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BROADCAST

2020

WORK AND NON WORK

Año de publicación: 1997

Puntuación:

Puntuación:

Puntuación:

1) Accidentals; 2) The Book Lovers; 3) Message From Home; 4) Phantom;

5) We've Got Time; 6) Living Room; 7) According To No Plan; 8) The World Backwards;

9) Lights Out.

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2020

Como todo artista o grupo que comienza desde lo más bajo, los humildes inicios de Broadcast tuvieron su reflejo en un par de singles y el EP The Book Lovers editados durante 1996, todo ello recopilado aquí al estilo de Stereolab (de quienes resultan claros herederos), de tal manera que se completa en total algo más de media hora de música donde se perfila un sonido que se vuelve irresistible en sus momentos más logrados. Broadcast estuvo conformado básicamente como un dúo liderado por Trish Keenan (voz, teclado y guitarra) y James Cargill (bajo), aquí acompañados también por el teclista Roj Stevens. La muerte por enfermedad de Keenan en 2011 acabará con la carrera musical del grupo, pues la ausencia del alma máter resultará insalvable.

 

El citado EP contenía, además de la canción que le da título, los temas The World Backwards, ‘Message From Home’ y ‘According To No Plan’, en ese orden. Esto nos indica que el contenido del presente álbum no es cronológico al menos en cuanto a su publicación. Precisamente ‘The Book Lovers’ impacta desde el inicio gracias a la prominente percusión y la bellísima parte vocal de Trish, además de poseer un elaborado estribillo de imprevisible desarrollo. Lo que no se entiende bien es ese fragmento añadido como final, pues su desesperante lentitud y propósito ambiental no encaja bien con el espléndido resto del tema. En la extraña estructura de ‘Message From Home’ caben en primer lugar ecos de la música francesa y, por ende, de Stereolab, que encontramos en las estrofas. Su primer estribillo instrumental, que ya no se repetirá, los entronca con la escena electrónica inglesa, mientras que ese añadido final de un minuto como canto coral de ambientación etérea es lo que acaba de desconcertar por completo. Pero bueno, no se les puede negar la búsqueda de originalidad. ‘According To No Plan’ parece la versión pobre de ‘We've Got Time’ (de la cual hablaremos después) porque presenta un estilo similar pero le falta su memorable estribillo.  También añaden algunas disonancias que denotan la valentía de estos chicos. En cambio, si nos fijamos en ‘The World Backwards’, las influencias de Pink Floyd asoman en las texturas sonoras que acompañan a un dinámico bajo, el cual lidera el ritmo y la canción entera. Queda todo muy bien rematado en un sencillo estribillo donde la voz de Keenan vuelve a extraer más emoción de la que es posible a priori.

 

La primera canción que publicaron en su carrera fue el single ‘Accidentals’, inspirado en una película británica de finales de los sesenta. Presentar un sonido de calidad deliberadamente dudosa para que recuerde a una grabación antigua de vinilo no parece una buena idea para un grupo que se presenta ante el mundo, pero aun así sus aires entre franceses y brasileños le aportan una agradable calidez que se agradece. Por el contrario, mayor solemnidad con menos elementos no podían conseguir en ‘We've Got Time’. Es la interpretación vocal de Trish lo que consigue elevar esta canción a cotas emocionales impensables en cualquier vocalista vulgar. De hecho, se echa en falta su voz en el instrumental ‘Phantom’, el cual tiene su gracia durante el primer minuto pero luego se vuelve pesado porque no presenta ninguna melodía interesante. En ritmos más rápidos también saben desenvolverse bien, como atestigua la pegadiza ‘Living Room’, cuyo estribillo instrumental (luego mejorado con la adición de coros) es todo un ejemplo de cómo la electrónica puede ser muy expresiva y útil para diversos estados de ánimo.

 

En la canción final, ‘Lights Out’, parece que se quieran acercar un poco a Portishead, que ni falta les hace. Pero al menos salen airosos. Que esto no elimine la buena impresión que dejaban y la personalidad propia que transmitía su música, esto último sobre todo gracias a Keenan. Sin embargo, hasta tres años tardarían en debutar con un álbum de larga duración, lo cual debió ser toda una eternidad para unos chicos con talento que comenzaban en el difícil mundo de la música. La espera valdría la pena porque se iniciaba la andadura casi sin fisuras de este dúo/grupo de Birmingham, la cuna de los Moody Blues y The Move.

