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THE CRANBERRIES

EVERYBODY ELSE IS DOING IT, SO WHY CAN'T WE?

Año de publicación: 1993

Puntuación:

1) I Still Do; 2) Dreams; 3) Sunday; 4) Pretty; 5) Waltzing Back; 6) Not Sorry; 7) Linger;

8) Wanted; 9) Still Can't; 10) I Will Always; 11) How; 12) Put Me Down;

[BONUS TRACKS:] 13) Reason; 14) Them; 15) What You Were; 16) Liar;

17) Pretty (pret a porter movie remix); 18) How (radical mix).

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De la ciudad de Limerick, en Irlanda, surgió esta banda que se apoyaba en dos pilares fundamentales: la voz de Dolores O'Riordan y la guitarra de Noel Hogan. Ambos serían también los autores de todas las composiciones, siendo las letras exclusividad de Dolores. Tras algún EP sin repercusión, lograron grabar su primer álbum con la producción nada menos que de Stephen Street, quien había logrado notoriedad como productor de The Smiths. Parecía el adecuado para los Cranberries, ya que el esqueleto instrumental del grupo se dirigía a un estilo pop-rock basado en guitarra rítmica y percusión dinámica. En la edición que yo poseo, subtitulada como The Complete Sessions 1991–1993, se pueden encontrar algunos temas adicionales y mezclas alternativas.

 

La gran habilidad que poseían para crear composiciones de amplio calado psicológico queda bien patente nada más comenzar mediante la sombría ‘I Still Do’. De manera magistral lo consiguen en ‘Pretty’, donde la voz de Dolores desgarra por su expresividad. Fue empleada en la banda sonora de la sobrepublicitada película de los noventa Pret-a-porter, cuya mezcla alternativa, que incluye violines, encontramos en los bonus tracks. En los ambientes introspectivos es donde se desenvuelve mejor su voz, pasando de la calma a la rabia de manera gradual como ocurre en ‘Not Sorry’, precedente del efectismo que emplearán en el futuro éxito de ‘Zombie’. Esa peculiar y expresiva voz engrandece considerablemente el estribillo de ‘Still Can't’, de gran emotividad. Incluso temas más discretos como la calmada ‘I Will Always’ presentan interés por poder escuchar a O'Riordan modular su voz. Bueno, en los años venideros ya no será tan interesante porque no dejará de ser más de lo mismo, pero al principio resultaba muy atrayente, de ahí el éxito que tuvieron.

 

Las similitudes con los Smiths son más que evidentes en ‘Sunday’, cuyo animado ritmo acústico (una vez transcurrida la calmada introducción instrumental de más de un minuto) recuerda enseguida a ‘William, It Was Really Nothing’. Pero bueno, cualquier banda que realice un pop-rock de sección rítmica prominente y guitarra rítmica estilo Byrds es susceptible de recordar a The Smiths. De hecho, en temas donde la voz de Dolores suena más comedida, como ‘Wanted’, es cuando más se les puede asociar a los de Manchester. La mano experimentada de la producción se deja notar en los arreglos orquestales que adornan ‘Linger’ o en la recta final de ‘Put Me Down’, embelleciendo unos temas introspectivos y tristes que salen ganando con esta acertada producción.

 

El componente céltico de la banda, como buenos irlandeses que eran, se deja ver en varias ocasiones. Es más evidente en la conocida ‘Dreams’, cuyo estribillo se basa en uno de esos gritos tribales célticos por parte de O'Riordan y es la clave de su éxito, ya que ese componente tan exótico enmascara el hecho de que vaya envuelto de unos arreglos pop bastante convencionales. En el caso de ‘Waltzing Back’, los cantos de Dolores parecerían más bien tiroleses que gaélicos, pero queda muy original esa mezcla de vals, pop y canto étnico.

 

Cuando aflora la verdadera furia contenida en la música de la banda, surgen joyas como ‘How’, un desgarrador canto de recriminación por una relación rota que transmite al mismo tiempo la frustración y rabia de la protagonista. Al mismo tiempo, recuerda el estilo de Siouxsie And The Banshees. De todas maneras, en este álbum todavía se muestran prudentes a la hora descargar verdaderos trallazos de guitarra, mostrándose más interesados en el aspecto ambiental y psicológico de las ejecuciones. Quizá por ello en los bonus tracks podemos encontrar temas muy enérgicos como ‘Reason’ o la sensacional ‘Liar’, esta última realmente más tranquila pero con un combativo estribillo que supera motivacionalmente la temática de impotencia y frustración que pulula a lo largo del álbum. Por el contrario, ‘What You Were’ ya no ofrece nada que no hayamos visto con anterioridad, mientras que ‘Them’ suena excesivamente lacrimógena y los efectos de eco en la voz no ayudan para nada.

 

Entraba de esta manera por la puerta grande uno de los grupos que más populares iban a convertirse a lo largo de la década. Todavía no les llegaría el éxito masivo mundial, eso sería a partir de ‘Zombie’, pero nunca les volveremos a encontrar tan frescos, inspirados y con un álbum tan cohesionado y consistente como en su debut, además de contener un buen puñado de las mejores canciones que hayan grabado.

