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BLOOD, SWEAT & TEARS

2021

CHILD IS FATHER TO THE MAN

Año de publicación: 1968

Puntuación:

Puntuación:

Puntuación:

1) Overture; 2) I Love You More Than You'll Ever Know; 3) Morning Glory;

4) My Days Are Numbered; 5) With­out Her; 6) Just One Smile; 7) I Can't Quit Her;

8) Meagan's Gypsy Eyes; 9) Somethin' Goin On; 10) House In The Country;

11) The Modern Adventures Of Plato, Diogenes And Freud; 12) So Much Love/Underture.

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2021

Antes de convertirse en el combo de jazz-rock por el que la gran mayoría de gente les conoce, Blood, Sweat & Tears debutaron con una sensacional fusión de géneros bajo el liderazgo de Al Kooper. Como eran estadounidenses, el nombre del grupo nada tenía que ver con aquel famoso discurso inaugural de Winston Churchill como Primer Ministro del Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial. Tal como vemos en la portada, aunque en humorístico duplicado, ocho músicos conforman la formación original de un grupo con ambiciones artísticas, pues por aquel entonces no era habitual tener tres músicos de vientos en una banda. Más de la mitad de las composiciones tienen la firma de Al Kooper, pues es su conocimiento e interés por los géneros musicales que le envolvían lo que permite que esta música sea en algunos momentos imprevisible y al mismo tiempo no se aleje de los límites establecidos por los nombres más punteros del momento, con algunos de los cuales había trabajado ya Kooper (Bob Dylan y The Who). Este provenía también, igual que el guitarrista Steve Katz, de un grupo de prestigio pero de poca andadura como fue The Blues Project. Otro músico cuyo pasado reciente merece destacar era el bajista Jim Fielder, quien formó parte de los primeros Mothers of Invention de Frank Zappa.

 

El toque artístico de imprevisión lo aporta Al Kooper, como no podía ser de otra manera, y eso lo comprobamos desde esa breve introducción (‘Overture’) en forma de pieza orquestal acompañada de sonidos fantasmagóricos, como si el onirismo psicodélico se hubiera adentrado en un infierno suavizado. Esto da paso a una de esas piezas de blues-rock que fascinan por completo, ‘I Love You More Than You'll Ever Know’, donde el ritmo, el teclado y los punteos de guitarra crean una atmósfera envolvente de desesperación, de tal manera que palpamos toda la emoción de Kooper cantando al mismo nivel que cualquier cantante consagrado. Cuando se añaden los instrumentos de viento, este tema llega a unas cotas de emoción sublimes más propias de un grupo bien rodado que de unos debutantes, aunque eran todos buenos músicos con cierta experiencia. Esa maestría consigue que ‘Morning Glory’, de Tim Buckley, mantenga la grandeza de la versión original, más intimista, aportando una riqueza instrumental que enfatiza sus mejores virtudes.

 

El entusiasmo y emoción que podríamos encontrar en cualquier banda de rock la encontramos aquí en varios momentos también, como en la espectacular ‘My Days Are Numbered’, cuyas melodías vocales en las estrofas son absolutamente brillantes por su dinamismo y desarrollo, llegando al reposado y solemne estribillo que es tan solo un breve descanso antes de volver a la emoción total del resto del tema, en cuya recta final aparece una afilada guitarra psicodélica para completar este emocionante viaje musical. También engancha desde el principio el ritmo liderado por el teclado de ‘I Can't Quit Her’, cuya estructura ascendente es todo un prodigio de dominio de la tensión musical y emocional y aportan varios pasajes excelentes. El guitarrista Steve Katz aporta una composición propia (‘Meagan's Gypsy Eyes’) que, sorprendentemente, contiene de todo menos guitarra, enfocada la canción a la psicodelia británica más costumbrista y por ello basada en un teclado agudo y algo repetitivo y las siempre consistentes trompetas. Esto no tendría mayor repercusión si no se tratara de un grupo de norteamericanos. La psicodelia vuelve a aparecer con mayor claridad y efectos sonoros incluidos en ‘House In The Country’, de manera más refrescante e incluso desconcertante en algunos momentos, como corresponde a una composición bañada en ácido lisérgico.

 

En clave de tranquila bossa nova interpretan ‘Without Her’ de Nilsson, alejada así del estilo de Clasicismo de lo original, que es en realidad lo que hubiéramos esperado de Blood, Sweat & Tears. Pero queda entre lo más discreto de este vistoso debut. Otra versión incluida es ‘Just One Smile’ de Randy Newman, donde pueden jugar nuevamente con esos cambios entre estrofa y estribillo que dan la sensación de haber enlazado con gusto dos composiciones diferentes. Y también cabe destacar la versión de ‘So Much Love’, una composición de la pareja Goffin/King que muestra las excelentes dotes de este matrimonio para la creación de grandes himnos de soul. Al estar ubicado al final, este tema lo enlazan con el llamado ‘Underture’, que es la repetición de algunas ideas musicales que hemos escuchado a lo largo del álbum.

 

Algo más convencional suena el blues de ‘Somethin' Goin On’, que aparte se extiende durante ocho minutos, aunque cabe señalar como curiosidad el verso “Somethin' goin' on but I don't know what it is” porque remite directamente a ‘Ballad Of A Thin Man’ de Bob Dylan. Por otra parte, ‘The Modern Adventures Of Plato, Diogenes And Freud’ no es ningún tratado filosófico ni nos cuenta nada esos ilustres nombres, se trata de una pieza totalmente orquestal pero dinámica e interesante por su apartado vocal. Y es que este álbum en conjunto es una demostración de eclecticismo bien entendido, pues los temas fluyen con ligereza y en ningún momento dan la impresión de estar escuchando a grupos diferentes, sino que todo forma parte de una idea general bien implementada a lo largo del disco. Por desgracia, Al Kooper se marchará por discrepancias artísticas con el resto de miembros y nada volverá a ser lo mismo. Él era el catalizador de las ideas y sin él se perdía una visión única e integradora que luego se notará en lo que queda de carrera del grupo.

