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THE BLACK KEYS

THE BIG COME UP

Año de publicación: 2002

Puntuación:

1) Busted; 2) Do The Rump; 3) I'll Be Your Man; 4) Countdown; 5) The Breaks;

6) Run Me Down; 7) Leavin' Trunk; 8) Heavy Soul; 9) She Said, She Said; 10) Them Eyes;

11) Yearnin'; 12) Brooklyn Bound; 13) 240 Years Before Your Time.

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Para el año 2002, los White Stripes ya habían demostrado desde finales de los noventa que ser un dúo no era un impedimento para hacer buena música de rock y habían grabado uno de sus mejores álbumes. The Black Keys emergieron como otro dúo similar pero alejados de tanto marketing visual y más enfocados al blues-rock, con la ventaja adicional y definitiva de que el baterista Patrick Carney era infinitamente mejor (tampoco es un mérito tocar mejor que Meg White), mientras que al guitarrista Dan Auerbach todavía le quedaba por aprender pero podría situarse a la misma altura de Jack White. En la grabación de este debut, en algunas canciones se acompañan de un bajista, pero eso también lo habían hecho The Doors en su momento y tampoco es mayor problema. Las influencias en estos inicios son bien claras y las raíces blues impregnan el sonido a lo largo y ancho del disco, salvo excepciones muy concretas.

 

En concreto, ‘Busted’ o ‘Brooklyn Bound’ suenan exactamente a como lo haría cualquier bluesman de los años cuarenta si lo hubieran trasladado de aquella época al principio del siglo XXI. Es una maravilla degustar ese sonido de guitarra devoto de la música de más de medio siglo antes pero con un toque modernizado. La consistencia del riff de ‘Do The Rump’ dejaba bien claro que estos chicos no se limitaban a emular a sus ídolos de una manera actualizada, sino también de una manera que sonara original, no solo a mera nostalgia. El notable sentido de la melodía de este dúo aflora ya en temas como ‘I'll Be Your Man’, que sería entonces algo así como un blues-pop, prediciendo el instinto melódico que caracterizará su interesante carrera. También demuestran que saben decantarse más claramente por el rock en la fiera pieza ‘Leavin' Trunk’, o adoptar un particular sonido de eco de la guitarra en ‘240 Years Before Your Time’, que la dota de un encanto especial.

 

Por otro lado, es una curiosidad poder escuchar una versión más directa de ‘She Said, She Said’ de los Beatles, alejada de la psicodelia original. Eso sí, algunos temas como ‘Run Me Down’ o ‘Heavy Soul’ suenan exactamente a lo que esperamos de cualquier combo de blues-rock, aunque al menos se pueden escuchar con agrado. En cuanto a ‘Them Eyes’, su estribillo recuerda mucho a la vieja canción de soul ‘The Shoop Shoop Song (I'ts In His Kiss)’ y de todas maneras no tiene otro cometido que aportar un poco de tranquilidad en el álbum. Pero la falta de experiencia todavía se evidencia en temas de repetitivo y simplón riff como ‘Countdown’, deficiencia exacerbada en la directamente irritante ‘The Breaks’.

 

Como vemos, es un detalle aquí, otro acullá, lo que decanta la balanza a favor de una valoración más bien positiva, si bien tampoco se apreciaba en este debut nada que pudiera presagiar la eclosión de los Black Keys como emocionante combo de blues-rock. Algo de talento se aprecia pero estaba claro que, en caso de ser un diamante en bruto (algo siempre difícil de saber con certeza), les quedaba camino por delante para pulir el sonido y seguir mejorando en la composición. Es decir, que supieran incidir en los aspectos positivos de este debut e ir aprendiendo de los evidentes errores. Y lo irían consiguiendo, aunque siendo un dúo era evidente que la curva de aprendizaje había de ser más larga.

THICKFREAKNESS

Año de publicación: 2003

Puntuación:

1) Thickfreakness; 2) Hard Row; 3) Set You Free; 4) Midnight In Her Eyes;

5) Have Love Will Travel; 6) Hurt Like Mine; 7) Everywhere I Go; 8) No Trust;

9) If You See Me; 10) Hold Me In Your Arms; 11) I Cry Alone.

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Mantenía este dúo la senda iniciada en su debut en cuanto a su búsqueda de actualizar el blues-rock pero sin renunciar a las raíces del género. Tampoco es que se pudiera esperar ninguna novedad al respecto en tan solo un año y tratándose de un dúo bien compenetrado y con las ideas claras sobre lo que querían hacer. Además, siendo ellos mismos los productores de los álbumes desde el principio y de manera algo casera (grabado en buena parte en el sótano de Carney), necesitaban tiempo para asimilar las posibilidades de disfrutar de un verdadero estudio de grabación algún día.

