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THE BIRTHDAY PARTY

PRAYERS ON FIRE

Año de publicación: 1981

Puntuación:

Puntuación:

Puntuación:

1) Zoo Music Girl; 2) Cry; 3) Capers; 4) Nick The Stripper; 5) Ho-ho; 6) Figure Of Fun;

7) King Ink; 8) A Dead Song; 9) Yard; 10) Dull Day; 11) Just You And Me;

[BONUS TRACKS:] 12) Blundertown; 13) Kathy's Kisses.

 

De Melbourne, Australia, surgió esta singular banda de propuesta alternativa y extrema en su totalidad. No se trataba solamente de crear un sonido agresivo e intimidante, sino también que la interpretación vocal fuera en consonancia con ese extremismo, como si nos estuviéramos adentrando en la mente de un lunático y estuviéramos escuchando los sonidos que martillean su cerebro, al mismo tiempo que escuchamos al propio lunático exteriorizando sus demonios internos. El cantante que iba a dar forma a esta pesadilla artística es nada menos que Nick Cave, quien derrocha energía, rabia, cólera y demás emociones negativas a raudales. De los futuros Bad Seeds que acompañarán a Cave, en esta banda (que no era la primera, ya que antes ambos habían formado The Boys Next Door) está también el multiinstrumentista Mick Harvey. Y el tercer miembro importante de este quinteto es el guitarrista Rowland S. Howard, ya que entre los tres se reparten la mayoría de composiciones. Una amalgama de Captain Beefheart, Pere Ubu y Joy Division son las influencias más claras que pueden detectarse en esta peculiar música, entre muchas otras.

 

Hay que estar bien mentalizad@ para comenzar a escuchar a The Birthday Party, porque no es precisamente un grupo para todos los gustos y las primeras escuchas (y las siguientes seguro que también) son difíciles y desconcertantes. Eso sí, por mucho que se intente, cuesta acostumbrarse a los berridos lunáticos de temas como ‘Figure Of Fun’ o ‘King Ink’, el cual además puede sonrojar a cualquier hispanohablante (al menos de España) por la manera de pronunciar “cha, cha, cha, cha…”. Aunque lo que ya se pasa de rosca es la voz forzadamente grave de ‘Capers’, cuyo humor negro tampoco resulta fácil de entender. Pero que los gritos de Cave no nos eviten apreciar la elaborada parte de guitarra de ‘A Dead Song’, una canción muy devota de Pere Ubu. De igual manera, entre tanto extremismo musical pueden atisbarse notables melodías pop como la que encontramos en el estribillo de ‘Blundertown’: “I'm drowning and there is no relief from”.

 

Como cabía esperar de un grupo con talento, cuando relajan la tensión y exponen las melodías en primer término, consiguen pequeñas joyas primerizas como ‘Ho-Ho’, que en esta caso está cantada por Howard. Mediante ‘Cry’ toman el relevo de Joy Division pero llevando más al límite el ambiente opresivo y amenazante. Aunque cuando Cave recuerda más con su voz a Ian Curtis es en ‘Dull Day’, de magnífica parte instrumental que engancha desde el inicio por su ritmo donde se compaginan magistralmente el teclado, el bajo y la batería. También ha de destacarse el mantra punk de ‘Zoo Music Girl’ mediante el que inician el álbum.

 

Para una banda tan intimidante, sorprende que echen mano del music-hall para algunas composiciones, lo cual era también un indicio de que existía un sustrato artístico en la banda. ‘Kathy's Kisses’ es más previsible en cuanto a la teatralización de la parte vocal de Nick acompañado de una estructura musical basada en el piano, pero ‘Just You And Me’ es el music-hall llevado a los extremos máximos de la locura, con una salvaje letra en primera persona sobre un psicópata, lo cual, en comparación con ‘Psychokiller’ de Talking Heads, deja a la canción de estos últimos como inofensiva total. Esa teatralización de Cave para adoptar la personalidad del personaje de cada canción elimina cualquier idea de que en ‘Nick The Stripper’ esté hablando de sí mismo, ya que se trataría de otra invitación al mundo de la demencia.