THE NOISE MADE BY PEOPLE

Año de publicación: 2000

Puntuación:

1) Long Was The Year; 2) Unchanging Window; 3) Minus One; 4) Come On Let's Go;

5) Echo's Answer; 6) Tower Of Our Tuning; 7) Papercuts; 8) You Can Fall; 9) Look Outside; 10) Until Then; 11) City In Progress; 12) Dead The Long Year.

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El debut para Broadcast en un larga duración propiamente dicho llegó (casi) con el cambio de siglo y de milenio. La propuesta no podía ser más valiente y aventurada, pues ellos mismos produjeron su música y no dudaron en experimentar con las composiciones en su justa medida. Las grabaciones se alargaron más de lo esperado, pero al final salió todo redondo (o dejémoslo en ovalado).

 

Ellos mismos parecían conocer bien cuáles eran sus virtudes y fortalezas, siendo la creatividad melódica un aspecto esencial para lograr una composición notable. Comienzan el disco de forma solemne mediante ‘Long Was The Year’, a la cual le faltaría un estribillo para poder alcanzar las expectativas que genera. A continuación llega ‘Unchanging Window’ para corregir esa falta, pues en principio parece que va a ser otra pieza más en el mismo estilo, pero aquí aparece una memorable melodía instrumental como estribillo. En las piezas minimalistas es donde muchas veces se puede evaluar el talento de un/a cantante, pues la simplicidad sonora deja al descubierto cualquier carencia. Trisha demuestra así sus envidiables aptitudes como vocalista en ‘Echo's Answer’ y ‘Until Then’, aunque en esta última puede decirse que está bien acompañada por una solemne parte de teclado que se torna coprotagonista de la canción. Estos dos temas son dos composiciones prodigiosas que demuestran también que Broadcast eran una propuesta verdaderamente artística.

 

Las influencias en su música son claras y ellos saben aprovecharlas bien. Por ejemplo, ‘Come On Let's Go’ les acerca un poco más al sonido de pop anglo-francés de Stereolab. Igualmente son valientes al jugar con las disonancias en las estrofas de ‘Papercuts’, como también les gusta experimentar con los sonidos inquietantes y crear un contraste con la dulzura vocal de Trisha (‘City In Progress’). Les da por experimentar con los sonidos tétricos en ‘Minus One’, allanando el terreno para su futura inmersión, bastante antimusical por cierto, en las bandas sonoras. Pero esta clase de música ya la habían hecho Pink Floyd treinta años antes.

 

En cualquier caso, queda claro que las piezas instrumentales quedan huérfanas si no escuchamos la voz de Keenan, de ahí que ‘Tower Of Our Tuning’ o ‘Dead The Long Year’ dejen la misma impresión de relleno que los temas instrumentales de Pet Sounds de los Beach Boys. Donde sí salen triunfadores aunando un inicio de atmósferas opresivas con una posterior parte vocal deslumbrante es en ‘You Can Fall’, cuya seducción aumenta con cada consiguiente escucha. Otra canción que tarda un poco en arrancar es ‘Look Outside’, pero bien vale la pena la espera porque nos adentramos en otro vendaval de emoción melódica, tanto de la voz como del acompañamiento instrumental.

 

En resumen, este álbum es la consagración de Broadcast como un importante dúo de pop electrónico, aunando experimentación, melodía y expresividad en un cóctel musical irresistible. Lo único triste es pensar lo poco que duraría su carrera, pero que eso tampoco nos impida disfrutar de este excelente álbum, con algún altibajo pero con muchos momentos de gloria musical.

HAHA SOUND

Año de publicación: 2003

Puntuación:

1) Colour Me In; 2) Pendulum; 3) Before We Begin; 4) Valerie; 5) Man Is Not A Bird;

6) Minim; 7) Lunch Hour Pops; 8) Black Umbrellas; 9) Ominous Cloud; 10) Distorsion;

11) Oh How I Miss You; 12) The Little Bell; 13) Win­ter Now; 14) Hawk.