 

De todas formas, la producción no es precisamente un problema para desarrollar de nuevo una música a veces muy impactante. La canción ‘Thickfreakness’ adelanta un sonido pesado y descomunal, como pocas veces se ha conseguido desde los años setenta, que se desarrollará a lo largo de buena parte del disco. Justo a continuación, ‘Hard Row’ no se queda atrás en esa potencia sonora, adaptándola a un ritmo más animado y atractivo. Y ya, como colofón a este inicio fulgurante, consiguen llegar a la gloria rockera en la brutal ‘Set You Free’, no solo por el espectacular riff de guitarra acompañado por una no menos colosal batería, sino porque la parte vocal se remata en un sencillo pero memorable estribillo: “Let him go / Walk out your door / And come to me / I'm gonna set you free”.

 

A partir de ahí, el álbum no puede mantener tal nivel de exigencia compositiva (simplemente porque estamos todavía ante un dúo en evolución ascendente) y, manteniendo un nivel más que aceptable salvo en casos concretos, transitan entre temas que llaman la atención por su atractiva estructura (‘Have Love Will Travel’, que en realidad es una versión) y otros más discretos pero de elaborada factura (‘Midnight In Her Eyes’, ‘Hurt Like Mine’, ‘No Trust’). La segunda canción que no es una composición original del dúo es la versión del blues ‘Everywhere I Go’, la cual recuerda a los mejores Rolling Stones precisamente cuando tocan un blues con convicción, tal como sabían hacer desde sus inicios.

 

Lo único flojo del álbum es cuando se ponen demasiado vulgares en ‘If You See Me’, ya que un riff repetitivo ha de ser atractivo y no tan trivial. Al menos que sea como el de la siguiente, ‘Hold Me In Your Arms’, canción que sin ser nada del otro mundo al menos consigue entretener con su fiero riff. La final ‘I Cry Alone’ queda como otro homenaje a los bluesmen clásicos al rememorar con clase y estilo ese especial sonido de los años cuarenta, incluso en la manera de cantar, que también se extiende a otras partes de este disco. Una obra en conjunto interesante en su implementación pero todavía algo alejada de un nivel compositivo suficiente para hacerles destacar y despegar dentro del panorama rock del momento.

RUBBER FACTORY

Año de publicación: 2004

Puntuación:

1) When The Lights Go Out; 2) 10 A.M. Automatic; 3) Just Couldn't Tie Me Down;

4) All Hands Against His Own; 5) The Desperate Man; 6) Girl Is On My Mind;

7) The Lengths; 8) Grown So Ugly; 9) Stack Shot Billy; 10) Act Nice And Gentle;

11) Aeroplane Blues; 12) Keep Me; 13) Till I Get My Way.

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Nuevo año y nuevo álbum, toda una hazaña para un humilde dúo de blues-rock que, en realidad, aspiraba a cotas más altas. Lo más curioso fue el lugar escogido para la grabación, ya que alquilaron una vieja fábrica y, como ellos mismos eran los productores, se las apañaron para adquirir el equipamiento mínimo necesario para poder grabar en unas condiciones aceptables este disco. Musicalmente, se nota una ligera evolución en cuanto a la apertura a nuevos sonidos con los que fusionar el blues o directamente alejándose de este último, pero todavía lejos de su transformación definitiva como dúo rockero sin paliativos.

 

Mediante un blues-rock que hubiera sido del agrado de Led Zeppelin se inicia este álbum en la forma de ‘When The Lights Go Out’, no solo por la estruendosa batería que la introduce al estilo de ‘When The Levee Breaks’, sino por el tono general del tema. Aunque evidentemente Led Zeppelin hubieran conseguido un verdadero caudal sonoro en comparación. La sombra de estos sobrevuela a través de otras canciones, más claramente en ‘Grown So Ugly’, la cual rememora el estilo más blues-rock que tenían.

 

En ‘Just Couldn't Tie Me Down’ o ‘Keep Me’ se aproximan más al blues, pero el verdadero entusiasmo que transmiten no se entendería si no se acercaran más a la vitalidad que transmite el rock (por ejemplo, ‘Stack Shot Billy’). Precisamente el rock más canónico y vitalista aparece en ‘10 A.M. Automatic’, poseedora de uno de los solos de guitarra más auténticos de todo el álbum. Por otro lado, una excesiva distorsión coarta las posibilidades de ‘Girl Is On My Mind’ de convertirse en un ejemplar blues-rock de gran fiereza.

 

Abundan todavía los temas más discretos y convencionales, pero igualmente interpretados con gusto como ‘The Desperate Man’. Es por ello que nos encontramos hasta una tranquila balada adornada con guitarra slide (‘The Lengths’). Sorprende también que, a la hora de hacer una versión de The Kinks, eligieran algo tan discreto como ‘Act Nice And Gentle’, más si cabe cuando era originalmente de un estilo muy alejado al blues-rock de los Black Keys. En cierta manera, se acercan al power-pop de aquellos en ‘All Hands Against His Own’, pero de forma discreta.