BLOOD, SWEAT & TEARS

Año de publicación: 1968

Puntuación:

1) Variations On A Theme By Erik Satie; 2) Smiling Phases; 3) Sometimes In Winter;

4) More And More; 5) And When I Die; 6) God Bless The Child; 7) Spinning Wheel;

8) You've Made Me So Very Happy; 9) Blues (Part II);

10) Variations On A Theme By Erik Satie.

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Como ya se ha dicho, Al Kooper acabó marchándose de Blood, Sweat & Tears y eso era casi como una sentencia de muerte para el grupo. Se fueron también un par de trompetistas, pero eso ya resultaba más fácil de sustituir. Lo que era insustituible era la creatividad de Kooper a la hora de componer. Como cantante, el nuevo vocalista que entrará será David Clayton-Thomas, quien ya será un miembro fijo hasta la disolución de la banda en 1981 y marcará la nueva dirección a seguir, ejemplificada con su ostentosa voz (no apta para todos los gustos). La nueva dirección irá enfocada hacia el jazz-rock y la fusión, y para ello tendrán como productor al mismo de Chicago, otro grupo que iba a dirigirse a un sonido similar (aunque con más originalidad al principio) aunque todavía tardarán unos meses en debutar.

 

Una de las canciones más famosas de BS&T es ‘Spinning Wheel’, que es además una composición original de Clayton-Thomas, la única aportación suya. Su parte vocal engancha desde que empieza a cantar “What goes up must come down / Spinning wheel got to go 'round”, aunque luego se desarrolla en ese estilo big-band profesional pero poco original, con incisos instrumentales jazzísticos y donde sorprende encontrar algún detalle psicodélico como un momentáneo efecto de eco en la voz o el tramo final entre festivo y disonante. Muy pronto pretenden también llamar la atención mediante el ritmo rápido de ‘Smiling Phases’ (un tema original de Traffic) y sus cambios de ritmo, aunque por medio añaden un pasaje instrumental jazzístico que avanzaba la nueva dirección que iba a seguir el grupo. Muy parecida resulta ‘More And More’, pero el entusiasmo que demuestran los músicos hacen el resto para que resulte igual de emocionante. Pero para jazz puro y duro ya está ‘Blues (Part II)’, cuyo título puede llevar a malentendidos porque tan solo en los últimos minutos es cuando de verdad escuchamos algo de blues. El resto del tiempo son las improvisaciones de los músicos, donde al menos el solo de batería es breve.

 

La reputación artística que precedía a esta nueva versión del grupo se encargan los nuevos de mantenerla, pues muy pocos se atreverían a realizar una adaptación de Satie y colocarla para abrir y cerrar el álbum. ‘Variations On A Theme By Erik Satie’ nos presenta dos movimientos diferentes, uno a continuación del otro, adaptados de las obras de Satie agrupadas como Gymnopédies. El primero de ellos, que vuelven a repetir para cerrar el álbum, es más relajado y de aires bucólicos, mientras que el segundo es una especie de fanfarria. Este nuevo arreglo viene acreditado a Dick Halligan, trombonista en el debut del grupo y ahora nuevo teclista (aunque también toca instrumentos de viento) tras la salida de Al Kooper; un arreglo que le proporcionó el premio Grammy al mejor instrumental pop en 1970. Demuestran desenvolverse bien en baladas tranquilas como ‘Sometimes In Winter’, donde la cálida voz que podemos escuchar es la su compositor, el guitarrista Steve Katz. En ‘You've Made Me So Very Happy’ parece que Clayton-Thomas pretende competir en delicadeza y más o menos lo consigue, aunque el estribillo es más animado y la voz vuelve a tomar ese timbre más enérgico suyo.

 

‘And When I Die’ es la versión de una composición de Laura Nyro que está dividida en diversas secciones con la armónica como elemento unificador, donde Clayton-Thomas abarca demasiado protagonismo. Más significativa resulta la inclusión de una versión de Billie Holiday, ‘God Bless The Child’, donde acaban yéndose hacia el baile de salón de los años cuarenta y eso tampoco es lo que esperamos de este grupo. O bueno, ya sin Al Kooper, quizá es esto lo que deberíamos esperar. No cabe hacerse ilusiones en el devenir de Blood, Sweat & Tears a partir de este segundo álbum, pues a partir de ahora estarán más indicados para quienes profesen predilección por el sonido de fusión o de big-band, en una línea similar a los mencionados Chicago. Lo que nunca dejarán de hacer es un sonido profesional y de impecable factura. La originalidad ya será algo más secundario.

 

3

Año de publicación: 1970

Puntuación:

1) Hi-De-Ho; 2) The Battle; 3) Lucretia Mac Evil; 4) Lucretia's Reprise; 5) Fire And Rain;

6) Lonesome Suzie; 7) Symphony For The Devil/Sympathy For The Devil;

8) He's A Runner; 9) Somethin' Comin' On; 10) 40,000 Headmen.

