CLÁSICOS DEL ROCK 2
THE 13TH FLOOR ELEVATORS
THE PSYCHEDELIC SOUNDS OF THE 13TH FLOOR ELEVATORS
Año de publicación: 1966
Puntuación:
Puntuación:
Puntuación:
1) You're Gonna Miss Me; 2) Roller Coaster; 3) Splash 1 (Now I'm Home); 4) Reverberation; 5) Don't Fall Down; 6) Fire Engine; 7) Thru The Rhythm; 8) You Don't Know;
9) Kingdom Of Heaven; 10) Monkey Island; 11) Tried To Hide.
Quién hubiera dicho que de un estado tan conservador como Texas iba a surgir una de las primeras y más psicodélicas bandas estadounidenses de todos los tiempos. Los miembros principales fueron sus dos guitarristas, el solista Sutherland, pero quien más fama adquirió por sus excentricidades que le llevaron a terminar internado en un psiquiátrico para evitar la cárcel fue el otro guitarrista, Roky Erickson. Hay un tercer miembro esencial para entender el sonido característico de la banda, aunque sin él el apartado musical habría salido beneficiado. Nos referimos a Tommy Hall y su botijo eléctrico, cuyo sonido inunda toda la música de los 13th Floor Elevators como si fuera un molesto insecto al que hay que acostumbrarse. Las primeras veces hace gracia escucharlo, pero luego parece más una molestia, aunque al final ni se nota si no se le presta especial atención. Menos mal. Pero bueno, Hall era también compositor dentro de la banda y tampoco era cuestión de excluirlo del estudio de grabación.
El primer éxito y el más conocido de la banda (sobre todo porque fue incluido posteriormente en el legendario recopilatorio Nuggets) fue el enérgico ‘You're Gonna Miss Me’, que suena a los primeros The Who pero en plan psicodélico-garaje gracias a su arrollador sonido. Recoge también todos los ingredientes de esta banda y en su mejor acepción. Son memorables tanto el verso del estribillo (“You didn't realize”) como el puente donde acaban cantando “I'm not comin' home!”, además de su perfecta estructura que encapsula en dos minutos y medio todo lo mejor que podía ofrecer el rock psicodélico en estos humildes orígenes. Mediante ‘Splash 1 (Now I'm Home)’ demuestran que también saben componer canciones lentas en clave psicodélica que, para el año 1966, era adelantarse a lo que los Jefferson Airplane estaban deseando conseguir. Otros buenos ejemplos son ‘Don't Fall Down’ y sobre todo ‘You Don't Know’, en la cual consiguen llegar a una gloria melódica que en Estados Unidos y entonces estaba al alcance de pocos nombres como The Byrds. En realidad esta última tampoco puede considerarse como una canción lenta y menos cuando hacia la mitad se lanzan a un memorable pasaje instrumental, algo amateur pero muy emocionante donde luego se vuelve a sumar la parte vocal, acelerándose todo un poco más en la coda.
No parece que en su momento tuvieran mucha repercusión, mucho menos fuera de los Estados Unidos, pero el intrigante ritmo de ‘Roller Coaster’ posiblemente pudo influenciar a Pink Floyd para su ‘Lucifer Sam’, ya que Syd Barrett era un consumidor compulsivo de sustancias lisérgicas y quizá estuviera al tanto de la música asociada a tales costumbres. El súbito cambio de ritmo pasado el primer minuto es toda una sorpresa y nos sumerge en una interesante jam donde, como siempre, debemos sustraernos del ubicuo sonido del botijo. En ‘Reverberation’ y ‘Tried To Hide’ es al contrario, puesto que parece que parten del estilo y el riff introductorio de los Beatles en ‘I Feel Fine’ para volver a sumarse a la fiesta psicodélica que sobrevuela todo el disco. Los dos guitarristas crean estructuras de cierta complejidad que denotan la seriedad con la que se tomaban su música, como por ejemplo en ‘Thru The Rhythm’. No se trata tan solo de plasmar una experiencia sensorial, sino de hacerlo a través de composiciones elaboradas y nada triviales.