 

El aspecto principal de The Birthday Party es que poseían un sonido arrollador que en energía podía ser igualado o incluso superado por otros, pero en ningún caso con la calidad que atesoran estos chicos. Cuando un@ se ha acostumbrado al avasallamiento sónico al que nos someten, puede apreciar las cuidadas estructuras musicales y un buen puñado de detalles instrumentales que sobresalen, aunque en este LP de debut se muestran algo irregulares en determinados momentos, algo que cuidarán mejor en el futuro inmediato.

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JUNKYARD

Año de publicación: 1982

Puntuación:

1) Blast Off!; 2) She's Hit; 3) Dead Joe; 4) The Dim Locator; 5) Hamlet (Pow, Pow, Pow); 6) Several Sins; 7) Big-Jesus-Trash-Can; 8) Kiss Me Black; 9) 6" Gold Blade;

10) Kewpie Doll; 11) Junkyard;

[BONUS TRACKS:] 12) Dead Joe (2nd version); 13) Release The Bats.

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Si en el disco anterior decíamos que la impresión que dejaba era como si nos introdujéramos en la mente de un lunático, en esta asistimos como testigos en tercera persona a los actos y declamaciones de ese lunático. Esa exteriorización de irracionalidad y demencia interpretada por Cave puede decirse que explota al final en la canción que da título al álbum, donde el martilleo de la batería y los trallazos de guitarra sirven para crear una asombrosa atmósfera insana donde la intimidación y la curiosidad abruman equilibradamente al oyente, de tal manera que resulta imposible no prestar atención ante una interpretación tan convincente. Bueno, la brutalidad que transmite esta canción, igual que prácticamente todo el álbum, no es precisamente para todos los públicos y por ello es mejor abordarlo desde una perspectiva científica y emocional, puesto que esta música no es para disfrutarla plácidamente tumbad@ en el sofá. Así que no todo el mundo podrá llegar hasta el final en esta aventura psicótico-psicológica.

 

Aunque a primera vista no lo parezca, hay bastante diversidad en el sonido y, sobre todo, en la manera en que la guitarra de Howard enfoca cada tema. Por ejemplo, si buscamos sonidos industriales, hay unos abrumadores en ‘The Dim Locator’. Al sonar Nick tan atascado en ‘Dead Joe’, debido a que pretende imitar sarcásticamente a Santa Claus, el resultado es bastante flojo. En los bonus tracks podemos encontrar una segunda versión todavía más extrema. Cuando se aprecian las melodías en primer plano, sobre todo si son excepcionales melodías como las de ‘6" Gold Blade’, el resultado es oro puro. Una cosa es llevar la música hasta extremos poco transitados y otra bien distinta hacerlo de una manera cuidada y emocionante.

 

No es hasta que llega ‘Several Sins’ que Cave rebaja su propia tensión vocal para parecerse más al Nick Cave que conocemos, sin que ello signifique que no emplee una poesía directa e impetuosa. La sección rítmica suena más artística que nunca, mientras que la guitarra de Howard actúa en principio como instrumento rítmico para luego dedicarse a ir soltando algunos trallazos enérgicos y alguna que otra vibrante melodía. A continuación, la irreverente ‘Big-Jesus-Trash-Can’ con sus berridos desaforados deja claro que lo anterior ha sido solo un breve respiro. El comienzo fulgurante de ‘Kiss Me Black’ luego se atenúa con algunas paradas que, lejos de apaciguar el tono, paradójicamente la dota de más brío en cada retorno, sin esconder el afán provocativo de su letra. Por otro lado, el personaje de Hamlet modernizado y caracterizado como un celoso vengativo y criminal aparece en ‘Hamlet (Pow, Pow, Pow)’, cuyos “pow” son cantados por Nick de tal manera que podamos sentir en nuestro cuerpo toda la violencia del acto criminal.