NO NEED TO ARGUE

Año de publicación: 1994

Puntuación:

1) Ode To My Family; 2) I Can't Be With You; 3) Twenty One; 4) Zombie; 5) Empty;

6) Everything I Said; 7) The Icicle Melts; 8) Disappointment; 9) Ridiculous Thoughts;

10) Dreaming My Dreams; 11) Yeats' Grave; 12) Daffodil Lament; 13) No Need To Argue.

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Llegó el momento deseado por toda banda de rock que es conseguir éxito en todo el mundo. En este caso lo merecían, aunque lo más curioso es que lo consiguieran con una canción que no respondía a lo que habían hecho anteriormente, contenida en un álbum de tono general mucho más relajado y también menos original que el de su debut. Pero bueno, la vida es así. Seguía Stephen Street a los mandos de la producción para seguir obteniendo un sonido cristalino que había permitido apreciar sobre todo las cuidadas partes de guitarra que, sin embargo, aquí se prodigan menos y adoptan un rol secundario en muchos casos. Parece que habían intuido que el potencial comercial estaba en la particular forma de cantar de Dolores O'Riordan y la evolución se dirige en ese camino. Otra cosa bien diferente es que sea lo acertado.

 

El gran pelotazo de estos irlandeses fue ‘Zombie’, la canción que les dio fama mundial sin que España fuera una excepción. La fuerza de esta composición no reside solamente en su adaptación de los parámetros grunge aún de moda en ese momento para crear la estructura de contraste entre las estrofas tranquilas e inquietantes frente a un estribillo potente e impactante, como tampoco en la interpretación catártica de Dolores. Lo que de verdad la dota de un poderío excepcional para completar los anteriores elementos es su letra desgarradora sobre la violencia en Irlanda del Norte, una horrenda cotidianidad en la que crecían los niños y que por suerte ya es un vestigio del pasado. Parece que hablar de violencia real (o sea, realista) les inspira las composiciones más honestas y, por ende, más interesantes, sobre todo a Dolores porque las letras son todas suyas. En el caso de la brillante ‘The Icicle Melts’ se trata de violencia doméstica, una temática que abordarán en más ocasiones mediante canciones igual de fabulosas. Además, es en momentos así cuando la voz de O'Riordan es realmente expresiva y no da la sensación de ser una mera excusa para hacer sus peculiares gorgoritos como si fuera una Shakira gaélica.

 

El mayor problema de este álbum es que flojea en las canciones más lentas, ya que en la mayoría de ellas los instrumentos se limitan a acompañar la voz cantante con arreglos convencionales y solo las melodías que pueda cantar Dolores consiguen salvarlas de la mediocridad. ‘Empty’ sería un buen ejemplo de lo comentado, ya que basa su singularidad en la entonación del título, nada más. Y lo mismo puede decirse de ‘Everything I Said’ o de ‘Ode To My Family’, cuyo título le viene perfecto porque es una balada hecha para agradar a toda la familia, desde la abuelita hasta el retoño gateador, pero de los Cranberries esperaríamos algo más. Las baladas deberían ser al menos del estilo de ‘Twenty One’ o ‘Disappointment’, es decir, poseer un ritmo con alicientes instrumentales y que las cualidades vocales de O'Riordan se aprovechen en armonías complementarias a unas melodías vocales cuando menos interesantes. Los cambios de ritmo en las diferentes secciones de ‘Daffodil Lament’ son su mejor carta de presentación, a lo cual se han de añadir diversas melodías instrumentales que se van colando a lo largo de su impredecible estructura que se alarga hasta los seis minutos, todo un mérito para este grupo. En el polo opuesto, la lentitud de ‘Dreaming My Dreams’ y de ‘No Need To Argue’ exasperan un poco y solo se recomiendan a los devotos de la voz de Dolores.

 

En ritmos rápidos como  el de ‘I Can't Be With You’ tampoco es que acaben de sonar muy convincentes, menos todavía si el estribillo es tan simple como repetir “Be with you” con la peculiar voz de Dolores que ya ha perdido el factor sorpresa. Cuando retornan al mejor estilo guitarrero de Everybody Else Is Doing It, como es el caso de ‘Ridiculous Thoughts’, nos devuelven el mismo entusiasmo que desprendían en sus inicios. También suena poderoso el homenaje de ‘Yeats' Grave’ al gran poeta irlandés, donde las partes recitadas quizá pudieran estar inspiradas en algún poema del mismo Yeats.

 

Al final, lo que nos queda es la típica disyuntiva entre haber mantenido el mismo estilo del debut o seguir evolucionando. Tampoco es que se le pueda denominar evolución de manera apropiada a este segundo álbum, pues se trata de una clara involución, así que la respuesta parece obvia. Pero como suele pasar en estos casos, el éxito distorsiona la realidad artística y estos irlandeses no se iban a escapar de este problema. Por último, destacar las fotos del libreto con el mismo sofá en diferentes lugares (el mismo sofá del álbum de debut), que quedan entre graciosas y surrealistas.