A finales de los setenta, Television incorporarían ‘Fire Engine’ a su repertorio en directo, pero cambiándole el título para apropiársela vergonzosamente, tal cual ha quedado reflejado en su álbum en directo The Blow-Up. Y aquí no es precisamente de lo mejor, aunque el título de composición más floja se va sin duda hacia ‘Kingdom Of Heaven’ por su falta de melodías. En cualquier caso, la única objeción general que puede afirmarse es el sonido tan similar y monocorde en muchos casos, de tal manera que en la recta final del álbum ‘Monkey Island’ pasa casi desapercibida al no ofrecer nada novedoso u original, sino más de lo mismo.
En definitiva, estamos ante un álbum muy consistente y sin apenas fisuras que se le pueda objetar. El sonido amateur es un lastre que se sacudirán para su siguiente obra, pero el entusiasmo y la frescura que se desprende aquí son también parte de su encanto. No así el botijo eléctrico, que es un mal menor ineludible. Ah, y muy importante: no es necesario estar bajo los efectos de ninguna sustancia psicotrópica para disfrutar de esta música.
EASTER EVERYWHERE
Año de publicación: 1967
Puntuación:
1) Slip Inside This House; 2) Slide Machine; 3) She Lives (In A Time Of Her Own);
4) Nobody To Love; 5) Baby Blue; 6) Earthquake; 7) Dust; 8) Levitation;
9) I Had To Tell You; 10) Postures (Leave Your Body Behind).
Las buenas sensaciones que habían transmitido en el debut fueron confirmadas, ampliadas y mejoradas en su continuación. Easter Everywhere se conforma como la obra madura, compensada y repleta de excitantes melodías que definiría a una banda líder del movimiento psicodélico. Por supuesto, no falta la dosis extra de botijo eléctrico para que podamos diferenciarlos rápidamente de cualquier otro grupo. Pero la gran diferencia respecto al álbum de debut es que ese sonido de garaje que lo había caracterizado aquí desaparece casi por completo.
Tal es la confianza con la que afrontaban su segunda obra que se atreven con una composición de ocho minutos, ‘Slip Inside This House’, repleta de detalles y con variaciones suficientes para que no decaiga el interés. Además de la aguerrida parte principal, cuando parece que va a ser todo el tiempo lo mismo, llegan esos cambios de acorde en la parte donde cantan “There is no season when you are grown / You are always risen from the seeds you've sown”, que sirven además para llegar a otra nueva parte vocal igual de emocionante. Conforme un@ se introduce en esta pieza, más engancha su concepción. Algo similar ocurre también con la pieza que cierra el álbum, ‘Postures (Leave Your Body Behind)’, ya que bajo un ritmo atractivo pero algo repetitivo, no parece que vaya a ocurrir nada más interesante hasta que llegan diversos cambios con sus correspondientes acordes pegadizos de guitarra, como el iniciado a partir del “Yes, yes, yes”.
El guitarra solista Sutherland compone en solitario y canta la movida ‘Nobody To Love’, tan influenciada por los Jefferson Airplane que por su título podría parecer una respuesta a ‘Somebody To Love’. Pero igualmente posee las melodías vocales más emocionantes de todo el álbum. En un principio, ‘Slide Machine’ no llama la atención más allá del omnipresente botijo eléctrico, pero cuando suenan esos acordes tras cada “Trying to, trying to, trying to get back to you”, comienza a deleitarnos, y cada uno de los intermedios instrumentales son de una emoción tremenda, cómo puede sonar la guitarra tan psicodélica y épica al mismo tiempo. La emoción no decae un ápice con ‘She Lives (In A Time Of Her Own)’, aunque el verdadero toque original sean los inesperados coros que embellecen el resultado final. Por otro lado, ‘Earthquake’ suena tan consistente como un terremoto, pero adolece de falta de melodías.
Lo único que desentona en este disco es sin duda la versión lisérgica de ‘It's All Over Now, Baby Blue’ (recortando su título a ‘Baby Blue’), que suena como si los Byrds se hubieran puesto a tocarla bajo la influencia del LSD tomado con un plato de fabada. Como curiosidad tendría un pase, pero se hace demasiado pesada durante cinco minutos. Una balada acústica como ‘Dust’ tampoco puede decirse que sea una decisión acertada y, aunque no sea un fallo estrepitoso como la versión de Dylan, lo cierto es que queda como otro momento muy flojo del disco. Los 13th Floor Elevators en principio no están hechos para las baladas contemplativas, pero en el caso de ‘I Had To Tell You’ consiguen un resultado aceptable y además parece que toman inspiración en Dylan, ya que la entonación de los versos “If you fear I'll lose my spirit / Like a drunkard's wasted wine” recuerda a ‘Chimes Of Freedom’. Eso sí, cuando parece que en este álbum lo mejor está concentrado al principio, nos llega una nueva píldora de energía mediante ‘Levitation’, cuyo ritmo y sobre todo el estribillo levantan el ánimo a cualquiera.