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Mucha confianza debieron tomar los Broadcast tras el excelente The Noise Made By People, pues en esta nueva entrega dejan en un lugar secundario el propósito melódico (que tampoco olvidan) para centrarse en experimentar con el sonido y los ritmos. No veremos ninguna experimentación radical tampoco, pero sí se centran en hacer la música más retorcida a base de enturbiar el sonido con todo tipo de efectos y en darle un papel absolutamente protagonista al ritmo. La parte melódica, sobre todo en el canto de Trish Keenan, ya no brilla tanto como en otras ocasiones. Por tanto, para poder apreciar este álbum no hay que ir buscando el apartado vocal porque siempre habrá algún sonido perturbador que impida escuchar con calma a la eximia cantante de Broadcast.

 

Las extremas disonancias que presentan ‘Colour Me In’ serán el soporte mediante el que deslicen una parte vocal casi infantil, creando un contraste profundo entre ambos extremos. A continuación realizan una jugada similar en ‘Pendulum’, pero esta vez olvidando las disonancias y colocando una estruendosa percusión como contraste con una parte vocal dulce y más inspirada esta vez. Con este estilo tan particular y llamativo, resulta gracioso que cuando parece que vamos a escuchar ‘Fortunate Son’ de la CCR, resulta que el ritmo pertenece aquí a ‘Man Is Not A Bird’, otra canción donde lo que más predomina vuelve a ser la ostentosa percusión.

 

El don especial del dúo para conseguir bellas melodías lo volvemos a encontrar en ‘Before We Begin’, de elaborado y excelente estribillo, como excelente resulta también ‘Lunch Hour Pops’, evocadora de paisajes oníricos a través de imbatibles melodías y un encomiable entramado instrumental donde cabe resaltar el sonido como de clavecín que nos acompaña durante todo el tema. Más contemplativos se muestran en ‘Valerie’, una canción también más coral y por ello destacada, dado el cariz casi industrial del sonido. Pero este grupo ya tenía las cosas bien claras y en ‘Ominous Cloud’ demuestran que simplemente necesitan aunar melodías y armonías vocales para crear ese efecto hipnótico que posee la música de Broadcast. De manera análoga, el título de ‘Minim’ resulta idóneo para subrayar los mínimos elementos que necesitan para implementar un tema de manera interesante.

 

Aunque pueda tildarse este disco de experimental por su propuesta alejada de la comercialidad, lo cierto es que algunos experimentos parecen inofensivos, sea ‘Oh How I Miss You’ o el instrumental ‘Black Umbrellas’. En cambio, el ritmo de percusión de ‘Distorsion’ evoca la complejidad de Can e incluso de los primeros Pink Floyd, pues una vez entran los sonidos atonales de teclado es fácil acordarse de ‘A Saucerful Of Secrets’ o del álbum More. En cuanto a ‘The Little Bell’, casi pasa desapercibida a pesar de tener un tímbrico ritmo, que es lo que le ocurre de manera análoga a ‘Hawk’, donde la machacante percusión casi no permite paladear la voz y los teclados, si bien tampoco se trata de melodías brillantes. Y ‘Win­ter Now’ es demasiado sencilla para lo que habían demostrado ser capaces de conseguir.

 

Si hacemos cuentas, observamos que exista una primera mitad de álbum muy buena pero una segunda mitad menos accesible, lo cual no significa que sean temas flojos aunque sí mejorables porque no poseen esa capacidad de permanecer en la mente. Esto es lo que, tomando todo el álbum en su conjunto, repercute en una calificación menor que sus predecesores. Visto lo que llegará a continuación, hay que tomar este Haha Sound como un desahogo artístico de Broadcast, decididos a probar cosas nuevas que les pudiera servir para seguir envolviendo sus mágicas melodías en entramados musicales nada triviales.

2021

TENDER BUTTONS

Año de publicación: 2005

Puntuación:

1) I Found The F.; 2) Black Cat; 3) Tender Buttons; 4) America's Boy;

5) Tears In The Typing Pool; 6) Corporeal; 7) Bit 35; 8) Arc Of A Journey;

9) Michael A Grammar; 10) Subject To The Ladder; 11) Minus 3;

12) Goodbye Girls; 13) You And Me In Time; 14) I Found The End.