TO THE FAITHFUL DEPARTED

Año de publicación: 1996

Puntuación:

1) Hollywood; 2) Salvation; 3) When You're Gone; 4) Free To Decide; 5) War Child;

6) Forever Yellow Skies; 7) The Rebels; 8) Intermission; 9) I Just Shot John Lennon;

10) Electric Blue; 11) I'm Still Remembering; 12) Will You Remember; 13) Joe;

14) Cordell; 15) Bosnia.

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Quizá con la intención de buscar sonidos nuevos y otro rumbo, los Cranberries cambiaron al experto productor de power-pop Stephen Street (The Smiths, Blur) por otro que tenía en su currículum a grupos como Bon Jovi, Poison o los Aerosmith más descaradamente comerciales y, por tanto, menos interesantes. Este primer dato no invita a la esperanza, pero si nos percatamos de que los Cranberries todavía estaban en forma artística y con la motivación por las nubes tras su éxito mundial mediante No Need To Argue, el presumible bajón queda suavizado y al final nos queda un disco decente aunque irregular a intervalos, tal cual ocurría en el álbum precedente.

 

En cualquier caso, este disco dista mucho de ser perfecto, con baladas como ‘When You're Gone’ que ya están muy vistas aunque suenen agradables. En particular, ‘War Child’ es bastante bochornosa por su estilo de balada orquestal hollywoodiense (¿No nos habían dicho que esto no es Hollywood?), más propio de Céline Dion que de una banda de rock. Recuerda a la deriva, por ejemplo, de las baladas de Lake en ELP. El formulismo de canciones como ‘Free To Decide’ deja la impresión de que han sido escritas en cinco minutos y con poco esfuerzo. Sin embargo, componer un vals puede parecer una tarea sencilla si nos fijamos solo en el ritmo. Pero por eso mismo resulta más complicado conseguir que pueda sonar original y pegadizo, como ocurre con el delicioso vals de ‘Will You Remember’, de emotiva melodía implementada al unísono por el teclado y la voz de Dolores.

 

La conciencia social de O'Riordan le lleva a denunciar la masacre ocurrida en Bosnia tan solo un año antes, ya en los últimos meses de la sangrienta guerra consecuencia del desmembramiento de la antigua Yugoslavia. La canción ‘Bosnia’ mantiene la misma esencia (y casi la estructura) de ‘Zombie’ respecto al contraste tonal de la voz entre las estrofas y los estribillos, por lo que ya no puede poseer la misma frescura, aunque vale la pena echarle un vistazo. Eso sí, el truco efectista final de incluir el sonido de una caja de música queda bastante ridículo por lo pueril. No es el único momento en que su canción más famosa reaparece vagamente, puesto que en algunos momentos de ‘Hollywood’ las comparaciones con ‘Zombie’ son obvias, pero aun así posee suficiente personalidad propia para poder disfrutarla y ese gancho cuando canta “This is not Hollywood”.

 

Una de las canciones más frenéticas que hayan ejecutado es sin duda ‘Salvation’, poseedora de muchos más detalles de los que pueda aparentar su base grunge todavía de moda en ese momento, no solo por el peculiar timbre vocal sino también por la sutil guitarra (¿o es el teclado?) que suena aparte de la rítmica. Pudiera ser ese el camino a seguir como banda de rock pero, para cuando llega la abominable ‘Forever Yellow Skies’, queda claro que pueden caer al nivel de una banda de tercera fila que no ha entendido lo que significa el rock. Tampoco es que precisamente lo borden en ‘I Just Shot John Lennon’, cuya vulgaridad encaja fatal con lo que requeriría una letra que habla de un suceso violento y real, rematado (nunca mejor dicho) en el sonido de un disparo al final. Cutre total.

 

Como ocurría en No Need To Argue, es cuando recuperan el estilo melódico de su debut que consiguen los mejores resultados, lo cual sucede en buena parte de la segunda mitad del álbum. La conjunción de parte tranquila de base acústica con un potente estribillo de ‘The Rebels’ es una demostración bien clara de la necesidad de volver a su esencia, explotando las capacidades de cada uno de los cuatro miembros, no solo la voz de Dolores. En forma de balada de medio tempo de ‘I'm Still Remembering’ también recoge por fin ese entusiasmo de los inicios, con la curiosidad de que la guitarra suena al estilo de The Cure en los noventa. Las raíces celtas supuran en ‘Electric Blue’, aunque su estribillo cantado en latín quizá la entronque más con la música antigua irlandesa. Las raíces folk afloran también hacia la recta final del álbum, puesto que en la agradable ‘Joe’ colocan una mandolina en primer plano para acentuar sus aires populares y en ‘Cordell’ es la flauta el instrumento más tradicional empleado.

 

Así pues, mantenían los Cranberries el tipo con este disco de casi una hora de duración, alternando aciertos con algunos errores que incluso ya se iban repitiendo como si fuera una tradición. Pero seguían siendo uno de los grupos más vendedores y promocionados de la década, y eso para unos irlandeses que no fueran U2 era un logro más que evidente.

