A principios de los ochenta, en Los Ángeles (California) volvía a florecer una generación de grupos que echaban la mirada atrás a esa riqueza musical que había emergido a mediados de los sesenta, con grandes bandas como The Doors, The Byrds o Love. En el caso de las Bangles, eran un cuarteto de chicas que primero se hicieron llamar The Bangs y que, originalmente, estaba formada por las hermanas Peterson (la guitarrista Vicki y la baterista Debbi), Susanna Hoffs en la guitarra rítmica y Annette Zilinskas en el bajo. Aunque en un cortometraje de 1982 dirigido por la madre de Hoffs con John Cassavetes de protagonista, donde las Bangles hacen una fugaz aparición, en vez de Zilinskas aparece otra chica junto al resto, aunque esto quizá fuera debido a las circunstancias del momento. Tras cambiar su nombre a Bangles y grabar un EP homónimo de debut (de cuyo contenido hablaremos más adelante en la recopilación Ladies and Gentlemen… The Bangles!), la bajista original se marchó y entró Michael Steele, una de las fundadoras de The Runaways. Quedaba conformado así el cuarteto que grabará este álbum de debut, una pequeña joya del pop-rock que mostraba a unas chicas con talento y entusiasmo, así como inspiradas en la música de dos décadas antes.

 

En la formación que hemos repasado, hay un detalle importante que no podemos obviar: no hay teclados ni sintetizadores. ¿Pero cómo es eso? ¿Uno de los grupos comerciales en plena década de los ochenta que no emplea sintetizadores? Pues eso ya vendría poco después, pero en sus inicios las Bangles eran un grupo de guitarras y sin artificios, con un sonido perfecto y muy pulcro, por cierto. Aparte, tan solo encontraremos dos versiones, el resto son composiciones originales donde se perfilaba como lideresa natural Vicki Peterson, autora de todas ellas con coautoría de Susanna Hoffs únicamente en cuatro. El liderazgo posterior de Hoffs sería ya forzado e impulsado por el marketing discográfico, pues su voz es la que tiene mayor personalidad y su bello rostro encajaba de manera ideal con la comercialización musical de la década, basada en buena medida en la imagen. Pero en sus inicios, antes de ver adulterada su carrera, las Bangles se basaban en secciones rítmicas dinámicas, un cohesionado juego de guitarras con precisos solos de Vicki y, como elemento siempre diferenciador, unos juegos de voces de gran nivel.

 

En el comienzo del álbum ya nos muestran las cartas de lo que nos ofrecerán, pues nos captan el interés desde el principio con el vehemente ritmo de ‘Hero Takes A Fall’ y la voz tan personal y con tantos matices de Susanna, un indicativo de que no estamos ante un grupo cualquiera. En realidad la voz suena tímida en los principios de estrofa, pero va ganando confianza hasta llegar al final del estribillo donde demuestra que los rangos altos no son un obstáculo para ella. Aunque las Bangles se enfilan hacia el pop jovial, tienen un sustrato de rock que les permite mostrarse consistentes en canciones más tenaces como ‘Restless’, donde buscan el rock más afilado y vuelven a salir triunfantes por aprovechar a la perfección las virtudes de la banda. El riff de guitarra más afilado del disco lo encontraremos en ‘He's Got A Secret’, pero la pieza más dura (es decir, al rock más duro al que podían llegar las Bangles) resulta ser ‘Silent Treatment’, donde acaban desgañitándose un poco, podríamos decir que al estilo de los primeros Police, los que tenían todavía un pequeño rastro de punk.

 

El párrafo anterior parece dar a entender que el sonido de la banda es contemporáneo al estar algunas canciones influidas por los restos escasos de punk que quedaban en esos años, pero nada más lejos de la realidad, pues las Bangles homenajean principalmente al pop de los años sesenta y de una manera muy directa y sencilla. De esta manera, se relajan un poco con canciones más sencillas como ‘Dover Beach’, donde emulan a The Byrds e incluso en la recta final la guitarra de Vicki evoca la melodía que tocara McGuinn para inmortalizar la versión folk-rock de ‘Mr. Tambourine Man’. Por el comienzo de ‘James’ y su marcado bajo de entrada, parece que nos vayamos a adentrar algo en el punk, pero luego transita por un pop jovial al estilo de los primeros Hollies, los de Nash. En cuanto a ‘More Than Meets The Eye’, representaría la obligatoria incursión en el pop orquestal para que podamos apreciar por última vez el talento genuino que poseían para ensamblar sus voces.

 

Como ya se ha dicho, se incluyen un par de versiones, una de ellas una composición del socorrido Emitt Rhodes perteneciente al debut con su primera banda. Así pues, ‘Live’ permite aquí que estas chicas desplieguen su calidad vocal y la perfección con la que ensamblan los diferentes timbres de cada una de ellas. La otra versión era contemporánea total, pues ‘Going Down To Liverpool’ pertenece a Katrina and The Waves, por entonces todavía unas desconocidas porque hasta 1985 no obtendrían su éxito mundial mediante ‘Walking On Sunshine’. En la presente versión ganan en velocidad aunque salen perdiendo en el apartado vocal, sin que ello signifique desmerecer la notable interpretación de Debbi Peterson. Y bueno, el riff de guitarra desgranado por su hermana Vicki se muestra mucho más poderoso que el original. Todo eso nos sirve para recalcar que en los tempos rápidos consiguen unos resultados excepcionales al conjuntar ritmos atrayentes con melodías vocales pegadizas, donde los juegos de voces ya completan la pintura de lo que debe ser un tema pop perfecto, con excepcionales ejemplos como ‘All About You’, donde aparte podemos disfrutar de unos solos de guitarra que nos transportan también a esa época dorada de segunda mitad de los sesenta. Otra píldora de energía es ‘Tell Me’, donde el despliegue vocal es espectacular, con unos contrapuntos emocionantes y unas melodías sensacionales. Este tema es heredero directo del McCartney de Help!. Como vemos, las referencias a los años sesenta son omnipresentes.

 

Nos queda por tanto un sensacional debut que hacía pensar en una prometedora carrera en función de la progresión que pudieran alcanzar. Sin embargo, muy pronto sucumbirán a la vida de estrellas musicales y bajarán el ritmo, de tal manera que nos quedaremos siempre con la duda de qué podrían haber conseguido de haberse aislado de ese mundo tan tentador y absorbente. Y bueno, quedémonos con lo que probablemente sea el mejor álbum grabado por un grupo de mujeres sin que haya una intervención significativa de hombres por medio. Y ojalá hubiera seguido así esa proporción, pues probablemente les hubiera ido mejor a nivel artístico.