No es un álbum perfecto, pero Easter Everywhere se muestra como una obra hipnótica y emocionante, desarrollando un juego de guitarras lisérgicas con la que pocos podían competir. El dudoso hipnotismo del botijo eléctrico ya merecería un tema aparte, pero en aquella época toda novedad era bienvenida aunque algunas ideas hayan quedado desfasadas muy pronto.
LIVE
Año de publicación: 1968
Puntuación:
1) Before You Accuse Me; 2) She Lives (In A Time Of Her Own); 3) Tried To Hide;
4) You Gotta Take That Girl; 5) I'm Gonna Love You Too;
6) Everybody Needs Somebody To Love; 7) I've Got Levitation;
8) You Can't Hurt Me Anymore; 9) Roller Coaster; 10) You're Gonna Miss Me.
Los discos en directo de los años sesenta son en su mayoría deficientes en cuanto a sonido y, cuando no es así, cabe sospechar que se ha empleado el viejo truco de grabar en directo en un estudio y luego añadir el sonido ambiente. Esa sospecha está aún más justificada con un grupo de bajo presupuesto como los 13th Floor Elevators, sin capacidad económica para hacerse con un equipo de grabación tan bueno como para conseguir un sonido casi perfecto como el que escuchamos aquí. La realidad es que la casa discográfica quiso aprovechar el tirón comercial de la banda y para ello tomó grabaciones desechadas y tomas alternativas, añadiendo sonido ambiente de conciertos, el típico truco barato de la época. El resultado es, por tanto, un despropósito a todas luces.
Lo más curioso es que ‘Tried To Hide’ acaba sonando demasiado caótica, como si fuera una grabación de un concierto de verdad, ya que contiene un final cacofónico entre el sonido ambiente y los instrumentos pobremente mezclados. En cuanto a ‘I've Got Levitation’, señalar que se trata en realidad de ‘Levitation’, ya que según la edición de Easter Everywhere de que se trate, puede llevar un título u otro.
Encontramos un par de composiciones nuevas que denotan su carácter de outtakes, es decir, que podrían haberse quedado archivadas y en el olvido. Una de ellas es una balada bastante floja titulada ‘You Gotta Take That Girl’. Y ya que hay en este álbum un par de versiones de R&B pasadas ligeramente por el tamiz psicodélico, los propios 13th Floor Elevators aportan su propia composición en ese estilo, ‘You Can't Hurt Me Anymore’, que es entretenida pero poco más. En cuanto a las versiones, en la de ‘Everybody Needs Somebody To Love’ parece que estén imitando a los Rolling Stones, incluso Erickson da la impresión de estar haciendo de Jagger. La versión que queda más graciosa es la de ‘I'm Gonna Love You Too’ de Buddy Holly, parece hasta una broma cuando escuchamos a Erickson haciendo los “ah, ah, ah, ah”.
En cualquier caso, los mejores momentos se consiguen con interpretaciones que pueden tomarse como copias casi exactas de los equivalentes de estudio (‘I've Got Levitation’, ‘She Lives (In A Time Of Her Own)’, ‘Roller Coaster’), es decir, que son tomas alternativas que apenas varían lo que ya conocíamos. Así pues, este álbum es por un lado una estafa y por otro una inutilidad, aunque las tomas alternativas poseen también su interés.
BULL OF THE WOODS
Año de publicación: 1969
Puntuación:
1) Livin' On; 2) Barnyard Blues; 3) Til Then; 4) Never Another; 5) Rose And The Thorn;
6) Down By The River; 7) Scarlet And Gold; 8) Street Song; 9) Doctor Doom;
10) With You; 11) May The Circle Remain Unbroken.