BURY THE HATCHET

Año de publicación: 1999

Puntuación:

1) Animal Instinct; 2) Loud And Clear; 3) Promises; 4) You And Me; 5) Just My Imagination; 6) Shattered; 7) Desperate Andy; 8) Saving Grace; 9) Copycat; 10) What's On My Mind;

11) Delilah; 12) Fee Fi Fo; 13) Dying In The Sun; 14) Sorry Son.

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La interrupción momentánea en la carrera de The Cranberries no pudo ser más acertada porque les sirvió para descansar y retomar con fuerza su carrera. En cuanto a Dolores O'Riordan, en ese tiempo los más perspicaces lograrían descubrir su voz en la canción céltica de introducción de la película La sombra del diablo (The devil's own, 1997), un flojo film policíaco que aprovechaba la temática del conflicto norirlandés para llevárselo a Nueva York y desarrollar un guion muy típico y tópico. Los Cranberries no volvieron con un sonido nuevo ni novedades reseñables, estaba claro que la experimentación no era una de las características de este grupo, pero la experiencia acumulada les permite sacar el máximo partido a las virtudes principales que poseían. En concreto, las cuatro primeras canciones conforman el mejor inicio imaginable para un disco de los Cranberries, aunque luego ya no pueden mantener ni de lejos un nivel tan alto en el resto de temas.

 

La emotiva ‘Animal Instinct’ es una de las canciones que más adentro penetran cuando se capta su mensaje, más allá de sus imbatibles melodías vocales y grandes momentos como los versos tipo “Do you know you made me cry?”. Lo más curioso es que en la letra habla del instinto animal como algo agradable, cuando en realidad es todo lo contrario por la degradación que conlleva del ser humano hacia su condición más primaria de animal. Pero cualquier duda queda resuelta en la forma de cantar de Dolores, puesto que transmite más bien lo segundo que lo primero, esa tristeza de quien es consciente que los instintos primarios le superan en las situaciones críticas y esto solo le causa problemas. La mayor gloria posible del pop vocal llega con ‘Loud And Clear’, donde la misma Dolores dobla su voz para crear sensacionales contrapuntos. La inclusión de vientos recuerda a los Blur más británicos, aunque ya no esté Stephen Street en la producción, y no hay que perderse el glorioso puente (“Loud and clear I make my point dear”). El rock aguerrido y emocionante llega con ‘Promises’, el vehículo perfecto para que O'Riordan extraiga todo el potencial de su voz, mientras que ‘You And Me’ representa el polo opuesto, una delicada balada donde la voz transmite una diversidad de emociones y matices solo al alcance de grandes cantantes. La instrumentación de esta canción es de lo más vulgar que se puede encontrar, pero Dolores se basta ella sola para elevarse al olimpo de las grandes intérpretes del rock y conseguir que esta canción sea una obra de arte lírico.

 

Y tras este comienzo fulgurante que nos hace pensar sobre si nos encontramos de verdad ante un grupo que merecería el apelativo de denominarse como los Beatles irlandeses, llega la bajada súbita al mundo real de The Cranberries. La caída no es súbita, sino suave, puesto que ‘Just My Imagination’ y ‘Shattered’ son todavía composiciones notables que merecen su atención por poseer grandes momentos y destacadas melodías, aunque no lleguen al nivel excelso de sus predecesoras. Pero a partir de ahí, prácticamente todo lo demás cae en una mediocridad casi exasperante que acaba diluyendo toda la euforia del inicio. De canciones como ‘Copycat’ o ‘Delilah’ solo puede decirse que no parecen sino meros reciclajes de ideas antiguas, que al menos se tiene el consuelo de que han escogido las ideas correctas para reciclar. Otras como ‘Fee Fi Fo’ y ‘Sorry Son’ se sitúan en esa esfera entre la balada pop y los arreglos rock que también hemos visto en más de una ocasión. Como recurso facilón para componer más música, no faltan más baladas agradables de poco compromiso como ‘What's On My Mind’ o ‘Dying In The Sun’. Al menos puede destacarse ‘Saving Grace’ porque se beneficia de un emotivo estribillo bien complementado por la instrumentación. En cambio, en ‘Desperate Andy’ parece que estén imitando a los Smiths, sobre todo Dolores al cantar de una manera muy al estilo de Morrissey, solo que a ella en el estribillo no le salen con naturalidad los melódicos “la, ra, la, ra, la” y otros exabruptos como le salían al de Manchester.

 

Como puede colegirse de todo lo comentado, la descompensación manifiesta entre las dos mitades del disco no deja una sensación tan satisfactoria como para catalogarla como la mejor obra de The Cranberries. Pero ese comienzo espectacular con cuatro de las mejores canciones que hayan grabado nunca es suficiente premio para convertir este álbum en uno de los mejores de su carrera y en todo un acierto para quien se acerque a la música de estos irlandeses.

WAKE UP AND SMELL THE COFFEE

Año de publicación: 2001

Puntuación:

1) Never Grow Old; 2) Analyse; 3) Time Is Ticking Out; 4) Dying Inside; 5) This Is The Day;

6) The Concept; 7) Wake Up And Smell The Coffee; 8) Pretty Eyes; 9) I Really Hope;

10) Every Morning; 11) Do You Know; 12) Carry On; 13) Chocolate Brown;

[BONUS TRACK:] 14) Cape Town.