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2021

Nuevamente volvían los Broadcast a marcarse la melodía como elemento principal de sus creaciones, pero por supuesto sin perder el sustrato experimental de su música. La mayor novedad viene en el apartado compositivo, pues por primera vez leemos que las canciones no están compuestas genéricamente por Broadcast, sino ya de forma expresa por el dúo Keenan/Cargill, quienes en realidad siempre habían sido el alma del grupo. Y vuelven a regalarnos un puñado de canciones de honda emoción y original expresión, demostrando su talento natural para sonar originales, experimentales y atrayentes al mismo tiempo.

 

Es imposible no caer rendido ante obras de arte como ‘Black Cat’, cuyo entramado instrumental parece conformado por grabaciones de cortocircuitos electrónicos, pero magistralmente está todo ubicado en el lugar correcto y con la medida proporcionada. Si a eso le añadimos el gancho irresistible del estribillo (''The black cat, the black cat / Curiouser and curiouser''), el éxito artístico está asegurado. Bueno, en realidad no estamos descubriendo nada porque esos entramados instrumentales antimelódicos ya los habían trabajado en los álbumes previos y tampoco son infalibles, ni mucho menos, como denota la más discreta ‘Tender Buttons’. La canción que engancha con facilidad es la pegadiza ‘America's Boy’, de irresistibles melodías y un estribillo terriblemente adictivo. Demuestran así su gran talento, aunando sencillez y melodía con resultados excepcionales. De más melodías vocales imbatibles podemos disfrutar en la ensoñadora ‘Corporeal’, en cuya letra de biología existencialista se permiten el lujo de hacer una rima con Darwin.

 

¿Y alguien podría pensar que Broadcast se escudan bajo un armazón sonoro impactante para ocultar alguna carencia? Pues aquí está la acústica ‘Tears In The Typing Pool’ para demostrarnos que su talento para la melodía es independiente de su visión artística habitualmente más electrónica. La voz algo susurrante en las estrofas de ‘I Found The F.’ transmite también una proximidad difícil de conseguir, mientras que el estribillo robótico nos lleva al polo opuesto. El título de ‘Bit 35’ sí que nos previene del carácter robótico de la música, heredera directa de los experimentos de Kraftwerk. Como es instrumental, a continuación llega ‘Arc Of A Journey’ para que sea Keenan quien haga de robot femenino. Por otra parte, en ‘Michael A Grammar’ se dejan llevar por el gancho simplón y tanto “Michael, Michael, Michael” acaba resultando excesivamente repetitivo.

 

Las piezas instrumentales ‘I Found The End’ y ‘Minus 3’ son breves interludios que parecen más bien unos ensayos que no sabían cómo aprovechar. Esto hace que el inicio de ‘Goodbye Girls’, canción que llega tras ‘Minus 3’, suene más impactante, aunque este impacto se acabe desvaneciendo después por acabar sonando monótona. El inicio de ‘Subject To The Ladder’ es también ilusionante aunque luego se mantiene todo el tiempo en el mismo minimalismo electrónico, sin que por ello dejemos de apreciar sus elaboradas melodías vocales. Para minimalismo más exacerbado tenemos ‘You And Me In Time’, que tampoco aporta nada especial. En global, se observa una cierta irregularidad cualitativa que no permite colocar Tender Buttons al mismo nivel que The Noise Made By People, por mucho que el presente álbum contenga grandísimas canciones como las señaladas. Pero en cualquier caso seguía demostrando que este grupo tenía futuro y todavía suficiente talento para seguir emocionando. La lástima es que este será el último álbum propiamente dicho antes del fallecimiento de Keenan, puesto que lo próximo será una recopilación de rarezas, luego una colaboración con otro grupo, un EP y, por último, una vulgar banda sonora.

THE FUTURE CRAYON

Año de publicación: 2006

Puntuación:

1) Illumination; 2) Still Feels Like Tears; 3) Small Song IV; 4) Where Youth And Laughter Go; 5) One Hour Em­pire; 6) Distant Call; 7) Poem Of Dead Song; 8) Hammer Without A Master; 9) Locusts; 10) Chord Simple; 11) Daves Dream; 12) DDL; 13) Test Area;

14) Unchanging Window / Chord Simple; 15) A Man For Atlantis; 16) Minus Two;

17) Violent Playground; 18) Belly Dance.