 

La truculenta y brutal historia de ‘She's Hit’ suena terrorífica en la voz de Cave, junto a una instrumentación que mantiene una tensión desquiciante a base de mantener un ritmo lento pero pulsante. Ese lacerante machismo personificado en la irracionalidad de la interpretación de Nick reaparece más adelante en ‘Kewpie Doll’, donde el bajista realiza el mejor trabajo del todo el álbum. También ha de reconocerse su brillantez en el bonus track ‘Release The Bats’, publicada como single, puesto que junto a los cambios de ritmo del batería y la distorsión angustiosa de la guitarra, la convierten en una pequeña joya que se ha recuperado. Originalmente, en Junkyard tampoco estaba incluida su cara B, ‘Blast Off!’, aquí colocada al inicio como adecuada introducción al álbum, ya que Nick va desgañitándose gradualmente conforme va avanzando el tema y nos sumerge así en el demente mundo interior de su contenido, sin que nos demos cuenta hasta que ya es tarde.

 

Otro difícil y ahuyentador álbum que requiere una preparación previa para soportar tal vendaval de sonido y sensaciones negativas. Sigue siendo una experiencia (casi) única y, además, cualitativamente las composiciones son en general de un gran nivel. Si se presta atención, pueden observarse los diferentes enfoques musicales que se aplican a las canciones, estando todo mucho más elaborado de lo que aparenta. Sin embargo, el recorrido de esta efímera banda iba a llegar pronto a su punto final. Diversos problemas personales de algunos miembros y la diferente visión artística no les permitirá sobrevivir más allá de un par de EP’s al año siguiente.

MUTINY / THE BAD SEED

Año de publicación: 1989

Puntuación:

1) Sonny's Burning; 2) Wildworld; 3) Fears Of Gun; 4) Deep In The Woods;

5) Jennifer's Veil; 6) Six Strings That Drew Blood; 7) Say A Spell; 8) Swampland;

9) Pleasure Avalanche; 10) Mutiny In Heaven.

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Los dos EP’s publicados por The Birthday Party como epitafio de su escueta trayectoria fueron recogidos unos años después en este álbum, aprovechando seguramente el tirón comercial que había alcanzado Nick Cave en solitario. Los EP’s originales, bajo los respectivos títulos de Mutiny y The Bad Seed, habían sido publicados en 1983 y marcan lo que sería la carrera posterior de sus miembros, ya que Cave y Harvey seguirían juntos y por eso aquí colaboran como compositores en una proporción mayor de la habitual, casi los únicos en The Bad Seed, título que además proporcionaría el nombre del siguiente proyecto. También participa por primera vez, aunque solo en una canción, el multiinstrumentista (preferentemente guitarrista) alemán Blixa Bargeld, futuro miembro de los Bad Seeds y entonces iniciando su carrera con su vanguardista banda Einstürzende Neubaten.

 

Las cuatro primeras canciones se corresponden con el EP The Bad Seed. El instinto asesino del maníaco interpretado por Cave reaparece en ‘Sonny's Burning’, introducida por una percusión rockabilly que hacen pensar en The Clash si no fuera por la esquizofrénica parte vocal, que incluye esa espeluznante invitación inicial: “Hands up! who wants to die?”. Cuando parece que tenga arcadas, como ocurre en algunos momentos de ‘Wilworld’, ciertamente ruboriza escucharle, aparte de que rompe la buena ambientación conseguida. Paradójicamente, lo que más parece adelantar en este EP lo que será el futuro paso en la carrera de Cave es lo más flojo de este álbum en global, puesto que el minimalismo de ‘Deep In The Woods’ no consigue elevarlo por encima del sonido industrial de cualquier banda similar y además suena muy poco atractiva. Por otro lado, la estructura musical de ‘Fears Of Gun’ es demasiado repetitiva y la percusión demasiado arrolladora, pero su último minuto es impresionante, una descomunal demostración de incisivo rock psicológico no apta para todos los públicos.

