezcla de tres vertientes sobre la gira de Depeche Mode: actuaciones en directo (siempre editadas), al grupo entre bastidores y luego unos cuantos fans que se dirigen a ver el último concierto de la gira en California. Esto último es lo peor con diferencia porque no tiene interés ver las vicisitudes de unos fans. Pero bueno, esta película estaba dirigida a los fans y ellos son quienes podían empatizar con la situación. Una escena bien significativa de lo que se trata en general la vemos por el principio, pues queda muy impactante la imagen de fajos y fajos de billetes (de ingresos de las entradas vendidas) siendo contados por el personal correspondiente mientras suena ‘Everything Counts’. Respecto al concierto, la escenografía es impactante porque la música electrónica queda muy insulsa si uno se limita a mirar a las figuras estáticas de los músicos detrás de sus sintetizadores. Como ya se dijo en la reseña sobre el álbum 101, las canciones suenan igual que en el estudio, así que la diferencia está en el carisma de Dave Gahan como showman y animador del público. En la reedición en DVD hay un segundo disco que contiene las actuaciones completas por separado, sin interrupciones, así como entrevistas a los miembros del grupo donde aprovechan para hablar de sus proyectos en solitario.

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