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Puede resultar muy descorazonador afrontar la discografía de Blood, Sweat & Tears cuando se sabe que su mejor álbum fue el primero y que todo lo que vino después apenas se pareció a ese descomunal debut. Pero esto es lo que hay. Resulta muy significativo que casi todo el contenido se nutra de versiones, denotando una de las flaquezas obvias de lo que iba a ser la banda sin Al Kooper (¿alguien había apostado que ya no lo nombraríamos más?). Este grupo va a ser cada vez más previsible y eso también iba en contra del espíritu inicial, pero las ventas de discos más o menos acompañaban y ante eso poco cabe objetar. Y aquí parece que dedicaron el mismo tiempo a componer que a elegir el título del álbum.

 

Todavía encontraremos alguna pequeña sorpresa como el carácter medieval de ‘The Battle’, donde el guitarrista Katz (coautor junto al teclista Halligan) nos muestra que era el único que preservaba algo del espíritu original de la banda, aunque ya fuera algo residual. Pero siempre es un placer encontrar una pieza donde el clavecín ocupa un papel protagonista. También vuelven a transmitir el entusiasmo de sus inicios con el incisivo ritmo de ‘Lucretia Mac Evil’, bien adornado por los vientos. Lo que no tiene tanto sentido es ampliar lo que ya hemos escuchado con el añadido de ‘Lucretia's Reprise’, pues es más de lo mismo pero con Clayton-Thomas chillando más de la cuenta.

 

En cambio, se pasan de grandilocuencia cuando pretenden hacer algo artístico con ‘Sympathy For The Devil’ de los Rolling Stones y les sale un pastiche vulgar de música clásica pomposa, free-jazz y el sonido big-band más irritante posible, mientras Clayton-Thomas va a su bola e intenta ser más histriónico que Jagger, cuando la interpretación de Jagger en el original se desarrollaba de manera gradual y coherente. Y bueno, cuando llegamos a ese momento en el que realizan como una invocación con la letra, es ya el colmo de la puerilidad. De perder en la competición con Mick Jagger pasa a perder contra Joe Cocker en ‘Somethin' Comin' On’, que fue la cara B del single de ‘With A Little Help From My Friends’, esa sensacional versión de la canción de los Beatles que inmortalizó a Cocker a finales de los sesenta, sobre todo tras su interpretación en el festival de Woodstock. Pero quienes sí salen ganadores en ‘Somethin' Comin' On’ son los músicos, a pesar de Clayton-Thomas, pues desde las llamativas líneas de bajo del comienzo captan la atención del oyente, realizando después un desarrollo de diversidad rítmica y detalles imprevisibles.

 

Muy aburridos acaban sonando en la balada ‘Fire And Rain’, mientras que ‘Hi-De-Ho’ recoge esa placidez británica típica de la canción popular, aunque en realidad se trata de una composición de la pareja estadounidense de compositores Goffin/King. En las manos de The Band, su canción ‘Lonesome Suzie’ ya requería de cierta paciencia para asimilar su lentitud, pero aquí solo saben ahondar en sus aspectos negativos. Que al menos se hubiera quedado en algo más aceptable como la versión de ‘He's A Runner’. Originalmente titulada por Traffic como ‘Roamin' Thru' the Gloamin' with 40,000 Headmen’, aquí se reduce su título a ‘40,000 Headmen’, como también el impacto del folk psicodélico original, aquí transformado al estilo big-band de BS&T y con un inciso instrumental que no aporta nada salvo una divagación innecesaria. Pero al menos se retiene el entusiasmo de Traffic y eso sirve para que sea una de las pocas canciones a destacar de este mediocre álbum que solo podrán adorar los fans de este tipo de música.

2022

4

Año de publicación: 1971

Puntuación:

1) Go Down Gamblin'; 2) Cowboys And Indians; 3) John The Baptist (Holy John);

4) Redemption; 5) Lisa, Listen To Me; 6) A Look To My Heart; 7) High On A Mountain;

8) Valentine's Day; 9) Take Me In Your Arms (Rock Me A Little While); 10) For My Lady;

11) Mama Gets High; 12) A Look To My Heart.

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2022

Parecía que una nueva vida comenzaba en la banda cuando comprobamos que casi todo este álbum es de composiciones originales. En las dos anteriores ocasiones se habían nutrido de versiones para conformar los álbumes, cuando las composiciones propias solían estar entre lo más destacado, así que esta era una ocasión perfecta para demostrar si tenían capacidad creativa para configurar un estilo más propio, sobre todo porque la composición está repartida entre buena parte de los miembros de esta extensa formación.

 

La experiencia es un grado y por ello saben captar la atención con gusto desarrollando entretenidos ritmos como los de ‘John The Baptist (Holy John)’, sorprendentemente una composición de Al Kooper, o ‘Go Down Gamblin'’, donde en esta última podemos disfrutar también de un afilado solo de guitarra en clave de rock. La verdad es que, de esta versión de la banda, casi que no podemos pedir más. Bueno, en realidad encontramos algo que está por encima, que es la exquisita ‘Lisa, Listen To Me’, introducida por una bella melodía de guitarra. Presenta el mejor apartado vocal de todo el álbum y sus incisos instrumentales son muy inspirados y mesurados, si bien parece que acabe de forma abrupta. Tan solo encontraremos una versión si no contamos la pieza de Al Kooper. Se trata de una interesante pieza de funk titulada ‘Take Me In Your Arms (Rock Me A Little While)’, creada por el afamado trío de compositores Holland/Dozier/Holland.

