GRYPHON
2023
GRYPHON
Año de publicación: 1973
Puntuación:
1) Kemp's Jig; 2) Sir Gavin Grimbold; 3) Touch And Go; 4) Three Jolly Butchers;
5) Pastime With Good Company; 6) The Unquiet Grave; 7) Estampie; 8) Crossing The Stiles; 9) The Astrologer; 10) Tea Wrecks; 11) Juniper Suite; 12) The Devil And The Farmer's Wife.
2023
El rock progresivo siempre bebió directamente de la música clásica y por ello la música de la Edad Media y del Renacimiento llegó a ser influencia clara para muchos de ellos, tanto en lo lírico como en lo estrictamente musical. En grupos como Genesis, Renaissance y, sobre todo, Gentle Giant, son evidentes esas influencias. La diferencia en Gryphon es que fue fundado por cuatro músicos alejados del rock que provenían del mundo académico, es decir, con formación musical de conservatorio. Esto significa también que su acercamiento a la música antigua es reflexivo y concienzudo, basado en un conocimiento experto en la materia, lo cual supone una gran ventaja que les permite sonar genuinos y veraces. Eso sí, que nadie busque nada más que música tradicional o composiciones originales que emulan el mismo estilo. Los arreglos de rock todavía no eran una opción para el grupo y desde el principio ya nos hacemos una idea clara de lo que va este debut.
Comenzamos a partir del instrumental ‘Kemp's Jig’ con alegres y variadas melodías que podrían provenir de la Fira de Tots Sants de Cocentaina o de músicos populares de cualquier ciudad medieval de la vieja Europa si nos trasladáramos en el tiempo. Tal es la autenticidad que transmiten estos músicos, sin contar la sensacional estructura del tema, repleto de saltos melódicos cada cual más memorable que el anterior. Por ejemplo, ese inciso llevado rítmicamente por el clavecín que aparece a los cincuenta segundos y que es una delicia. No decae la grandeza en la siguiente canción, ‘Sir Gavin Grimbold’, de súbitos cambios de ritmo y más sensacionales melodías que nos mantienen mentalmente en el medievo sin esfuerzo. Para poder entender mejor lo excepcionales que son estas piezas, que son ambas tradicionales, podemos compararlas con otros instrumentales como ‘Estampie’ o ‘Tea Wrecks’, más convencionales en lo que esperaríamos escuchar como música medieval popular y sin melodías atrayentes. Ellos mismos son conscientes de esa carencia e introducen por medio de ‘Estampie’ una melodía de ‘Over The Rainbow’, la canción de la película El mago de Oz, pues su duración de cinco minutos es bastante alta para este tipo de piezas.
Según nos cuentan en el libreto los miembros del grupo, la pieza estrella es su propia composición conjunta ‘Juniper Suite’ y en ella puede decirse que nos muestran todos sus recursos (lo que podemos escuchar a lo largo del álbum) a través de variadas secciones donde van turnándose para lucirse instrumentalmente en algún momento. La única pega que se le puede poner a esta composición es que la única melodía interesante es la inicial, interpretada de diferentes maneras y tempos, siendo la mejor de ellas la que encontramos llegando a los cuatro minutos, más lenta y solemne. Hay tiempo también para darle protagonismo a la guitarra (clásica, por supuesto) y eso llega en ‘Touch And Go’ y, como mejor ejemplo, en ‘Crossing The Stiles’, ambas composiciones originales. Por el contrario, si nos imaginamos cómo sería el canto jovial dentro de una taberna medieval, podríamos hacernos una idea de que sería algo como ‘Three Jolly Butchers’, de canto atascado pero impecable instrumentación, o como la más discreta ‘The Devil And The Farmer's Wife’.
La persona conocedora del folk británico recordará ‘The Unquiet Grave’ de alguna interpretación de los Steeleye Span, quizá con título diferente. En cualquier caso, aquí suena en toda su grandeza primigenia con ese sabor auténtico que saben imprimir los Gryphon. Para quienes busquen algo similar pero con un ritmo más animado, pueden dirigirse a ‘The Astrologer’ y quedarán agradecidos porque posee también atrayentes melodías vocales. Nos encontraremos algún instrumental llamativo más, como ‘Pastime With Good Company’, pero al fin y al cabo se trata de música popular tradicional, motivo por el cual tampoco puede ensalzarse este álbum tanto como se debería, pues probablemente existan combos de estilo similar de los que nunca tendremos noticia. Y bueno, Gryphon aparecen en esta web por su salto al rock, no por sus excelentes interpretaciones del cancionero tradicional. Pero para quien ame la música por encima de todas las cosas (por encima incluso de la electricidad), quedará contento con este disco.