Como sabemos, la psicodelia fue un movimiento fugaz que se creó en 1966, tuvo su apogeo en 1967, descendió en 1968 y luego desapareció súbitamente sin dejar casi rastro. Durante 1968 fue grabado Bull Of The Woods, en medio de grandes discusiones y turbulencias en el seno de la banda. Para cuando se publicó en 1969, fecha ya muy tardía, el grupo ya se había disuelto y además Erickson comenzaría una larga estancia en cárceles (por posesión de drogas) y centros psiquiátricos, estableciendo así el certificado de defunción de los 13th Floor Elevators. Echando un vistazo a los créditos, lo que llama poderosamente la atención es que el guitarrista Sutherland acapara casi todas las composiciones como autor o coautor, señal de que el sentido unitario de grupo se estaba diluyendo… ¡Ni siquiera escucharemos apenas el botijo eléctrico!
Los típicos acordes de rock que se emplean como introducción de ‘Livin' On’ ya son indicativos de que la originalidad del grupo se estaba evaporando tan rápido como el movimiento del cual provenían y habían sido pioneros. Su falta de melodías y de un estribillo apropiado también juega en su contra, y tan solo se salva por el sonido envolvente que consigue transportarte a un trance similar a lo que habían conseguido en los años previos. La falta de ideas es tan evidente que más o menos repiten la misma introducción en ‘Down By The River’, donde aparte suenan como unos imitadores de la Creedence Clearwater Revival. De igual manera, el blues-rock de ‘Barnyard Blues’ apenas presenta nada que pueda recordar que estamos ante una banda psicodélica. Más estrambótico resulta ‘Til Then’, donde entran en el territorio del pop psicodélico pero de tal manera que nos hace pensar más en unos Monkees sonando como los 13th Floor Elevators que en la opción inversa y correcta.
El comienzo de álbum nada prometedor consigue ir mejorándose a partir de ‘Scarlet And Gold’ (recuperando los coros etéreos), aunque previamente ‘Rose And The Thorn’ ha servido para recordar que esta banda no había perdido toda su mordiente rockera. Pero se agradece mucho poder disfrutar de, como mínimo, una consistente y diversa sección rítmica que esté acompañada de las afiladas guitarras de Sutherland y Erickson, aunque es el primero es que insufla más vida con sus solos. De ‘Street Song’, ‘Doctor Doom’ y ‘With You’ puede decirse que siguen más o menos los mismos parámetros y no llaman especialmente la atención, aunque al menos son enérgicas y mantienen el interés. Eso sí, en el caso de ‘Street Song’, a partir de los dos minutos llega una sensacional sección instrumental repleta de fuerza que la convierte en la mejor canción de todo el álbum.
Tan solo dos temas llevan la autoría de Erickson y son bastante ilustrativos de lo que estaba ocurriendo, uno de ellos por lo confuso y el otro por lo espiritual. Las atropelladas trompetas de ‘Never Another’ son un desatino tan grande como la canción completa, un batiburrillo sin rumbo de pésima producción en el que se distingue en primer lugar un riff principal que acaba perdiendo fuelle en su continuada repetición. Mucho más sencilla es ‘May The Circle Remain Unbroken’, que parece una demo a la que se han añadido algunos efectos, puesto que ni siquiera hay batería. En ella escuchamos la voz y la guitarra eléctrica de Roky como elementos principales para crear un efecto de mantra psicodélico que es la elección idónea como final de la banda, ya que sus problemas mentales acabaron derivando su vida hacia los manicomios. Quedó así la incógnita de cuál hubiera sido la evolución de los 13th Floor Elevators, ya que la psicodelia había llegado a su punto muerto, y no está nada claro si hubieran sobrevivido artísticamente.
THE PSYCHEDELIC WORLD OF THE 13TH FLOOR ELEVATORS
Año de publicación: 2002
Puntuación:
CD I: … 12) Everybody Needs Somebody To Love; 13) Before You Accuse Me;
14) You Don't Know; 15) I'm Gonna Love You Too; 16) You Really Got Me; 17) Splash 1;
18) Fire Engine; 19) Roll Over Beethoven; 20) The Word; 21) Monkey Island;
22) Roller Coaster.
CD II: … 11) Splash 1; 12) Kingdom Of Heaven; 13) You're Gonna Miss Me;
14) She Lives (In A Time Of Her Own); 15) Reverberation; 16) You're Gonna Miss Me;
17) We Sell Soul; 18) Fire In My Bones; 19) Levitation Blues;
20) Slip Inside This House (single version).