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Proseguía el tirón comercial de los Cranberries y ahora ya eran una máquina bien engrasada para continuar haciendo más o menos lo mismo que han demostrado que saben hacer bien. Dolores sabe mostrarse como una buena confidente de sus pensamientos internos, con esa seguridad que aporta la experiencia y el conocer sus puntos fuertes, ayudando a que todo el contenido del álbum salga airoso y no pueda objetarse nada relevante. Vuelven a hacerse con los servicios de Stephen Street en la producción, motivo por el cual en muchos momentos parece que estemos escuchando a los Blur de Modern Life Is Rubbish, es decir, de casi una década antes. Pero esto no represente ningún problema a la hora de escuchar el disco.

 

El comienzo mediante la introspectiva y melódica ‘Never Grow Old’ nos muestra a una banda que sigue desglosando canciones emotivas y convincentes al mismo tiempo, con unos mesurados arreglos que crean una adecuada y agradable ambientación. Ello no es incompatible con la tentación de repetir esquemas que aseguren resultados aceptables, de ahí que ‘Analyse’ sea una mera reescritura de ‘Dreams’, una mala elección para un grupo del que se espera que al menos puedan lograr temas emotivos con la ligereza y originalidad melódica de ‘Chocolate Brown’, una de esas canciones que consiguen mucho con muy poco. Como también es otra balada destacada ‘Carry On’. Pero vaya, que de sencillas baladas tranquilas y agradables, sin mayores pretensiones, estamos bien servidos: ‘Dying Inside’, ‘Pretty Eyes’, ‘The Concept’, ‘Every Morning’…

 

El rock pulsante y de ritmo amenazante de ‘Time Is Ticking Out’ vuelve a ofrecer un mensaje reivindicativo y además fue publicada como single. Quizá demasiado simplón, pero ya es algo positivo que un grupo de moda nombrara Chernobyl y promoviera una atención especial hacia los graves problemas medioambientales que ya son inherentes al descontrolado avance tecnológico de los humanos. En esa vertiente más rockera puede destacarse también ‘I Really Hope’, sobre todo por su coda, así como el bonus track ‘Cape Town’, poco sorpresivo en cuanto al estilo empleado pero efectivo en su desarrollo. No puede decirse lo mismo de ‘This Is The Day’, ya que se trata de una combinación lineal entre ‘Promises’ y ‘Salvation’, ralentizando el ritmo para que se note menos.

 

La canción que da título al álbum es la composición más elaborada y perfecta que encontraremos aquí. Una relajada introducción instrumental de más de un minuto da paso a un afilado riff de guitarra acompañado de una marcial percusión, todo un cambio de humor para que entre la voz más aguerrida de Dolores, rematando una excepcional interpretación vocal con un poderoso estribillo y un memorable puente (“She's only got one reason to live, this is your life”). Que no haya ninguna canción mala en este álbum demuestra la profesionalidad y el buen hacer que poseían. El único problema es que la musa de la originalidad melódica no aparece en cantidades suficientes para ensalzar el nivel del disco al mismo de entregas anteriores, pero es una loable entrega que satisfaría a los seguidores de la banda. Por el contrario, quienes no se sintieron suficientemente satisfechos fueron los propios Cranberries, ya que se disolvieron para iniciar unos fallidos proyectos alternativos.

BUALADH BOS. THE CRANBERRIES LIVE

Año de publicación: 2009

Puntuación:

1) Wanted; 2) Liar; 3) Linger; 4) I Still Do; 5) Waltzing Back; 6) Not Sorry; 7) Pretty;

8) Forever Yellow Skies; 9) Free To Decide; 10) Sunday; 11) Ode To My Family;

12) Ridiculous Thoughts; 13) Zombie; 14) Promises; 15) Dreams.

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De diversas actuaciones durante los años noventa (concretamente de 1994 a 1998) se realizó la presente recopilación, cuyo título hace honor a las raíces gaélicas del grupo, completando así un hueco que quedaba por cubrir, ya que nunca antes habían publicado ningún disco en directo. En parte, el motivo de no haberlo hecho antes parecía claro para cualquiera que recordara alguna actuación de ellos, ya que no solían llegar al nivel cualitativo de las grabaciones en el estudio (hace hasta gracia leer en el libreto “You should have seen them live”). Pero el nivel global aquí reflejado es bastante alto, lo cual les venía muy bien porque este lanzamiento coincidió con una nueva gira de los Cranberries después de muchos años desde la última vez que habían estado juntos.

 

Las siete primeras canciones pertenecen a un concierto en Hollywood de 1994 y provienen todas del Everybody Else Is Doing It, So Why Can't We?, de ahí que resulte previsible avisar de que entre ellas encontraremos lo mejor del presente álbum. Sorprendentemente, lo único insustancial resulta ser ‘Linger’, debido a una introducción de un minuto de guitarra que dejaba claro que Noel Hogan no era lo que se llama un virtuoso de su instrumento, así como la ralentización del ritmo original, elección que juega totalmente en su contra. En el polo opuesto, cabe destacar la interpretación de ‘I Still Do’ como insuperable, tanto que deja atrás a su equivalente de estudio, ya que en directo se palpa todo el sentimiento que transmite la voz de Dolores y el resto del grupo reproduce de forma efectiva toda la lóbrega ambientación. Sobre todo en la introducción y en la parte final, cuando escuchamos los lamentos de Dolores, el conjunto de todos esos elementos pone los pelos de punta. En ese sentido ‘Waltzing Back’ y ‘Pretty’ nos muestra igualmente al grupo en toda su gloria.