 

Si hubiera que elegir un tema como el mejor del álbum, aun estando todo su contenido en unos términos similares, sería con seguridad ‘Aeroplane Blues’ gracias a su riff asesino y al genial detalle de decelerar el ritmo en su último tercio, lo cual aporta un toque de distinción aparte de lo imprevisible del gesto. En ‘Till I Get My Way’ aparece uno de esos giros melódicos que enlazan las estrofas con un breve estribillo (“Calling on you everyday / Till I get my way”) y que serán marca de la casa de sus mejores logros.

 

Este fue el primer álbum de los Black Keys en entrar en la lista de ventas estadounidense, es decir, entre los doscientos primeros, lo cual no es mucho a nivel global pero significaba una dosis de motivación extra y que el dúo entendiera que estaba yendo por el buen camino. Con unos recursos tan limitados, era necesario poseer talento suficinete para poder superar la barrera impuesta por esas limitaciones. Y estos chicos lo iban a demostrar.

MAGIC POTION

Año de publicación: 2006

Puntuación:

1) Just Got To Be; 2) Your Touch; 3) You're The One; 4) Just A Little Heat;

5) Give Your Heart Away; 6) Strange Desire; 7) Modern Times; 8) The Flame;

9) Goodbye Babylon; 10) Black Door; 11) Elevator.

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Puestos a buscar lugares poco ortodoxos para la grabación de los álbumes, en esta ocasión se metieron en el sótano del batería Carney para lograr un sonido casero pero profesional al mismo tiempo. No está claro del todo si la elección fue acertada, porque si bien un sonido pulcro siempre es de agradecer, el enfoque de este dúo hacia una música directa y sin artificios también valida esta opción.

 

Por primera vez no necesitan recurrir a versiones de otros artistas, sino que interpretan composiciones propias, lo cual no quiere decir que no traigan a la memoria a otras bandas, siendo Led Zeppelin uno de los nombres que más pronto vienen a la mente. Sobre todo cuando escuchamos incisivos riffs al estilo de ‘Heartbreaker’ (‘Just A Little Heat’, ‘Modern Times’) o incluso al estilo de ‘The Ocean’ (‘Give Your Heart Away’, ‘Black Door’). Pero está bien inspirarse en los mejores si eso sirve para conseguir algo interesante y que no suene a copia. De lo mejor del álbum es precisamente ‘Give Your Heart Away’, al tener una estructura mejor engarzada y contener un fabuloso intermedio instrumental. Pero la calidad de estos chicos es evidente y por ello encontraremos otros riffs todavía más asesinos y también más originales como el de ‘Just Got To Be’. Por el contrario, en los casos de ‘Your Touch’ o ‘Elevator’, ambas presentan un elaborado riff que por contra adolece de gancho, por lo que ciertamente se olvidan muy pronto una vez han acabado.

 

Cuando consiguen alejarse de la etiqueta de blues es cuando consiguen composiciones más creativas como ‘Strange Desire’, muy original en su estructura y de una gran emoción cuando comienzan los primeros acordes de guitarra acompañados de los “oh, oh, oh” de Auerbach. Eso sí, la segunda mitad más vanguardista y disonante se hace demasiado larga, lastrando el resultado final. A las piezas más lentas (‘Goodbye Babylon’) las dotan de un cierto aire épico que las vuelve más interesantes que las plomizas baladas que habían hecho con anterioridad. Pero aun así, no consiguen tampoco sobrepasar los límites de lo aceptable y se olvidan muy rápidamente. A la épica bien entendida se acercan en ‘The Flame’, la cual no consigue elevarse a la categoría de himno porque la parte instrumental no acaba de brillar tanto como prometía la composición. Y bueno, en ‘You're The One’ siguen demostrando que no están hechos para las baladas.

 

Es curioso que la falta de interpretar versiones de composiciones ajenas juegue en su contra, ya que servía para compensar la falta de diversidad y proporcionar un toque original. Llama la atención que los cuatro primeros álbumes de The Black Keys tengan la misma puntuación, pero el motivo es bien claro: todos ellos son discos aceptables pero ninguno sobrepasa ese límite que nos permitiría recomendarlos sin problema. Por fin darían un paso adelante a nivel cualitativo en el próximo álbum y, por suerte, sin vuelta atrás.

1) All You Ever Wanted; 2) I Got Mine; 3) Strange Times; 4) Psychotic Girl; 5) Lies;

6) Remember When (Side A); 7) Remember When (Side B); 8) Same Old Thing;

9) So He Won't Break; 10) Oceans & Streams; 11) Things Ain't Like They Used To Be.

Puntuación:

Año de publicación: 2008

ATTACK & RELEASE

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Llegamos por fin al punto de inflexión en la carrera de The Black Keys. Las novedades son sustanciosas y muy clarificadoras del cambio que deseaban conseguir. En primer lugar, por primera vez graban en un estudio de grabación propiamente dicho; por primera vez también, contratan a un productor, en este caso uno bastante ajeno al blues-rock como Danger Mouse, quien venía de producir discos de Beck o Gorillaz; y por último pero no por ello menos importante, se añaden teclados, sintetizadores y hasta un segundo guitarrista en algunas de las canciones. La decisión de renovar el sonido estaba bien clara.