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Aparte de los álbumes de larga duración, entre 1999 y 2003 los Broadcast publicaron una serie de singles y EP’s que vienen recopilados aquí, aparte de algunas rarezas, que sirven para completar más de setenta minutos de música. Es necesario avisar de que lo mejor de este grupo/dúo en el período señalado ya lo habían desplegado a lo largo de sus álbumes de larga duración, aunque siempre cabía la posibilidad de encontrar algún pequeño tesoro, como también es el caso.

 

Lo primero que encontramos es ‘Illumination’, que puede catalogarse como la típica canción contemplativa de Broadcast. Más minimalista resulta ‘Small Song IV’, pasando todavía más inadvertida en conformidad con la humildad de su título. En cambio, ‘Where Youth And Laughter Go’ es otro ejemplo de que, en ocasiones, de un estribillo bien sencillo se puede extraer mucha emoción. Es lo contrario de ‘Distant Call’, que es como si se hubieran quedado a medias con la composicición y, ya sin ideas de cómo continuar, hubieran optado por añadir una insustancial coda instrumental como último recurso. Uno de los ritmos más interesantes por su ejecución lo escuchamos formarse y desarrollarse con infinidad de detalles adicionales en ‘Chord Simple’, una composición que se acaba quedando como un instrumental sin que ello merme su potencial hermosura. Podría pasar por tema de banda sonora, cualidad que apreciamos con mayor evidencia en ‘Daves Dream’, cuyo inquietante ritmo y turbadora voz coral lo convierte en candidato ideal para película de intriga. Pero la citada ‘Chord Simple’ descubrimos más adelante que se trata del desarrollo instrumental de ‘Unchanging Window’ (perteneciente a The Noise Made By People), pues ambos temas los podemos escuchar aquí regrabados y secuenciados uno a continuación del otro, tal como probablemente pensaron en un primer término pero luego desecharon.

 

Muchos temas son instrumentales y dejan la sensación de haber sido la manera de aprovechar algunos descartes de los que no se supo extraer mayor provecho. En ‘Hammer Without A Master’ la atmósfera es intimidante pero podría servir también para las pistas de baile, mientras que ‘DDL’ es un simple divertimento instrumental con interrupciones deliberadas que la dotan de cierta gracia. También como broma está implementado el caótico medley de ‘A Man For Atlantis’, donde las melodías aparecen y desaparecen como si no acabaran de lograr la preferencia sobre las atonalidades. Sorprende encontrar una pieza que parece de free-jazz como ‘One Hour Em­pire’ y liderada por una batería de verdad. Un alarde de virtuosismo que sorprende por lo novedoso y con una secuencia más ordenada de lo que aparenta. Esa aguerrida percusión jazzística es lo que eleva cualitativamente algunos instrumentales, la mayoría de ellos en la recta final del álbum como ‘Minus Two’, ‘Violent Playground’ y ‘Belly Dance’. También intentan de alguna manera dejar el sello del grupo en ‘Test Area’, cuya segunda mitad se lanza hacia un trip-hop más canónico.

 

En el entramado sonoro de ‘Still Feels Like Tears’ encontramos esa habilidad especial para conjugar distorsión, pseudomelodías cíclicas y algunas atonalidades, todo ello con un resultado más que convincente. En cambio, muy afrancesados suenan en ‘Poem Of Dead Song’, pero en un estilo de pop francés bien entendido y asimilado (bien entendu, podríamos decir en este caso porque ya habían acertado en otros temas similares previos), con unos aire oníricos que aporta el timbre pianístico del estribillo instrumental. También francesa, pero aproximándose a un ritmo de vals, se nos muestra ‘Locusts’. Transcurridos tres minutos parece acabar, pero nos meten una adenda en forma de improvisación sonora irrelevante. Y es que esa es la sensación general que deja esta recopilación, la de tener algunas buenas ideas desperdigadas en un conjunto demasiado irrelevante donde importa más la cantidad que la calidad. Aun así, es de un nivel aceptable y agradará a quienes ya conozcan la obra de Broadcast, sin que tampoco les entusiasme como el resto de álbumes que habían publicado previamente.