MIDNIGHT MUSHRUMPS
Año de publicación: 1974
Puntuación:
1) Midnight Mushrumps; 2) The Ploughboy's Dream;
3) The Last Flash Of Gaberdine Tailor; 4) Gulland Rock; 5) Dubbel Dutch; 6) Ethelion.
Muy poca información puede encontrarse sobre Gryphon, pero sí podemos leer en el libreto del CD que la inspiración para este nuevo álbum vino tras la composición por parte de Richard Harvey de la música para la interpretación teatral de La tempestad de William Shakespeare. Esa música es la que aquí aparece como la suite que da título al álbum, con una duración de casi veinte minutos. Por tanto, la idea de álbum transicional para Gryphon en su evolución desde la música tradicional o antigua hacia el rock progresivo viene determinada por esa pieza de larga duración. Pero no busquemos más respecto a esto último, pues la palabra rock se antoja todavía demasiado apresurada para definir la música del grupo. Lo que sí es novedoso (e incluso audaz) es que una banda que había debutado sin apenas componer nada nuevo escoja aquí el polo opuesto, esto es, que el contenido de Midnight Mushrumps es a base de composiciones originales excepto en uno de los temas.
Como decíamos, ‘Midnight Mushrumps’ es una suite variada pero sin embargo con poca electricidad todavía. Al principio es más contemplativa en su implementación, pero a los cinco minutos entramos en la mejor sección de todas las que contiene, más animada y con melodías más épicas. Eso sí, dura muy poco el momento y ya se relaja todo demasiado, como si hubieran buscado un contraste que no acaba de convencer. El sonido a veces es casi inaudible de tanto que llegan a rebajar el tono por momentos. En cualquier caso, se trata de una pieza que transita por diferentes estados de ánimo pero sin alcanzar apenas las cotas memorables que uno espera del rock progresivo, llegando a un supuesto clímax sobre los dieciséis minutos que tampoco consigue el impacto esperado. Por otra parte, la variada estructura de ‘Dubbel Dutch’ es su mejor baza, pues aun sin llegar a ser tan memorable como en los mejores logros de la banda, al menos resulta entretenida de escuchar.
La única pieza cantada y la única que es tradicional en este disco es ‘The Ploughboy's Dream’, que no acaba de convencer a pesar de que acaban acelerando el ritmo y el tono va creciendo, pues resulta algo repetitiva. Sin embargo, siempre es interesante escuchar música antigua (o composiciones nuevas sobre música antigua) con los instrumentos correspondientes, pero falta añadir más ganchos para que un tema como ‘The Last Flash Of Gaberdine Tailor’ no resulte monótono. Y bueno, cuando llega ‘Gulland Rock’, pronto nos damos cuenta que su parsimonia es debida a que la palabra rock se estará refiriendo a una roca, no a la música rock. Afortunadamente, cerca de los cuatro minutos llega una sensacional sección más enérgica y más acorde a lo que esperábamos en principio de este tema, aunque sigue siendo breve en comparación con el resto del tiempo.
Para encontrarnos/reencontrarnos con la grandeza de este grupo nos debemos dirigir a la final ‘Ethelion’, donde debemos obviar la tosca introducción de chillidos para disfrutar de un muestrario de memorables melodías medievales. Lo mejor comienza a partir del minuto y medio, que es cuando aparece la melodía principal que glorifica esta pieza tan deslumbrante y evocadora, acompañándonos hasta el final con diferentes instrumentos y una especie de crescendo que acaba encumbrando la composición hasta su abrupto final. Aun así, no acaba de convencer la preferencia del grupo por los temas extensos, pues todavía no dominan la composición y eso deja una sensación de irregularidad a lo largo del álbum, a pesar de su glorioso final.
RED QUEEN TO GRYPHON THREE
Año de publicación: 1974
Puntuación:
1) Opening Move; 2) Second Spasm; 3) Lament; 4) Checkmate.