 

Seguro que tuvo una intención humorística colocar ‘All You Ever Wanted’ en primera posición, ya que da la impresión de que los Black Keys se han transformado en un grupo de folk. Pero en su último medio minuto añaden una potente coda instrumental con un prominente órgano para dejar las cosas en su sitio. En cualquier caso, elaborados riffs como el de ‘I Got Mine’ denotan el progreso vivido durante estos años. Y si a esta canción le añaden un puente casi psicodélico, el resultado no puede ser más original. Aunque su título pueda sugerir lo contrario, ‘Psychotic Girl’ es de lo más tranquilo que encontraremos, apoyado en un tenebroso estribillo donde los coros parecen aullidos de fantasmas. Lo más novedoso quizá sea encontrar un solo de sintetizadores cuando estaríamos esperando escuchar a la guitarra de Auerbach.

 

La grandeza de Led Zeppelin en temas de blues-rock como ‘Since I've Been Loving You’ resucita aquí de manera magistral en ‘Lies’, otra balada de blues-rock para la historia. Esto sí hace honor a Led Zeppelin y no las meras imitaciones sin originalidad alguna, tal como hacen los Greta Van Fleet. Pero esta canción no quiere decir que los Black Keys hayan encontrado la fórmula adecuada para hace una balada, ya que en la siguiente, ‘Remember When (Side A)’, vuelven a caer en convencionalismos innecesarios. Menos mal que la titulada como ‘Side B’ recupera toda la fiereza que podía ofrecer este dúo, que suenan como si estuvieran actualizando el sonido de los primeros Kinks. El riff de ‘Strange Times’ es poco atractivo, pero cuando eso ocurre saben suplir esa falta con un enorme derroche de energía, además de que su estribillo de aires Beatle tiene cierto gancho.

 

Las cuatro últimas canciones ya sorprenden mucho menos, como si hubieran sido grabadas en primer lugar, antes que el resto del álbum. No aportan nada nuevo y no se les ve tan inspirados, pero aun así poseen un mínimo de calidad que demostraba el buen estado de forma en el que se encontraban. Puede señalarse, en ‘So He Won't Break’, que a los 2:30 suena una guitarra con un timbre bastante extraño, entre aguda y distorsionada. En cuanto a ‘Oceans & Streams’, cuesta creer que está mucho mejor la parte vocal que la instrumental. Para el final nos dejan una convencional balada, ‘Things Ain't Like They Used To Be’, cantada a dúo con la jovencita cantautora estadounidense Jessica Lea Mayfield, pero que únicamente presenta de interés los pasajes instrumentales.

 

Renacía así este dúo, ampliando los recursos y abriéndose a las posibilidades que les ofrecía un estudio de grabación. En la composición también iban mejorando y solo era cuestión de tiempo que la inspiración fuera suficiente para completar un gran disco. Aquí de momento se quedaban cerca, pero dejan muy buenas sensaciones para prever lo que iba a ser un futuro prometedor y de éxito.

2020

1) Everlasting Light; 2) Next Girl; 3) Tighten Up; 4) Howlin' For You; 5) She's Long Gone;

6) Black Mud; 7) The Only One; 8) Too Afraid To Love You; 9) Ten Cent Pistol;

10) Sinister Kid; 11) The Go Getter; 12) I'm Not The One; 13) Unknown Brother;

14) Never Gonna Give You Up; 15) These Days;

[BONUS TRACK:] 16) Howlin' For You (feat. Prins Thomas Diskomiks).

Puntuación:

Año de publicación: 2010

BROTHERS

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2020

Llegamos aquí al punto de inflexión de The Black Keys en cuanto a popularidad y ventas. Ya controlan las posibilidades del estudio y la importancia de conseguir un sonido profesional para dotar de consistencia a las composiciones y además se veían tocados por la varita creativa, pues casi una hora de música, que es lo que encontraremos aquí, parecía un verdadero reto para las evidentes limitaciones y restricciones que presenta la música de este dúo. La portada denota que los Black Keys tenían también su punto de humor.

 

Una de las mejores composiciones hasta la fecha de este dúo era la magnífica ‘Tighten Up’, una de esas canciones que enganchan desde el inicio y luego no desmerecen tal comienzo. La melodía que suena en esa especie de estribillo instrumental que posee es ciertamente imbatible, no se puede ser más sencillo, memorable y efectivo al mismo tiempo. Por si fuera poco, a los dos minutos y medio añaden una nueva y sensacional sección que engrandece todavía más esta composición. Esta última sección más adelante vuelven a reescribirla en cierta manera y de forma instrumental bajo el título de ‘Black Mud’, pero es que con tantas canciones en el álbum es inevitable no encontrar similitudes. Por ejemplo, es comenzar a escuchar ‘Everlasting Light’ y venirnos a la mente inmediatamente ‘Mambo Sun’ de T. Rex, siendo ambas igual de entretenidas aunque ‘Everlasting Light’ queda como una imitación. ‘Never Give You Up’ es directamente una versión, pero que nadie piense en Rick Astley porque la de él se titula ‘Never Gonna Give You Up’. La versionada aquí es una canción de finales de los sesenta que no destaca en comparación con el resto de temas.

