McDONALD & GILES
2023
McDONALD & GILES
Año de publicación: 1971
Puntuación:
1) Suite In C; 2) Flight Of The Ibis; 3) Is She Waiting?;
4) Tomorrow's People - The Children Of Today; 5) Birdman.
2023
El cisma de los primeros King Crimson derivó en el segundo álbum en la salida continuada de sus miembros, de tal manera que para el tercer álbum, Lizard, tan solo quedaba Robert Fripp de los miembros originales. De ellos, el percusionista Michael Giles y el teclista y saxofonista (u otros instrumentos de viento) Ian McDonald se unieron para grabar este sensacional y poco conocido álbum que desafortunadamente no tendría luego continuidad. Recordemos que McDonald había sido la fuerza motora de King Crimson a nivel compositivo, pues fue autor o coautor de todo el contenido del inmortal In The Court Of The Crimson King, aparte de conformar el sonido inicial de la banda con su majestuoso empleo del Mellotron y su exquisitez con los instrumentos de viento. Todo ello es lo que encontraremos en el presente disco, que de alguna manera representa cómo podía haber evolucionado King Crimson de haber continuado en la banda estos compañeros. Respecto a Giles, es obligado hablar expresamente de él porque aquí demuestra que es un grandísimo percusionista, de los que no necesitan una técnica superior o una velocidad endiablada (que también nos lo muestra) porque con su instrumento sabe transmitir emociones, algo muy complicado cuando uno se dedica a dar golpes.
Como todo grupo de rock progresivo que se precie, el álbum se divide en piezas extensas y algunas más cortas. La ‘Suite In C’ comienza como si fuera una demo, con una voz que parece salida de un megáfono, pero esa sensación de demo es por el minimalismo que aplican estos chicos, un minimalismo que va evolucionando como si fuera un crescendo camuflado. Con la entrada de los coros sobre los dos minutos y medio empieza una brillante sección donde todo suena más elaborado y la batería de Giles nos regala su maestría con una demostración de versatilidad y cambios de ritmo hasta llegar a una velocidad frenética, mientras la flauta de McDonald le acompaña en primer lugar, para luego sucederle el piano y, por último lugar, ambos instrumentos intentando competir en velocidad y frenesí con la batería. Pasados los seis minutos entra una sección algo más calmada, si bien la vibrante batería nos mantiene en vilo. La parte vocal llega a un soberbio lirismo al estilo de lo que conseguirán Pink Floyd en los coros intermedios de ‘Atom Heart Mother’. Esto nos llevará luego a una sección más animada pero liderada por un saxofón algo vulgar porque suena demasiado juguetón. No es que mejore mucho más lo que queda de suite, puesto que incluso añaden una sección de blues bastante convencional, así que ‘Suite In C’ queda algo irregular en su desarrollo aunque con algunos momentos espléndidos. Pero bueno, nadie ha dicho que estábamos ante una obra convencional. De hecho, lo único “normal” que encontraremos en este álbum es la pieza acústica ‘Is She Waiting?’, tan solo guitarra y voz pero sin perder el lirismo especial que saben transmitir.
Para quien esté ávida/o de poder encontrar bellas baladas como las que aparecían en los dos primeros álbumes de King Crimson, aquí tiene un diamante musical titulado ‘Flight Of The Ibis’, de angelical apartado vocal y celestial estribillo. La única composición aportada por Giles es ‘Tomorrow's People - The Children Of Today’, una canción totalmente futurista porque en 1970 era impensable escuchar a un cantante sobre una base rítmica exclusivamente de percusión. Esto sí que es proto-hip-hop de verdad. Conforme avanza se irán añadiendo otros instrumentos, engrandeciendo el sonido y la composición, pero lo mejor es el deslumbrante estribillo donde emocionan tanto la voz como la vitalista percusión. Luego llega un intermedio instrumental de tres minutos que es más el show de Giles que otra cosa, pero no un show vacuo como suele ocurrir con los bateristas, sino una extensión de lo que transmite este tema a través de la percusión, para finalmente retomar la sección inicial, incluidos los instrumentos de viento que ya anunciaban el comienzo. También cabe destacar la relajante coda con la voz etérea cantando “Tomorrow's people will have the world”.
La pieza más larga es la que cierra el álbum, ‘Birdman’, que sobrepasa los veinte minutos. Se ha de tener mucha paciencia con ella porque se desarrolla de manera muy lenta y debemos esperar hasta llegar a los nueve minutos para llegar a la primera sección verdaderamente admirable. Pero antes tendremos una primera sección con apartado vocal que suena al costumbrismo de Giles, Giles & Fripp, aquella interesante primera formación de Robert Fripp y Michael Giles (y su hermano Peter), en 1968, que oficialmente no presagiaba lo que llegaría a ser King Crimson (aunque luego se descubriría en los archivos el llamado The Brondesbury Tapes, una brillante muestra de que evolucionaron muy rápidamente). A los cuatro minutos llega una sección más exaltada que, una vez entra el saxofón, nos recuerda a la improvisación de ‘21st Century Schizoid Man’ de King Crimson. Pero claro, es que se trata del mismo músico.
Como decíamos, es a los nueve minutos cuando el asunto se pone interesante de verdad, pues empieza a sonar una hermosa melodía de piano acompañada de una omnipresente percusión que se va desarrollando lentamente mientras cada vez se van añadiendo más instrumentos y detalles instrumentales al conjunto, creando un sensacional crescendo de rock progresivo hasta llegar casi a los quince minutos de la pieza. A partir de entonces la belleza no decae porque la sección final es también asombrosa, iniciada por unos inmaculados coros. Luego el teclado nos presentará otra hermosa melodía diferente a la anterior, a partir de la cual realizarán el mismo tratamiento de implementarla en forma de crescendo hasta llegar al apoteósico final donde instrumentos y coros se transfunden en un conjunto de sabor clásico.
Cuando uno acaba de escuchar este álbum por primera vez, todavía no habrá apreciado todo su potencial pero sí que habrá percibido que se trata de una obra muy especial y superior a la media. Conforme se vuelve a escuchar más veces y uno/a se familiariza con las diferentes secciones y las memorables melodías que se distribuyen por las composiciones, se acaba rendido ante tanta belleza e inteligencia. Una lástima que la primera formación de King Crimson se separara, porque juntos se hubieran seguido complementando a la perfección y quién sabe si hubieran podido igualar o incluso superar a la monumental In The Court Of The Crimson King. Lo que sí resulta muy necesario es ensalzar esta singular obra de McDonald & Giles para que no acabe olvidada. La belleza alegra la vida.