 

‘High On A Mountain’ y, sobre todo, la lenta ‘For My Lady’ quedan como un fácil relleno contemplativo que consiguen mejorar bastante en otra canción de corte similar, ‘Valentine's Day’, pues en ella suenan humildes y emotivos, dos epítetos difíciles de aplicar simultáneamente a esta banda tras la salida de Al Kooper. A ello debe contribuir que su autor, el guitarrista Katz (también autor de las dos canciones citadas al principio del párrafo), es también quien la canta y su voz es mucho más suave que la del, a veces, histriónico Clayton-Thomas. De Katz es también la convencional ‘Mama Gets High’, bien ejecutada pero que simplemente trata de emular el estilo de los años cuarenta del siglo XX.

 

A pesar de ser algo lenta, ‘Cowboys And Indians’ es de una ejecución impecable y suena deliciosa esa manera de llevar la parte vocal y la instrumental por caminos melódicos diferentes, pues el efecto conjunto es exquisito. En cambio, ‘A Look To My Heart’ es una breve pieza de piano clásico que acaba acompañándose de una trompeta. Un solo de batería inicia ‘Redemption’, una pieza más convencional en su estilo de jazz-fusión, aunque sobre el minuto y medio presenta un interesante cambio de ritmo y melodía. Como se observa en general, el grupo puso todo de su parte para no sonar del todo convencionales y añadir algún detalle diferente que caracterizara cada composición, unas veces más acertadamente que otras. Sin embargo, no todo iría bien en el seno de la banda y algunos miembros se marcharán tras la gira de presentación, siendo el más significativo Clayton-Thomas, quien parecía haberse erigido como pieza importante pero en realidad era uno más y no de los principales a pesar de cantar. Iba a retomar su irrelevante carrera en solitario, aunque acabará volviendo a Blood, Sweat & Tears más adelante.

NEW BLOOD

Año de publicación: 1972

Puntuación:

1) Down In The Flood; 2) Touch Me; 3) Alone; 4) Velvet; 5) I Can't Move No Mountains;

6) Over The Hill; 7) So Long Dixie; 8) Snow Queen; 9) Maiden Voyage.

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Muchos problemas surgían en el grupo, en verdadera crisis tras la salida del vocalista Clayton-Thomas y de un par de miembros fundadores. Por otro lado, otro detalle a tener en cuenta es que cuando son los músicos de viento quienes componen los escasos temas originales que encontraremos aquí, siendo la mayoría versiones, es que algo grave ocurre en tu grupo. Es un signo evidente de decadencia. El cantante sustituto será un tal Jerry Fisher, que no aporta ningún valor añadido y simplemente cumple con su rol. Tampoco es que cupiera esperar nada novedoso de Blood, Sweat & Tears a estas alturas.

 

Pocas buenas noticias, muy pocas, pueden extraerse de esta nueva versión de la banda. Así, podemos disfrutar de la apacible ‘Velvet’, de delicadas melodías vocales que Clayton-Thomas hubiera masacrado de haber continuado en la banda, aunque de todas maneras la canta el guitarrista Katz, quien se mantenía fuerte en su puesto aunque apoyado por la entrada en el grupo de un segundo guitarrista. Ejecutando un ritmo más ágil (en relación a lo que el grupo ofrece aquí) y añadiendo voces corales consiguen que ‘I Can't Move No Mountains’ sea también de lo más interesante del álbum. En cambio, algo no parece de encajar en ‘Over The Hill’, como si no engarzara bien el apartado vocal con el instrumental y ese invento no produjera algo agradable al oído, aunque ciertamente esto está bien alejado de algo experimental en ese sentido, tipo Captain Beefheart. Tampoco convence nada ‘Touch Me’, un vulgar góspel que podría tocar cualquier grupo para intentar sonar agradables.

 

Pensar en Bob Dylan y escuchar unas ostentosas trompetas, que es lo que recibimos en la versión de ‘Down In The Flood’, no es precisamente la mejor de las impresiones y, en cualquier caso, se trata de una discreta versión de una de las composiciones que Dylan creó durante su convalecencia, acompañado por The Band y que saldrían a la luz unos años después en The Basement Tapes. Como un relleno agradable queda ‘So Long Dixie’, de la pareja de compositores Mann/Weil, mientras que se dirigen a la composición de otra pareja mítica (Goffin/King) para dejarnos la intrigante y de aires más rockeros ‘Snow Queen’. Del gran Herbie Hancock escogen tocar ‘Maiden Voyage’ para que nos vayamos haciendo una idea del estilo más jazzístico que impregnará la carrera del grupo, donde puede destacarse el canto en scat. Poco interés presentaba el futuro de una banda que había perdido muy pronto su capacidad para sorprender y que se conformaba con echar mano de la experiencia y la técnica para satisfacer formalidades.

NO SWEAT

Año de publicación: 1973

Puntuación:

1) Roller Coaster; 2) Save Our Ship; 3) Django (An Excerpt); 4) Rosemary;

5) Song For John; 6) Almost Sorry; 7) Back Up Against The Wall; 8) Hip Pickles;

9) My Old Lady; 10) Empty Pages; 11) Mary Miles; 12) Inner Crisis.

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Más bajas sensibles se cernían en el seno de la banda. Otro miembro fundador partió, en este caso el guitarrista Steve Katz, aunque al menos fue reemplazado por otro competente guitarrista, el sueco Georg Wadenius. Dado que el grupo se había instalado en una mediocridad de la que resultaba difícil salir, estos cambios tampoco ayudaban a mejorar una situación ya de por sí desangelada. La composición vuelve a estar repartida entre varios de los miembros actuales, aparte de incluir una buena cantidad de composiciones ajenas, que la situación no era muy boyante que se diga.