 

Lo que esperamos encontrar seguro es consistente blues-rock ligeramente actualizado al siglo XXI, como obtenemos en ‘Next Girl’ o en ‘Howlin' For You’, en la cual falla el estribillo facilón, pues cometen el doble error de extenderlo en demasía, amén de repetirlo; no se entiende, pues, que incluyan una versión extendida a más de siete minutos como contenido adicional del disco. Por otro lado, ‘The Only One’ o ‘Ten Cent Pistol’ son temas que mantienen una cohesión y consistencia instrumental junto a una parte vocal más o menos inspirada, que en conjunto es suficiente para que no suenen a más de lo mismo. Esto último es el pecado en el que incurre ‘The Go Getter’, que no está mal pero ya parecen repetirse en él. Tampoco puede faltar algún riff juguetón como el de ‘Unknown Brother’, pero se podrían haber ahorrado el emplear un ritmo devoto del trip-hop en ‘Sinister Kid, ya que no es una buena decisión para el estilo de estos chicos y tan solo el trabajo de guitarra permite salvar la canción de ser un fallido intento de sonar más modernos.

 

Hacia la mitad del álbum es cuando rebajan un poco el tono y añaden instrumentación relativamente novedosa. El teclado parecido a un clavecín de ‘Too Afraid To Love You’ es lo que le aporta el toque diferencial. De manera análoga, y preludiando de alguna manera el futuro próximo del dúo, en ‘The Only One’ podemos escuchar un sintetizador más prominente de lo habitual y una voz en falsete, para lo que es aquí una agradable balada de medio tempo. Todavía mejor resultado consiguen cuando alcanzan registros entre solemnes y épicos en ‘I'm Not The One’. Por otro lado, ‘These Days’ sirve para finalizar este largo álbum de manera relajada y con un poso sureño al estilo de los primeros The Band.

 

Les quedaba todavía pulir un poco más la composición y corregir unos pocos errores, pero mantenían una línea ascendente que les llevaría a conseguir la perfección (o casi) en su siguiente álbum. Después de tantos años de esfuerzo y tenacidad, habían logrado el merecido premio de lograr unas ventas impensables para un combo de blues-rock en el siglo XXI, si bien esa etiqueta ya se había quedado básicamente obsoleta. La presión de grabar a continuación algo a la altura de Brothers no supondrá ningún problema para unos chicos que tan solo comenzaban a despegar.

EL CAMINO

Año de publicación: 2011

Puntuación:

1) Lonely Boy; 2) Dead And Gone; 3) Gold On The Ceiling; 4) Little Black Submarines;

5) Money Maker; 6) Run Right Back; 7) Sister; 8) Hell Of A Season; 9) Stop Stop;

10) Nova Baby; 11) Mind Eraser.

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The Black Keys seguían lanzados y en racha, y en tan solo un año lanzaban al mercado el que sería el verdadero disco de su consagración como grupo de la primera línea del rock del nuevo milenio. La inspiración a la hora de componer es máxima y ya no tienen problema en moverse por caminos de pop o soul sin perder su esencia de rock. Una clave para esta mejor adaptación es el productor Danger Mouse, quien casi actúa como un miembro más, tocando el teclado y, sorprendentemente, apareciendo como coautor de todas las composiciones (ya no hay versiones) junto al dúo de Carney y Auerbach.

 

Ese solvente blues-rock que siempre esperamos encontrar en los álbumes de los Black Keys, aquí apenas tiene un ejemplo claro mediante ‘Money Maker’. Todo lo demás que encontraremos ya se aleja de alguna manera de esa etiqueta. En ‘Dead And Gone’ y ‘Stop Stop’ hacen una curiosa mezcla de blues-rock con sonido soul de la Motown (acrecentado por la particular percusión), sin perder ni una brizna de poderío. Algo así realizan también en ‘Nova Baby’, donde aparte de tener una pegadiza melodía principal de teclado, en la parte vocal lo bordan con un sensacional estribillo en el cual Auerbach demuestra lo buen cantante que es, pues consigue ir modulando la voz (aunque esté procesada) en su elaborada construcción.

 

El instinto para conseguir pegadizos estribillos más propios del pop resurge en temas como ‘Run Right Back’, llegando justo a continuación en ‘Sister’ a la mayor gloria melódica que puede conseguirse en un tema de pop, conjugando memorables melodías en los estribillos y estrofas, llegando a incluir hasta lo que se podría entender como un segundo estribillo. Temas así cimentaban el prestigio de los Black Keys como una de las bandas líderes del rock en el nuevo milenio. Si alguien comienza a pensar que ‘Little Black Submarines’ es un relajado tema de folk con cierto brío, pasados los dos minutos se sorprenderá gratamente al comprobar cómo se transforma en una épica pieza de rock duro donde emerge lo mejor y lo máximo que puede ofrecer un combo de guitarra y batería. ‘Hell Of A Season’ retoma de alguna manera la grandeza rítmica de ‘Tighten Up’ para dejarnos otra irresistible canción de atractiva parte vocal y cambios de ritmo para que no decaiga la atención. También de ‘Tighten Up’ recoge algo en su inicio ‘Mind Eraser’, para desgranar así un comienzo bien enérgico que luego se desarrolla con algo menos de entusiasmo.