BROADCAST & THE FOCUS GROUP INVESTIGATE WHICH CULTS OF THE RADIO AGE

Año de publicación: 2009

Puntuación:

1) Intro/Magnetic Tales; 2) The Be Colony; 3) How Do You Get Along Sir?; 4) Will You Read Me; 5) Reception/Group Therapy; 6) A Quiet Moment; 7) I See, So I See So; 8) You Must Wake; 9) One Million Years Ago; 10) A Seancing Song; 11) Mr Beard, You Chatterbox;

12) Drug Party; 13) Libra, The Mirror's Minor Self; 14) Love's Long Listen-In; 15) We Are After All Here; 16) A Medium's High; 17) Ritual/Looking In; 18) Make My Sleep His Song; 19) Royal Chant; 20) What I Saw; 21) Let It Begin/Oh Joy; 22) Round And Round And Round; 23) The Be Colony/Dashing Home/What On Earth Took You?.

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Muy bien no andarían las cosas en Broadcast cuando, después de cuatro años sin editar nada nuevo, lo único que publicaron fue un EP y la presente colaboración con The Focus Group, el nombre de un proyecto musical concentrado en la figura de un artista gráfico con inquietudes hacia la experimentación sonora. De esta manera, lo que podíamos concebir como música de Broadcast queda casi completamente diluido en pro de un muestrario de sonidos más o menos afortunados, pero sin relevancia alguna. No es nada que en 2009 no hubieran hecho ya otras personas y con resultados similares.

 

Lo mejor y lo único que vale la pena rescatar lo encontramos casi al principio del álbum. ‘The Be Colony’ contiene una variedad de melodías y un nivel cualitativo a la altura de lo mejor que haya hecho Broadcast, aunque se observa que el envolvente musical es todavía más experimental de lo habitual. Pero solo con esa manera de deleitarnos con una nueva melodía cuando ya creemos que el momento estrella ya ha llegado, es uno de los motivos para escuchar a este grupo. Pero como ya hemos dicho, Broadcast quedan diluidos y muy pocas veces podrán disfrutar quienes se hayan acercado a este disco por ver el nombre del grupo en él. En cualquier caso, Trish Keenan tampoco es la panacea y eso lo comprobamos en ‘A Seancing Song’, donde su voz queda ahogada en distorsión. Aunque de todas maneras no hubiera servido de nada colocarla en primer plano porque el apartado vocal no es nada inspirado. Al final se dedica a hacer coros a partir de una melodía ya escuchada en ‘The Be Colony’.

 

En ‘I See, So I See So’ parece que estén tocando a doble de velocidad alguna melodía de los discos anteriores. La voz de Keenan suena poco comprometida con lo que está cantando y eso también se nota. Pero la mayoría del álbum es instrumental y eso también se ha de notar. Eso sí, cuando ya se trata de atonalidades sin propósito alguno aparente o experimentos sonoros sin más, pues directamente podríamos pasar de piezas como ‘You Must Wake’ o ‘Let It Begin/Oh Joy’. En alguna de tantas piezas instrumentales incluso se nos permite albergar alguna esperanza de que consigan algo digerible. Como por ejemplo en ‘One Million Years Ago’, donde por momentos parece que vayan a formarse melodías desde el caos al estilo de los mejores Air, aunque luego no acaba de llegar al punto que desearíamos.

 

Algo de jazz aparece en ‘Mr Beard, You Chatterbox’ y viene bien porque una percusión animada se echa de menos en este álbum, si bien acaba yéndose hacia los sonidos aleatorios, enlazando con la indigerible ‘Drug Party’. No habrá muchos momentos más donde nos ofrezcan algo de prominente percusión, en ‘Ritual/Looking In’ y poco más, así que son momentos destacados dentro de la experimentación desconcertante general. Porque pocas alegrías encontraremos aquí, pues lo raro es descubrir algún momento de ocasional belleza, efímera y volátil (‘Royal Chant’) y las sorpresas como los cantos corales casi de colegio de ‘What I Saw’ son para olvidar. Tampoco hay que darle muchas vueltas a un disco experimental que simplemente nos deja algún destello muy puntual de talento y, al menos, nos regala esa deliciosa extravagancia titulada ‘The Be Colony’. Parece que aquí se estaban preparando para dedicarse en el futuro a hacer bandas sonoras de películas de terror o intriga, lo cual será en realidad su último proyecto.