 

También del año 94 son las cinco últimas canciones salvo ‘Promises’, extraídas de un concierto en Irlanda. Sin embargo, en este caso tres de ellas sí que pertenecen al No Need To Argue, donde obviamente no podía faltar ‘Zombie’ en una copia calcada a la grabada en el estudio. Aun así, tocan lo que es en principio el tema estrella de su debut, ‘Dreams’, donde los cánticos tiroleses no salen todo lo bien que se esperaba, como si O'Riordan hubiera perdido facultades, al menos en este concierto de Irlanda. De hecho, si nos fijamos en su voz durante la introducción de ‘Ridiculous Thoughts’, suena poco afortunada, como tampoco acaba de convencer en el resto del tema, socavando de esa manera todo lo que había logrado en las primeras interpretaciones de este álbum.

 

Las canciones de la octava a la décima son de la gira de 1996 y es significativo que lo único destacado sea ‘Sunday’, un tema del álbum de debut. En cambio, ‘Promises’ es la única interpretación de 1998, pero debida a un acontecimiento bien excepcional: un concierto en Oslo por el Premio Nobel de la Paz, la única categoría de esos premios que se entrega en Noruega. Y por tan excepcional interpretación, la cual incluye novedosos contrapuntos vocales, bien podrían haberles dado otro premio a ellos, ya que se palpa la especial inspiración del momento y escuchamos a los Cranberries en toda su fuerza y como desearíamos que sonaran siempre en directo. Por desgracia, a lo largo del álbum no todo es así, pero en general todo suena mejor de lo que se podría esperar de ellos con solo hacer algo de memoria, así que nos queda un disco compensado y recomendable, con algunos momentos de catarsis musical.

2020

ROSES

Año de publicación: 2009

Puntuación:

CD I: 1) Conduct; 2) Tomorrow; 3) Fire & Soul; 4) Raining In My Heart; 5) Losing My Mind;

6) Schizophrenic Playboy; 7) Waiting In Walthamstow; 8) Show Me; 9) Astral Projections;

10) So Good; 11) Roses.

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CD II: 1) Analyse; 2) Animal Instinct; 3) How; 4) Linger; 5) When You're Gone;

6) When You're Gone; 7) Wanted; 8) Salvation; 9) Desperate Andy;

10) I Can't Be With You; 11) Ode To My Family; 12) Free To Decide;

13) Ridiculous Thoughts; 14) Zombie; 15) Shattered; 16) Promises.

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2020

El retorno de los Cranberries una década después desde su último álbum de estudio es engañoso, ya que casi todo su contenido había sido previamente grabado entre 2002 y 2003, quedando archivado por la disolución súbita de la banda. Tras la gira de reunión que iniciaron en 2009, decidieron que era el momento de rescatar esas grabaciones y añadir algo nuevo al disco que legitimara el retorno. La nueva canción es ‘Tomorrow’, mientras que el resto del tiempo lo emplearon en dar algún retoque al material antiguo. La edición especial que estoy comentando contiene además un segundo disco con un concierto de 2010 en Madrid, que tampoco es gran cosa porque en muchos momentos canta el público y eso no es precisamente para disfrutarlo desde una casa, además de que presenta escasas diferencias en el repertorio respecto de Bualadh Bos, únicamente en que aquí se incluyen unas pocas canciones post-1998 y en general hay poco entusiasmo.

 

Sabiendo que Roses fue en realidad grabado mucho antes, resulta algo chocante a priori que en el concierto de Madrid no toquen absolutamente nada de él. Pero una vez acabado este nuevo álbum, ya sabemos el motivo. La introducción marcial de ‘Conduct’ parece avisarnos de que no se separaron por estar grabando trivialidades, aunque luego comprobaremos que se trata de un espejismo. Es un tema solemne y muy apropiado para expresar lo que debió ser el clima grupal de 2003 que les llevó a la disolución, pues el primer verso ya nos dice: “Now it's too late, I can see that we should not be together”; suele ocurrir que, cuando se quiere rectificar, ya es tarde para ello.

 

El sonido tipo The Smiths al cual recurren desde que comenzaron a principios de los noventa, aquí reaparece en la única composición nueva, ‘Tomorrow’,  un pop agradable de guitarras con variedad de melodías vocales. Que se note que Stephen Street volvía a estar a los mandos de la producción. Está compuesta a solas por O'Riordan, un indicativo de quién había puesto la iniciativa para este retorno del grupo. De ella es también la que puede considerarse la mejor canción de este álbum: ‘Show Me’. Adolece de un estribillo demasiado simple para convertirse en otro clásico de la banda, pero por lo demás recoge ímpetu, emoción y la energía suficiente para destacar en esta mediocre obra. La vertiente más rockera de la banda la encontramos en ‘Schizophrenic Playboy’, donde esa energía adicional suple con creces la ausencia de originalidad. Su estribillo tiene gancho y es por ello de los pocos temas aquí que pueden escucharse repetidamente, incluso aunque introduzcan sibilinamente ese inoportuno violín antes del último retorno del estribillo.