 

Más parecido a lo que será la carrera de Nick Cave & The Bad Seeds resulta ser el EP Mutiny, que originalmente se componía de cuatro canciones a las que se han añadido dos más en esta edición en CD: ‘Pleasure Avalanche’ y ‘Six Strings That Drew Blood’, esta última siendo además regrabada posteriormente con peor resultado para su inclusión en el segundo álbum de Cave tras la disolución de The Birthday Party, ya que aquí es toda una píldora de energía que va cogiendo fuerza conforme avanza; el ritmo marcado en las estrofas es hipnótico y la guitarra se marca unas memorables melodías que pueden pasar desapercibidas si no se presta suficiente atención. En cambio, ‘Pleasure Avalanche’ es lo más convencional de este segundo EP. Es decir, para lo convencional que puede ser otro de sus temas amenazantes.

 

El espectacular ritmo penetrante de ‘Mutiny In Heaven’ es otro motivo más que suficiente para no obviar este álbum. Puro rock psicológico. Las atmósferas más opresivas y kafkianas aparecen en ‘Swampland’, donde se palpa la angustia y el terror del protagonista, incapaz de escapar de sus perseguidores y consciente de su segura muerte. Resulta espeluznante cómo Cave consigue interpretar al personaje de una manera tan realista, acompañado por un agresivo ritmo que mantiene en vilo todo el tiempo. Por otro lado, ‘Jennifer's Veil’ es de carácter más narrativo, donde sutilmente va elevándose el tono de tal manera que se pasa de una cierta indiferencia inicial hasta una tensión máxima que denotaba el dominio que estaba tomando Nick en sus interpretaciones vocales, como vuelve a demostrar en la similar ‘Say A Spell’.

 

Así pues, acababa de esta manera la carrera de The Birtday Party, toda una experiencia para los sentidos aunque no queda claro hasta qué punto es recomendable esta experiencia. Ciertamente no es para todos los públicos, pero la singularidad de la propuesta es más que evidente. Nótese también el afán provocador de la portada al incorporar una cruz gamada y otros símbolos que invocan violencia. En la nueva etapa con los Bad Seeds, se rebajará el tono tanto musical como vocal para buscar otro tipo de historias que abran un nuevo mundo de expresividad literario-musical, de amplias posibilidades que se irán explorando sucesivamente.

HEE-HAW

Año de publicación: 1989

Puntuación:

1) Mr. Clarinet; 2) Happy Birthday; 3) Hats On Wrong; 4) Guilt Parade;

5) The Friend Catcher; 6) Waving My Arms; 7) Catman; 8) Riddle House; 9) A Catholic Skin; 10) The Red Clock; 11) Faint Heart; 12) Death By Drowning; 13) The Hair Shirt.

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Finalmente, para acabar con este repaso a la producción de los Birthday Party nos retrotraemos exactamente al inicio de todo, es decir, lo que grabaron antes de la publicación de Prayers On Fire, incluso bajo el nombre que poseían inicialmente como banda: The Boys Next Door. Curiosamente, no se incluye nada del LP de debut de estos últimos, sino el EP Hee Haw de 1979 (que se corresponde con las últimas cinco canciones) más el LP The Birthday Party de 1980, el cual curiosamente se cuenta tanto como el último de The Boys Next Door como el primero de los Birthday Party. Respecto a lo ya conocido no encontraremos nada especialmente novedoso, sino los orígenes algo inseguros todavía pero con paso firme de estos chicos, con las cosas muy claras respecto al rock psicológico extremo que pretendían implementar.