En la tradición más accesible y melódica de la música de fusión nos encontramos en primer lugar la amena ‘Roller Coaster’, que es de lo poco verdaderamente salvable de este convencional álbum junto a la pieza que lo cierra, ‘Inner Crisis’, en la cual se nota de entrada que su compositor es el teclista de la banda. Es un ejemplo de jazz-rock ejecutado con gusto porque los instrumentos y la voz en scat no se limitan rellenar espacio de manera improvisada, sino a proporcionar detalles melódicos interesantes. Deberían haberla tomado como ejemplo para el resto de su carrera. Sorprende escuchar una guitarra tan enérgica y cortante en el inicio de ‘Back Up Against The Wall’, si bien luego su desarrollo es mucho más discreto a pesar de su dinamismo y los punteos de guitarra que van introduciendo. No deja de sonar a rock clásico sin pretensiones. Para intentar sonar rockeros de manera convincente eligen versionar a Traffic y su ‘Empty Pages’, del notable álbum John Barleycorn Must Die de 1970, pero no consiguen nada relevante con ello.

 

‘Save Our Ship’ parece influenciada por ‘Border Song’ de Elton John, aunque aquí con unos aires góspel más velados y algo de guitarra distorsionada para darle el toque diferencial. Curiosamente en ella vemos acreditada como coautora a la compositora Cynthia Weil, una de las creadoras legendarias de cuya mente han surgido muchas canciones conocidas, incluida ‘We Gotta Get Out Of This Place’ de The Animals, esta de cuando formaba pareja compositora con Barry Mann. El nombre de Weil vuelve a aparecer más adelante en ‘My Old Lady’ (curiosamente formando en ambas tándem compositivo con Wadenius), una balada de notable comienzo por la emoción que transmite la melodía vocal, pero el estribillo se sumerge en una incómoda mediocridad. Del socorrido Randy Newman, toda una celebridad en Estados Unidos, tocan la amigable ‘Rosemary’.

 

El saxofonista de la banda (aunque también toca la flauta o lo que le pongan para soplar), Lou Marini, aporta un par de composiciones instrumentales propias. Una se titula ‘Song For John’, cuyo único interés radicaría en saber a quién va dedicado, mientras que la otra, ‘Hip Pickles’, pierde puntos cuando ya se ha escuchado varias veces y no existe el factor sorpresa, que es lo que permite que cause un cierto impacto inicial. La indiferencia que producen los más de seis minutos de ‘Almost Sorry’, sin que sea una mala canción ni mucho menos, evidencia el problema de este grupo para salir del convencionalismo. Menos mal que ‘Django (An Excerpt)’ se queda en eso, en un extracto, porque es una pieza instrumental lenta liderada por la flauta que no aporta nada de interés. Por otro lado, ‘Mary Miles’ es una olvidable balada que mantiene el mismo tono de indiferencia general que sobrevuela un álbum también superfluo y olvidable que ya apenas tiene nada que ver con la idea original que llevó a fundar la banda.

MIRROR IMAGE

Año de publicación: 1974

Puntuación:

1) Tell Me That I'm Wrong; 2) Look Up To The Sky; 3) Love Looks Good On You;

4) Hold On To Me; 5) Thinking Of You; 6) Are You Satisfied; 7) Mirror Image;

8) She's Coming Home.

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Tras una nueva tanda de salidas y entradas en la formación de la banda, se había llegado al punto de que el único miembro fundador que quedaba era el baterista Colomby, aunque ya hacía mucho tiempo que el espíritu original se había difuminado. Queda ya un poco cansino recordar a Al Kooper, pero es que se llevó la esencia de la banda consigo y a partir de ahí no podían pasar más allá de la etiqueta de cumplidores. Y eso mismo hacen aquí, aunque permanezcan hundidos en la vulgaridad del sonido big-band y de fusión que habían adoptado. Para intentar conseguir un sonido más novedoso, tuvieron la idea de hacerse con los servicios de un productor proveniente de la Motown y eso se nota en algunos momentos del álbum. Incluso evitaron darle un título con la palabra “Tears”, que es lo que tocaba siguiendo la última serie, lo cual podía entenderse como un mensaje de que iban a hacer algo diferente.

 

Nada más comenzar observamos la mano del productor de Motown, pues ‘Tell Me That I'm Wrong’ nos presenta a una banda haciendo música más contemporánea y también más propia de la música negra, buscando sobre todo el ritmo y los tempos bailables. A este grupo tan desvirtuado respecto a sus inicios no se les puede pedir mucho más que algún estribillo pegadizo como el de ‘Look Up To The Sky’, que es algo muy difícil de conseguir en el estilo que desarrollan porque el sonido suele ser similar entre canciones. Es por ello que poco a poco nos vamos sumergiendo en un mar de convencionalismo porque canciones como ‘Love Looks Good On You’ podrían ser tocadas por muchas otras bandas de la época. Más consistentes y serios se muestran en ‘Are You Satisfied’, pero sin olvidar incluir un estribillo también consistente y con cierto gancho, mientras que en ‘Thinking Of You’ acaban dejándose llevar por la técnica vacua sin aportar melodías.