 

Por su tono inicial algo robótico, en ‘Fire & Soul’ no se sabe bien si se han inspirado en Joy Division, pero sería lo único reseñable para lo que es una irrelevante balada, como se podría catalogar también a ‘So Good’, siendo ambas una gloria en comparación con la lamentable ‘Roses’, más propia de una banda amateur que pretende hacer algo en plan solemne. A quienes quieren imitar claramente es a Portishead en ‘Waiting In Walthamstow’, buscando el intimismo bajo un prominente ritmo y una artificial voz susurrante de Dolores que simplemente vulgariza la canción en vez de caracterizarla. El estribillo habría salido ganando con otro tipo de tratamiento en la voz, como mínimo que fuera más natural. Otras canciones simplemente se olvidan porque suenan a repetición de innecesaria de lo que hicieron en los noventa (‘Losing My Mind’,‘Raining In My Heart’), aunque no puede decirse precisamente que sean malas canciones. Ya que te copias a ti mismo, está bien que te copies correctamente. Eso sí, intentar colar casi cinco minutos de reescritura como en ‘Astral Projections’ es quizá demasiado.

 

Al final, este triste retorno nos deja con dos ideas principales bastante evidentes y bastante recurrentes en este tipo de situaciones:

Conclusión 1) De no haberse vuelto a juntar, nadie hubiera echado de menos estas grabaciones.

Conclusión 2) Si no eran capaces de mejorar el contenido de este álbum, era mejor que se disolvieran de nuevo.

Y eso mismo es lo que hicieron, para alivio de tod@s. Tal sería la desilusión e incapacidad, que Dolores O'Riordan ni siquiera retomaría su carrera en solitario. Descanso total hasta que el aliciente económico les llevó a juntarse de nuevo unos años después.

SOMETHING ELSE

Año de publicación: 2017

Puntuación:

1) Linger; 2) The Glory; 3) Dreams; 4) When You're Gone; 5) Zombie;

6) Ridiculous Thoughts; 7) Rupture; 8) Ode To My Family; 9) Free To Decide;

10) Just My Imagination; 11) Animal Instinct; 12) You & Me; 13) Why.

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La portada de este último disco de The Cranberries ya nos avisa de que la fuerza motivadora para grabarlo ha sido la nostalgia, de ahí que vuelvan a aparecer en un sofá como en sus primeros años. Nostalgia de unos años dorados que ya quedaban muy lejos y que nunca podrían siquiera igualarse. De hecho, básicamente se trata de interpretaciones en formato acústico de sus canciones de siempre, a lo que se añaden tres composiciones nuevas. Para darle importancia y gravedad a esta reunión, se hacen acompañar de una orquesta, lo cual también se amolda bien a algunas canciones del grupo. Igual de perceptible resulta el cambio en el timbre de voz de Dolores porque se ha vuelto ligeramente más grave, algo normal debido al paso de los años. Lo anormal sería lo de Greg Lake, pero eso ya es otra historia.

 

Alguien puede preguntarse, ¿y por qué no grabaron todo un disco con nuevo material? La respuesta la proporcionan las tres composiciones nuevas (‘The Glory’, ‘Rupture’ y ‘Why’), unas mediocridades acústicas que podrían pertenecer a cualquier banda del montón. Bueno, tampoco debería menospreciar ‘Why’ porque al menos posee unos arreglos elaborados y una interesante coda, aunque los primeros acordes de guitarra acústica nos pueden hacer pensar en ‘Zombie’. Este tema es precisamente uno de los pocos alicientes que posee este disco, esto es, que puede existir una sana curiosidad de comprobar cómo puede sonar ‘Zombie’ en formato acústico y con un acompañamiento orquestal. El resultado es en principio esperable en cuanto a la suavización, ya que la electricidad es lo que le proporcionaba su potencia grunge primigenia. Pero como acompañamiento de la voz desesperada de Dolores no encaja para nada. Para haberse colocado a la altura de la original deberían haber echado mano de los instrumentos clásicos más estridentes, que hubiera sido la transcripción a orquesta más idónea (les faltó contar con un Ravel irlandés para ello). Incluso ‘Ridiculous Thoughts’ suena más aguerrida y próxima a la fuerza original.

 

Es curioso que cuando aplican la opción inversa, esto es, añadir más instrumentos de rock a una composición originalmente orquestal como ‘Ode To My Family’, el resultado salga notablemente engrandecido. En realidad es la batería la novedad, lo cual unido a los arreglos orquestales y una Dolores que se muestra comedida con las particularidades de su voz, sirve para conseguir un momento de nirvana musical.