La transición y transformación final de Gryphon en un grupo de rock se establece en este álbum conformado por cuatro piezas largas que se inspiran en una partida de ajedrez (de ahí los títulos que podemos ver). Esta transformación no significa que se pierda la esencia original, pues la influencia de la música medieval inglesa estará siempre ahí, afortunadamente. De otra manera, hubiera significado la vulgarización de Gryphon. Pero no, estos chicos consiguen aquí su obra más consistente y elaborada con cuatro extensas composiciones originales.
Pronto demuestran que se han convertido en una banda de rock de verdad porque en ‘Opening Move’ buscan el impacto rápido. En cualquier caso, aparecerá un exquisito solo de piano cuando ha transcurrido poco más de un minuto y luego le toma el relevo el oboe como instrumento principal, pero la potente percusión siempre se lleva el protagonismo cada vez que entra en escena. Llegando a los cinco minutos llega una sutil melodía de las que cuesta reconocer pero que poseen ese sabor medieval único que convierte a esta banda en interesante. Y sobre los siete minutos les vuelve a entrar la apetencia por el rock y se lanzan a tocar a una velocidad vertiginosa antes de acabar en modo relajado este primer tema. O quizá deberíamos llamarlo movimiento en vez de tema, tanto por la forma sinfónica de las piezas como por la connotación ajedrecística de la palabra “movimiento”.
Muy pastoral se inicia ‘Second Spasm’ con su flauta dulce trovadoresca, pero dura solo un minuto hasta que entran los acordes rockeros, alternándose esa estructura a lo largo de su duración. Una de las más bellas melodías del álbum es la que escuchamos en el comienzo de ‘Lament’. Como ocurre con el resto de piezas, posee también sus momentos de animación y también en ellos se añaden sensacionales melodías de las que uno se queda con ganas de volver a escuchar a pesar de la extensa duración de los temas. La que busca impactar desde el inicio es, como resulta obvio, ‘Checkmate’, pues la jugada de mate final es el colofón de la partida de ajedrez y del álbum. Deja una cierta sensación de divagación en sus primeros minutos, pero puede entenderse este movimiento final como una especie de muestrario de todo lo que podía ofrecer esta banda: lirismo, bucolismo, técnica, fortaleza, energía, improvisación… Nuevamente es la flauta la que aporta una deslumbrante melodía principal que se potencia con la participación del resto de instrumentos
Las preguntas que surgen tras escuchar este álbum son o pueden ser: ¿Se trata de un álbum de rock progresivo? ¿Está indicado para jugar al ajedrez o para que lo entiendan los jugadores de ajedrez? ¿Se puede recrear mentalmente esa partida imaginaria que refleja la música? Pues la respuesta no está del todo clara para ninguna de esas preguntas, así que es mejor olvidarse de cualquier clasificación musical y de cualquier asociación con el ajedrez. Lo mejor es centrarse en la música y disfrutar de estas composiciones variadas que nos muestran la cúspide artística de Gryphon.
RAINDANCE
Año de publicación: 1975
Puntuación:
1) Down The Dog; 2) Raindance; 3) Mother Nature's Son;
4) Le Cambrioleur Est Dans Le Mouchoir; 5) Ormolu; 6) Fontinental Version;
7) Wallbanger; 8) Don't Say Go; 9) (Ein Klein) Heldenleben.
Gryphon tuvieron el privilegio de acompañar como teloneros a Yes en una gira por Estados Unidos a finales de 1974, lo cual posiblemente les abrió la mente a una nueva manera de entender la música, ya que habían dado ese paso decisivo hacia el lenguaje del rock. De esta manera, la transformación de Gryphon en un grupo de rock progresivo fue todavía un paso más allá y en este álbum diversificaron su sonido de una manera asombrosa. Lo positivo que tenía esta banda es que sus músicos provenían del mundo academicista y por ello tenían una capacidad técnica apta para todo lo que quisieran hacer, así que la única suspicacia posible ante esta conversión en grupo ecléctico era el apartado de la composición. Es encomiable diversificar el sonido, pero que eso esté sustentado en unas composiciones con melodías y ganchos.