 

La pieza que da título al álbum aparece desglosada en cuatro movimientos y en ella se sumergen de lleno en el jazz-rock sin que llame la atención hasta que se llega al tercer movimiento, que es cuando entra la guitarra eléctrica para animar la escena y aportar vida a la composición. El cuarto movimiento es el único con apartado vocal y en él entran en el funk, apartándose del resto de la pieza y volviendo al tipo de sonido que hemos escuchado previamente, aunque con poca gracia. Acaban con la bonita balada ‘She's Coming Home’, cantada por el guitarrista Wadenius, que en las manos de estos experimentados músicos se nos muestra exquisita en sus arreglos, aunque igualmente nos pueden entregar una balada perfectamente ejecutada pero que deja una sensación de indiferencia como ‘Hold On To Me’. Todos estos vaivenes volvían a dejar a Blood, Sweat & Tears en una posición de grupo con potencial técnico pero sin inspiración creativa, lo cual les permitía salir airosos con sus álbumes pero sin conseguir aportar nada relevante.

NEW CITY

Año de publicación: 1975

Puntuación:

1) Ride Captain Ride; 2) Life; 3) No Show; 4) I Was A Witness To A War;

5) One Room Country Shack; 6) Applause; 7) Yesterday's Music; 8) Naked Man;

9) Got To Get You Into My Life; 10) Takin' It Home;

[BONUS TRACKS:] 11) Intro; 12) Agitato; 13) Nuclear Blues; 14) Manic Depression.

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Como único aliciente a esta nueva entrega de Blood, Sweat & Tears, volvía a la formación el vocalista David Clayton-Thomas, quien había sido una de las cabezas visibles de la banda desde el segundo al cuarto álbum. Como cabía esperar, nada cambia respecto a lo que venían haciendo y se mantienen cómodamente en su estilo de fusión de jazz y rock, echando mano de profesionalidad y lugares comunes, así como de un repertorio conformado en su mayor parte a base de composiciones ajenas. Sigue habiendo bastantes cambios en la formación, pero nada puede desviar al grupo de lo que ya conocemos sobre él, la originalidad ya sabemos que se esfumó con Al Kooper.

 

Para un grupo de las características de Blood, Sweat & Tears parecía ideal realizar una versión de ‘Got To Get You Into My Life’ de los Beatles, al ser una canción donde el rol de los instrumentos de viento es muy destacado. Aun así, la guitarra y el bajo tienen mayor protagonismo que en el original y el empuje del grupo hace el resto. Así que se trata de una virtuosa versión y es de lo mejor del álbum. Lo que cabe esperar de la banda son instrumentales bien implementados pero sin interés alguno, al estilo de ‘No Show’. En el caso de ‘Applause’ no es instrumental pero casi, y tampoco consigue captar el interés durante sus casi ocho minutos de duración. Vuelven a echar mano del cancionero de Randy Newman para completar espacio con algo desenfadado, tal es el caso de ‘Naked Man’, a pesar de que queda como algo superfluo.

 

Aunque le pongan ganas, ‘Ride Captain Ride’ parece una reescritura barata de ‘Proud Mary’, de la Creedence Clearwater Revival, a la cual añaden un intermedio instrumental bastante insulso y el resto del tiempo el cantante parece que esté imitando a Otis Redding. Lo curioso es que se trata de una versión, así que bien podrían haber interpretado directamente ‘Proud Mary’ y dejarse de rodeos. De manera análoga, aun siendo una composición de Allen Toussaint de 1972, quien no sea un conocedor de la música negra de esa época lo que hará en escuchar la parte vocal de ‘Life’ es pensar en ‘What's Going On’ de Marvin Gaye, una canción cuyo único interés radica en el peculiar timbre de la guitarra eléctrica que aparece en un animoso solo.

 

Apenas encontraremos composiciones originales, pero tampoco se echa de menos si aportan canciones de relleno como ‘Yesterday's Music’, de Clayton-Thomas, aunque suene agradable. Curiosamente, el momento de lucimiento de Clayton-Thomas llega en una canción que no es de él, ‘I Was A Witness To War’, pues la modulación de su voz lidera la ejecución y nos muestra lo que de verdad debe de ser un buen cantante. Aparte, el resto de músicos sabe también jugar con la tensión musical, incluso en los incisos instrumentales. Por otra parte, en la minimalista ‘One Room Country Shack’ se limitan a emular al intérprete original de esa canción, John Lee Hooker, tanto en la voz como en la guitarra, por lo que suena algo aburrido.

 

Deja buena sensación la solemnidad de la pieza instrumental final, la breve ‘Takin' It Home’, que es aparte una composición original del baterista Colomby (el único miembro fundador que quedaba desde hacía tiempo) y ojalá no se hubiera quedado en una excepción dentro de la previsibilidad de la música del grupo. Sorprende encontrar en los bonus tracks unas grabaciones en directo de 1980, como si se hubieran equivocado al adjuntar el contenido adicional. Porque, ¿qué pinta aquí una actuación de un grupo cinco años después y con una formación diferente casi por completo? Más sangrante todavía es comprobar que los temas incluidos son del álbum de aquel año, Nuclear Blues, así que el error es mayúsculo. Ya hablaremos de esos temas cuando corresponda cronológicamente, pero nos sirve de anticipo para conocer su versión suave de ‘Manic Depression’ de The Jimi Hendrix Experience.

IN CONCERT

Año de publicación: 1976

Puntuación:

CD I: 1) Spinning Wheel; 2) I Love You More Than You'll Ever Know;

3) Lucretia MacEvil; 4) And When I Die; 5) One Room Country Shack;

6) And When I Die (Reprise); 7) (I Can Recall) Spain.

CD II: 1) Hi-De-Ho "That Old Sweet Roll"; 2) Unit Seven; 3) Life; 4) Mean Ole Word;

5) Ride Captain Ride; 6) You've Made Me So Very Happy.