 

En ‘You & Me’ tan solo necesita replicar a la perfección su celestial estribillo, tal cual consigue, para que sea punto obligado de atención por nuestra parte. En cualquier caso, este álbum está destinado para fans (l@s que queden) de la voz de Dolores O'Riordan, pues para el resto no les sirve de mucho. Por otro lado, parecía que no podría haber un nuevo álbum de esta banda, sobre todo tras el fallecimiento de Dolores, pero en 2019 saldría publicado In The End a partir de las grabaciones que se habían puesto en marcha de cara a continuar hacia delante como The Cranberries.

IN THE END

Año de publicación: 2019

Puntuación:

1) All Over Now; 2) Lost; 3) Wake Me When It's Over; 4) A Place I Know;

5) Catch Me If You Can; 6) Got It; 7) Illusion; 8) Crazy Heart; 9) Summer Song;

10) The Pressure; 11) In The End.

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La prematura muerte de Dolores O'Riordan truncó el retorno del grupo con un nuevo álbum bajo el brazo, puesto que los meses previos habían sido laboriosos en cuanto a la composición de nuevos temas. Que parte del trabajo fuera a distancia, apoyándose en las nuevas tecnologías para trabajar la conjunción de música y letra entre Noel Hogan y O'Riordan, puede ser un indicador de que las fisuras dentro del grupo no habían quedado del todo cerradas. La selección como productor de Stephen Street parece un último guiño al pasado y el intento de que pudiera lograr un resultado aceptable con un material que se había quedado en fase de maqueta tras la muerte de Dolores.

 

El atractivo ritmo mediante el cual nos introducimos en este disco con ‘All Over Now’ nos hace pensar en un retorno serio del grupo, con ganas de demostrar que no estaban definitivamente muertos. Posee puente y estribillo con cierto gancho, pero tampoco llega a la altura de sus grandes composiciones. En ‘Lost’ también demuestran un cuidado especial por la elaboración instrumental para crear una ambientación especial donde destaque más su ostentoso y extenso estribillo, que podría denominarse de otra manera porque no se vuelve a repetir, pero que nos deja otro nuevo destello de la grandeza que alcanzaron en otros tiempos. Otras canciones como ‘Catch Me If You Can’ crean más expectativas en su comienzo de lo que luego demuestra en su desarrollo. Pero bueno, al menos podemos quedarnos con ese comienzo como lo que la diferencia de otras canciones de relleno que se incluyen aquí, tal cual son ‘A Place I Know’, ‘Wake Me When It's Over’ y ‘Crazy Heart’. No son malas canciones, pero dejan indiferente al oyente.

 

Como si fuera una canción autobiográfica de lo que le había ocurrido a Dolores en la vida, en ‘Illusion’ canta con resignación en el estribillo “It's all an illusion / This is my conclusion / For now”, de una manera tan convincente que no deja indiferente. ‘Summer Song’ recuerda vagamente el estilo de ‘Dreams’ y por su estribillo bien podría haber pertenecido al álbum de debut. En otras canciones aciertan con un estribillo poderoso como en los buenos tiempos, tal como puede comprobarse en ‘Got It’ o ‘The Pressure’. Por otro lado, es muy buena decisión dejar para el final la balada acústica ‘In The End’, pues su mensaje existencialista (“Ain't it strange / When everything you wanted / Was nothing that you wanted”) queda como un último consejo sobre el sentido de la vida que Dolores pudo querer transmitir. Nos queda así una despedida definitiva de los Cranberries más o menos digna. Sin la atención mediática que recibieron tras la trágica noticia, las ventas de este álbum hubieran sido mucho menores con seguridad (algo obvio en estos casos), pero serían más acordes a su nivel cualitativo, ya que mejora bastante el fallido Roses pero no contiene ninguna canción que merezca ser recordada como ejemplo de la grandeza que llegaron a alcanzar en los años noventa.

VÍDEOS

THE CRANBERRIES LIVE

Año de publicación: 1994

En enero de 1994 tuvo lugar un concierto en Londres (toda una conquista para unos irlandeses noveles) que se grabó para la posteridad y que podemos disfrutar en este DVD. No Need To Argue no había sido publicado todavía (no lo haría hasta octubre), pero aquí se pueden escuchar por primera vez algunas de sus canciones. Como ya se ha dicho en alguna ocasión en los análisis anteriores, The Cranberries nunca fueron un grupo para ensalzar en directo, ya que apenas aportan nada respecto a lo que se conoce del estudio y su mayor o menor impacto reside en la inspiración del momento para transmitir una mayor o menor autenticidad en su música. A Dolores la voz le falla en algunos momentos, los más críticos, pues resulta complicado cantar algunas partes con todos los movimientos suyos por el escenario. La falta de maestría musical, que les limita mucho para aportar novedades a lo ya conocido, presenta un clarificador ejemplo en ‘Zombie’, pues cualquier gran guitarrista hubiera aprovechado su coda para engrandecerla con emotivos solos, pero aquí no hay nadie que pueda realizar eso. Por lo demás, queda un poco cutre que al final, cuando aparecen los nombres de los miembros de The Cranberries, haya un error ortográfico y a Dolores la llamen “Delores”. Pero bueno, cosas que pasan.

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