 

Así pues, solo cabía caer rendido ante la avalancha sonora de estos chicos, con mucha experiencia a sus espaldas y en la cúspide de su nivel creativo. Ahora se podían tomar un poco más de descanso, pero volverían sin perder nada de este gran nivel artístico alcanzado.

2021

TURN BLUE

Año de publicación: 2014

Puntuación:

1) Weight Of Love; 2) In Time; 3) Turn Blue; 4) Fever; 5) Year In Review;

6) Bullet In The Brain; 7) It's Up To You Now; 8) Waiting On Words;

9) 10 Lovers; 10) In Our Prime; 11) Gotta Get Away.

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2021

Visto el gran resultado obtenido con El Camino, era casi una obligación que mantuvieran la colaboración con el productor Danger Mouse, pues esa ampliación de la paleta sonora que comportaba había probado ser todo un acierto. Aquí se alejan todavía más de los orígenes de blues-rock e incluso se introducen en la música de baile, pero de la moderna, por supuesto. Esto probablemente le parecerá imperdonable a quienes siguieran al dúo desde los inicios, siempre cercanos al blues-rock mientras que el resto de estilos era la excepción.

 

Desde el comienzo de ‘Weight Of Love’ se aprecia la buena idea de expandir el sonido con nuevos instrumentos, pues disponer de teclado, bajo y una segunda guitarra les sirve para desgranar una épica introducción de dos minutos. Lo que viene después no se queda atrás cuando se valora lo difícil que es encontrar un blues-rock tan pegadizo, algo al alcance de muy pocos. En canciones como ‘In Time’ suenan consistentes y profesionales, creando entramados instrumentales sólidos que son una garantía. Un mejor ejemplo todavía es la canción que da título al álbum, pues no solo aciertan en la arquitectura instrumental, sino que la parte vocal posee gancho y acaba en un celebrado estribillo: “I really don't think you know / There could be Hell below, below”, donde esa ligera pausa cada vez que canta las palabras “below” son el secreto de su gancho.

Como ya se ha dicho, introducirse en la música de baile puede parecer un sacrilegio para el seguidor tradicional del grupo, pero en ‘Fever’ demuestran que saben crear ritmos bailables añadiendo ganchos como la reconocible melodía de teclado y una parte vocal de Auerbach tan emotiva como cualquiera otra de sus grandes canciones. ‘10 Lovers’ también se desarrolla en clave disco pero con un ritmo más decelerado. No menos bailable resulta ‘Year In Review’, donde no olvidan que lo esencial en este caso es sonar pegadizos. Eso sí, para hacer música de baile, lo más clásico para una banda de rock es recurrir a un ritmo tipo Bo Diddley, que es lo que hacen aquí en ‘It's Up To You Now’. Pero era de esperar que los Black Keys no se iban a limitar a ello, pues al minuto y medio se enfrascan en un majestuoso intermedio instrumental donde Auerbach se marca un solemne solo de guitarra antes de volver a recordar una última vez a Diddley.

Vuelven a retomar una estructura cambiante marca de la casa en ‘In Our Prime’, comenzando y finalizando en modo épico (destacando el piano de la introducción), mientras que en la sección central introducen un ritmo más dinámico con una parte vocal interesante. Si no fuera porque suena a otros temas previos, al menos la idea, sería uno de los mejores de este disco. No podía faltar tampoco la parada en el blues-rock épico y pausado, tal cual reaparece en ‘Bullet In The Brain’, donde el cambio de ritmo en el estribillo es toda una delicia mientras escuchamos las notas alargadas de guitarra slide. En ‘Waiting On Words’ Auerbach canta con un falsete sentimental como si quisiera emular a Wayne Coyne de los Flaming Lips, aunque no le sale tan auténtico. 

 

Para el final dejan la que es quizá la única canción que suena a convencional pop-rock, ‘Gotta Get Away’, pero al estilo de los setenta. Es como una despedida descafeinada tanto del álbum como de los Black Keys, quienes se tomarán un largo descanso de cinco años para dedicarse a proyectos paralelos, aunque entonces parecía una disolución para mucho más. Pero puede decirse que lo dejaban todo en lo más alto, en una evolución ascendente y sin pausa que merece su reconocimiento.

LET'S ROCK

Año de publicación: 2019

Puntuación:

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1) Shine A Little Light; 2) Eagle Birds; 3) Lo/Hi; 4) Walk Across The Water; 5) Tell Me Lies;

6) Every Little Thing; 7) Get Yourself Together; 8) Sit Around And Miss You; 9) Go;

10) Breaking Down; 11) Under The Gun; 12) Fire Walk With Me.