MOTHER IS THE MILKY WAY [EP]

Año de publicación: 2009

Puntuación:

1) Creation Day The Travel Flute Way; 2) In Here The World Begins; 3) Elegant Elephant;

4) Through The Gates Of Yesterday; 5) Milling Around The Village; 6) The Aphid Sleeps;

7) Growing Backwards; 8) I'm Just A Person In This Roomy Verse;

9) Never Trust A Rusty Bolt; 10) Innocence In Orbit;

11) Mother's Milk Means Music (At Home In The Universe).

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El fallecimiento prematuro de Trish Keenan en 2011 nos deja este EP casi como la última grabación de Broadcast con ella. Y es una lástima, pues este disco parece una mera colección de retazos sobrantes. Por otra parte, la cantidad de títulos es engañosa, o no se trataría de un EP. La mitad de los títulos se corresponden con fragmentos experimentales en un estilo similar a lo que acabaron publicando con The Focus Group, mientras que el resto del contenido nos muestra a un grupo sin rumbo y sin ideas, o más bien con ideas extravagantes que en 2009 no se diferencian de lo que otros pueden conseguir haciendo pruebas con la tecnología musical existente.

 

Así pues, lo que encontraremos aquí son divagaciones intrascendentes del estilo de ‘Elegant Elephant’ o ‘The Aphid Sleeps’, mientras que la sensación que deja ‘In Here The World Begins’ es como si no hubieran sabido aprovechar las melodías de la parte vocal y hubieran preferido dejarla en un segundo plano en pro de una ambientación sonora densa pero monótona. ‘Milling Around The Village’ es como una nana que induce al sueño pero que acaba trocándose en inquietud, es decir, que al final lo que hace es quitar el sueño de mala manera. Curiosamente, entre las atonalidades de ‘I'm Just A Person In This Roomy Verse’ puede escucharse alguna frase en italiano, idioma que aparecerá en la banda sonora que grabarán en 2012 para una película con actores de ese país. Pero este tema y todo lo que resta hasta el final del disco está dirigido únicamente a quienes disfruten con la experimentación y con estar dándole vueltas a cómo habrán conseguido un tipo de sonido u otro. En cuanto a melodías o ritmos, esto es un cero a la izquierda (o el logaritmo de 1, para los más matemáticos).

 

Tras escuchar los primeros álbumes repletos de temas emocionantes, es una verdadera lástima constatar la evolución negativa y lo vulgares que se habían vuelto. Nos queda una sensación de que ojalá nunca hubiéramos encontrado este EP y nos hubiéramos quedado con la sensación de que Broadcast podrían haber evolucionado positivamente en vez de vulgarizarse con experimentos de estudio autoindulgentes. En cualquier caso, todo quedará truncado por la muerte de Keenan. DEP.

BERBERIAN SOUND STUDIO

Año de publicación: 2013

Puntuación:

1) A Breeze Through The Burford Spur; 2) The Equestrian Vortex; 3) Beautiful Hair;

4) Malleus Maleficarum; 5) Mark Of The Devil; 6) Confession Modulation; 7) Monica's Fall; 8) Teresa's Song (Sorrow); 9) The North Downs Dimension; 10) Collatina Is Coming;

11) Such Tender Things; 12) Teresa, Lark Of Ascension;

13) Monica's Burial (Under The Junipers); 14) Found Scalded, Found Drowned;

15) Monica (Her Parents Have Been Informed); 16) The Fifth Claw;

17) Saducismus Triumphatus; 18) The Gallops; 19) They're Here, They're Under Us;

20) Collatina, Mark Of Damnation; 21) Treatise; 22) A Goblin; 23) The Equestrian Library;

24) The Serpent's Semen; 25)Burnt At The Stake; 26) All Chiffchaffs;

27) The Curfew After The Massacre; 28) Poultry In Mind; 29) The Sacred Marriage;

30) Valeria's Burial (Under The Fort); 31) Edda's Burial (Under The Clumps);

32) The Game's Up; 33) It Must’ve Been The Magpies; 34) The Dormitory Window;

35) Anima di Cristo; 36) His World Is My Shed; 37) Collatina's Folly;

38) Here Comes The Sabbath, There Goes The Cross; 39) Our Darkest Sabbath.