 

Así pues, comencemos por los temas finales, que como ya se ha dicho pertenecen al EP Hee Haw que cronológicamente es anterior al resto de este álbum (si bien en el LP The Birthday Party se recuperaría con buen criterio ‘The Hair Shirt’). La terminología religiosa, tan presente en la carrera de Nick Cave, aquí aparece de forma primeriza y poco profunda en ‘A Catholic Skin’, donde los músicos todavía no demuestran la destreza necesaria para ensamblar los diferentes cambios de ritmo que posee, como tampoco se lucen en ‘Death By Drowning’ cuando juegan con la tensión musical y los efectos sonoros que incluyen un chirriante violín. La floja ‘Faint Heart’ suena a los primeros Joy Division, cuando se llamaban Warsaw y se limitaban a repetir un ritmo hasta la saciedad para que su cantante fuera cantando lo que se le pasara por la mente en ese  momento. En cambio, la guitarra es espectacular en ‘The Hair Shirt’, aparte de poseer un incisivo ritmo repleto de cambios y paradas. De alguna manera, suenan como unos Talking Heads de los inicios (incluida la manera de cantar de Nick) pero con una mayor mordiente en la instrumentación. Una sensación similar deja ‘Waving My Arms’ (ya fuera de este EP), que es como si al primer David Byrne le hubiera dado un ataque psicótico de verdad y el resto se acoplara musicalmente a esa crisis mental.

 

En cuanto a los temas del álbum titulado originalmente como The Birthday Party, los dos primeros son sensacionales. El pegadizo ritmo de ‘Mr. Clarinet’ recuerda en su frivolidad a los primeros The Cure y, de manera análoga a estos últimos, supone una inesperada canción con mucho gancho. No se sabe bien si es un clarinete lo que suena (parece más bien una guitarra distorsionada) pero esa melodía del estribillo instrumental es imbatible. Esos detalles más propios del pop reaparecen nuevamente en ‘Guilt Parade’ y vuelven a mostrarnos así otro tema de insospechado atractivo sonoro, donde curiosamente también se escuchan instrumentos de metal o lo que sea que se le parezca. No se olvidan tampoco del humor, añadiéndole un falso final. El nombre de la banda tiene su origen en la canción ‘Happy Birthday’, verdadero manifiesto de su entrada en el mundo de la música. El título sugiera felicidad y jolgorio, pero la interpretación de Cave crea la aterradora visión de un peligroso lunático al cual nadie se atrevería siquiera a felicitarle el cumpleaños, todo bajo un espectacular ritmo muy adictivo. Para valorar el poderío de este tema, nada mejor que compararlo con el siguiente, ‘Hats On Wrong’, donde el ritmo algo más lento y la falta de mayores detalles instrumentales la hace pasar con mayor discreción dentro del shock que supone escuchar una música tan intimidante.

 

En ‘The Friend Catcher’, donde se pueden escuchar los “hee-haw, hee-haw” que dan título al presente álbum, se lanzan a un sonido industrial, chirriante y esquizofrénico, demasiado amenazante para el oyente. Mejor resultado consiguen en un tono similar en ‘Catman’, terrorífica canción sobre un depredador sexual. También resultan interesantes los ritmos nada triviales de ‘Riddle House’, en el cual repiten parte del melódico riff de ‘Mr. Clarinet’.

 

Y aquí, con el comienzo de su historia, se acaba el repaso a la discografía de The Birthday Party, una banda no apta para todos los públicos ni para mentes cerradas. Su aportación a la música supuso una nueva vertiente maníaco-psicológica que, en realidad, tampoco tenía muchos visos de poder evolucionar más allá de lo que hemos podido ver. Pero ahí queda su legado y una buena cantidad de espeluznantes temas para los que se ha de ir bien preparado mentalmente. Nick Cave en solitario tampoco abandonará nunca ese componente psicológico, pero abrirá todas las posibilidades que ofrecía hacia nuevos caracteres y visiones líricas.

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