Es toda una sorpresa encontrar de entrada un ritmo funk como el de ‘Down The Dog’, lo cual junto a las diversas melodías, unas complejas y otras de estilo medieval, nos hacen pensar en la influencia de Gentle Giant, sobre todo cuando estos últimos también habían empleado en algunas ocasiones el funk para animar sus composiciones. La pieza que da título al álbum posee una estructura muy original, no porque sea un crescendo (lo cual no es original), sino porque ese crescendo está iniciado con unos sintetizadores en bucle donde gradualmente van apareciendo los instrumentos y melodías que se irán sucediendo y desarrollando con variaciones, tal como corresponde a unos grandes músicos como los de Gryphon. Acaba con unos sonidos de tormenta que enlaza con su versión de ‘Mother Nature's Son’ de los Beatles (o más concretamente de Paul McCartney), que no aporta nada nuevo pero siempre es un placer escuchar delicadas melodías cuando están en buenas manos
Bajo un ritmo de reloj (idea quizá tomada del ‘Time’ de Pink Floyd) transita la breve ‘Ormolu’ y sirve de introducción para ‘Fontinental Version’, una composición desconcertante que se inicia al estilo de cualquier canción tranquila de Fairport Convention y que de repente cambia a inusitado rock más bien de Gentle Giant por sus complejas melodías. En el intermedio instrumental también demuestran todos su destreza, pero al final deja la sensación de que aquí han unido dos composiciones totalmente diferentes. Vuelven a sonar a Fairport Convention (los de “Babbacombe” Lee, más bien) en ‘Don't Say Go’, aportando otro espacio de relajación y afabilidad. Copian el ritmo de ‘Somethin' Else’ del malogrado Eddie Cochran para la introducción de ‘Wallbanger’, aunque por medio se desvían del rock y nos vuelven a deleitar con agradables melodías de corte medieval. Se les debe perdonar la broma de mal gusto de ‘Le Cambrioleur Est Dans Le Mouchoir’, donde parece que intentan conseguir otro ejemplo de música tabernera (en este caso sería de taberna bretona) como la de ‘Three Jolly Butchers’ de su debut, pero aquí les sale un engendro en todos los aspectos.
Cuando de verdad aciertan en este álbum es cuando se fijan en los Jethro Tull progresivos y consiguen la espectacular suite ‘(Ein Klein) Heldenleben’, repleta de secciones, cambios de ritmo y vibrantes melodías. Como ejemplo de esto último, solo cabe escuchar estupendas melodías como la de teclado que aparece sobre los dos minutos o el delicioso piano sobre los 4:20 minutos. A lo largo de sus dieciséis minutos nos deleitaremos con precisos solos de unos grandes músicos que aúnan rock y clasicismo con maestría. Y la fortaleza del rock no solamente la consiguen con la guitarra eléctrica, sino con todo su repertorio de instrumentos. Pero también hay momentos de tranquilidad como por ejemplo sobre los siete minutos, donde aparece un solo de flauta dulce que recuerda a piezas como esa vieja nana irlandesa titulada ‘Tura Lura Lura’. Y como corresponde a todo gran grupo de rock, hacia el final encontramos un solemne solo de guitarra en una sección que podría haber firmado un grupo como Pink Floyd. Es la mejor manera de finalizar este álbum que abría un horizonte prometedor para el grupo por la variedad de estilos a los que podían acogerse con garantías, aunque su nivel de ventas siempre será escaso.
TREASON
Año de publicación: 1977
Puntuación:
1) Spring Song; 2) Round & Round; 3) Flash In The Pantry; 4) Falero Lady;
5) Snakes And Ladders; 6) Fall Of The Leaf; 7) Major Disaster.
La apertura estilística mostrada en Raindance finalmente tuvo una gran utilidad en la trayectoria del grupo, tal como evidencia la evolución positiva que supone Treason respecto al álbum previo. Siguen mostrándose diversos, abiertos a jugar con los instrumentos y estructuras de las composiciones, pero ahora con la experiencia acumulada para añadir ganchos melódicos que proporcionen notoriedad a su producción. Se hicieron con los servicios de un letrista que les escribió todas las letras del álbum y eso se nota, pues ahora es como si estuvieran cantando poesía de la época medieval. Si contamos que en el libreto aparecen seis músicos como miembros de la formación, puede decirse que Gryphon se había transformado en un septeto, contando al letrista. Esto supone un enriquecimiento instrumental que juega a favor de un grupo de estas características.