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Era cuestión de tiempo que un grupo de estas características grabara un álbum en directo, aunque llegó en un momento no especialmente indicado porque se habían instalada en una mediocridad desesperante. El álbum fue grabado durante varios conciertos de 1975 en Estados Unidos y Canadá, dentro de la gira de presentación de New City. Como ya se había dicho con anterioridad, tan solo quedaba el baterista Colomby de los fundadores del grupo, pero tal era ya su ascendencia sobre los demás que aquí incluso aparece como productor. Es previsible para un grupo de estas características encontrar innumerables incisos instrumentales que alargan las interpretaciones lo suficiente como para completar más de ochenta minutos de música con tan solo trece temas.

 

Del que era su álbum más reciente, New City, tan solo encontraremos tres temas y obviamente no están entre lo mejor, sin bien ‘Ride Captain Ride’ deja buena sensación por su animado ritmo y el entusiasmo que transmiten. Hay curiosidad por escucharles interpretar temas de su debut cuando ya apenas quedaba nadie de esa formación e incluyen uno de ellos, pero Clayton-Thomas no se atreve a hacer la declamación apasionada de ‘I Love You More Than You'll Ever Know’ como Al Kooper, lo cual es honesto por su parte y simplemente lo realiza a su manera y tal como le sale mejor dadas sus características. En las extensiones instrumentales acaban divagando demasiado y eso es un problema porque, por ejemplo, ‘One Country Room Shack’ resulta bastante aburrida a pesar de la innegable técnica de los músicos y hasta que han transcurrido dos terceras partes no comienza la canción en sí, la cual curiosamente está ejecutada en modo big-band en vez del blues básico de la versión de estudio. Es lo más flojo del disco junto a ‘Hi-De-Ho’, aunque los últimos minutos de ‘Lucretia MacEvil’ también sobran por completo, con la trompeta improvisando por gusto y Clayton-Thomas dejando de cantar como si ya no tuviera ganas de más, aunque acaba volviendo porque el afán de protagonismo le podría.

 

Canciones como ‘And When I Die’, de Laura Nyro, sirven para añadir algo que promueva la participación del público y al mismo tiempo que aparezca alguna melodía más reconocible, aunque podrían haberse ahorrado el insustancial ‘reprise’ en esta canción. Entre el repertorio encontraremos hasta tres novedades, lo cual no es poco botín. Lo curioso del convencional funk de ‘Mean Ole Word’ es que se trata de una composición de un saxofonista y ocasional vocalista que hubo en el grupo durante la época de Mirror Image, pero la pieza no formó parte de este álbum. Otro tema es el instrumental de jazz puro y duro ‘Unit Seven’, que es la pieza más larga con once minutos de duración destinados básicamente al lucimiento de los vientos. Tocan también una famosa pieza del teclista Chick Corea, ‘(I Can Recall) Spain’ (originalmente titulada como ‘Spain’), donde vemos acreditado a Joaquín Rodrigo pero aquí quizá por error, puesto que en la grabación original de Corea este tema comenzaba de la misma manera que el segundo movimiento del Concierto de Aranjuez. Aunque también es posible que haya más referencias a Rodrigo en la música. Sería lo más interesante que pudiera encontrarse en este álbum, sin lugar a dudas.

MORE THAN EVER

Año de publicación: 1976

Puntuación:

1) They; 2) I Love You More Than Ever; 3) Katy Bell; 4) Sweet Sadie The Savior;

5) Hollywood; 6) You're The One; 7) Heavy Blue; 8) Saved By The Grace Of Your Love.

Fijándonos en que ni siquiera se molestaron en pagar para colocar una portada en condiciones, la primera impresión que transmite este álbum es de dejadez. En una formación ya casi irreconocible con Clayton-Thomas como único elemento diferenciador, el grupo parece que ya se había instalado en la placidez del estilo musical consolidado. Pero estos chicos eran unos profesionales por encima de todo y todavía demuestran que se interesaban por lo que hacían. Aparte, el listado de músicos participantes se amplía más que nunca, como si todo el mundo quisiera tocar alguna vez con esta banda como símbolo de reputación adquirida. Sin embargo, sobraba profesionalidad y faltaba originalidad, como siempre.

 

Con todo lo dicho en el párrafo anterior, sorprende encontrar de entrada una pieza de exquisita estructura y ejecución como ‘They’. Esto es jazz-rock (flirteando con el funk por momentos) de calidad suprema y que entra muy bien para el oyente casual al obviar complejidades sin más y saber darle un sentido a lo que debería ser la típica secuencia de improvisaciones. Eso sí, que nadie lance cohetes porque ‘They’ debe tratarse más bien como un gusto adquirido. Hay que tomarle el punto a su desarrollo intrigante, pero es una agradable sorpresa encontrar una pieza de este tipo en una banda que ya tenía tan poco aliciente. También ofrecen una calculada estructura y cierta variedad a lo largo de ‘Heavy Blue’, siendo lo mejor su extensa y misteriosa introducción de más de un minuto.

 

Convencen en baladas delicadas como ‘I Love You More Than Ever’ o ‘You're The One’ porque en ellas suenan humildes y sosegados, aparte de que añaden interesantes detalles instrumentales más allá del mero acompañamiento. Que no falte tampoco algo de funk sin mayor recorrido como ‘Hollywood’, aunque también acaban sonando típicos y aburridos en ‘Katy Bell’. Siguen facturando música de big-band con gusto en ‘Sweet Sadie The Savior’ pero no se complican para finalizar con el típico góspel de ‘Saved By The Grace Of Your Love’. Riesgos este grupo corría los justos y tampoco les hacía falta más, así que se agradece encontrar algo como ‘They’ a pesar de que More Than Ever sigue siendo otro álbum agradable pero olvidable de lo que seguía llamándose como Blood, Sweat & Tears.