CD III: ... 22) Wait For My Love; 23) Splash; 24) Right Track Album;
25) Radio spot for Bull Of The Woods album.
Ya en el siglo XXI se editó esta extensa recopilación que abarca a lo largo de tres discos los cuatro álbumes publicados por la banda durante su exiguo período de vida, así como actuaciones en directo y otras rarezas, incluido el primer single publicado bajo el nombre de The Spades. Es, por tanto, todo lo que pueda asociarse al grupo en esos años frenéticos de finales de los sesenta.
En la segunda mitad del primer disco encontramos la grabación de un concierto de 1966 en San Francisco, es decir, todo un hallazgo arqueológico de sus comienzos. Obviamente, la calidad del sonido no es muy buena, pero lo suficiente para poder escucharlo sin fruncir el ceño. Bueno, a menos que el botijo eléctrico ya te haga fruncir el ceño sin importar lo demás, ya que el botijo está omnipresente y a veces se escucha mucho más que el resto de instrumentos. Pero podemos entender mejor lo que era el grupo en directo, ya que el timo de Live no merece ni ser recordado. Como cabe esperar del presente concierto, se mezclan canciones del primer álbum con un buen puñado de versiones, algunas de las cuales no son sorpresa por haber aparecido en el citado Live. Lo más destacado de las interpretaciones, aparte de la evidente novedad del sonido psicodélico, muy bien ejecutado en directo, es la voz de Roky Erickson, quien parece que provenga de otra era y además reproduce a la perfección todo tipo de registros, sobre todo los más desaforados (le hubiera sobrado la imitación de un mono en ‘Monkey Island’). Eso sí, para cantar la versión psicodélica de ‘I'm Gonna Love You Too’ de Buddy Holly, no parece el cantante apropiado. Cabe destacar también los seis minutos de duración de la versión de ‘You Really Got Me’ de los Kinks, ideales para que el grupo se lance a una jam instrumental que aquí más bien parece un caos sonoro, pero sin caer en atonalidades ni nada parecido. Sin embargo, la versión más sorprendente que encontramos, por lo inusual de la elección, es ‘The Word’ de los Beatles, que además es de lo mejor de este concierto junto a ‘You Don't Know’ y ‘Roller Coaster’.
No hemos comentado que una gran sorpresa de este concierto de San Francisco es no encontrar la canción emblema de la banda: ‘You're Gonna Miss Me’. Esta incidencia queda solventada en el segundo disco, que recoge este tema junto a otros cuatro pertenecientes todos a un concierto de 1967 en Texas, con mejor calidad de sonido todavía, lo cual se agradece ya que es la época de Easter Everywhere y presentaban una madurez de sonido más que evidente. Hasta ‘Kingdom Of Heaven’ suena potente y consistente. La única objeción que se le puede hacer es que no mejoran nada de sus equivalentes de estudio, pero son buenas interpretaciones. En ese segundo disco encontramos también el single publicado por The Spades, banda seminal de lo que llegaría a ser los 13th Floor Elevators, con una versión primeriza de ‘You're Gonna Miss Me’ (más garage y menos psicodélica) y una especie de imitación de ‘Gloria’ de Them titulada ‘We Sell Soul’, que es en realidad una precuela de ‘Don't Fall Down’ de su disco de debut. Análogamente, y tal como su título permite intuir, ‘Levitation Blues’ es una versión instrumental de ‘Levitation’. La única canción que realmente quedó inédita en su momento es ‘Fire In My Bones’, la cual mantiene los parámetros del álbum de debut y hubiera encajado bien allí.
En el tercer y último disco encontramos también un par de canciones inéditas: el olvidable pop de ‘Wait For My Love’ y una sugerente pieza acústica titulada ‘Right Track Now’. También en formato acústico aparece una versión ‘Splash 1’, donde lo único que chirría un poco es la armónica.
Como cabe esperar de un grupo tan poco valorado en su momento y de carrera tan breve, no encontraremos aquí ninguna joya perdida ni nada suficientemente relevante. Puede escucharse con curiosidad, pero nada más llama especialmente la atención y por tanto no se recomienda adquirir este box set, salvo que nunca se haya escuchado nada de esta banda, en cuyo caso bien vale la pena adquirir todas sus grabaciones de una manera tan sencilla como esta.