En la introducción de la reseña de Raindance hablábamos de que Gryphon había salido de gira como teloneros de Yes, pero es en Treason donde se puede hablar de la influencia que tuvieron Yes en ellos. Se muestran valientes y de entrada colocan el tema de diez minutos ‘Spring Song’, cuyos primeros minutos se dedican a una vibrante introducción instrumental que bien podrían haber firmado los compañeros de Jon Anderson en sus mejores momentos. Luego entra la parte vocal bajo un tono más reposado pero bajo un entramado instrumental muy melódico y emotivo que nos dirige a un memorable estribillo (primero instrumental) que seguro que le dio más de una idea a Genesis para que escribieran al año siguiente su exitoso ‘Follow You Follow Me’. A los cinco minutos cambia el panorama porque vuelve el espíritu de Yes, pero de los grandes Yes de Fragile, para una sección más enérgica y con un apartado vocal épico. Antes de llegar a un excelente solo de guitarra volveremos a escuchar con mayor brío y con voz el estribillo instrumental de la primera sección (que será cantado más veces como un leitmotiv), demostrando así la maestría de la banda con la tensión musical para ir incrementando el tono hasta llegar al clímax con todas las herramientas a su alcance.
Quien quede extasiado/a con este comienzo y quiera más, puede dirigirse a otra extraordinaria balada titulada ‘Fall Of The Leaf’, en este caso completamente reposada de principio a fin y con deslumbrantes y emotivas melodías vocales e instrumentales, guiadas por el hermoso piano de Harvey. En cambio, la balada ‘Round & Round’ es más formal, pero está ejecutada de manera exquisita y posee un ostentoso estribillo más cercano a la ostentosidad de la música clásica que a la pomposidad del rock progresivo llevado al sinsentido. Y bueno, a los tres minutos cambia por completo en una sección instrumental que parece dirigirse en las melodías a algo tipo ‘America’ de Leonard Bernstein. Sin embargo, se muestran algo infantiles con las voces en las estrofas de ‘Falero Lady’ e intentan arreglarlo con un estribillo más solemne, pero queda como lo más discreto del álbum. Lo curioso es que ya en los últimos veinte segundos podemos escuchar uno de los mejores solos de guitarra del álbum.
El ritmo principal de ‘Flash In The Pantry’ es de funk, pero luego posee tantos cambios de ritmo que uno no sabe cómo definirla. De hecho, hacia la mitad aparece un inciso donde se transforma en algo muy raro. Tan raro porque se trata de una percusión entre étnica e industrial (¡industrial en 1977!) que acompaña a unos coros medievales. El único tema instrumental del álbum es ‘Snakes And Ladders’, que retoma el estilo de sus inicios por la riqueza de sonidos que logran gracias a la diversidad de instrumentos empleados y el sonido medieval-popular que interpretan. El bajo, la batería y el saxofón nos recuerdan que Gryphon ya son una banda de rock, pero todo realizado con un estilo ejemplar que amalgama la música clásica con el rock y el jazz.
Para finalizar este asombroso álbum nos dejan un tema tranquilo y agradable, ‘Major Disaster’, que posee uno de esos estribillos memorables que apuntan alto, muy alto, también muy al estilo de los mejores Yes. Por si fuera poco, nos regalan un intermedio instrumental de flautas dulces como recuerdo de la singularidad de este grupo. A pesar de que, como hemos visto, los primeros y los últimos minutos de este álbum nos hacen recordar a Yes, lo demás es de un estilo propio que probablemente sólo tenga Gryphon. O sea, puede haber grupos que alcancen un sonido similar para algunos temas, pero no con la diversidad mostrada por Gryphon en un único álbum y con esa maestría instrumental nunca reñida con la melodía. ¿Que son un grupo injustamente olvidado? Pues rotundamente, sí. Y Treason es un motivo más que suficiente para interesarse por la buena música y hacer justicia a unas personas que demostraron creatividad, esfuerzo y honestidad. Como después de este grandísimo álbum seguían pasando desapercibidos para el mundo, Gryphon decidirán disolverse definitivamente porque sin apoyo no hay motivación. Una lástima para la música. Volverán ya en el siglo XXI, pero cuarenta años después nunca puede volver a ser lo mismo.