BRAND NEW DAY

Año de publicación: 1977

Puntuación:

1) Somebody I Trusted; 2) Dreaming As One; 3) Same Old Blues; 4) Lady Put Out The Light; 5) Womanizer; 6) Blue Street; 7) Gimme That Wine; 8) Rock & Roll Queen; 9) Don't Explain.

Si hasta ahora el baterista del grupo era el único miembro que quedaba de la formación original, este endeble nexo se acaba en este álbum por la entrada de un nuevo baterista. Que hubiera continuado el miembro original tampoco hubiera modificado el descenso del grupo a una mediocridad más exacerbada que supone esta nueva entrega. Aquí directamente acuden a composiciones ajenas para limitarse a tocarlas en su estilo tan suficientemente conocido.

 

Es más que obvio que este grupo no piensa tomar ningún riesgo y por ello comienzan con una canción alegre y nada compleja como ‘Somebody I Trusted’, que es ese tipo de canción que suena agradable pero que se olvidan inmediatamente conforme acaban, que es lo mismo que podríamos decir de ‘Womanizer’. Uno siempre puede alegar que peor es encontrarse con baladas aburridas que bordean peligrosamente el límite de lo empalagoso, como ‘Dreaming As One’ o ‘Lady Put Out The Light’. Es como si solo pudieran conseguir algo tan convencional como ‘Blue Street’ para que una balada quede potable, mientras que ‘Don't Explain’ de Billie Holiday la salvan por los exquisitos arreglos que demuestran suficiente seriedad. También parecen una parodia de sí mismos cuando aparece el fulgar funk de ‘Gimme That Wine’, un intento vacuo de tener algo movido en el álbum.

 

El comienzo de ‘Rock & Roll Queen’ es esperanzador, pero acaban sumergiéndose en los mismos convencionalismos de las big-bands profesionales, ni siquiera la afilada guitarra en segundo plano consigue dejarnos una impresión perdurable. De esta manera, se ven obligados a echar una mirada al gran J.J. Cale para que podamos escuchar lo mejor del álbum, que es la versión de ‘I Got The Same Old Blues’ (aquí recortado su título a ‘Same Old Blues’). Eso sí, no logran igualar la grandeza de la versión original y simplemente sale ganando por ser una sencilla pero gran composición y también por un rol más predominante de la guitarra. No podemos pedir más para un grupo que murió artísticamente al poco de comenzar y que, aun así, continuó durante una década más.

NUCLEAR BLUES

Año de publicación: 1980

Puntuación:

1) Agitato; 2) Nuclear Blues; 3) Manic Depression; 4) I'll Drown In My Own Tears;

5) Fantasy Stage; 6) Spanish Wine Suite.

Llegamos aquí al último álbum de estudio de Blood, Sweat & Tears cuando tampoco se entendía que hubieran seguido publicando algo más, puesto que la formación fue renovada al completo con David Clayton-Thomas como único miembro que permanecía todavía. En realidad, este era el único miembro reconocible tras más de una década de carrera, pero desafortunadamente eso no significa en la práctica que los nuevos músicos consigan un sonido que se diferencie sustancialmente de lo que había estado haciendo la banda en su largo devenir por el camino de la indiferencia. Todos ellos participan en la composición también (aunque no falten las versiones), lo cual nos indica que encontraremos una buena cantidad de solos a lo largo del álbum, pero los solos típicos del jazz que solo pueden entusiasmar a los amantes del género, si es que merecen ese entusiasmo.

 

Destaca sobremanera la pieza de quince minutos que cierra el álbum, pues parece la prueba de fuego para una banda que debe demostrar su valía. Conformada casi como un crescendo en su primer tercio, los primeros dos minutos y medio de ‘Spanish Wine Suite’ son de guitarra española, lo cual sirve para justificar el título desde el principio. Las trompetas que entran a continuación junto a la percusión también poseen ese sabor andaluz, pero ya todo lo demás serán improvisaciones varias que no aportan nada nuevo a lo que cabe esperar de un grupo de estas características. Buena parte del álbum provoca una indiferencia absoluta, pues lo mismo es escuchar un instrumental como ‘Agitato’ que unos temas cantados como ‘Nuclear Blues’ o ‘Fantasy Stage’. Y bueno, para dormirnos un rato está el blues de ‘I'll Drown In My Own Tears’, que es la versión de una canción popularizada por Ray Charles en los años cincuenta.

 

Hay curiosidad por conocer cómo un grupo de jazz-fusión puede ejecutar una pieza frenética como ‘Manic Depression’ de Jimi Hendrix. Como cabe esperar, el inigualable frenesí original se pierde porque competir con eso era ya perder la batalla antes de empezar. Los Blood, Sweat & Tears la inician de manera fiera, pero luego realizan paradas rítmicas y añaden trompetas, de tal manera que se acaba perdiendo lo que debería ser la esencia de la composición. La guitarra suena mejor de lo que se espera en este grupo, eso sí, pero el solo principal se lo lleva la trompeta y eso es otro error, aunque se ha de reconocer que el trompetista lo ejecuta de manera brillante. Al guitarrista le toca el turno al final, cuando ya solo quedan veinte segundos, lo cual es una lástima. De esta manera, algunas buenas impresiones que transmite este álbum se quedan diseminadas y difuminadas en un conjunto sonoro que acaba siendo uno más dentro de la discografía de Blood, Sweat & Tears. Es decir, con lo que implica decir “uno más” para esta banda.

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