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Los rumores de que Patrick Carney y Dan Auerbach se separaron porque no podían ni verse estaban alimentados por los proyectos del segundo en solitario, publicando sus propios álbumes. Sin embargo, este retorno del dúo probaba que la realidad suele estar alejada de la rumorología, tan dañina esta en muchas ocasiones. Precisamente en el vídeo musical de ‘Go’ se toman todo eso a broma y se ríen de ellos mismos mostrando la imagen de que se odian pero les une la pretensión de ganar dinero. En cualquier caso, la motivación para volver fue económica si nos atenemos al contenido del nuevo álbum, pues se dedican a reciclar ideas antiguas y a poner el piloto automático para crear canciones con facilidad.

 

Cuando parece que encontraremos a los Black Keys de siempre, pronto se desvanece el sueño y nos chocamos contra la dura realidad. El poderoso comienzo de ‘Shine A Little Light’ es esperanzador, pero luego se sumerge en caminos bien trillados del rock comercial. De igual manera, la emocionante introducción de pesada guitarra de ‘Every Little Thing’ nos da esperanzas de un retorno a ese blues-rock despiadado y brutal que tanta fama les había proporcionado, pero luego se desarrolla por terrenos ya conocidos de pop-rock que nada aportan. Al menos saben sonar agradables y atesoran suficiente experiencia y profesionalidad para conseguir sin aparente esfuerzo piezas algo convencionales pero aceptables como ‘Sit Around And Miss You’ o ‘Tell Me Lies’. Sin embargo, tan solo la esmerada instrumentación salva temas aburridos como ‘Walk Across The Water’, ‘Breaking Down’ o el blues de ‘Get Yourself Together’ de ser unos desastres.

 

Para un álbum creado con tan poca inspiración, las referencias a otros artistas son variadas, cuando menos más variadas de lo que era habitual. Así, reminiscencias claras a T. Rex asoman en ‘Eagle Birds’, pues recuerda mucho el estilo de canciones como ‘Jeepster’. En las estrofas de ‘Under The Gun’ suenan como unos AC/DC suavizados, mientras que el resto de composición puede tomarse también como una variación de ‘All Right Now’ de Free. En cambio, ‘Go’ suena a The Kinks en muchos aspectos y ellos mismos se encargan de subrayarlo cuando Dan comienza cantando “In the summertime”. ‘Go’ también podría pasar por una variación de ‘Lonely Boy’, de hecho hasta podría servirle el mismo baile del vídeo musical de la segunda.

 

En resumen, lo que transmiten los Black Keys es una decepción total. No se entiende que hayan vuelto para ofrecernos el peor álbum de su carrera, sobre todo cuando se habían separado tras grabar unos álbumes tan excelentes como El Camino y Turn Blue. Deberán esforzarse mucho más en el futuro si no quieren acabar sonando como una caricatura de sí mismos.

2022

DELTA KREAM

Año de publicación: 2021

Puntuación:

1) Crawling Kingsnake; 2) Louise; 3) Poor Boy A Long Way From Home; 4) Stay All Night;

5) Going Down South; 6) Coal Black Mattie; 7) Do The Romp; 8) Sad Days, Lonely Nights; 9) Walk With Me; 10) Mellow Peaches; 11) Come On And Go With Me;

[BONUS TRACK:] 12) Crawling Kingsnake (edit).

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2022

Tras el decepcionante retorno que supuso Let's Rock, parece que el dúo Auerbach/Carney se dio cuenta de que la inspiración para componer se había desvanecido en el aire. Quizá pensaron que para seguir copiando a otros o copiándose a sí mismos, lo mejor era volver a sus raíces y grabar un disco de versiones, quitándose así toda presión de intentar epatar al público. La zona de influencia elegida, como su título indica, es un delta, en concreto el delta del Mississippi, zona de gran riqueza musical e historia del blues. Aunque fuera publicado en 2021, la grabación de este álbum tuvo lugar a finales de 2019, es decir, antes de la pandemia y el consiguiente confinamiento, con la ayuda de varios músicos adicionales. Como por entonces todavía estaba reciente su álbum previo, pues probablemente decidieron posponer su lanzamiento para así tener unos ingresos asegurados un tiempo después.

 

A pesar de que los bluesmen elegidos para versionar son en general muy oscuros, o sea, para quienes no sean unos conocedores del blues, el primero de los temas y elegido como single de presentación del disco sí que es de un viejo conocido: John Lee Hooker. El sonido moderno, consistente y poderoso de ‘Crawling Kingsnake’ nos muestra a un dúo que ha vuelto a sus raíces pero con convicción y aprovechando la experiencia acumulada en su trayectoria artística. De hecho, ‘Do The Romp’ (bajo el título de ‘Do The Rump’) ya la habían incluido en su álbum de debut, el ya lejano The Big Come Up, aquí nuevamente con buen resultado. Esta canción pertenece al bluesman Junior Kimbrough, a quien más recurren aquí con hasta cinco de sus creaciones.