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El último álbum de Broadcast es la banda sonora para una película metacinematográfica de terror. Sin Trish Keenan no tenía mucho sentido continuar, pero este proyecto ya estaba comenzado poco antes de su fallecimiento, así que James Cargill lo prosiguió y finalizó como último coletazo del nombre Broadcast. La película juega con la tensión pero nada más, pues está planteada como un homenaje a un género concreto y funciona solamente en el aspecto costumbrista de mostrar la realidad de una producción cinematográfica, sus tensiones y sus abusos, y aun así no nos muestra nada novedoso. La parte sobrenatural ya va dirigida a los amantes del género. Pero, en cualquier caso, está muy alejada del juego visual con que el director Peter Strickland nos deleitará años después en The Duke of Burgundy (2014) o In fabric (2018), las cuales también salen ganando por la intrigante belleza madura de la actriz noruega Sidse Babett Knudsen, sobre todo la primera.

 

Respecto a la música, la desproporcionada cantidad de títulos ya nos avisa de que se trata en su mayor parte de piezas muy breves. Dada la baja inspiración que caracterizaba los últimos años de Broadcast, es previsible encontrar pocas ideas pero repartidas y repetidas con diferentes implementaciones para que no se note mucho. Aun así, aciertan con alguna melodía interesante en muy pocas ocasiones, destacando sobremanera el lirismo de ‘The North Downs Dimension’. También puede escucharse con agrado la melodía principal de ‘Collatina Is Coming’ y ‘Collatina's Folly’, porque es la misma. Algunas piezas parecen rememorar el sonido clásico de Broadcast (‘The Equestrian Vortex’) o esas piezas de batería jazzística que habíamos escuchado sobre todo en The Future Crayon (‘The Equestrian Library’). Incluso se cuela un breve ritmo que parece de trip-hop en ‘The Sacred Marriage’, pero todo muy alejado de la brillantez que llegó a alcanzar el grupo en sus mejores años.

 

Escuchando los coros femeninos etéreos de ‘Teresa's Song (Sorrow)’, y dado el tono general de la película y de la banda sonora, parece que se esté invocando al espíritu de Trish Keenan. La única pieza donde podremos escuchar a Keenan en primer plano es ‘Teresa, Lark Of Ascension’, pero con la misma indiferencia que habíamos observado en los últimos álbumes de Broadcast, apagado ya todo ese entusiasmo de los primeros años. Es el único tema que sobrepasa los dos y tres minutos de duración junto a la final ‘Our Darkest Sabbath’, donde parece que emplean todos los elementos que han mostrado a lo largo del álbum pero sin aprovecharlos en ninguna melodía apreciable.

 

Por lo demás, tal como esperamos encontrar en una banda sonora, aparecen cortes que no tienen otra intención que ambientar la película (‘Malleus Maleficarum’), lo cual puede llegar a las cacofonías insufribles de ‘Mark Of The Devil’, ‘The Game's Up’ o ‘Monica's Fall’; como también simples diálogos del film como en la titulada ‘Poultry In Mind’ o en ‘Anima di Cristo’. Porque recordemos que la película trata de la grabación del audio de una película de terror, de tal manera que los chillidos están a la orden del día (‘The Serpent's Semen’). Tampoco puede faltar algo de órgano de iglesia (‘Burnt At The Stake’, ‘Valeria's Burial (Under The Fort)’) para una película de este tipo. En todo caso, este proyecto ya se desautorizaba por sí mismo: ¿emular la música vulgar, pero sin parecer vulgar, de las bandas sonoras de películas de terror cutres de los setenta? ¿Por un grupo que había dejado muy atrás su época de inspiración? Más vale olvidar este disco y la película a la que acompaña.

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