Aunque no se tenga predilección por este estilo, es difícil no prestar atención y sentir simpatía por los ritmos casi bailables como el de ‘Coal Black Mattie’ o el de ‘Sad Days, Lonely Nights’, que enganchan muy pronto por la jovialidad que transmiten. Incluso cuando se muestran más contenidos, como en ‘Stay All Night’ o ‘Going Down South’, llaman la atención porque aúnan la profesionalidad con la pasión que transmiten al tocar esta música, como si estuvieran reivindicando todas las posibilidades que podía ofrecer al oyente moderno una música de otra época. Eso sí, la final ‘Come On And Go With Me’ suena algo más monótona y queda como un final de álbum mejorable en relación con lo que se ha escuchado anteriormente.

Le da un punto esquizoide muy interesante la inclusión de vibrantes solos de guitarra en la mayoría de temas, destacando sobre todo el de ‘Poor Boy A Long Way From Home’, conformado casi como un crescendo donde alcanzan una fiereza que llega a los límites del blues-rock, pues lo siguiente sería ya adentrarse en el rock duro. Pero no es necesario que The Black Keys den ese paso ni mucho menos. Aquí demuestran sobradamente que la decisión de tocar versiones no pudo ser más acertada porque en Delta Kream nos demuestran su conocimiento del blues para adaptarlo a los nuevos tiempos y extraer lo máximo posible de cada composición, algo que poca gente ha podido conseguir, siendo los casos más celebrados los de Eric Clapton o los Allman Brothers. Y ahora los Black Keys.

2024

DROPOUT BOOGIE

Año de publicación: 2022

Puntuación:

1) Wild Child; 2) It Ain't Over; 3) For The Love Of Money; 4) Your Team Is Looking Good;

5) Good Love; 6) How Long; 7) Burn The Damn Thing Down; 8) Happiness;

9) Baby I'm Coming Home; 10) Didn't I Love You.

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2024

Como podemos observar, Delta Kream le sirvió al dúo para, por un lado, tener algo que hacer durante la pandemia y también como manera de calentar motores, compenetrarse como músicos y cohesionarse personalmente para retomar su carrera conjunta. Así pues, muy pronto volvieron a la carga pero esta vez con composiciones originales que, de alguna manera, suponen un muestrario de lo que habían hecho durante su carrera, centrándose sobre todo en el blues-rock que siempre les había acompañado y en lo que habían basado sus comienzos. No escatiman en el enriquecimiento de la música con otros instrumentos y la participación de otros músicos, lo cual siempre supone un acierto para este dúo.

 

De entrada nos ponen una de las canciones más pop y pegadizas del álbum, ‘Wild Child’, que podría pasar por un descarte de la época de Turn Blue y que no es lo más representativo del presente álbum, pues transita sobre todo por el blues-rock como en los viejos tiempos. Sin embargo, es cuando los Black Keys aúnan este estilo con el pop y el rock sin ambages que consiguen sus mejores resultados, como demostrarán en alguna ocasión más como en ‘Baby I'm Coming Home’. En cambio, en ‘It Ain't Over’ se deslizan por la música bailable para que nadie olvide su vertiente más popular, puesto que tampoco solían decepcionar en ese campo. El único momento tranquilo del álbum lo representa ‘How Long’, aunque su ritmo incisivo no permite tampoco descansar mucho al oyente. Pero el apartado vocal es relajante y queda casi como una balada, delicada y cálida, que justo en la mitad del álbum supone un momento de catarsis, sobre todo en su sección central porque es donde se llega al clímax de la canción tanto en la voz como la guitarra de Auerbach. Podría seleccionarse como lo mejor de este disco sin problema.

 

Sin embargo, lo que encontramos aquí en general es un blues-rock de sabor clásico y con ritmo animado, como es el caso de ‘For The Love Of Money’. Y no nos engañemos porque, a pesar de la distorsión, en ‘Burn The Damn Thing Down’ no están haciendo otra cosa que el blues-rock más típico, aunque esto no se les dé mal y por ello encontremos otros ejemplos como ‘Your Team Is Looking Good’, pero recurrir a la distorsión suele ser la excusa para esconder otras carencias y por ello una canción pop como ‘Happiness’ pasa discretamente y sin dejar poso con sólo obviar esa distorsión. Por otro lado, buscan un riff consistente y aciertan tanto en ‘Didn't I Love You’ como en ‘Good Love’, en esta última con la ayuda del guitarrista de ZZ Top y también nos regalan el mejor solo de guitarra del álbum, quién sabe si tocado por este último o por el propio Auerbach. Como vemos, el retorno de The Black Keys ha sido bien digno aunque no consiguen llegar a entusiasmar como en su etapa anterior. Y no se acaba aquí su discografía porque en 2024 vuelven con nuevo álbum de composiciones originales.

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